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Brandi 15

Mientras Sean había seguido jugando con su hermana Paula, su novia, Kelly, volvía a casa. Kelly mantenía un secreto que, ni siquiera su novio Sean lo conocía o podía imaginarselo. Kelly mantenía habitualmente relaciones sexuales con su propio padre, con total normalidad y con el conocimiento de su madre que sorprendentemente lo toleraba. Así, aquella noche cuando volvió a casa y mientras su madre hacía la cena, Kelly sentada en el sofá junto a su padre tenía que consentir que su padre se extralimitara en sus atenciones.

- Papá, sabes, he visto en una tienda una blusa monísima. ¿ Verdad, que me invitarás y me darás dinero para comprármela.? -

- Claro que sí, hija. Bueno, hijita, ¿ qué has estado haciendo esta tarde ? -

- Bueno, he salido con mi novio, Sean y unos amigos. Hemos pasado la tarde en la piscina de los padres de Sean. -

- ¿ Quieres mucho a Sean, verdad ? Siempre me has hablado muy bien de él. -

- Sí, papá, le quiero muchísimo. Es muy amable y bueno conmigo. Él también me quiere mucho a mi. Soy muy dichosa a su lado.

- Y bueno, hija, que tal es en la cama. -

- Ay, papá, no me gusta que me hagas esas preguntas. -

- Está bien, hija. -

Alan metió su mano bajo la minifalda de su hija, y comenzó a toquetear el coño de su hija con total desfachatez. Kelly lo consentía sumisa.Kelly encontraba ahora natural que su padre se propasara con ella. Kelly levantó ligeramente su culo para facilitar a su padre su propósito de quitarle las braguitas.

- Bueno, ya están fuera las braguitas, hija. Esta noche me acostaré contigo. Papá te follará para que veas cuanto te quiere.

- Bueno, papá. -

- Antes de que tu madre prepare la comida, hija, quiero que le comas la polla a papá. -

- Claro, papá. -

Mientras Alan seguía atentamente las noticias que aparecían en el televisor, relajaba su cuerpo al mismo tiempo y su sumisa hija Kelly le chupaba la polla con total sometimiento. Alan enredaba sus dedos en el pelo de su hija y acompañaba los movimientos de su cabeza, arriba y abajo. Su hija devoraba su polla con una maestría encomiable. Alan estaba muy orgullosa de su hija.

- Muy bien, hija, chupa la polla a papá. Mañana te daré dinero para que te compres esa blusa que has visto y que tanto te gusta, eh. -

- Gracias, papá. Me gusta mucho chuparte la polla, papá. Una buena hija debe saber bien cómo chupar la polla a papá. Y yo soy una buena hija

La ávida lengua de Kelly recorría por completo la polla de su padre, enredándose, mojándole con su saliva. En aquel momento apareció Claudia, la madre de Kelly, con un vaso de cerveza en la mano.

- Cariño, mientras esperas la cena, he pensado que te gustaría una cerveza. -

- Gracias, Claudia. Nuestra hija cada vez me chupa la polla mejor. Está hecha una buena chupapollas. -

- Ay, no sé, marido, alguna vez he pensado que quizás te estés aprovechando mucho de tu hija. -

- No, mamá, a mi me gusta que se aproveche de mi papá. De esta manera le demuestro lo buena hija que soy. -

- Ves, Claudia, nuestra hija es un tesoro. Hija, mírame a los ojos. Estoy a punto de correrme y quiero ver que me miras mientras te tragas mi semen.

- Sí, papá. -

La mirada sumisa y sensual de Kelly buscó la de su padre. Alan, enseguida, disparó un gran chorro de semen, espeso y abundante que se alojó en la lengua de su hija Kelly. Alan continuó corriéndose y su hija procuraba tragarse hasta la última gota de semen de su padre.

- Muy bien, hija. Ahora límpiame la polla con tu boca. Trágate hasta la última gota de semen, pequeña. -

- Sí, papá. -

Kelly, sometida, no cejó su empeño de continuar chupando y lamiendo la polla de su padre. Su boca rezumaba semen en abundancia, que se esparcía por su barbilla y por sus labios. Kelly sentía el semen en su boca, su pegajosidad, su ardor y le encantaba.

- Muy bien, hija mía. Cada vez me chupas la polla mejor. -

- Gracias, papá. -

Al día siguiente, Kelly acompañó a su padre Alan a su oficina. Gracias a su querido padre, Kelly, comenzaría a trabajar como secretaria para el jefe de su padre. Kelly estaba muy excitada, porque le apetecía mucho empezar a trabajar y ganarse un sueldo. Podría tener cierta independencia económica. Hacia las diez de la mañana, Kelly y su padre fueron recibidos por Frank, el jefe de su padre. Era un hombre maduro, mayor que su padre, aunque se conservaba muy bien. Kelly estaba inquieta cuando entró en la oficina y aquel hombre, bien vestido, la miraba con atención. A pesar de estar recomendada por su padre, Kelly temía que no fuera del agrado de su jefe.

