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La Princesa

El rey Carlos no podía aguantar la emoción al ver en su cama tendida e inconsciente a la princesa, hija de su enemigo el rey Roberto Tercero. Las guerras habían sido feroces ademas de nefastas para ambos reinos. El rey Carlos, armo la estrategia para obligar a su enemigo a rendirse, secuestrar a su única hija, la princesa Dulce Maria. Valiéndose de espías y ladrones baratos introdujo a sus espías dentro de palacio donde, sin ruido alguno entraron a las habitaciones de la princesa y la amordazaron, escapando de ahí, sin ser detectados.

La princesa, una joven de hermoso cabello castaños, de ojos color miel, nariz pequeña y centrada, labios carnosos, de peña estatura y suave y liza piel. ya tendida en la ama del rey Carlos cubierta únicamente con su fresca y suave bata de ceda, recostada suavemente en la amplia cama del rey bañada por los dorados rayos de luz emitidos por la chimenea.

El rey Carlos ordeno a todos los lacayos a salir de su habitación quedando el solo con la inconsciente princesa. -Querido Roberto, tu hija, es una venus, una belleza, oh mi querido enemigo, !es perfecta¡ al terminar la frase, dirigió su ya callosa mano a las piernas de la princesa y lentamente comenzó a deslizarla por debajo de su bata, sedosa su piel, su mano subió hasta llegar a la parte de los muslos y se detuvo un instante, medito, miro al fuego y sonriendo miro a princesa, seguido coloca sus manos en la falda de la bata y suavemente la levanta dejando al descubierto las suaves piernas y su vagina, cubierta de finos vellos color castaños apenas cubriendo sus tentadores labios que eran abrazados tierna mente por sus sedosos muslos.

El Rey subió su bata hasta un poco mas arriba del obligo dejando mas de la mitad de su cuerpo al desnudo, el lujurioso Rey se quito sus ropajes quedando por completo desnudo y con suavidad subió a la cama y tomando las piernas de la princesa las abrió dejando por completo su vagina, hermosa y bien formada delineada perfectamente bajando hasta dejar a la vista su igualmente perfecto ano. con ansias el Rey bajo su cabeza y con suaves lamidas degustaba aquella perfección de la cual era el primero en probar, estimulando el clítoris con suaves lenguetazos hacia que la ya húmeda vagina de la princesa empezara a excitarse palpitando de ansias y de un tierno color rosa, la de gustación continua hasta el apretado ano de la princesa, sabroso y hermoso con ansias de probar la ser del placer.

Luego de humedecer cada orificio de la princesa, el Rey se coloca en posición frente a ella entre sis piernas levantándolas un poco para que su vagina y ano queden en dirección a su pene ya erecto y con emoción de entrar en el alma de la joven. El Rey coloca la cabeza de su pene en el clítoris deslizándolo con suavidad hasta llegar a la húmeda vulva, aquí se detiene y de unos suaves vofetazos despierta a la princesa misma que desconcertada mira la escena en la cual se encuentra, el Rey cubre su boca y en voz baja le dice al oído; -Sentirás el poder de todo mi reino. Acto seguido, desliza su pene con fuerza dentro de la vagina de la princesa hasta desaparecerlo todo dentro de la húmeda cavidad.

La princesa al no poder defenderse grita en silencio mientras llora desconsolada al sentir el gran miembro del Rey acariciarla brutalmente en su interior. El Rey orgulloso de su hazaña nota como poco a poco la princesa deja el forcejeo y empieza a gemir suavecito al compás de las penetraciones, el libera su boca y al ver que ella lo disfruta baja la frecuencia de las penetraciones para hacerlo mas placentero. Ella lo miro y sonrió sollozando, el Rey saco su pene de su vagina completamente húmeda y lo coloco en el apretado ano de la princesa, y de un suave empujo lo fue introduciendo con forcejeo hasta que el ano se rinde y al sonido del grito de la princesa sede y se ensancha, dejando que el grueso miembro de Rey entre en su orificio anal. Dentro el Rey lo mueve despacio en ano es apretado y a ella le lastima pero le agrada.

cada golpe dentro del ano es reflejado en su desnudo estomago, donde el pene empuja las paredes del ano. La princesa llora, rie y gime le encanta lo que siente esta completamente excitada ansiosa de mas placer sedienta del mismo. cada empujón es un gemido relajante y sonoro cada uno hasta que el Rey no soporta mas y acaba dentro del ano de la princesa dejando que su pene llene esa parte de su tibio semen. Las contracciones del pene hacen feliz a la princesa y el Rey no lo puede resistir y de un empujón saca su miembro y lo enseña a la princesa que se encuentra con su vagina y ano completamente penetrados y sensibles. Ella lo toma y como postre, los lame y lo succiona limpiando por completo las muestra se semen en el.

La princesa jamas regreso con su padre y al contrario, la paz llego a ambos reinos que celebraron en alto la unión del Rey Carlos y la Princesa Dulce Maria que luego de aquella noche, se hizo adicta a su ya nombrado esposo.


Espero les haya gustado comenten. :)

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