Era sábado en la mañana. El día estaba muy caluroso y yo me encontraba en entrenamiento de Voleibol. Llevaba puesta una pequeña minifalda blanca y rosa y una camiseta ombliguera de los mismos colores.
Mi entrenador desde hace mucho me miraba con gran deseo y en sus ojos podía ver que se enloquecía cada vez que mi falda se levantaba mientras jugaba, dejando ver el short tan sexy que siempre me ponía.
Aquel día sus miradas se tornaban más sensuales que de costumbre y sus pupilas brillantes recorrían mi cuerpo como si lo que más quisieran fuera verme desnuda.
Realmente, esto no me molestaba; por el contrario me hacia excitar, ya que el entrenador también me tenía loca y el solo hecho de ver que sobre su camisa se marcaba un cuerpo escultural y musculoso hacía crecer en mi un gran deseo por arrancarle la ropa completamente.
Al terminar el entrenamiento, el profe pidió que todos salieran de allí rápidamente, porque necesitaba el campo.
Me dirigí con mis compañeros a cambiarme cuando me dijo:
no… tú no te vallas aún. Necesito que me colabores por favor –
Me detuve encantada y le respondí que con gusto iba a ayudarle en lo que necesitara.
Cuando la cancha quedó totalmente vacía, me acerque al entrenador que se encontraba sentado en una de las bancas y le pregunté en que debía prestarle mi ayuda con una voz un tanto sensual y atrevida.
Solo quiero que me ayudes a acomodar mis pelotas… es decir… las pelotas, que quedaron votadas por todo el campo –
Jajaja esta bien profe… pero cuidado con esas confusiones –
De inmediato empezamos a recoger todas las pelotas, y sinceramente esa frase tan pícara que usó me calentó mucho, así que me decidí a seducirlo y excitarlo así como el lo hizo conmigo.
Me dispuse a recoger una pelota que estaba justo en frente de el y agache mi espalda de tal modo que pudiese observar mi culo y mis piernas.
wow, ¿alguna vez te dijeron que tienes un cuerpo espectacular? –
Claro Prof.… me lo dicen todo el tiempo, sobretodo aquí. Creo que ningún hombre se puede resistir al ver a una mujer con esta ropa –
Tienes razón… ningún hombre se resiste, y menos si esa mujer eres tú. Estas buenísima –
Jajaja ¿enserio? Ósea que… ¿tu tampoco te resistes? –
La verdad no. No se si te hayas dado cuenta, pero de todas las mujeres bellas que entrenan aquí tu eres la que mas admiro, y no solo por tu forma de jugar, sino por tu esbelta figura; figura que a muchos los hace ver estrellas, incluyéndome –
¿de verdad profe? ¿has tenido alguna fantasía conmigo? –
Jajaja… ay princesa ¡¡que pregunta es esa!! Todo el tiempo las tengo… pero para que contarlas; lo mejor es practicarlas –
Me calenté tanto, que sin pensarlo dos veces me lancé sobre el y lo besé mientras lo despojaba de su camisa. Mientras tanto, el apretaba mis nalgas con fuerza pero con delicadeza.
Con su lengua recorrió mi boca, y después la pasó por mi cuello hasta llegar a mi oído, donde la introdujo haciendo movimientos ondulatorios.
aaahhh Prof.… aaahhh… que rico –
Se arrodilló sobre el campo y jaló mi falda hacia abajo para quitármela provocando que se rompiera el botón que la sostenía.
Beso mis piernas mientras acariciaba mi monte de Venus por encima del short y con la otra mano agarraba uno de mis senos, ya duros y ardientes de pasión. Yo, por mi parte acariciaba su cabello y gemía de placer.
Se levantó y agarrando mis caderas con fuerza me dijo:
ya sabía yo que eras bien putica, se te nota en la cara lo mucho que te gusta el sexo y hoy te voy a romper la vagina y el culo –
Sin omitir palabra dejé que me llevara en sus brazos hasta el baño, en donde me sentó sobre los lavamanos y me quitó toda la ropa.
Chupó, lamió, mordió, pellizcó y apretó fuertemente mis duros pezones.
Bajó lentamente por mi abdomen hasta llegar a mi conchita húmeda y caliente. Introdujo cuatro dedos de su mano derecha en mi culo y otros cuatro de la izquierda en mi vagina.
aaaayy… no jodas, ten más cuidado que me duele estupido –
¿a quién le dices estupido perra? Ten mucho cuidado, porque yo soy el entrenador y se hace lo que yo diga –
Era la primera vez, que me insultaban de esa forma, pero sin embargo me excitaba; siempre había querido que me trataran de así y no se porque.
