No entiendo que me pasa. Me repetí una y otra vez que no iba a volver a hacerlo... Pero acá estoy. Arriba de un autobús, viajando, tan solo para verlo.
Una y otra vez, me lastimó, me usó... Para peor, yo lo sabía, pero mi persona, mi mente, mi corazón, están tan confundidos, que realmente no mido mis acciones con sus consecuencias. Como siempre, termino llorando con todo el corazón roto, por cada una de la ilusiones destruidas. Pero entonces ¿ Por qué ahora, en este preciso momento, estoy yendo a verlo?
Mientras veo pasar el paisaje por la ventana del autobús, se me cruza por la cabeza imágenes... De la vez que nos conocimos vía chat, tan tonta fui que me enamoré de vos en el primer instante en que nos hablamos. De la vez en que nos vimos por primera vez... nunca me voy a olvidar ese día, fue un día muy lindo y feliz, que ahora me trae nostalgia de lo que pudimos haber sido en un futuro no muy lejano. De la primera vez que hicimos el amor,; y como cada pequeña y simple cosa, iba creando lazos que no pude cortar tempranamente, para evitar mi sufrimiento.
¿ Por qué ahora estoy yendo a verlo?
Uno pensaría que lo que me atrae, capaz, es el físico, pero sinceramente, es un joven común y corriente, rubio, de un metro setenta, con un pelo al estilo afroamericano, que en ese entonces, lo combinaba con una barba suave al estilo Puff, por su onda tan rockera, de estrella, combinadas con una pera de forma ovalada aunque con bastantes cachetes, y una sonrisa pequeña y sofisticada, que hace reír a cualquier persona con la que esté.
Quizá sea su personalidad, a lo signo de fuego: Rudo y masculino, pero a la vez tierno y apasionado.
La manera tan simple de decir las cosas que a mi me daban tanto pudor, y hasta a veces miedo. La manera de saber que palabras decir en el momento indicado, tanto en conversaciones como cuando estábamos en la cama.
Quizá su manera de dominarme y jugar conmigo mentalmente, convirtiéndome en su sumisa, porque si algo debo de reconocer es que jamás lo hubiera engañado, porque nadie lograba desnudarme de esa manera.
Llego a mi destino. Mi corazón late fuerte, siento hasta nauseas de pensar que a pocas cuadras caminando calle abajo, llego a su casa.
Mientras camino y veo nuevamente el paisaje para calmar mis nervios. Escuchando a través de mis auriculares, con bastante ironía, la canción "You know, I'm No Good" (de la cantante británica Amy Winehouse. "Tu sabes, no soy buena") toco la puerta de su casa.
Con nervios espero hasta que la puerta se abre...
Lo primero que veo la sonrisa de lobo feroz, como si yo fuera la mismísima Caperucita, a la espera de la hora final. Luego, mientras voy saliendo del trance, recorro su cuerpo con la mirada y veo que solamente lleva una toalla. Con mi boca abierta en forma de O, miro su cara nuevamente y me percato de que su cabello esta húmedo, y veo que su sonrisa se anchó mucho más.
Sin darme cuenta, la puerta atrás mío se cerró, y estoy de rodillas al frente de él. Inmediatamente, saca la toalla, dejándome la vista de su cuerpo desnudo.
Su pene se muestra victoriosos, alzado a la altura de mis ojos. Yo estoy hipnotizada, discutiendo mentalmente si ver su pene o su cara.
Sin decir una palabra, tan solo intercambiando miradas, meto su pene en mi boca, y comienzo los movimientos que se que tanto a él le gustan y vuelven loco.
Primero un ritmo suave, saboreando cada centímetro de su piel. De vez en cuando, miro sus ojos, pero no por mucho tiempo, ya que su mirada me intimida demasiado.
Mis manos, que ya han dejado tirado por el piso mis auriculares con mi celular, comienzan a tocar sus piernas, su cola tan bien formada, empujando para que su pene entre mucho más en mi boca. Por último, rozo los testículos, cargados de tanto semen que él desea liberar.
