Venganza
Por fin terminábamos la preparatoria y para celebrar habíamos ido una semana entera a la playa. Hormonas de adolescentes reinaban en el hotel cinco estrellas donde nos alojábamos. La playa únicamente avivaba el deseo sexual de todos los adolescentes de entre diecisiete y dieciocho años. Bikinis por todos lados y el deseo de olvidar a la imaginación con las mujeres. El calor hacía que las mujeres nos quisieran montar y que los más tímidos fueran unos reales galanes a la hora de conquistar. Nadie iba a salir virgen de ese viaje. Yo no era virgen pero en ese viaje yo tenía una desventaja: Raul. Desde que le había bajado tres ligues en los últimos años me odia. En este viaje hasta parecía que no le importaba coger, le daba una preferencia a evitar que me liara con cualquier mujer y lo conseguía. Me besaba con una de unos dieciocho años, uno setenta, pelo chino (me encanta el pelo chino), morena una senos impresionantes, unas piernas para dejarte loco y con un bikini rojo diminuto. Nuestras lenguas jugaban al unísono! estaba seguro que sólo faltaba invitarla a mi habitación para tener el mejor sexo de mi vida y si no era el mejor sexo de mi vida a la mejor mujer de mi vida.
-¡Hey! ¿Cómo va la clamidia amigo?-
No hay que especificar que sucedió después. eso sucedía con todas.
Pasé cinco días de igual manera. Mis testículos estaban de color azul y no quería masturbarme por obvias razones. Algo debía hacer.
El sexto día hablaba con Manuel, mi mejor amigo.
-¿Otra vez?-
-Sí, el maldito de Raul ya me dejó las bolas azules-
-Jajaja, eso te pasa por culero-
-Enserio debo de hacer algo-
-¿Qué le vas a hacer? desde que llegó lo único que hace es evitar que tú y su hermana se líen a alguien-
-¿Hermana?-
-¡Tres viejas le bajaste y no sabías que tiene una hermana!, la verdad no está muy bien, a comparación de la del otro día claro, pero yo sí me la doy-
Tres mujeres. Tres mujeres y no sabía nada de Raul. ¿Y como lo iba a saber? a mi me importan las viejas.
Planeé mi venganza. Tanto Mariana como yo estábamos hasta la madre de Raul y necesitábamos coger. Cobré unos favores y logré que una amiga se llevara a Raul, en ese momento fui con Mariana. Después de unos minutos hablando empezamos a besarnos. Tal vez no era la más buena pero sabía lo que hacía. Ella llevaba un bikini verde. Pelo negro, tez morena miraba agresiva. Sus senos como dos manzanas, no eran los mejores pero me moría por lamer sus pezones, a pesar de tener una figura buena tenía un poco de grasa en los costados y piernas grandes pero no firmes. En cuestión de minutos nos subimos al cuarto. Una semana de hormonas subiendo de intensidad, una semana de estar atado de manos. Una semana. Mis testículos se agrandaron por el excesivo calor y la cantidad de veces que me quedé con las ganas. Por lo general soy generoso con las mujeres, las beso suave, beso su cuello, bajo lentamente a sus pezones, los beso, aveces los muerdo suavemente, siempre gimen con eso, bajo a su abdomen y haciendo círculos rodeo su ombligo hasta llegar a su pubis y de ahí a su vagina. Cuando hago ésto escurren. Cuando hago ésto me regresan el favor. Se convierten en actrices porno, son capaces de comerse todo mi pene, diecisiete centímetros no es poco, lamen mis testículos, se mueven más. Pero hoy ninguno de los dos pensamos en ello. Los dos queremos terminar lo antes posible con las ansias. No sé si Mariana sabía quien era o si lo ignoraba porque deseaba tanto el sexo. lo que sé es que los dos estábamos desesperados. Parte