Eva se empieza a frustrar por lo poco escrito en el diario y casi es descubierta cuando lo leía...
Cada día leía el diario. Las cosas que Pedro escribió hacía semanas. Y las cosas que escribía el día anterior. A veces él no escribía nada. Eva sentía frustración esas veces.
El diario se estaba acabando. Se acercaba poco a poco hasta el día actual. Cuando eso pasase, Eva sólo podría leer lo que Pedro escribiese el día antes.
Lo de los abrazos al regresar él se hicieron norma. Él lo comentó en su diario.
"Ella ha empezado a abrazarme cuando llego de la calle. Me encantan esos abrazos. Me quedaría así para siempre, sintiendo su calor. Notando sus tetas aplastadas contra mi pecho.
Sólo espero que ella nunca note mi polla contra su barriga".
-Eso es lo que deseo -. Dijo Eva cuando leyó ese párrafo. - Eso es lo que deseo...
+++++
Un sábado Eva estaba en la cama se hijo leyendo. Pedro había ido a jugar al futbol con los amigos y su marido a comprar nosequé para arreglar un armario.
"14 de agosto de 2012.
A veces envidio a mi padre. La tiene para él todas las noches en su cama. La puede abrazar cuando quiere. La puede besar, acariciar.
Si yo fuese él le haría el amor todas las noches. Todas.
¿Lo harán ellos? Cómo no voy a envidiarlo. Tiene para él lo que yo más deseo.
Sé que no es culpa de mi padre. Que es sólo cosa mía. Pero a veces, además de envidiarle, le odio. Le quiero, claro que le quiero. Es mi padre. Pero...le odio. Le odio porque él la tiene y yo no.
En esos momentos de pasajero odio, deseo que mi madre le ponga los cuernos. Sí, que le ponga los cuernos, conmigo. Cuantas veces he fantaseado con eso. Con follarla en su cama. En el tálamo conyugal. Profanar su lecho.
Lo he imaginado de mil maneras distintas. Todas empiezan de distintas formas. Pero todas acaban igual. En una de esas maneras es sábado por la mañana. Mi padre ha salido. Ella está acostada en su cama.
Yo estoy acostado en la mía, desnudo, masturbándome. Pensando en ella, sola en su cama.
Me levanto. Me acerco a su dormitorio. Antes de llegar la oigo gemir. Y cuando me asomo a su puerta, la descubro sobre la cama, desnuda, con las piernas abiertas. Los dedos de su mano derecha subiendo y bajando por la brillante raja de su coño. Abre los ojos y me ve.
No cierra las piernas. No detiene la mano. Me mira a los ojos.
-Hola cariño.
-Hola mamá.
Ella mira como agarro mi polla y me masturbo mirándola.
-Umm Pedro...mi tesoro lindo. ¿Te gusta mirar como mami se hace una pajita?
-Mucho mami.
-Y a mí como tú te la haces. Uf, Pedro... mami está muy cachonda. ¿Ves como me chorrea el coñito?
-Sí... lo tienes muy mojado.
-Muy muy mojado...Ummmm....Pedro... ¿Sabes lo que deseo?
-Dime mamá. ¿Qué deseas?
-Deseo que mi niño me folle. Deseo que vengas a mi cama y me folles bien follada. Oh, dios...Pedro ¿Quieres follarte a mami?
No le respondo. Me acerco a la cama, me subo, me arrodillo entre sus piernas. Ella saca la mano de su coño y extiende sus brazos hacia mí.
Me dejo caer sobre ella. Guío mi polla hacia su coño y de un sólo golpe se la clavo hasta el fondo.
-Aggggggggggggggggg Pedro... ¡Cómo siento tu polla dentro de mí! ¡Qué dura!
No puede seguir hablando. Mi boca se lo impide. Nos fundimos en un apasionado beso. Y empiezo a follarla. Le saco la polla hasta la mitad y se la vuelvo a clavar: Una y otra vez.
Ella arquea la espalda, estira el cuello, ofreciéndomelo. Lo beso, lo lamo, lo chupo. Lo muerdo.
