Suavemente cada noche ella acariciaba sin descanse su bien excitado clítoris, con ansias locas presionaba sus dedos contra el haciéndolo danzar en un ritual de placer, humedad y gemidos. Con caricias amorosas, ella hacia vibrar dentro de si sus mas hermosos deseos y mas íntimos placeres, quedando bañada en sudor y su tibio liquido sexual.
Dulce la solitaria granjera estaba dándole a su cuerpo el relax que todo el día estaba esperando, bañada en sudor sus gemidos resonaban a lo largo y ancho de su casa, las contracciones que provocaban los orgasmos múltiples hacían temblar su cama en un bamboleo de deleite a su cuerpo. Siempre fue amante de si misma y desde muy joven empezó a masturbarse a sacar de si misma el cansancio y la soledad a base de placer a su gusto.
Su vagina rasurada se mostraba palpitante húmeda a mas no poder lubricada por si misma dejaba ver sus suaves y tiernos labios bien cuidados, bien rasurados, su clítoris emergente al inicio de ellos esplendoroso como era, y su suave cavidad desbordante de fluidos que cada vez que surgían la mojaban mas haciéndola una jugosa fruta.
Por su ano recorrían estos fluidos lubricandolo, sus sabroso movimientos dejaban ver el pequeño y apretado ano, mismo que era penetrado con suavidad por uno de sis dedos. su cuerpo tendido en la cama bañado por la suave luz que se colaba por su ventana era un templo de placer puro e intacto, vivía sola no tenia mas que su granja y a sus apenas veinticinco años había quedado sola en el mundo, y su cuerpo se convirtió en su fue escape a la soledad.
Masajendo su vagina sacaba de si su tensión haciendo que con cada gemido se fuera un pedazo de soledad. Sudorosa y ya satisfecha se levanto, y camino vacilante hacia el baño donde observo su cuerpo en el espejo y con una sonrisa se dijo a si misma lo mas profundo de su vida.
-Te amo.
Dulce la solitaria granjera estaba dándole a su cuerpo el relax que todo el día estaba esperando, bañada en sudor sus gemidos resonaban a lo largo y ancho de su casa, las contracciones que provocaban los orgasmos múltiples hacían temblar su cama en un bamboleo de deleite a su cuerpo. Siempre fue amante de si misma y desde muy joven empezó a masturbarse a sacar de si misma el cansancio y la soledad a base de placer a su gusto.
Su vagina rasurada se mostraba palpitante húmeda a mas no poder lubricada por si misma dejaba ver sus suaves y tiernos labios bien cuidados, bien rasurados, su clítoris emergente al inicio de ellos esplendoroso como era, y su suave cavidad desbordante de fluidos que cada vez que surgían la mojaban mas haciéndola una jugosa fruta.
Por su ano recorrían estos fluidos lubricandolo, sus sabroso movimientos dejaban ver el pequeño y apretado ano, mismo que era penetrado con suavidad por uno de sis dedos. su cuerpo tendido en la cama bañado por la suave luz que se colaba por su ventana era un templo de placer puro e intacto, vivía sola no tenia mas que su granja y a sus apenas veinticinco años había quedado sola en el mundo, y su cuerpo se convirtió en su fue escape a la soledad.
Masajendo su vagina sacaba de si su tensión haciendo que con cada gemido se fuera un pedazo de soledad. Sudorosa y ya satisfecha se levanto, y camino vacilante hacia el baño donde observo su cuerpo en el espejo y con una sonrisa se dijo a si misma lo mas profundo de su vida.
-Te amo.
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