del plan llevarla a su cuarto. Específicamente su cuarto. Subimos por el elevador y cuando se cerraron las puertas empezamos a comernos. Ella devoraba mi boca y yo la de ella, metí mi mano en si bikini. Escurría de mojada. Niégale algo a alguien y lo deseará con más fuerza, peleará por ello con más fuerza. Ella recorría mi espalda con sus manos. Se abre el elevador en su piso. Por un momento cesa el manoseo. No nos puede ver nadie. Raul vendría de inmediato. caminamos de la mano hacía su puerta. Está caliente, se le nota en la mano. Abre la puerta y entro detrás de ella. Azoto la puerta y me le abalanzo derribándola en la cama. No opone resistencia. Nos volvemos a comer. Le bajo el top casi arrancándoselo y sostengo sus senos. Pezones de moneda valor medio. Duros y cafés. Mientras se los sobo se arquea. Gime. me da la vuelta. Quiere mandar y la dejo. Se sienta en mi pene erecto. Lo siente en su totalidad. Le gusta. Baja la mano a mi traje de baño. Palpa mi pene. Ahora lo agarra. abre el traje de baño y lo saca. Empieza a masturbarme. Yo le quito por completo el top y volvemos a amarrar las lenguas. La giro. Ansío el control. Me paro y se cae mi traje de baño. Jalo el de Mariana. Estamos completamente desnudos. Levanto sus piernas a mis hombros. Ella está en el borde de la cama. La penetro rápida e inténsamente. Gime. “Ah ah ah”. Me inclino y le agarro los senos. Mi respiración se intensifica. Ella mueve sus caderas. Me besa y me agarra de la nuca. Baja sus piernas y las enreda a mis caderas. La cargo. Pesa un poco más de las que acostumbro pero estoy tan caliente y el sexo es tan bueno que me parece más liviana. Los dos nos movemos. “Ah, ah, ah”. No sé si ya lo necesitábamos pero esta siendo el mejor sexo de la vida. Se mueve muy bruscamente. Caemos en la cama. Ella Vuelve a tener el control. Salta en mi pene. Está incada, me elevo y beso sus pezones. Monedas deliciosas. Calientes. Cada vez salta más fuerte. Gime más fuerte. “¡Ah, ah, ah ,ah!”. Es hora de mi venganza. Da un salto más alto y fuerte que los anteriores. Muevo un poco el pene hacía adelante. Se clava de jalón en su ano. Grita. Duele. Llora. Un “¡Ah!” prolongado. No es de placer. Fingo no darme cuenta. La recuesto sin sacársela. Su espalda alta sobre la cama y sus rodillas al lado de su cabeza. Está en arco. Estoy encima de ella. La penetro con más fuerza y más rápido. Gime de dolor. “¡Ya!, ¿¡duele! ¡Ya! ¡Para!”. Sus súplicas me excitan más. Me muevo aun más rápido. Deja de gritar. Su cuerpo se hace ligero. Se ha desmayado del dolor. No paro e intensifico. Siento que me vengo. Saco mi pene de su ano. Me muevo de lado. Está recostada. Inconsciente. Apunto mi pene en su cara. Me masturbo hasta que me vengo en su cara. La firma del artista. Tomo mi celular y meto mi pene en su boca. Inconsciente parece que siente placer al chupármela. Tomo una fotografía. Su rostro lleno de semen y me pene en su boca. El recuerdo perfecto. Tomo su celular. Le mando mensaje a su hermano. “Ven, estoy en mi cuarto. URGE”. Dejo mi celular en el closet y salgo del cuarto. Grabo mi victoria. Veo el video. Raul llora, levanta el tronco de su hermana. Ve su rostro lleno de semen y grita. No puede controlar su llanto. Al día siguiente Mariana y Raul se quedan en su cuarto. Mariana no puede ni sentarse. Le arde el culo. ¿Yo? después de haber tenido el mejor sexo de mi vida sé que será difícil de superarlo. Lo intento. Veo la la chica de los chinos. Una hora después estamos cogiendo en mi cuarto.