Empiezo a acelerar el ritmo de mis movimientos, hasta que nuevamente, sin darme cuenta, me abrazó, cargándome de manera que nuestras caderas se tocan y mis piernas se entrelazan en su parte posterior de la cadera.
Instintivamente, clavo mis uñas en sus omóplatos, consiguiendo que una nalgada impacte en mi nalga derecha, fuerte.
_Nada de marcas, ya lo sabes_ Me dice con su voz grave, recordándome que no lo poseo. Intento sentirme angustiada, pero me sorprendo a mí misma halagada y con gusto con esa reacción.
Nos movemos hacia la habitación, y me deja en la cama, donde tanto tiempo nos acostamos.
Comienza a besarme y sacarme la ropa. Primero saca mis zapatos, luego mi vestido, aprovechando de tocar cada zona que desnuda. Cuando estoy solamente con mi ropa interior, me mira y sonríe, para luego soltarme y alborotar mi pelo.
Una vez hecho esto, comienza a besar mi cuerpo, a la vez que empieza a sacarme la ropa interior.
Bajando por mi cuello, veo dentro de mi campo de visión, como mi corpiño termina en un estante del otro de la habitación. Las vibraciones de sus risas se propagan a través de mi piel.
Bajó a mis pechos, mis pezones se endurecen por la suave brisa de la ventana tras mío, además de la excitación de la situación, en la cual, mi cerebro no funciona correctamente.
Comienza a estimular su nuevo objetivo: mis pezones. Masajea, acaricia, aprieta, pellizca y termina dándoles unas suaves lamidas, que luego se convierten en fuertes succiones y hasta mordidas, que me sacan mas gritos que gemidos.
Cuando se despega de mis pechos, mi pecho no para de subir y bajar.
Nos miramos a los ojos. Agarro los costados de mi tanga, y lentamente la voy bajando por mis piernas, hasta terminar por sacarla a través de mis pies.
Boca arriba, me apoyo en mis codos mientras abro mis piernas, mostrando mi vagina depilada recientemente. Llevo mi mano derecha hacia ésta, comenzando a estimular mi vagina, que está completamente húmeda, queriendo que la penetren.
Él se levanta, camina hasta la cómoda, donde saca un paquete de preservativos. Se lo coloca y vuelve a mi lado.
_Date la vuelta_ Me pide respetuosos pero muy imperativo.
Me doy vuelta, y empieza a sentir pequeños toques suaves, húmedos... Su boca. Esta recorriendo mis piernas, desde las rodillas hasta los muslos, llegando a mi cola, que lo recibe con gusto. Muerde, con aire travieso, uno de mis cachetes, para luego ubicarse encima mío, agarrar mi cadera con uno de sus brazos y ubicándome de manera que mi cola quede en pompa.
_Así que te acordaste de lo que te pedí..._Dice con asombro en su voz. Diría que hasta satisfactoria. _ Bien putita resultaste ser.
Horas antes de vernos, él me había pedido si no podía ponerme en el ano, las bolas anales rosa que una vez le mostré... Por supuesto, por querer complacerlo, me las puse.
Inmediatamente, las saca una por una, haciendo que alucine con las sensaciones de la estimulación anal.
En un momento, tan perdida en mis sensaciones, no caí en cuenta que luego de sacar las bolas, agarró su pene y me lo introdujo, seco y violentamente, arrancándome de mi paraíso para sentir un dolor horrible. Pude escucharme a mi misma gritar.
_¿Qué? ¿Te duele? Que lástima, a mi me está gustando_ Dice con tono malvado mientras comienza a penetrarme una y otra vez, mas fuerte, provocando que sus testículos choquen fuertemente contra mi vagina casi logrando la tonalidad de un aplauso.
Cuando se cansa, saca su pene y se sienta, invitándome a cabalgarlo. Pero, estoy tan estúpida que ni siquiera se que estoy haciendo arriba de él. Por lo tanto, enojado, me tira contra el piso, ubicándome nuevamente en cuatro, y comienza a penetrarme de nuevo el ano.