Terminó de penetrarme con sus manos y se quitó el pantalón y el boxer que llevaba puesto.
dale putica, chúpamela, que se que te va a gustar –
Inmediatamente me arrodillé en el suelo para disfrutar de ese manjar. No había terminado de sacar mi lengua para lamer su glande, cuando de repente empujó sus caderas hacia adelante introduciendo su pene completamente en mi boca.
Al principió me atoré un poco, ya que no estaba preparada para esa embestida, pero en segundos me acostumbré y se la chupé lo mejor que pude, al tiempo que el seguía tratándome como una puta, y suspirando de placer.
Me jaló el cabello y me levantó del suelo; me besó y con sus manos recorrió toda mi figura de una manera apasionada y a la vez salvaje.
De nuevo me puso sobre los lavamanos y se agachó un poco para lamer mi depilada concha y penetrar por segunda vez mi ano con sus cuatro dedos.
Nunca nadie me había hecho sexo oral de la forma en que lo hizo ese hombre. Se sentía tan rico; era tan excitante… tenía orgasmo tras orgasmo y todos mis jugos iban a dar dentro de su boca hambrienta.
Al terminar me agarró, entramos a uno de los baños y me ordenó que pusiera mis manos sobre la tapa de este.
Obedecí y en dos segundos ya estaba penetrando mi culo fuerte y rápidamente
aaahah… aaaaahh... siii… ummm...… pero... aahh… mas despacio… ooohh –
cállate perra… te dije que te iba a romper y eso haré –
Al terminar de decir estas palabras agarro mi cabello haciendo que mi cabeza se levantara y que de mi boca saliera un grito no se si de placer, o de rabia por su mal trato
mételo en mi vagina, ¡¡mételo!! –
Sin pensarlo dos veces hizo caso a mis palabras y me penetró por la vagina, no sin antes jugar un poco con mi clítoris.
Si que me estaba rompiendo, pero a mi me encantaba y no quería que parara por nada del mundo.
Así estuvimos un buen rato; entre insultos y embestidas.
Se vino sobre mi espalda y me levantó de un jalón de pelo. Nos dirigimos a las duchas y nos bañamos juntos.
que rico estuvo profe… haber cuando lo repetimos –
jajaja… lo repetiremos cuando yo quiera. Me gusta que me dejes tratarte como a una prostituta y que no pongas resistencia a lo que te haga –
Salimos y sequé su cuerpo sensualmente mientras lo besaba y lo acariciaba repitiéndole lo maldito que era y el dolor que me había causado mientras lo hacíamos. El solo reía diciendo que me iba a acostumbrar.
Mi entrenador desde hace mucho me miraba con gran deseo y en sus ojos podía ver que se enloquecía cada vez que mi falda se levantaba mientras jugaba, dejando ver el short tan sexy que siempre me ponía.
Aquel día sus miradas se tornaban más sensuales que de costumbre y sus pupilas brillantes recorrían mi cuerpo como si lo que más quisieran fuera verme desnuda.
Realmente, esto no me molestaba; por el contrario me hacia excitar, ya que el entrenador también me tenía loca y el solo hecho de ver que sobre su camisa se marcaba un cuerpo escultural y musculoso hacía crecer en mi un gran deseo por arrancarle la ropa completamente.
Al terminar el entrenamiento, el profe pidió que todos salieran de allí rápidamente, porque necesitaba el campo.
Me dirigí con mis compañeros a cambiarme cuando me dijo:
no… tú no te vallas aún. Necesito que me colabores por favor –
Me detuve encantada y le respondí que con gusto iba a ayudarle en lo que necesitara.
Cuando la cancha quedó totalmente vacía, me acerque al entrenador que se encontraba sentado en una de las bancas y le pregunté en que debía prestarle mi ayuda con una voz un tanto sensual y atrevida.
Solo quiero que me ayudes a acomodar mis pelotas… es decir… las pelotas, que quedaron votadas por todo el campo –
Jajaja esta bien profe… pero cuidado con esas confusiones –
De inmediato empezamos a recoger todas las pelotas, y sinceramente esa frase tan pícara que usó me calentó mucho, así que me decidí a seducirlo y excitarlo así como el lo hizo conmigo.
Me dispuse a recoger una pelota que estaba justo en frente de el y agache mi espalda de tal modo que pudiese observar mi culo y mis piernas.
wow, ¿alguna vez te dijeron que tienes un cuerpo espectacular? –
Claro Prof.… me lo dicen todo el tiempo, sobretodo aquí. Creo que ningún hombre se puede resistir al ver a una mujer con esta ropa –
Tienes razón… ningún hombre se resiste, y menos si esa mujer eres tú. Estas buenísima –
Jajaja ¿enserio? Ósea que… ¿tu tampoco te resistes? –
La verdad no. No se si te hayas dado cuenta, pero de todas las mujeres bellas que entrenan aquí tu eres la que mas admiro, y no solo por tu forma de jugar, sino por tu esbelta figura; figura que a muchos los hace ver estrellas, incluyéndome –
¿de verdad profe? ¿has tenido alguna fantasía conmigo? –
Jajaja… ay princesa ¡¡que pregunta es esa!! Todo el tiempo las tengo… pero para que contarlas; lo mejor es practicarlas –
Me calenté tanto, que sin pensarlo dos veces me lancé sobre el y lo besé mientras lo despojaba de su camisa. Mientras tanto, el apretaba mis nalgas con fuerza pero con delicadeza.