Por fin terminábamos la preparatoria y para celebrar habíamos ido una semana entera a la playa. Hormonas de adolescentes reinaban en el hotel cinco estrellas donde nos alojábamos. La playa únicamente avivaba el deseo sexual de todos los adolescentes de entre diecisiete y dieciocho años. Bikinis por todos lados y el deseo de olvidar a la imaginación con las mujeres. El calor hacía que las mujeres nos quisieran montar y que los más tímidos fueran unos reales galanes a la hora de conquistar. Nadie iba a salir virgen de ese viaje. Yo no era virgen pero en ese viaje yo tenía una desventaja: Raul. Desde que le había bajado tres ligues en los últimos años me odia. En este viaje hasta parecía que no le importaba coger, le daba una preferencia a evitar que me liara con cualquier mujer y lo conseguía. Me besaba con una de unos dieciocho años, uno setenta, pelo chino (me encanta el pelo chino), morena una senos impresionantes, unas piernas para dejarte loco y con un bikini rojo diminuto. Nuestras lenguas jugaban al unísono! estaba seguro que sólo faltaba invitarla a mi habitación para tener el mejor sexo de mi vida y si no era el mejor sexo de mi vida a la mejor mujer de mi vida.
-¡Hey! ¿Cómo va la clamidia amigo?-
No hay que especificar que sucedió después. eso sucedía con todas.
Pasé cinco días de igual manera. Mis testículos estaban de color azul y no quería masturbarme por obvias razones. Algo debía hacer.
El sexto día hablaba con Manuel, mi mejor amigo.
-¿Otra vez?-
-Sí, el maldito de Raul ya me dejó las bolas azules-
-Jajaja, eso te pasa por culero-
-Enserio debo de hacer algo-
-¿Qué le vas a hacer? desde que llegó lo único que hace es evitar que tú y su hermana se líen a alguien-
-¿Hermana?-
-¡Tres viejas le bajaste y no sabías que tiene una hermana!, la verdad no está muy bien, a comparación de la del otro día claro, pero yo sí me la doy-
Tres mujeres. Tres mujeres y no sabía nada de Raul. ¿Y como lo iba a saber? a mi me importan las viejas.
Planeé mi venganza. Tanto Mariana como yo estábamos hasta la madre de Raul y necesitábamos coger. Cobré unos favores y logré que una amiga se llevara a Raul, en ese momento fui con Mariana. Después de unos minutos hablando empezamos a besarnos. Tal vez no era la más buena pero sabía lo que hacía. Ella llevaba un bikini verde. Pelo negro, tez morena miraba agresiva. Sus senos como dos manzanas, no eran los mejores pero me moría por lamer sus pezones, a pesar de tener una figura buena tenía un poco de grasa en los costados y piernas grandes pero no firmes. En cuestión de minutos nos subimos al cuarto. Una semana de hormonas subiendo de intensidad, una semana de estar atado de manos. Una semana. Mis testículos se agrandaron por el excesivo calor y la cantidad de veces que me quedé con las ganas. Por lo general soy generoso con las mujeres, las beso suave, beso su cuello, bajo lentamente a sus pezones, los beso, aveces los muerdo suavemente, siempre gimen con eso, bajo a su abdomen y haciendo círculos rodeo su ombligo hasta llegar a su pubis y de ahí a su vagina. Cuando hago ésto escurren. Cuando hago ésto me regresan el favor. Se convierten en actrices porno, son capaces de comerse todo mi pene, diecisiete centímetros no es poco, lamen mis testículos, se mueven más. Pero hoy ninguno de los dos pensamos en ello. Los dos queremos terminar lo antes posible con las ansias. No sé si Mariana sabía quien era o si lo ignoraba porque deseaba tanto el sexo. lo que sé es que los dos estábamos desesperados. Parte del plan llevarla a su