De cómo Carina perdió su virginidad (Diario sexual)

“El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía”. Anaïs Nin


El día que Yanina me dejó algo cambió adentro mío. O mejor dicho, en los meses que siguieron, después que hice mi duelo. Nunca me había enamorado. Nunca me habían dejado. Nunca había llorado por una mujer. Entendí finalmente lo que quería: cómo podía doler tanto el amor?! Recordé a cada mina que había dejado, las palabras de cada una, su sufrimiento. Y cambié. Pero para peor. Me volví más oscuro, más inescrupuloso, más hijo de puta con las minas. Nunca más me iba a enamorar. Jamás volvería a sufrir por amor. Todo sería carne y nada más. Todo sería sexo.
Volví a las andadas. Salía de lunes a lunes. Una mujer diferente todos los fines de semana. A veces una el viernes y otra el sábado. Pero un viernes me pasó algo que nunca me había pasado. Estaba en el Bar del que era habitué con mi grupo de amigos. No recuerdo qué festejábamos, lo que sí recuerdo era que estaba bastante borracho. Tipo 2 de la mañana partimos para el Boliche del cual también éramos habitués, como de costumbre. Cuando entramos al Boliche nos empezamos a dividir. Cada uno hacía su recorrido, saludando a sus grupos de amigos, para después juntarnos en la barra. En mi recorrido me encontré con mi primo, 19 años, 5 menos que yo, que bailaba con tres compañeras de la facu.
-Llegaste justo primo. Ayudame, no puedo con tres!- me dijo y se rió.
-Qué pasa primito? Son mucha mina para vos!? - fanfarronee en vos alta para que me escuchen las tres.

Si bien ya venía desinhibido con las mujeres, con una actitud de ganador total, con la ayuda del alcohol me sentía realmente imparable. Agarré de la mano a una de las compañeras de mi primo, y no llegamos a bailar medio tema que ya le estaba comiendo la boca. Una actitud avasallante, no dejaba lugar a dudas. Si te quería besar te besaba. No sé, eso les encanta a las mujeres. Sienten tu seguridad y no oponen resistencia alguna. La cuestión es que nos besamos un rato, y la dejé seguir bailando con sus amigas y mi primo. Me acodé en la barra, a esperar a mis amigos. En eso mi primo me dice:

-Dale boludo, sos un hijo de puta!
-Qué pasó Rodri?
-Dice Débora que por qué te transaste a Cari y a ella no? Dice si no te gusta ella.

Qué? Otra de las amigas quería recibir lo suyo!? Le pregunté cuál era. Me la mostró. La más linda de las tres, un caramelito de 19 años. Morocha de pelo corto, ojos verdes, bastante alta, como 1,70 (no iba a quedar tan abajo de mi 1,90), buen lomo, unas tetitas y un culito hermosos.
Le pregunté de nuevo cómo se llamaba. "Débora boludo" me dijo. No necesité más nada. Me acerqué y le dije:

-Cómo no me vas a gustar Débora!? Si sos hermosa!

No esperé ningún tipo de contestación. La empecé a besar contra la pared en la que ella estaba apoyada. Me besaba muy bien la pendeja, me paró la pija al toque. Le bajé la mano por la espalda y le agarre el culo. Tenía un jeans ajustadísimo. Ella me agarraba de la nuca con una mano, y con la otra recorría mi espalda. Yo me la quería coger ahí mismo, se partía de buena la hija de puta. Le dije:

-Vamos a tomar algo a mi casa, vivo acá nomás.
-No, estoy con mis amigas, no las puedo dejar.
-Vamos y venimos, ni se van a enterar.
-No, no da- me dijo.

No tenía ganas de insistir, era temprano, había tiempo todavía. La besé un rato más y volví para la barra, a tomar algo con los pibes. Al rato me tocan las espalda. Era Débora.

-Mira Teté, me gustás, quiero estar con vos, pero con una condición.

Una condición!? Con qué mierda me va a salir esta pendeja!?

-Una condición? Qué condición?- dije y me reí.
-Mirá, Cari es virgen, y quiere debutar con vos. Si estás con ella después vas a poder estar conmigo.
Quéeeeeeeeeeeee!? De repente era el tipo más afortunado del condado?! Tanto me quería Dios!? Más sorete era con las mujeres, más beneficios tenía!?

-Decile a tu amiga que venga y preparate. En 1 hora vengo por vos- solté.

Llevé a Carina a mi casa. En ese entonces vivía arriba de mis viejos. Tenía un quincho reconvertido en una especie de loft. Cocina, comedor, cama, sala de ensayo (soy baterista). Todo en el mismo ambiente. Me senté en una silla, ella quedó parada de frente a mí. La empecé a besar. Era más bajita que Débora. 1,60 calculo. Al lado de ella no podía competir, pero tenía lo suyo. Algo más rellenita, tenía una tetas impresionantes. Le saqué la campera de jeans sin dejar de besarla. Le saqué el pullover. Quedó en corpiño, y pude apreciar todavía mejor las grandes tetas que tenía. La iniciativa era completamente mía, ella me dejaba guiarla paso a paso. Le desprendí el corpiño con una mano. Sus tetas asomaron en todo su esplendor. Dos tetas realmente hermosas, enormes, redondas. No resistí ni un segundo, empecé a chupárselas. Le chupé bien los pezones, parados, duros, oscuros. Jugué con mi lengua en ellos un buen rato. Le desabroché el jeans y le bajé los pantalones y la bombacha. No era mi primera virgen, pero siempre son especiales. No quería chuparle la concha, ni pajearla, ni que ella me chupe la pija a mí. Quería cogerla rápido. Quería volver por Débora. A ella sí le iba a destinar todas mis atenciones.
Me puse el forro y la hice sentar arriba mío. No quería manchar la cama de sangre (ya me había pasado un par de veces con otras vírgenes). No pude cogerla así, tenía la conchita muy estrechita.

-Hay Tete, me duele así- me dijo.
-Vení abajo, vas a estar más cómoda- le respondí.

La hice acostar en la alfombra en que tenía armada la batería. Me puse arriba y la penetré lo más despacio que pude. Fue difícil. Yo tenía la pija que explotaba y ella no estaba ni húmeda siquiera.

-Ay, ay, me duele!- repetía a cada rato.
-Relajate- es lo único que atiné a decirle.

Mi cabeza no estaba ahí, estaba con Débora. La cogí como pude, a ella le dolía mucho, no la cuidé ni un poco. Hoy en día lamento que su primera vez haya sido esa mierda. Nos higienizamos y volvimos al Boliche. La encaré a Débora.

-Bueno pendeja, ahora te toca a vos.

Habló con Carina un par de minutos, no escuché de qué, y volvió.

-Dale, vamos- me dijo.

Llegamos a casa. Débora no era virgen. Ni mucho menos...


Este relato es la 5ta parte del Diario. Si querés leer de dónde viene esta historia:

http://www.poringa.net/posts/relatos/2609029/Diario-sexual-de-un-tipo-cualquiera-4ta-parte.html




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