Nota: Este post pertenece a una historia interactiva, sugiero que para entenderla leas el primer post en el siguiente link:
http://www.poringa.net/posts/relatos/2568665/Decisiones-Inicia-la-aventura.html
Suspira decidido y le cuenta a Lorena sobre la promesa que hizo con Rebeca. La Rubia sonríe y menea la cabeza.
–No te preocupes– dijo Lorena–. Yo me encargaré de ella.
––
Por la tarde del sábado, Lorena le manda un mensaje a Rebeca, invitándola a salir a beber algunos tragos. Rebeca se quedó por un buen rato mirando la pantalla brillante del celular. No quería aceptar, pues sería incomodo salir con Lorena sabiéndose su rival, pero seguían siendo amigas y sería raro no aceptar sin ninguna razón. Terminó aceptando.
Fueron al mismo bar de siempre, pero decidieron quedarse sentadas en la barra. Pidieron sus bebidas y hablaron de temas ligeros, poniéndose al corriente de las mundanidades de la vida. Pero cuando llegaron las bebidas Lorena se puso algo más seria y preguntó:
–¿Cómo te ha ido con Rodrigo?
Rebeca la miró de reojo mientras daba un sorbo a su bebida, sabía que tarde o temprano aquel tema saldría; esperaba que fuera tarde, pero al parecer Lorena tenía urgencia. Rebeca sonrió, le pareció un poco cínica la pregunta.
–Supongo que es obvia la respuesta, ¿no estamos aquí por eso?
Lorena dejó escapar una leves risas y bebió un poco de su trago.
–Me alegra que me ahorres las introducciones al tema– dijo Lorena para después dar otro trago –. Rebeca, hemos sido amigas por varios años, te conozco y supongo que me conoces también. No me veas como tu enemiga en este tema de Rodrigo, es un buen chico y realmente me agrada. ¿No te gustaría hacerlo feliz?
Rebeca chasqueó la lengua contra su paladar con algo de fastidio.
–¿Y tú piensas hacerlo feliz? – le preguntó a Lorena.
La rubia se rió un poco y luego negó con la cabeza.
–No exactamente, pero no creo que sea necesario que te recuerde que es tu hermano. Nunca podrás tenerlo como un novio formal con el cual salir al público y ni pensar en casarse o tener hijos.
Rebeca se encogió enseguida, lo que Lorena decía era cierto. Por más que quisiera a su hermano, todo aquello era una mera aventura sin futuro.
–Pero– dijo Lorena interrumpiendo sus pensamientos – ¿por qué no hacerlo feliz entre ambas? Todo esto no es más que una oportunidad para disfrutar. Mira lo difícil que es todo esto, tratando de acapararlo, ha de ser difícil hasta para él. Todo sería más fácil si lo compartiéramos.
Rebeca apretó los labios pensativa, era una propuesta indecorosa, algo normal en Lorena. Rebeca no tenía mucho que pensar, era cierto que todo ese asunto la había tenido muy distraída y hasta cierto punto algo deprimida. Incluso había comenzado a tener sentimientos negativos por Lorena. Suspiró y se terminó su trago.
–Compartámoslo entonces.
Lorena sonrió ampliamente al oír esas palabras. Pidió otro par de bebidas, tenían que brindar por el comienzo de una aventura. Lorena se aseguró de que Rebeca no bebiera demasiado, no quería tener que arrastrarla para llevársela del bar.
Salieron del bar a risotadas y tambaleos, Rebeca más que Lorena, pero era bueno que ambas estuvieran aún en buen estado. Como siempre, Lorena condujo hasta la casa de Rebeca y como buen amiga la llevó hasta la segunda planta. Rebeca hacía mucho ruido con sus risotadas, Lorena le decía entre risillas que se callara, no quería que despertara a Rodrigo.
Llegaron al cuarto de Rebeca y ésta, en un movimiento rápido, lanzó a Lorena sobre la cama. La rubia se sintió sorprendida, pero al mirar la sonrisa de Rebeca sabía a dónde iba la cosa. Lorena se levantó y jaló a Rebeca para que esta terminara recostada a su lago, le acarició la mejilla y luego el cabello, sin previo aviso se besaron. Dieron vueltas sobre la cama, riendo y desvistiéndose, se besaban como una pareja que se reencontraba lo haría.
Como era obvio, Lorena fue la que terminó dominando, pues quedó arriba mirando a Rebeca. Lentamente le pasó la lengua por el cuello, jugueteó con sus pezones y siguió lamiéndola por el abdomen, el ombligo y parte del pubis. Se detuvo antes de llegar a la concha, la observó y luego observó a Rebeca, la cual mordía la sabana ansiosa. Lorena sonrió y dio un soplido cálido, Rebeca rió tras la sensación del aire caliente que después se enfriaba. Por fin los labios de Lorena tocaros la concha, su lengua jugueteó con los labios y se topó con el clítoris. Tiempo después los dedos de la rubia se introdujeron en el sexo de Rebeca, ésta suspiraba y se agitaba moviendo las piernas sintiendo como el calor interno de los orgasmos la consumían. Entonces, Lorena se detuvo, colocándosele encima a Rebeca y dejándole la concha frente a ella. La vagina de Lorena estaba más que húmeda y no quería que sólo Rebeca disfrutara de los mimos. Quedaron en un sesenta y nueve. Rebeca se embadurnaba los dedos con los fluidos de la concha de su compañera, los introducía lentamente y luego los sacaba para chuparlos. Terminó por meterle la lengua y juguetearle toda la concha, Lorena gemía como podía, pues tenía la boca ocupada comiéndose el sexo de Rebeca.
