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Compendio I
¡Me ha tenido todos estos días ansiosa, para postear mi historia! Todas las noches, antes de dormir, revisaba por si acaso lo había subido. Lo conozco y sé que trabaja mucho, pero no quiero obligarlo a escribir.
He llegado más temprano hoy de la universidad y mi marido aun no ha regresado…
¡Será divertido ver cómo toma mi sorpresa al leerla en línea!
Le pedí a mi esposo que me dejara relatar una historia. Él no quería, porque es su bitácora, pero le dije que como habíamos cambiado de lugar, tenía que dejarme.
Es muy lindo y aunque no quería, me da en el gusto en todo. Es por eso que lo amo mucho.
Encontré que su apodo era feo. Un nombre tan corto como Marco no puede resumir la felicidad que me ha dado, pero tiene razón. A mi hermana y mi prima no les gustó mucho que usara los nombres reales en el regalo de nuestro matrimonio.
Encontraron que fue un gesto bien bonito, porque mi esposo narró toda esa experiencia de una manera romántica y jamás creyeron que él las viera de esa manera.
No obstante, mi prima está indecisa. Al principio, me decía que ella no era tan odiosa y trataba de excusarse por los primeros encuentros íntimos que tuvieron, pero a medida que la trama iba avanzando, encontraba que sentía muy parecido a la “Pamela” que ha descrito mi esposo.
Si me preguntan, no sé porque he hecho esto. Creo que fueron varias razones, que se fueron juntando con el tiempo.
Cuando lo conocí, mi esposo era alguien completamente distinto a lo que había visto. Ha sido educado para no detallar los defectos de papá, pero encuentro que mi esposo pasó a ser el padre que nunca tuve.
Siempre ha sido muy tranquilo. Nunca se excede y siempre me respeta y fueron esas cosas las que me fueron cautivando.
Con mis hermanas, nos acostumbramos a depender exclusivamente de mamá. Si pedíamos algo a papá, aparte de un regaño, recibiríamos una negativa y eso no nos gustaba.
Pero entonces, nos cambiamos de casa y lo conocí. La señora Rocío (nombre que si respetó, porque le dije que la memoria de los muertos no se debe olvidar) me recordaba mucho a mi abuelita. Aparte de mamá, mi abuelita era una de las pocas que se preocupaba por mí y fue la señora Rocío quien me habló de algunas peripecias que mi esposo había hecho en el pasado.
Yo no le creía, porque papá nunca se movió sin un motivo, pero cuando esa tarde lo vi bien cansado, con mochila al hombro, entrando a tomar a Pepito y que este le mordiera, pero aun así, no protestara, hubo algo en mí que se sintió distinto.
A todas nos impactó su llegada a nuestra casa, cuando empezó a hacerme clases. Siempre venía sonriente. Siempre nos saludaba y a veces, nos traía una atención. Mamá se avergonzaba, porque decía que no debía hacerlo, pero él decía que eran normas de crianza y que nos sería una falta de respeto que no la aceptáramos, por lo cual mamá accedía.
Él se mira a menos, pero en realidad es guapo. No es de los que destacan del grupo. Hay algo en su actitud que lo hace pasar desapercibido, al menos por las otras mujeres. Sin embargo, cuando conversas con él, te pierdes en sus ojos y terminas contándole todo. Él te escucha con atención y comparte sus pensamientos y te sientes bien, porque él sabe ponerse en tu lugar.
Creo que ese fue el mayor motivo para pedirle que hiciera esto. Cuando mamá supo que se iría al norte, no le gustó. Creo que ya sabía lo de papá y la otra señora, pero para no preocuparnos, se quedó callada. Mamá es una mujer muy fuerte y resistente y no sé si esperaba que todo esto pasara.
Mi esposo es muy inteligente y pensé que le haría mejor compañía que papá, aunque nunca pensé que sería de esa manera.
Cuando él me contó lo de su turno, me puse triste también. Él me mima constantemente y me encuentra muy bonita, pero ser la esposa de un ingeniero es difícil. Incluso ahora, que sus pequeñitas son lo que más quiere aparte de mí, tiene problemas con su turno.
Me dice que podría volver de la faena a la casa, pero trato de ser comprensiva y decirle que no es necesario. Son 300 kilómetros los que nos separan de nuestro hogar y aunque las autopistas son buenas, él se sigue agotando al manejar y me dejaría muy preocupada si vuelve cansado y le pasa algo.