cuarto. Específicamente su cuarto. Subimos por el elevador y cuando se cerraron las puertas empezamos a comernos. Ella devoraba mi boca y yo la de ella, metí mi mano en si bikini. Escurría de mojada. Niégale algo a alguien y lo deseará con más fuerza, peleará por ello con más fuerza. Ella recorría mi espalda con sus manos. Se abre el elevador en su piso. Por un momento cesa el manoseo. No nos puede ver nadie. Raul vendría de inmediato. caminamos de la mano hacía su puerta. Está caliente, se le nota en la mano. Abre la puerta y entro detrás de ella. Azoto la puerta y me le abalanzo derribándola en la cama. No opone resistencia. Nos volvemos a comer. Le bajo el top casi arrancándoselo y sostengo sus senos. Pezones de moneda valor medio. Duros y cafés. Mientras se los sobo se arquea. Gime. me da la vuelta. Quiere mandar y la dejo. Se sienta en mi pene erecto. Lo siente en su totalidad. Le gusta. Baja la mano a mi traje de baño. Palpa mi pene. Ahora lo agarra. abre el traje de baño y lo saca. Empieza a masturbarme. Yo le quito por completo el top y volvemos a amarrar las lenguas. La giro. Ansío el control. Me paro y se cae mi traje de baño. Jalo el de Mariana. Estamos completamente desnudos. Levanto sus piernas a mis hombros. Ella está en el borde de la cama. La penetro rápida e inténsamente. Gime. “Ah ah ah”. Me inclino y le agarro los senos. Mi respiración se intensifica. Ella mueve sus caderas. Me besa y me agarra de la nuca. Baja sus piernas y las enreda a mis caderas. La cargo. Pesa un poco más de las que acostumbro pero estoy tan caliente y el sexo es tan bueno que me parece más liviana. Los dos nos movemos. “Ah, ah, ah”. No sé si ya lo necesitábamos pero esta siendo el mejor sexo de la vida. Se mueve muy bruscamente. Caemos en la cama. Ella Vuelve a tener el control. Salta en mi pene. Está incada, me elevo y beso sus pezones. Monedas deliciosas. Calientes. Cada vez salta más fuerte. Gime más fuerte. “¡Ah, ah, ah ,ah!”. Es hora de mi venganza. Da un salto más alto y fuerte que los anteriores. Muevo un poco el pene hacía adelante. Se clava de jalón en su ano. Grita. Duele. Llora. Un “¡Ah!” prolongado. No es de placer. Fingo no darme cuenta. La recuesto sin sacársela. Su espalda alta sobre la cama y sus rodillas al lado de su cabeza. Está en arco. Estoy encima de ella. La penetro con más fuerza y más rápido. Gime de dolor. “¡Ya!, ¿¡duele! ¡Ya! ¡Para!”. Sus súplicas me excitan más. Me muevo aun más rápido. Deja de gritar. Su cuerpo se hace ligero. Se ha desmayado del dolor. No paro e intensifico. Siento que me vengo. Saco mi pene de su ano. Me muevo de lado. Está recostada. Inconsciente. Apunto mi pene en su cara. Me masturbo hasta que me vengo en su cara. La firma del artista. Tomo mi celular y meto mi pene en su boca. Inconsciente parece que siente placer al chupármela. Tomo una fotografía. Su rostro lleno de semen y me pene en su boca. El recuerdo perfecto. Tomo su celular. Le mando mensaje a su hermano. “Ven, estoy en mi cuarto. URGE”. Dejo mi celular en el closet y salgo del cuarto. Grabo mi victoria. Veo el video. Raul llora, levanta el tronco de su hermana. Ve su rostro lleno de semen y grita. No puede controlar su llanto. Al día siguiente Mariana y Raul se quedan en su cuarto. Mariana no puede ni sentarse. Le arde el culo. ¿Yo? después de haber tenido el mejor sexo de mi vida sé que será difícil de superarlo. Lo intento. Veo la la chica de los chinos. Una hora después estamos cogiendo en mi cuarto.
Escritores RK
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