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Encuentro.

Era un día como cualquier otro, era invierno e iba a ir a una fiesta de uno de mis mejores amigos.
A pesar de tener algunas copas encima, presentí que algo iba a suceder... Y sí, sucedió.
Lo vi con mis amigos, y nuestras miradas se cruzaron. En el instante que lo vi, empecé a tener miles y miles de imágenes en mi cabeza, de situaciones con vos, durante los segundos que cruzamos las miradas.
Quizás el hecho de estar algo ebria me hizo animarme a hacer cosas que pensé que jamás haría con un hombre, pero me resultaste tan diferente a los demás hombres, que lograste en un segundo, desnudar mi interior.
En el momento que fui a hablarle, me sentí rara, nerviosa, pero muy exaltada... Lo sentí como el primer día de clases, el cual no sabes como te va a ir, pero arriesgas todo sin importar el resultado, y eso hice.
Me arriesgue, diciéndote un "Me encanta como te queda esa ropa, aunque desnudo me gustarías mucho más".
Jamás me olvido como fue su mueca. No sabía si le hablaba enserio, o nada más quería molestarlo... Pero realmente le hablaba enserio, y lo notó en ese instante consiguiente, en el cual me agarre de tu cadera, roce mi nariz con la suya, y, bajando mis manos por tu espalda, acaricié sus nalgas. Su cara ya no fue la del principio, sino que esbozó una sonrisa traviesa, que me dio a entender que le gustaba la situación en la que lo ponía.
Me abrazó desde la cadera y empezamos a besarnos. Nunca sentí tanta satisfacción de besar a alguien, ni tampoco sentí esa sensación de escalofrío mezclado con felicidad al comenzar a acariciarnos.
Sin darme cuenta, me llevó a la habitación de mi amigo, el cual sabría que no me perdonaría hacer tal acto que estaba rotundamente en mi cabeza, pero sin embargo, me excitaba mas.
Al estar tan apretujados en esa cama pequeña, me hacía olvidar en el frío de aquel invierno; al contrario, me hacía sentir un calor diferente al de la estufa; me hacía sentir en casa, pero no estaba en casa.
Comencé a desprender tu camisa, no pude evitarlo. Necesitaba sentir la piel de tu pecho encima mio; el calor que generaba esa parte... Una vez que logré despojarme de tu camisa, te rasguñe suavemente la espalda y esbozaste esa sonrisa seguido de un gemido, que me provoco ganas de seguir investigando, recorrer todo tu cuerpo, y oír otra vez ese gemido,
Me tocaba a mi despojarme... de mi vestido; desabrochó mi cierre, y sentí como el calor de sus manos, suavemente ,y metafóricamente, iban desenvolviendo el caramelo que estaba dentro del envoltorio.
Los besos empezaron a ser mas intensos, y las caricias mas internas, mas excitantes.
Al verme en ropa interior, sentí algo de timidez, pero él me susurro -No te preocupes, me encanta tenerte así- que inmediatamente calmó mucho mis nervios, haciendo que me animará a dar el segundo paso: dejarlo en ropa interior.
Fue muy inconsciente, sin darme cuenta, desabroche su cinturón,su botón y baje su cierre.
Dándole suaves besos en tu pecho, me fui deshaciendo de esos pantalones que escondían esas piernas que me tentaban.
Estábamos a mano, sintiendo el calor de nuestros cuerpos, sintiendo ese roce que tanto nos calentaba en esa noche de pleno invierno.
Comenzó a besar mi cuello, a empezar a recorrer mi cuerpo. Me sentí rara, completa y feliz. Desabrochó mi corpiño y llegó a mis senos, la vergüenza empezó otra vez a sembrarse en mi, pero... sus suaves besos y caricias en ellos, me hicieron sentir tanto placer, que me olvidé por unos minutos de todo, y solamente empecé a gemir. Le gusto tanto esa reacción, y se le notó, que siguiente de eso bajaste mucho más...
Cerré los ojos y empecé a volar: los abrí y lo miré; se había deshecho de mis bragas, estaba entre mis piernas, acariciando, lamiendo y penetrando con tus dedos suavemente esa parte, entre mis piernas.
Sentí tal placer que llegue solamente a decir -No pares-.
Luego de un rato estar así, se levantó y empezó a besar nuevamente. Sentir el sabor de sus labios -el sabor de mis fluidos- que, sin explicación, hizo que me excitara mucho más.
Estaba abajo de él; pero luego rotamos, dejando la situación a la deriva de mi imaginación.
Empecé besando intensamente su cuello, bajando por su pecho, hasta llegar a su cadera.
Tenía la idea de saber que hacer al seguir bajando, pero no sabía como encarar esa situación, en la cual yo empezaría a proporcionarle el mismo que placer que sentí yo, minutos antes.
Cuando me acarició la cara, cambio completamente mi actitud.
Me deshice de su boxer y empecé a lamer y acariciar tus partes íntimas.
Hacerlo mucho no me agrado, pero, escucharlo gemir y verlo sentir ese placer, logró hacer que empiece a gemir mientras te realizaba esa felación.
Estuvimos un rato en esa situación, hasta que me agarró los brazos, me pusiste boca abajo y empezó a penetrarme. Me acarició, besó y penetró de tal manera, que no pude dejar de gemir. Mirarlo a los ojos, me hacía notar tu placer, aunque era muy difícil mantenerlos abiertos.
En el momento que empecé a gemir en su oreja, empezó a avanzar ese movimiento, dejandome sin aliento, pidiéndole por favor que parara.
Pero no hizo caso, y de repente, vi todo blanco en mi interior.
Grité, y los reprimió con un beso largo y salvaje, que me hizo dar cuenta que estaba teniendo el también su momento de "blanco interior"...
Me desperté y mire a mi alrededor... estaba sola en la cama de mi mejor amigo, viendo el techo y preguntándome que había pasado, y cuando me senté en la cama y miré el mueble de al lado de la cama, supe que había pasado...
Había una hermosa flor, con una carta... "Gracias por esta noche"
Y me pregunto si en esa noche, realmente se había terminado...

2 comentarios - Encuentro.

marceloa79 +1
Negri tu relato me re calento
ScarletKitty
Me alegro! n_n Gracias por leerlo!