Lo noto cansado cuando vuelve del trabajo y luego de leer sus entregas, lo entiendo. Le he pedido mucho. Pero él ha sido tan dulce en mi vida, que no me importa compartirlo.
No me es nuevo, porque muchas veces tuvimos que compartir cosas con mi hermana y en muchas veces, tuve que prestarle las pocas cosas que me hacían feliz, para que ella también lo fuera y así lo hago con mi esposo, también.
Con mi prima fue distinto. Al hablar con ella, me hacía recordar la infelicidad de mamá y me dolía verla sola y desprotegida. Ella me lloraba (conmigo, mi prima es muy honesta) diciéndome que nadie la quería y que nunca iba a ser feliz, pero la trataba de consolar, diciéndole que yo la quería y que mi pololo, si se lo pidiera, estaría para apoyarla.
Ella no me creyó. Nunca iba a conocer a un hombre como mi marido si seguía viviendo esa vida, pero cuando pasó todo el asunto de mi tío, se dio cuenta que yo no le mentía.
Eso es otra cosa que me gusta de él: Él se enfrenta a los problemas, sin importarle si saldrá peor o lastimado. Nunca lo he visto asustado, aparte de ahora, que sale conmigo y me hace sentir tan feliz cuando mira a los otros hombres con desconfianza.
Nadie me consideraba especial en la escuela, pero que alguien como él te cela así es muy agradable. Y no importa las veces que le diga que su cariño no todos me lo dan. A él le sigo preocupando, no porque desconfíe de mí, pero porque soy suya y no quiere que otros me tomen.
Por eso que le he dejado más tranquilo ahora, sin fijarme en más mujeres para él. Cuando nos volvimos padres, él cambió mucho y notaba que la relación con la vecina ya no era tan tierna como con nuestras amigas azafatas. Lo hacía como por obligación.
Puede ser porque me he puesto bonita y finalmente, se cumplió lo que él tanto quería. Pero él ya prefiere estar solamente a mi lado, lo que me recuerda por qué quise escribir esto.
Él rompió contactos con mi familia, diciendo que tenía que hacerlo, para que rehicieran sus vidas. Pero yo no pude, porque es mi familia.
Mamá está haciendo sus trámites de divorcio. No le he pedido los detalles, pero al parecer, tuvo un romance con uno de los jefes de papá. En su trabajo, se enteraron que casi todos sus amigos habían tenido algo con ella y para que no siguiera perjudicándole, le concedió el divorcio.
Ha estado contenta. Mi tía la está ayudando con los abogados. Me cuenta que tienen una relación amistosa otra vez y que incluso, mi tía le está pagando clases de cocina.
Mamá aun esta agradecida de mi esposo. No sólo le cedió el título de propiedad de la casa. Además, les paga un arriendo por cuidar nuestras cosas, suficiente para que ella y mis hermanas se mantengan cómodas.
Mi hermana menor ingresó a una escuela de señoritas. Me dice que está muy feliz, pero igual extraña a mi esposo. Sus nuevas compañeras la invitan a salir con chicos, pero ella se rehúsa, porque “ya tiene un novio”. Seguimos viendo nuestro animé, a pesar de las distancias, pero eso nos hace sentir más cercanas.
Mi hermana pequeñita está muy contenta de ser tía. Me dice que se está bañando todos los días, para cuando le toque enseñarles a mis hijas. Dice que nos extraña mucho y que quiere que volvamos luego, porque está aprendiendo a leer cuentos y quiere que mi esposo le siga contando aventuras del reino de su cortina.
Mi prima ha ingresado a la universidad. Se decidió por una carrera de Ingeniería e irónicamente, empezó una relación con uno de sus compañeros de estudios. A mi esposo le dolió cuando se lo conté, pero él lo tomó con dignidad, diciendo que era lo que debía hacer ella.
Mi prima me confesó que lo hizo, más que nada, porque lo extrañaba y este chico se parece un poco a él. También supo que son medio hermanas con mi hermana pequeña y a pesar que eso hizo que su enojo contra su padre creciera, también le alegró como a mí, ya que en cierta forma, ahora somos medio hermanas también y se siente cómoda y querida, al tener a mamá y a mi tía dándole cariño.