- Hola, Frank, te presento a mi hija Kelly. -

- Hola, señor. -

- Vaya, Alan. Me comentastes que tu hija era una chica preciosa, pero lo cierto es que supera con creces mis expectativas. Es realmente preciosa. Creo que nos llevaremos bien. Bueno, Kelly, supongo que tu padre te habrá puesto un poco al corriente. -

- Bueno, señor, mi padre me ha dicho que usted necesita una secretaria. -

- Exacto, Kelly. Necesito una secretaría que pueda llevarme mi agenda, llamadas telefónicas, etc. Tu padre me ha dicho que éste sería tu primer trabajo. Bueno, yo creo que hay que dar una primera oportunidad a la gente joven. Así que creo, Kelly, que te voy a dar el puesto. -

- Gracias, señor. Espero hacerlo bien y no defraudarle. -

- Seguro, Kelly. Bien, tu padre también me ha comentado que eres una chica muy generosa. Bien, tu padre ya me ha comfirmado tus aptitudes, y resulta que yo lo que estoy buscando en una buena secretaría para todo. Quiero decir con ello, que a parte de tus actividades normales, tambíen espero una atención personalizada.

- Claro, señor, yo estoy dispuesta a todo lo que me pida. -

- Muy bien, Kelly. Mira, me gustaría que te desnudaras. Quiero verte desnuda. -

- Quiere que me desnude, señor. -

- Sí, hija. El jefe quiere verte desnuda. Bueno, hija, no te lo dije, pero el señor Smith quiere una secretaria sexual, que aparte de realizar las tareas corrientes de secretaria tendrías que consentir que abusara de ti, hija. -

- Bueno, papá. Claro que sí. -

Kelly, sumisa y cándida, comenzó a desnudarse bajo la insolente atención de su propio padre y el jefe de éste. Kelly se quitó la blusa y los dos hombres pudieron comprobar cómo sus exuberantes tetas pugnaban por salir del ajustado sujetador. Con ingenuidad se despojó de sus sostenes y mostró sus turgentes tetas. Kelly sonrió con ternura a los hombres que la miraban con total desfachatez y deseo. Kelly continuó desabrochándose los botones de sus tejanos, y sensualmente fue deslizándoselos a través de sus esbeltas piernas. En seguida se desprendió de sus braguitas y, coqueta y orgullosa mostró su hermoso cuerpo completamente desnudo. La mirada del sr. Smith recorrió con meticulosidad cada rincón de su apetecible cuerpo, con deseo y ansia. Kelly se sintió excitada por el descaro y forma que aquel hombre miraba su cuerpo en presencia de su propio padre. Kelly, generosa, se giró en varias ocasiones para que los hombres se deleitaran de la contemplación de su hermoso cuerpo desnudo.

- Joder, Alan, tu hija está buenísima. ¡ Qué cuerpo, qué tetas y qué culo ! Es impresionante. -

- Bien, ya te dije que te iba a gustar. Kelly, hija mía, acércate a mi jefe y consiéntele que te meta mano. -

- Sí, papá. -

Kelly, graciosa, moviéndose con sensualidad se acercó al sr. Smith. Generosa se sentó en su regazo y refregando sus tetas y encantos contra él muy complaciente.

- Bueno, señor, espero que mi cuerpo le guste. Me gustaría no defraudarle y poder complacer todos sus deseos. Yo soy una chica muy complaciente y asequible, señor. -

- Claro que me gustas, Kelly. Bueno, tu padre me ha dicho que mantienes relaciones sexuales contigo con asiduedad. Es muy sorprendente. Yo tengo una hija de tu misma edad, pero claro, no es tan generosa conmigo como lo eres tú con tu propio padre. -

- Yo creo, señor, que una hija debe ser muy complaciente con su padre. -

Kelly levantó sutilmente su pierna izquierda, con sensualidad. Frank dejó caer su mano derecha y acarició el cálido interior de sus muslos de terciopelo, acercándose hacia su entrepierna donde frotó su coño con deseo e insolencia. Kelly sonrió sumisa y complaciente. Frank también masajeó las grandes tetas de Kelly, frotándolas, pellizcando sus pezones. Frank estaba eufórico por la simpatía y generosidad que mostraba Kelly.