_Mmm... ¿Por acá también lo querés?_ Dice, después de 10 minutos de esa violenta penetrada, mientras pasa la cabeza de su pene en el agujero de mi vagina. Ésta, lo recibe abierta como una flor en primavera, por lo cual, el aprovecha y me penetra profundamente, arrancándome un gemido largo y grave.
_Estás toda mojada. Se nota que te encanta que seas mi putita ¿ o me equivoco?_ Llego nada mas a asentir, porque comenzó a pellizcarme los pezones mientras taladra mi vagina. A la vez, saco una mano de soporte para estimular mi clítoris.
Soy tan torpe, que acabo de bruces en el piso. Él, aprovecha para poner todo su peso sus manos en mi cuello y nuca, comenzando a apretar, provocando que me asfixie. Sin entender nada, tengo el mas fuerte de los orgasmos.
Cuando caigo nuevamente en la realidad, él ya se saco el preservativo. Lo veo y está vacío. Lo miro con incredulidad.
_ ¿Te pensaste que se iba a terminar así? Jajaja que poco me conoces amor_ Me dice mientras jalando mi pelo, me lleva nuevamente a la cama, en cuatro.
Me pone en el borde de la cama, casi cayendo al piso, y él se ubica adelante mío, en cuatro.
Sé lo que quiere, así que se lo doy. Comienzo a pasar mi lengua en su ano, mientras él comienza a gemir, agarrando mi cabeza empujándola mas hacia su cola.
Luego, lamo sus testículos mientras empiezo a forzar mi dedo índice en su ano.
Comienzo unos movimientos lentos, pero muy estimulantes. Es tal, que en pocos minutos, él volvió a agarrar mi pelo, poniéndome boca arriba.
_Abrí la boca_ Dice mientras se masturba salvajemente. Hipnotizada, succiono un poco sus testículos, hasta que agarra mi cara desde la mandíbula, fuerte, causando dolor. Gritando, eyacula en mi boca, obligándome a tragar todo su semen, como también me obliga a limpiarlo y limpiarme.
Exhausta, me acuesto en su cama de perfil, llevando mis rodillas al pecho, mientras el arrepentimiento abre paso en mi.
Una y otra vez, me lastimó, me usó... Para peor, yo lo sabía, pero mi persona, mi mente, mi corazón, están tan confundidos, que realmente no mido mis acciones con sus consecuencias. Como siempre, termino llorando con todo el corazón roto, por cada una de la ilusiones destruidas. Pero entonces ¿ Por qué ahora, en este preciso momento, estoy yendo a verlo?
Mientras veo pasar el paisaje por la ventana del autobús, se me cruza por la cabeza imágenes... De la vez que nos conocimos vía chat, tan tonta fui que me enamoré de vos en el primer instante en que nos hablamos. De la vez en que nos vimos por primera vez... nunca me voy a olvidar ese día, fue un día muy lindo y feliz, que ahora me trae nostalgia de lo que pudimos haber sido en un futuro no muy lejano. De la primera vez que hicimos el amor,; y como cada pequeña y simple cosa, iba creando lazos que no pude cortar tempranamente, para evitar mi sufrimiento.
¿ Por qué ahora estoy yendo a verlo?
Uno pensaría que lo que me atrae, capaz, es el físico, pero sinceramente, es un joven común y corriente, rubio, de un metro setenta, con un pelo al estilo afroamericano, que en ese entonces, lo combinaba con una barba suave al estilo Puff, por su onda tan rockera, de estrella, combinadas con una pera de forma ovalada aunque con bastantes cachetes, y una sonrisa pequeña y sofisticada, que hace reír a cualquier persona con la que esté.
Quizá sea su personalidad, a lo signo de fuego: Rudo y masculino, pero a la vez tierno y apasionado.
La manera tan simple de decir las cosas que a mi me daban tanto pudor, y hasta a veces miedo. La manera de saber que palabras decir en el momento indicado, tanto en conversaciones como cuando estábamos en la cama.
Quizá su manera de dominarme y jugar conmigo mentalmente, convirtiéndome en su sumisa, porque si algo debo de reconocer es que jamás lo hubiera engañado, porque nadie lograba desnudarme de esa manera.