La antigua compañera de trabajo de mi marido también ha rehecho su vida. Logró que Elena (no sé su nombre real, porque nunca la conocí) se volviera su asistente y les ha ido bastante bien.
Hace poco, recibió una distinción por su departamento, ya que eran los más puntuales, eficientes y algo más, relacionado con el compañerismo, pero creo que se debe a lo que ella y mi marido establecieron en el trabajo.
Me contó que hace poco se encontraron con el Jefe Regional en Viena y que estaba bastante bien. Ella y Elena estaban muy agradecidas por su sacrificio y decidieron recompensarlo entre las dos. El pobre hombre nunca había estado en un trío e incluso, tuvo que recurrir a la pastillita azul, para complacerlas.
Fue un fin de semana bastante agitado, según ella…
Sin embargo, el jefe aun se acordaba de mi esposo y le mandó saludos. Ella le contó que no había sabido de él desde su matrimonio, pero el jefe le dijo que no se preocupara, que lo volverían a ver…
Creo que ella aun lo quiere, a su manera, pero no he querido contárselo a mi marido, para que no se ponga triste.
El muchachote de su departamento, el que trabajaba en recursos humanos, se va a casar en Noviembre con la chica que le gustaba. No me sorprende, porque él agarró el guante y ella se peleó por defender el ramo durante nuestro casamiento. Pero mi esposo tiene razón y la mirada que se dan es la misma que nos damos nosotros.
Y bueno… la razón por la que quería escribirlo yo es porque me siento un poco culpable. Mi marido quiere tenerme solamente a mí, lo reconozco, pero he sido algo traviesa…
Nuestra casa es grande. Tenemos 5 dormitorios, aparte del matrimonial, equipado con camas y colchones. Creo que mi vecino tiene razón cuando dice que es por un programa del gobierno, para incrementar la natalidad.
Pero mi marido y yo tenemos la casa prácticamente vacía y me es difícil cuidar a las bebes.
La vecina viene a ayudarme, mientras mi esposo está en faena y me tocan mis clases en la universidad. Pero igual no me siento cómoda. Es una chica simpática y quiere ser mamá con ganas, pero encuentro que estoy abusando de su tiempo.
Por esa razón, aprovechando que vino la azafata jovencita, le propuse que se mudaran con nosotros. Así, ellas no se sentirían solas y mi marido las complacería durante toda la semana de descanso.
Le avergonzó un poco, pero cuando le dije que podíamos andar en falda y sin ropa interior, pareció excitarse por la idea, así que aceptó y aprovecharé esta semana que viene la pelirroja, para hacerle la misma propuesta. Claro, haciéndome la desentendida que ella tiene algo con mi marido…
Pero eso no es todo. La compañera de trabajo me pidió permiso para “visitar” a mi marido, en una conferencia que tendrán en Melbourne por 4 días en septiembre, acompañada con su asistente y como yo quiero que mi marido no olvide sus “antiguas amistades”, acepté…
Además, mamá y mis hermanas vendrán por todo el mes de Diciembre, para ver y conocer a mis hijitas y celebrar las fiestas, gracias a los pasajes que les regaló mi tía…
Y por último, mi prima vendría en enero, ya que me ha dicho que tiene dudas sobre lo que siente por su novio y quiere conversarlo con mi marido, junto con conocer la zona.
Me pidió disculpas por su desfachatez, pero su madre quiere acompañarla, ya que quiere conocer mucho a mis niñas. Le respondí que no había problemas, que había mucho espacio, y que para ayudarme con los quehaceres de la casa y los cuidados de las bebes, también traerían a la sirvienta.
Supongo que así, nuestra casa no quedará tan sola y él se alegrará que no le esté presentando a Megan, la chica de 20 años de tercer año, que la universidad me facilitó como chaperona.
Tiene ojos celestes, cabello color miel y una figura bien bonita, que complicaría a mi esposo. Sin embargo, el único defecto que tiene es que vive tan lejos y cuando nos quedamos a estudiar hasta tarde, ella tendría que pasar la noche en mi hogar…
Cualquier día de estos, mi esposo podría ir al baño por la noche y ¿Quién sabe?… tal vez, perderse en el camino por un buen rato. (:P)
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