-Aggg, dios mío. Mi niño me está follado. Mi niño se está follando a su mami. No pares...No pares...Fóllame...más....más
Mi madre me rodea con sus piernas, atrayéndome hacia ella, haciendo aún más profunda la penetración. Nos volvemos a besar, enroscando nuestras lenguas.
Acelero mis envites. Estoy a punto de correrme. No puedo más.
-Mami...me voy a correr....me voy a correr...
-Sí, sí, síiiiiiiiiiiii. Córrete mi amor. Llénale a mami el coño de tu leche caliente. Dámela toda...toda...
Con la polla totalmente enterrada en su coño, me corro. A borbotones, con fuerza, golpeando el fondo de su vagina con chorro tras chorro de caliente semen. Y para mi alegría, ella se corre conmigo. Levanta la espalda de la cama, me empuja contra ella con sus pies tan fuerte que no me deja moverme.
Alrededor de mi pulsante polla noto las contracciones de su orgasmo. Mi orgasmo termina y ella aún sigue gozando el suyo. La miro. Tiene los ojos cerrados, los dientes apretados. Está, simplemente, hermosa.
Cuando su orgasmo cesa, abre lentamente los ojos y se encuentra con los míos. Nos sonreímos.
-Ummm, tesoro. Qué bien te has follado a mami. Siento el coño lleno de tu leche caliente.
Empujo. Mi polla sigue dura como antes de correrse.
-Agggg, mi vida. Aún tienes la polla dura.
-Mami, es por ti. Siempre la tengo dura por ti.
La beso. Ahora con dulzura, sin prisas. Y, sin prisas, vuelvo a follarla. Gozando de las sensaciones. Siento sus manos acariciar mi nuca.
-Ummmm, que placer, mi amor. Me estás follando otra vez. Mi coño rebosa tu leche y me estás follando otra vez. Eres maravilloso.
Quiero llenarla de placer. Demostrarle que nadie en el mundo la follará jamás como yo. Entrelazamos nuestras manos. Chupo su lengua.
-Agggg, no puede ser. MI vida. Vas a hacer correr a mami otra vez...
Eso es lo que busco. Darle más placer. No dejo de follarla con suavidad hasta que mi madre vuelve a tensarse. Su espalda vuelve a arquearse, sus ojos a cerrarse y su cuerpo estalla.
Nada más hermoso que mirar su cara en pleno orgasmo.
Queda quieta, sin moverse, floja. Y comienzo a follarla más fuerte. Ahora busco mi placer.
-MI vida, mi amor. Me vas a matar. No puedo más... Para...para...
No le hago caso. El placer es demasiado grande. No puedo quedarme así. Apoyo mis manos en la cama, me incorporo un poco y la follo salvajemente, con grandes empujones que hacen que toda la cama se mueva.
-Aggggggg Pedro...Pedro....no puede ser....esto es...maravilloso....
Nos corremos a la vez. Mi polla descarga una segunda andanada se leche dentro de mi madre. Son varios chorros de semen que se mezclan con sus jugos y mi anterior corrida.
Ahora sí estamos los dos agotados. Ahora sí que no puedo casi ni moverme."
Eva estaba a punto también de correrse cuando oyó la puerta principal cerrarse. Casi se le para el corazón. Saltó de la cama, puso a toda prisa el diario en su sitio y salió del dormitorio de su hijo.
En el salón estaba su marido.
-¿Ya en casa? - le preguntó, casi jadeando.
-Sí. Ya tengo todo el material. ¿Qué hacías? ¿Estás sudando?
-Yo...estaba limpiado la cocina.
-Ah.
Y para allí fue. Había estado a punto de ser descubierta.
Había sido interrumpida al borde del orgasmo. Y no pudo estar sola el resto del día. No pudo terminar de leer el diario. No pudo estallar de placer, con los ojos cerrados y en la mente protagonizando las fantasías de su hijo.
Se pasó la tarde con el coño ardiendo. A punto estuvo de levantarse e irse al baño a desahogarse. Pero una llamada de Rosa, que le propuso salir, acabó con sus planes.
Sólo podía hacer una cosa. Esperar a la noche. Esperar a que su marido empezara a roncar para poder acariciarse hasta estallar.
Apagó la luz. Se dio la vuelta, dándole la espalda a su marido. Con los ojos abierto. Atenta a los sonidos. Atenta a que él empezara a roncar.