Con su lengua recorrió mi boca, y después la pasó por mi cuello hasta llegar a mi oído, donde la introdujo haciendo movimientos ondulatorios.
aaahhh Prof.… aaahhh… que rico –
Se arrodilló sobre el campo y jaló mi falda hacia abajo para quitármela provocando que se rompiera el botón que la sostenía.
Beso mis piernas mientras acariciaba mi monte de Venus por encima del short y con la otra mano agarraba uno de mis senos, ya duros y ardientes de pasión. Yo, por mi parte acariciaba su cabello y gemía de placer.
Se levantó y agarrando mis caderas con fuerza me dijo:
ya sabía yo que eras bien putica, se te nota en la cara lo mucho que te gusta el sexo y hoy te voy a romper la vagina y el culo –
Sin omitir palabra dejé que me llevara en sus brazos hasta el baño, en donde me sentó sobre los lavamanos y me quitó toda la ropa.
Chupó, lamió, mordió, pellizcó y apretó fuertemente mis duros pezones.
Bajó lentamente por mi abdomen hasta llegar a mi conchita húmeda y caliente. Introdujo cuatro dedos de su mano derecha en mi culo y otros cuatro de la izquierda en mi vagina.
aaaayy… no jodas, ten más cuidado que me duele estupido –
¿a quién le dices estupido perra? Ten mucho cuidado, porque yo soy el entrenador y se hace lo que yo diga –
Era la primera vez, que me insultaban de esa forma, pero sin embargo me excitaba; siempre había querido que me trataran de así y no se porque.
Terminó de penetrarme con sus manos y se quitó el pantalón y el boxer que llevaba puesto.
dale putica, chúpamela, que se que te va a gustar –
Inmediatamente me arrodillé en el suelo para disfrutar de ese manjar. No había terminado de sacar mi lengua para lamer su glande, cuando de repente empujó sus caderas hacia adelante introduciendo su pene completamente en mi boca.
Al principió me atoré un poco, ya que no estaba preparada para esa embestida, pero en segundos me acostumbré y se la chupé lo mejor que pude, al tiempo que el seguía tratándome como una puta, y suspirando de placer.
Me jaló el cabello y me levantó del suelo; me besó y con sus manos recorrió toda mi figura de una manera apasionada y a la vez salvaje.
De nuevo me puso sobre los lavamanos y se agachó un poco para lamer mi depilada concha y penetrar por segunda vez mi ano con sus cuatro dedos.
Nunca nadie me había hecho sexo oral de la forma en que lo hizo ese hombre. Se sentía tan rico; era tan excitante… tenía orgasmo tras orgasmo y todos mis jugos iban a dar dentro de su boca hambrienta.
Al terminar me agarró, entramos a uno de los baños y me ordenó que pusiera mis manos sobre la tapa de este.
Obedecí y en dos segundos ya estaba penetrando mi culo fuerte y rápidamente
aaahah… aaaaahh... siii… ummm...… pero... aahh… mas despacio… ooohh –
cállate perra… te dije que te iba a romper y eso haré –
Al terminar de decir estas palabras agarro mi cabello haciendo que mi cabeza se levantara y que de mi boca saliera un grito no se si de placer, o de rabia por su mal trato
mételo en mi vagina, ¡¡mételo!! –
Sin pensarlo dos veces hizo caso a mis palabras y me penetró por la vagina, no sin antes jugar un poco con mi clítoris.
Si que me estaba rompiendo, pero a mi me encantaba y no quería que parara por nada del mundo.
Así estuvimos un buen rato; entre insultos y embestidas.
Se vino sobre mi espalda y me levantó de un jalón de pelo. Nos dirigimos a las duchas y nos bañamos juntos.
que rico estuvo profe… haber cuando lo repetimos –
jajaja… lo repetiremos cuando yo quiera. Me gusta que me dejes tratarte como a una prostituta y que no pongas resistencia a lo que te haga –
Salimos y sequé su cuerpo sensualmente mientras lo besaba y lo acariciaba repitiéndole lo maldito que era y el dolor que me había causado mientras lo hacíamos. El solo reía diciendo que me iba a acostumbrar.
0 comentarios - Mi entrenador-By:Helena_gatita