Llego a mi destino. Mi corazón late fuerte, siento hasta nauseas de pensar que a pocas cuadras caminando calle abajo, llego a su casa.
Mientras camino y veo nuevamente el paisaje para calmar mis nervios. Escuchando a través de mis auriculares, con bastante ironía, la canción "You know, I'm No Good" (de la cantante británica Amy Winehouse. "Tu sabes, no soy buena") toco la puerta de su casa.
Con nervios espero hasta que la puerta se abre...
Lo primero que veo la sonrisa de lobo feroz, como si yo fuera la mismísima Caperucita, a la espera de la hora final. Luego, mientras voy saliendo del trance, recorro su cuerpo con la mirada y veo que solamente lleva una toalla. Con mi boca abierta en forma de O, miro su cara nuevamente y me percato de que su cabello esta húmedo, y veo que su sonrisa se anchó mucho más.
Sin darme cuenta, la puerta atrás mío se cerró, y estoy de rodillas al frente de él. Inmediatamente, saca la toalla, dejándome la vista de su cuerpo desnudo.
Su pene se muestra victoriosos, alzado a la altura de mis ojos. Yo estoy hipnotizada, discutiendo mentalmente si ver su pene o su cara.
Sin decir una palabra, tan solo intercambiando miradas, meto su pene en mi boca, y comienzo los movimientos que se que tanto a él le gustan y vuelven loco.
Primero un ritmo suave, saboreando cada centímetro de su piel. De vez en cuando, miro sus ojos, pero no por mucho tiempo, ya que su mirada me intimida demasiado.
Mis manos, que ya han dejado tirado por el piso mis auriculares con mi celular, comienzan a tocar sus piernas, su cola tan bien formada, empujando para que su pene entre mucho más en mi boca. Por último, rozo los testículos, cargados de tanto semen que él desea liberar.
Empiezo a acelerar el ritmo de mis movimientos, hasta que nuevamente, sin darme cuenta, me abrazó, cargándome de manera que nuestras caderas se tocan y mis piernas se entrelazan en su parte posterior de la cadera.
Instintivamente, clavo mis uñas en sus omóplatos, consiguiendo que una nalgada impacte en mi nalga derecha, fuerte.
_Nada de marcas, ya lo sabes_ Me dice con su voz grave, recordándome que no lo poseo. Intento sentirme angustiada, pero me sorprendo a mí misma halagada y con gusto con esa reacción.
Nos movemos hacia la habitación, y me deja en la cama, donde tanto tiempo nos acostamos.
Comienza a besarme y sacarme la ropa. Primero saca mis zapatos, luego mi vestido, aprovechando de tocar cada zona que desnuda. Cuando estoy solamente con mi ropa interior, me mira y sonríe, para luego soltarme y alborotar mi pelo.
Una vez hecho esto, comienza a besar mi cuerpo, a la vez que empieza a sacarme la ropa interior.
Bajando por mi cuello, veo dentro de mi campo de visión, como mi corpiño termina en un estante del otro de la habitación. Las vibraciones de sus risas se propagan a través de mi piel.
Bajó a mis pechos, mis pezones se endurecen por la suave brisa de la ventana tras mío, además de la excitación de la situación, en la cual, mi cerebro no funciona correctamente.
Comienza a estimular su nuevo objetivo: mis pezones. Masajea, acaricia, aprieta, pellizca y termina dándoles unas suaves lamidas, que luego se convierten en fuertes succiones y hasta mordidas, que me sacan mas gritos que gemidos.
Cuando se despega de mis pechos, mi pecho no para de subir y bajar.
Nos miramos a los ojos. Agarro los costados de mi tanga, y lentamente la voy bajando por mis piernas, hasta terminar por sacarla a través de mis pies.
Boca arriba, me apoyo en mis codos mientras abro mis piernas, mostrando mi vagina depilada recientemente. Llevo mi mano derecha hacia ésta, comenzando a estimular mi vagina, que está completamente húmeda, queriendo que la penetren.