El coño le palpitaba. Necesitaba placer ya.
Notó movimiento en la cama. Su marido se acercó a ella por la espala y se pegó. Eva enseguida notó su polla dura restregarse contra su culo.
-¿Estás despierta?
-Sí.
Él llevó una mano hacia sus tetas y se las sobó.
-Estoy cachondo. ¿Echamos un polvete?
No contestó. Se dio la vuelta y se quedó boca arriba. Él la besó mientras llevaba una mano hasta su coño.
-Joder Eva. Pero si estás empapada.
-Yo también estoy cachonda.
-Ya veo.
Sin más, su marido se bajó los calzoncillos, le quitó las bragas, se subió sobre ella y le clavó la polla en el coño.
-Agggggg, mi amor. Que rico. Sí, sí. Fóllame...fóllame.
La folló rápido, con fuerza. En la oscuridad de su alcoba Eva era follada por su marido, el hombre que legalmente tenía derecho a hacerlo. Él único que podía hacerlo.
Pero Eva, con los ojos cerrados, pensaba en otro hombre. Pensaba en Pedro, su hijo. Para ella era su hijo la que se la estaba follando. Era la polla de Pedro la que entraba y salía una y otra vez de su coño.
-Ummmmm no pares. Fóllame así....dámelo todo.
Él estaba encantado de encontrar a su mujer tan receptiva, tan caliente. Se la folló con placer, buscando un rápido desahogo, que no tardó en llegar.
Arreció sus embestidas hasta que se quedó quieto y empezó a correrse. Eva, en ese momento, dejó salir de golpe toda la tensión acumulada durante el día. Se corrió con tal intensidad que clavó sus uñas en la espalda de su marido. Él, cuando terminó de vaciarse dentro de su esposa, cayó a un lado, contento y feliz de haber cumplido como un hombre.
-Ha estado bien ¿Eh? - Preguntó.
-Sí, muy bien - respondió Eva.
En menos de cinco minutos él roncaba. A su lado Eva se frotaba el coño. Entre sus dedos notaba el semen de su marido. Para ella era el semen de Pedro
Continuará....
Cada día leía el diario. Las cosas que Pedro escribió hacía semanas. Y las cosas que escribía el día anterior. A veces él no escribía nada. Eva sentía frustración esas veces.
El diario se estaba acabando. Se acercaba poco a poco hasta el día actual. Cuando eso pasase, Eva sólo podría leer lo que Pedro escribiese el día antes.
Lo de los abrazos al regresar él se hicieron norma. Él lo comentó en su diario.
"Ella ha empezado a abrazarme cuando llego de la calle. Me encantan esos abrazos. Me quedaría así para siempre, sintiendo su calor. Notando sus tetas aplastadas contra mi pecho.
Sólo espero que ella nunca note mi polla contra su barriga".
-Eso es lo que deseo -. Dijo Eva cuando leyó ese párrafo. - Eso es lo que deseo...
+++++
Un sábado Eva estaba en la cama se hijo leyendo. Pedro había ido a jugar al futbol con los amigos y su marido a comprar nosequé para arreglar un armario.
"14 de agosto de 2012.
A veces envidio a mi padre. La tiene para él todas las noches en su cama. La puede abrazar cuando quiere. La puede besar, acariciar.
Si yo fuese él le haría el amor todas las noches. Todas.
¿Lo harán ellos? Cómo no voy a envidiarlo. Tiene para él lo que yo más deseo.
Sé que no es culpa de mi padre. Que es sólo cosa mía. Pero a veces, además de envidiarle, le odio. Le quiero, claro que le quiero. Es mi padre. Pero...le odio. Le odio porque él la tiene y yo no.
En esos momentos de pasajero odio, deseo que mi madre le ponga los cuernos. Sí, que le ponga los cuernos, conmigo. Cuantas veces he fantaseado con eso. Con follarla en su cama. En el tálamo conyugal. Profanar su lecho.
Lo he imaginado de mil maneras distintas. Todas empiezan de distintas formas. Pero todas acaban igual. En una de esas maneras es sábado por la mañana. Mi padre ha salido. Ella está acostada en su cama.
Yo estoy acostado en la mía, desnudo, masturbándome. Pensando en ella, sola en su cama.