- Me parece Alan que decididamente voy a contratar a tu hija Kelly como mi secretaria particular. Esta hecha una buena putilla. -

- Ya te dije que te gustaría mi hija, Frank. Bueno, Frank, yo os dejo. Supongo que querrás probar a mi hija mejor en privado. Te adelanto que está hecha una buena chupapollas. -

- No, Alan. Qúedate. Se me ocurre que podíamos follarnos a tu hija Kelly los dos. -

- Sí, papá, me gustaría que me jodieran dos hombres a la vez. -

Frank avisó que no le pasaran ninguna llamada telefónica. Los dos hombres maduros se desnudaron mientras observaban a la inocente Kelly que continuamente contorneaba y se acariciaba su cuerpo morbido. Se acercaron a la jovencita y comenzaron a manosear sus encantos al mismo tiempo. Kelly podía sentir al mismo tiempo la mano de su nuevo jefe hurgando su coño y las manos de su padre sobando sus tetas. Kelly se sentía emocionada por aquellas nuevas sensaciones. Se sentía una mujer completa. Mientras su jefe y su padre no dejaban de manosear su cuerpo, Kelly agarraba las pollas de los dos hombres y las meneaba con entusiasmo.

- ¡ Qué bien me siento, mi jefe y mi padre abusando de mi ! -

Kelly, cariñosa, se arrodilló frente a los dos hombres y sabiamente empezó a mamar sus pollas, con turnos bien programados. Pudo sentir las dos pollas al mismo tiempo en su hambrienta boca. Kelly estaba muy emocionada y excitada. La tumbaron sobre la mesa del despacho y mientras Kelly comía la polla a su padre, Frank saboreaba su apetitoso coño. Alan estaba muy orgulloso del comportamiento de su hija. Gracias a ella podría alcanzar el ansiado ascenso que su jefe le había prometido. Frank no quería esperar más y tras lamer el coño de Kelly durante un buen rato, apuntó su polla y la penetró sin contemplaciones.

- Me voy a follar a la zorra de tu hija, Alan. -

Alan sonrió a su jefe y miró a su hija que continuaba mamando su polla con cariño, mientras él aprovechaba para sobar sus enormes tetas. Kelly estaba extasiada y totalmente entregada al inmenso placer que invadía su cuerpo. Se sentía bien follada y humillada. Los dos hombres intercambiaron sus puestos y ahora era Alan quien se follaba a su hija Kelly, que lo miraba con ternura y dulzura. Su padre la estaba follando y ella se sentía tan dichosa y tan buena hija.

- Joder, Alan, no me puedo creer que esté viendo como te follas a tu propia hija. Es alucinante. -

- Pues, ya ves, Frank. Te recomiendo que si puedes lo intentes con tu hija. Cuando siento cómo mi polla penetra el coño de mi propia hija, un sentimiento mágico se apodera de mi. Contemplar su cuerpo desnudo, su candidez, mientras me la estoy follando me pone tan cachondo, Frank. -

- Me lo puedo imaginar. -

Volvieron a intercambiar sus puestos y era Frank quien volvía a follarse a Kelly. Se acomodaron en el sofá del despacho, y mientras Frank se sentaba sobre el mismo, Kelly, abierta de piernas, se sentó sobre él y dejó que su polla atravesara su coño.

- Si, señor, fólleme, aprovéchese de mi. -

Kelly movía sus caderas con movimientos sinuosos y provocativos, mientras aquella desconocida polla penetraba su coño. Aquel hombre aferraba sus manos a su hermoso culo y lo apretaba con fuerza, mientras miraba extasiado el vaivén de las tetas de la joven. Alan se acercó y ofreció su polla a su hija que la chupó con cariño.

- Sí, papá, deja que te coma la polla. -

- Sí, hija mía, chúpame la polla. -

Kelly, cariñosa, chupaba la polla de su padre con todo su amor, lamiéndola, besándola. Sus carnosos labios se aferraban a la polla de su padre con fuerza y tesón, apretándola, sintiendo sus palpitaciones y su ardor. Su padre no pudo reprimirse más tiempo y lanzó un gran chorro de candente semen sobre su boca. Kelly abría su boca, golosa y ansiosa, para recibir todo el semen de su padre, que se desparramaba sobre su lengua, pringándola en abundáncia, y manchando su barbilla y su cara. A continuación fue Frank quien, a punto de correrse, dirigió su polla hacia la boca de Kelly y vertió todo su semen sobre ella. Kelly era insaciable y mezcló el semen de su padre y de Frank con su saliva y trató de tragárselo todo. No deseaba desperdiciar una gota de semen. Continuamente no dejaba de sonreir a los hombres, contenta y satisfecha, mientras mostraba como su boca y lengua estaban impregnadas de leche.

- Tengo la boca llena de semen. ¡ Qué pasada, papá ! Estoy tan emocionada. Me siento una mujer bien humillada. -

- Bueno, Alan, ya te digo, te confirmo que contrato a tu hija como mi secretaria. Y bueno tu ascenso dálo por hecho. Te lo has merecido. -

- De veras que gracias a mi, papá, has conseguido un ascenso. ¡ Qué bien ! Me siento muy orgullosa y contenta, papá. -

- Alan, tienes una hija estupenda. Bueno, ahora será mejor que nos vistamos. Tengo una importante reunión en media hora. -

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