“Para las mujeres, el mejor afrodisiaco son las palabras. El punto G está en los oídos, y el que busque más abajo está perdiendo el tiempo”. Isabel Allende
Hermosa. Débora era hermosa. 19 años, morocha de pelo corto, ojos verdes. Unas tetitas preciosas y un culito bien paradito. Apenas entramos en mi dpto. empezamos a besarnos vorazmente. Lo primero que cayó al piso fue su campera, seguida de la mía. Mientras mi lengua se enroscaba con la suya, la manosee toda. El culo, las tetas, su entrepierna. Todo sobre la ropa, me encanta. Su suéter y su remerita siguieron el mismo camino que su campera. Ella me sacó la remera. Yo su corpiño. Si hay algo que me excita es ver una mujer en jeans y en tetas. Más con las tetas de Débora. Chiquitas, paraditas, con unos pezones hermosos. Le chupé las tetas. Le lamí los pezones. Ella parada contra la puerta, me agarraba del pelo con las dos manos. Fuimos besándonos hasta el comedor. Le saqué las zapatillas y el jeans. Tenía una tanguita blanca de algodón. Me volví loco, me fascinan. Le saqué la tanga y la subí a la barra que separaba el comedor de la cocina. Tenía una conchita hermosa, cerradita. Se la comí con muchísimas ganas, me encanta chupar concha. Mi lengua recorrió toda su conchita, de arriba a abajo, hasta llegar a su clítoris. Un botoncito diminuto tenía, casi inexplorado. Se lo lamí en círculos, suave primero y más brusco después, a medida que se le ponía duro. Ella empezó a emitir gemiditos de manera entrecortada. Eso me pierde, me vuela la cabeza.
Le chupé la concha un buen rato, me paré y me saqué el resto de la ropa. Me puse el forro y la cogí ahí mismo, sentada en la barra. Ella me besaba y pasaba sus manos por mi espalda, mis brazos, mi pecho. Yo la embestía cada vez con más fuerza. Sus gemidos ahora eran constantes. No aguanté mucho más, y toda mi calentura explotó dentro de ella.
Le dije que se pusiera cómoda en mi cama. Me lavé, y descorché un espumante blanco. Lo tomamos recostados desnudos en la cama, mientras fumábamos un pucho. Además de hermosa era muy piola. Hablamos un rato, que aproveché para reponerme. Cuando terminamos de fumar hice que dejara su vaso sobre la mesa de luz y nos empezamos a besar con las ganas renovadas. Mi mano buscó su entrepierna en seguida. Me escupí en la mano y sin dejar de besarla empecé a pajearla. Su clítoris empezó a pararse al instante, al tiempo que se mojaba toda. Usaba sus jugos para mojarme los dedos y seguir pajeándole el clítoris en círculos. Empezó a perder el control.
-Dame lengua por favor! No pares!-me dijo
-Te gusta putita?
-Si, si, no dejes de chuparme la lengua
-Bueno, y de pajearte dejo puta!? No te gusta?- la provoqué
-Nooo, noo, seguí pajeándome! Por favor, no pares!- me dijo entre gemidos
La pajee un par de minutos más, mientras ella gemía cada vez más fuerte y le temblaban las piernas. Cuando sentí que estaba en el clímax, le apreté más el clítoris y le dije al oído:
-Acabame todo puta!
No terminé de decirlo que todo su cuerpo se estremeció, arqueó la espalda para atrás y gritó tres veces seguidas
-Ahhhh... aaahhhh... aaaaaahhhhhhhhhh!... Sos un hijo de puta! me dijo
-No pensabas lo mismo recién!- respondí.
-Acostate- me pidió.
No tuvo que repetírmelo. Bajó y empezó a chuparme la pija, que estaba durísima. Se metía toda la cabeza en la boca, y la rodeaba con su lengua. No me pajeaba ni me chupaba los huevos, era pendeja. Pero verle esos ojitos verdes y la boquita llena de mi pija me volvía loco. La agarré e hice que se sentara sobre mi pija, de frente a mí, que me había sentado en el borde de la cama, con los pies en el piso. La cogí un rato así, mientras nos besábamos otra vez apasionadamente. Así como estábamos me paré, ella agarrada a mi cuello, yo la sostenía por debajo de las piernas, y la cogí de parado contra el ropero. Ella me rasguñaba suavemente la espalda mientras me gritaba
-Siii, cogeme toda Tete, dame más fuerte!
-Te gusta pendeja!? Te voy a llenar de leche por puta!
Y llegué al tercer orgasmo de la noche, el mejor de todos. Nos cambiamos y volvimos al Boliche. Estaba por cerrar ya. La estaban esperando sus amigas. Me dio un beso ella, un beso Cari, y se fueron. Mi primo me miró como diciendo "qué pedazo de hijo de puta!". Me fui a la barra a tomar el último Fernet de la noche, con la banda.
A Cari no la vi nunca más. Con Débora cogimos un par de meses...
Esta es la parte 6 del Diario Sexual de un Tipo Cualquiera. Si querés leer de dónde viene la historia te dejo el link, abrazos!!!
http://www.poringa.net/posts/relatos/2610688/De-como-Carina-perdio-su-virginidad-Diario-sexual.html
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7 comentarios - Débora, 19 años, insaciable (Diario sexual)
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
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