Me levanto. Me acerco a su dormitorio. Antes de llegar la oigo gemir. Y cuando me asomo a su puerta, la descubro sobre la cama, desnuda, con las piernas abiertas. Los dedos de su mano derecha subiendo y bajando por la brillante raja de su coño. Abre los ojos y me ve.
No cierra las piernas. No detiene la mano. Me mira a los ojos.
-Hola cariño.
-Hola mamá.
Ella mira como agarro mi polla y me masturbo mirándola.
-Umm Pedro...mi tesoro lindo. ¿Te gusta mirar como mami se hace una pajita?
-Mucho mami.
-Y a mí como tú te la haces. Uf, Pedro... mami está muy cachonda. ¿Ves como me chorrea el coñito?
-Sí... lo tienes muy mojado.
-Muy muy mojado...Ummmm....Pedro... ¿Sabes lo que deseo?
-Dime mamá. ¿Qué deseas?
-Deseo que mi niño me folle. Deseo que vengas a mi cama y me folles bien follada. Oh, dios...Pedro ¿Quieres follarte a mami?
No le respondo. Me acerco a la cama, me subo, me arrodillo entre sus piernas. Ella saca la mano de su coño y extiende sus brazos hacia mí.
Me dejo caer sobre ella. Guío mi polla hacia su coño y de un sólo golpe se la clavo hasta el fondo.
-Aggggggggggggggggg Pedro... ¡Cómo siento tu polla dentro de mí! ¡Qué dura!
No puede seguir hablando. Mi boca se lo impide. Nos fundimos en un apasionado beso. Y empiezo a follarla. Le saco la polla hasta la mitad y se la vuelvo a clavar: Una y otra vez.
Ella arquea la espalda, estira el cuello, ofreciéndomelo. Lo beso, lo lamo, lo chupo. Lo muerdo.
-Aggg, dios mío. Mi niño me está follado. Mi niño se está follando a su mami. No pares...No pares...Fóllame...más....más
Mi madre me rodea con sus piernas, atrayéndome hacia ella, haciendo aún más profunda la penetración. Nos volvemos a besar, enroscando nuestras lenguas.
Acelero mis envites. Estoy a punto de correrme. No puedo más.
-Mami...me voy a correr....me voy a correr...
-Sí, sí, síiiiiiiiiiiii. Córrete mi amor. Llénale a mami el coño de tu leche caliente. Dámela toda...toda...
Con la polla totalmente enterrada en su coño, me corro. A borbotones, con fuerza, golpeando el fondo de su vagina con chorro tras chorro de caliente semen. Y para mi alegría, ella se corre conmigo. Levanta la espalda de la cama, me empuja contra ella con sus pies tan fuerte que no me deja moverme.
Alrededor de mi pulsante polla noto las contracciones de su orgasmo. Mi orgasmo termina y ella aún sigue gozando el suyo. La miro. Tiene los ojos cerrados, los dientes apretados. Está, simplemente, hermosa.
Cuando su orgasmo cesa, abre lentamente los ojos y se encuentra con los míos. Nos sonreímos.
-Ummm, tesoro. Qué bien te has follado a mami. Siento el coño lleno de tu leche caliente.
Empujo. Mi polla sigue dura como antes de correrse.
-Agggg, mi vida. Aún tienes la polla dura.
-Mami, es por ti. Siempre la tengo dura por ti.
La beso. Ahora con dulzura, sin prisas. Y, sin prisas, vuelvo a follarla. Gozando de las sensaciones. Siento sus manos acariciar mi nuca.
-Ummmm, que placer, mi amor. Me estás follando otra vez. Mi coño rebosa tu leche y me estás follando otra vez. Eres maravilloso.
Quiero llenarla de placer. Demostrarle que nadie en el mundo la follará jamás como yo. Entrelazamos nuestras manos. Chupo su lengua.
-Agggg, no puede ser. MI vida. Vas a hacer correr a mami otra vez...
Eso es lo que busco. Darle más placer. No dejo de follarla con suavidad hasta que mi madre vuelve a tensarse. Su espalda vuelve a arquearse, sus ojos a cerrarse y su cuerpo estalla.
