Estaba en casa esperándote tranquilo, lata de cerveza en mano, mientras vos volvías de la facultad, ya algo tarde por la hora de salida. No habíamos planeado nada para ese viernes, principio de fin de semana, en el que estábamos solos en casa.En eso sonó mi teléfono. Eras vos preguntándome si no había problema que vengan unos amigos tuyos a cenar a casa, ya que los habías encontrado de paso por el centro, y hacía mucho que no los veías. Que problema iba a haber? Enseguida me puse a preparar la cena, sin pensar en lo que deparaba la noche.Llegas con dos chicos y una chica más. Me los presentaste, “amigos de otras épocas” dijiste. Y recalcaste que uno de ellos hacía tiempo no andaba por la provincia y que hacía bastante no lo veías.La noche transcurrió tranquila entre cervezas, anécdotas y risas. Entre risa y risa pude notar que el chico al que hacía mucho que no veías no te miraba como a cualquier persona. Cuando podía, te comía con la mirada. Y un par de veces noté que vos esquivabas su mirada, casi sonrojándote. Empece a creer que algo detrás de ustedes había.La cerveza siguió corriendo y las anécdotas eran cada vez más subidas de tono. Me levante para ir al baño y cuando volvía pude escuchar como entre cuchicheos contaban como anécdota una noche que vos y él pasaron juntos. Me quede quieto y en silencio para que no me escucharan. Vos, entre risas, tratabas de hacerlo callar. Cuando note que llegaba al final aparecí despacio y haciéndome el desentendido. Tu cara te delataba. Te pusiste roja y quedaste muda. Yo seguí como si nada. Minutos después te levantaste para ir al baño y me fui atrás tuyo. Te alcancé en la pieza. Con cara de enojada te dije: Escuché todo. Tu cara se transformó. Pero enseguida te arrinconé contra la pared con un beso intenso y un apretón en tus nalgas. Mis manos corrienron hasta la parte de adelante de tu plantalon, mientras te besaba. Llegue hasta adentro del pantalón. Sentí tu concha húmeda, más bien mojada. Me separe y te susurré al oído: “Lindos recuerdos no”. Y me fui.Volví a la sala. El te seguía con la marida en cada movimiento que hacías. Los otros dos chicos se prepararon para irse. Él hizo lo mismo, pero le invité a quedarse un rato más y seguir “charlando”. Aceptó gustoso. Bajaste nerviosa a abrir. Mi plan no era seguir tomando. Apenas saliste por la puerta le conté que había escuchado todo y que había notado como no te sacaba la mirada de encima. Se sorprendió. Pidió disculpas. Le conté mis planes y pareció desencajado. Pero de apoco se fue convenciendo que iba en serio. Aceptó el juego. Le puse las reglas. Ella manda. Ella decide qué y en que momento. Solo dejate lleva. Lo mandé a salir de la sala apenas escuchamos el ascensor. Entraste, todavía algo desencajada. Viste que no estaba en la sala y te me viniste encima para decirme algo. No pudiste. Te recibí con un intenso beso y susurrandoté la oído: Relajate. Comencé a besarte el cuello despacio. Lo recorría de un lado al otro mientras te levantaba la remera. seguí besando tu cuello y bajé a tu pecho. Él se te acercó por atrás, se te apoyó y tomó fuerte tus nalgas. Te estremeciste. Comenzó a besarte la parte de atrás del cuello y los hombros mientras te desabrochaba el corpiño. YO te desabroché el pantalón y lo fui bajando mientras te besaba la panza. Volví a subir para morder tus pezones, mientras él, despacio te bajaba la tanga. Mi mano fue derecho a tu concha, que estaba por demás mojada. Te la acariciaba mientras mordía tus pezones. Él, mientras tanto, se sacaba la ropa. Se te acercó de atrás, te apoyó y apretó tus nalgas mientras su pija se acomodaba entre las dos piernas. La sentías dura. Te estremeciste. Temblaste. Sentí como acelerabas la respiración hasta que llegaste. Me alejé un poco. Te diste vuelta. Lo besaste. Te agachaste y se la comenzaste a chupar mientras yo me desnudaba. Tu lengua recorría toda su pija. Él cerraba los ojos. Me acerqué. Saliste de su pija y te metiste la mía en la boca, mientras seguías acariciando la suya. Te levanté y te llevé a la cama. Caíste sobre la cama. Te abrí las piernas y te fuí chupando la concha muy despacio mientras lo llamabas para que se acerque. Tomaste su pija y retomaste el juego con la lengua. El comenzó a acelerar su respiración. Vos también. Acabaron los dos, te empapó de semen los pechos. Me paré. Te di vuelta y comencé a chuparte la cola mientras uno de mis dedos entraba y salía de tu concha. Él te miraba gemir y se acariciaba, como deseando volver a empezar. Estiraste la mano y lo acariciaste vos. Empezó a recuperarse. Me acosté en la cama y te senté arriba mio. El se fue acercando y mientras te movías te mordía los pezones. De un tirón te acosté arriba mío. Le hice un gesto y lo entendió. Era parte de "las reglas" te escuchaba gemir con cada movimiento. Él se preparó. Se lubricó. Se acercó despacio de atrás y lentamente metió su pija en tu culo. Soltaste un gemido que nunca había escuchado. Comenzaste a manejar el ritmo. Te movías rápido pero con cuidado. Sentí como tu respiración se aceleró. La mía también. El aceleró. Explotaste. Exploté adentro tuyo. Él también. Quedamos tendidos. En silencio. Fuiste al baño. Nos fumamos un pucho con el muchacho. charlamos. Escuché la ducha. Lo llevé abajo. Volví. Entre a la ducha. Estabas exhausta. Pero querías, y yo también, un poco más.
2 comentarios - Trio con mi novia y su amigo