Él se levanta, camina hasta la cómoda, donde saca un paquete de preservativos. Se lo coloca y vuelve a mi lado.
_Date la vuelta_ Me pide respetuosos pero muy imperativo.
Me doy vuelta, y empieza a sentir pequeños toques suaves, húmedos... Su boca. Esta recorriendo mis piernas, desde las rodillas hasta los muslos, llegando a mi cola, que lo recibe con gusto. Muerde, con aire travieso, uno de mis cachetes, para luego ubicarse encima mío, agarrar mi cadera con uno de sus brazos y ubicándome de manera que mi cola quede en pompa.
_Así que te acordaste de lo que te pedí..._Dice con asombro en su voz. Diría que hasta satisfactoria. _ Bien putita resultaste ser.
Horas antes de vernos, él me había pedido si no podía ponerme en el ano, las bolas anales rosa que una vez le mostré... Por supuesto, por querer complacerlo, me las puse.
Inmediatamente, las saca una por una, haciendo que alucine con las sensaciones de la estimulación anal.
En un momento, tan perdida en mis sensaciones, no caí en cuenta que luego de sacar las bolas, agarró su pene y me lo introdujo, seco y violentamente, arrancándome de mi paraíso para sentir un dolor horrible. Pude escucharme a mi misma gritar.
_¿Qué? ¿Te duele? Que lástima, a mi me está gustando_ Dice con tono malvado mientras comienza a penetrarme una y otra vez, mas fuerte, provocando que sus testículos choquen fuertemente contra mi vagina casi logrando la tonalidad de un aplauso.
Cuando se cansa, saca su pene y se sienta, invitándome a cabalgarlo. Pero, estoy tan estúpida que ni siquiera se que estoy haciendo arriba de él. Por lo tanto, enojado, me tira contra el piso, ubicándome nuevamente en cuatro, y comienza a penetrarme de nuevo el ano.
_Mmm... ¿Por acá también lo querés?_ Dice, después de 10 minutos de esa violenta penetrada, mientras pasa la cabeza de su pene en el agujero de mi vagina. Ésta, lo recibe abierta como una flor en primavera, por lo cual, el aprovecha y me penetra profundamente, arrancándome un gemido largo y grave.
_Estás toda mojada. Se nota que te encanta que seas mi putita ¿ o me equivoco?_ Llego nada mas a asentir, porque comenzó a pellizcarme los pezones mientras taladra mi vagina. A la vez, saco una mano de soporte para estimular mi clítoris.
Soy tan torpe, que acabo de bruces en el piso. Él, aprovecha para poner todo su peso sus manos en mi cuello y nuca, comenzando a apretar, provocando que me asfixie. Sin entender nada, tengo el mas fuerte de los orgasmos.
Cuando caigo nuevamente en la realidad, él ya se saco el preservativo. Lo veo y está vacío. Lo miro con incredulidad.
_ ¿Te pensaste que se iba a terminar así? Jajaja que poco me conoces amor_ Me dice mientras jalando mi pelo, me lleva nuevamente a la cama, en cuatro.
Me pone en el borde de la cama, casi cayendo al piso, y él se ubica adelante mío, en cuatro.
Sé lo que quiere, así que se lo doy. Comienzo a pasar mi lengua en su ano, mientras él comienza a gemir, agarrando mi cabeza empujándola mas hacia su cola.
Luego, lamo sus testículos mientras empiezo a forzar mi dedo índice en su ano.
Comienzo unos movimientos lentos, pero muy estimulantes. Es tal, que en pocos minutos, él volvió a agarrar mi pelo, poniéndome boca arriba.
_Abrí la boca_ Dice mientras se masturba salvajemente. Hipnotizada, succiono un poco sus testículos, hasta que agarra mi cara desde la mandíbula, fuerte, causando dolor. Gritando, eyacula en mi boca, obligándome a tragar todo su semen, como también me obliga a limpiarlo y limpiarme.
Exhausta, me acuesto en su cama de perfil, llevando mis rodillas al pecho, mientras el arrepentimiento abre paso en mi.
2 comentarios - Fuego y Agua.