Nada más hermoso que mirar su cara en pleno orgasmo.
Queda quieta, sin moverse, floja. Y comienzo a follarla más fuerte. Ahora busco mi placer.
-MI vida, mi amor. Me vas a matar. No puedo más... Para...para...
No le hago caso. El placer es demasiado grande. No puedo quedarme así. Apoyo mis manos en la cama, me incorporo un poco y la follo salvajemente, con grandes empujones que hacen que toda la cama se mueva.
-Aggggggg Pedro...Pedro....no puede ser....esto es...maravilloso....
Nos corremos a la vez. Mi polla descarga una segunda andanada se leche dentro de mi madre. Son varios chorros de semen que se mezclan con sus jugos y mi anterior corrida.
Ahora sí estamos los dos agotados. Ahora sí que no puedo casi ni moverme."
Eva estaba a punto también de correrse cuando oyó la puerta principal cerrarse. Casi se le para el corazón. Saltó de la cama, puso a toda prisa el diario en su sitio y salió del dormitorio de su hijo.
En el salón estaba su marido.
-¿Ya en casa? - le preguntó, casi jadeando.
-Sí. Ya tengo todo el material. ¿Qué hacías? ¿Estás sudando?
-Yo...estaba limpiado la cocina.
-Ah.
Y para allí fue. Había estado a punto de ser descubierta.
Había sido interrumpida al borde del orgasmo. Y no pudo estar sola el resto del día. No pudo terminar de leer el diario. No pudo estallar de placer, con los ojos cerrados y en la mente protagonizando las fantasías de su hijo.
Se pasó la tarde con el coño ardiendo. A punto estuvo de levantarse e irse al baño a desahogarse. Pero una llamada de Rosa, que le propuso salir, acabó con sus planes.
Sólo podía hacer una cosa. Esperar a la noche. Esperar a que su marido empezara a roncar para poder acariciarse hasta estallar.
Apagó la luz. Se dio la vuelta, dándole la espalda a su marido. Con los ojos abierto. Atenta a los sonidos. Atenta a que él empezara a roncar.
El coño le palpitaba. Necesitaba placer ya.
Notó movimiento en la cama. Su marido se acercó a ella por la espala y se pegó. Eva enseguida notó su polla dura restregarse contra su culo.
-¿Estás despierta?
-Sí.
Él llevó una mano hacia sus tetas y se las sobó.
-Estoy cachondo. ¿Echamos un polvete?
No contestó. Se dio la vuelta y se quedó boca arriba. Él la besó mientras llevaba una mano hasta su coño.
-Joder Eva. Pero si estás empapada.
-Yo también estoy cachonda.
-Ya veo.
Sin más, su marido se bajó los calzoncillos, le quitó las bragas, se subió sobre ella y le clavó la polla en el coño.
-Agggggg, mi amor. Que rico. Sí, sí. Fóllame...fóllame.
La folló rápido, con fuerza. En la oscuridad de su alcoba Eva era follada por su marido, el hombre que legalmente tenía derecho a hacerlo. Él único que podía hacerlo.
Pero Eva, con los ojos cerrados, pensaba en otro hombre. Pensaba en Pedro, su hijo. Para ella era su hijo la que se la estaba follando. Era la polla de Pedro la que entraba y salía una y otra vez de su coño.
-Ummmmm no pares. Fóllame así....dámelo todo.
Él estaba encantado de encontrar a su mujer tan receptiva, tan caliente. Se la folló con placer, buscando un rápido desahogo, que no tardó en llegar.
Arreció sus embestidas hasta que se quedó quieto y empezó a correrse. Eva, en ese momento, dejó salir de golpe toda la tensión acumulada durante el día. Se corrió con tal intensidad que clavó sus uñas en la espalda de su marido. Él, cuando terminó de vaciarse dentro de su esposa, cayó a un lado, contento y feliz de haber cumplido como un hombre.
-Ha estado bien ¿Eh? - Preguntó.
-Sí, muy bien - respondió Eva.
En menos de cinco minutos él roncaba. A su lado Eva se frotaba el coño. Entre sus dedos notaba el semen de su marido. Para ella era el semen de Pedro
Continuará....
2 comentarios - Deseo de hijo, deseo de madre: El diario (Parte 6)