Pasaron gran parte de la noche jugando entre ellas hasta que terminaros abrazadas dormidas entre las sabanas.
––
El domingo por la mañana, como siempre, Rodrigo era el único despierto. Se lavó la cara, se hizo un desayuno y luego perdió el tiempo leyendo y jugando en Internet.
Escuchó la puerta de la habitación de Rebeca abrirse, se le hizo raro, aún era muy temprano para que su hermana estuviera despierta. Cuando miró a ver hacia su propia puerta se sorprendió al ver a Lorena.
–¿Qué estás haciendo aquí?
Lorena sonrió y entró a la habitación de Rodrigo, traía puesto el vestido que había usado la noche anterior.
–Pasaba por aquí–dijo mientras se inclinaba sobre Rodrigo–. Ya no tendrás que preocuparte por Rebeca, ya me encargué de ella.
Rodrigo le regresó la sonrisa. No pudo evitar fijar la mirada en el escote de la chica, estuvo a punto de agarrarla y abrazarla en un intento de calentarla, pero la rubia fue más rápida alejándose.
–¿No te quedaras a jugar? –preguntó Rodrigo algo decepcionado al verla dirigirse a la puerta.
–No, ya me divertí mucho con tu hermana.
Rodrigo no sólo se quedó caliente por ver a Lorena, sino también porque ahora tenía la imagen de ella y su hermana desnudas y juntas.
––
En los siguientes días Rodrigo se la pasó ansioso a sabiendas de que ahora no tendría ningún problema con su hermana; podía irse con Lorena cuando ésta lo llamara y podía también pasar el rato con Rebeca. Pero no todo era miel sobre hojuelas.
En varias ocasiones, como ya era costumbre de su hermana, se inclinaba frente a él haciéndose la desentendida, levantando el culo incitándolo a apoyársele. Rodrigo obviamente se le apoyaba con la pija ya de fuera listo para hacerle de todo a ese culazo de su hermana, pero Rebeca siempre se le escapaba con la excusa de que estaba ocupada o que ya se le hacía tarde para el gimnasio.
El chico se aguantaba eso, no le importaba mucho pues tenía fe en que Lorena le hablaría y lo desahogaría. Pero para su desgracia los mensajes nunca llegaban y parecía como que Lorena tampoco estaba de humor, pues ni en el bus se dejaba, sólo le sonreía y se le escapaba.
––
Pasó una semana sin que Rodrigo pudiera disfrutar de las caricias de alguna de las dos. En varias ocasiones pensó en masturbarse para poder satisfacerse, pero no lo hacía por la optimista idea de que alguna lo llamaría pronto.
Fue un domingo en la noche cuando Rebeca lo llamó desde la planta baja, pidiéndole que bajara. Rodrigo bajó con desgana, pues se imaginaba que lo llamaba para cenar o alguna otra cosa sin importancia.
Para su sorpresa, al llegar a la sala, vio a Lorena y a su hermana en tangas y corpiños, sentadas en el sofá más grande. Ambas lo recibieron con sonrisas, mientras se acariciaban entre ellas. Rodrigo parpadeó sin darse cuenta de que también estaba sonriendo con la boca entre abierta, no se creía lo que estaba viendo; por un momento incluso sospechó que le estaban jugando una broma.
Lorena se puso de pie tomándolo de la mano y lo guió hasta el sofá, donde lo obligó a sentarse junto con su hermana. Rebeca comenzó a acariciarle los hombros y el pecho, mientras que Lorena comenzaba a quitarle los pantaloncillos. Rodrigo se relajó recostándose en el sillón, le tocaba las piernas a su hermana mientras disfrutaba de sus mimos.
Ambas chicas comenzaron a tocarle la abultada entrepierna que aún era cubierta por el bóxer. No tardó mucho para que la pija tratara de levantar la tela y escapar a la superficie. Lorena, sin previo aviso, jaló del bóxer a lo que la pija respondió con un zangoloteo incontrolable.
La rubia fue la primera en agarrar la verga, la masajeó un par de veces y se la llevó a la boca. Rebeca, aprovechando la pose en la que estaba su hermano, pudo subírsele encima, dejándole concha entangada frente a la cara, así también ella podría chupar de la pija. Pero antes de que pudiera tan siquiera darle una lamida, Lorena se sacó las tetas del corpiño y atrapó la verga entre ellas. Con el vaivén de la paja, apenas y sobresalía la cabeza de la pija, ambas se la lamían cada vez que salí de entre las tremendas tetas.
Mientras tanto Rodrigo, le amasaba las nalgas a su hermana, mirando como la tanga se le apretaba a la concha. Comenzó a jugarle la rajita con el dedo índice, empujaba y luego deslizaba el dedo por toda la tela. Hizo a un lado la tanga para descubrir la concha entera, le abrió los labios y luego le metió la lengua. Rebeca gimió encantada.
Lorena dejó libre la pija y comenzó a lamerle los huevos a Rodrigo, así Rebeca tendría la pija libre para hacerle lo que quiera. No lo pensó dos veces, se llevó la pija entera a la boca y se la enterró en la garganta lo más profundo que pudo. Chupaba y chupaba, Rodrigo trataba de hacerle sentir igual de bien a ella, pero no podía compararse, él no se había masturbado ni desahogado en toda una semana y tener a dos tremendas hembras haciéndole una mamada de esas no era algo que pudiera aguantar.
Se vino y lo hiso llenándole la boca a Rebeca; ni siquiera les había avisado. Rebeca se tragó la leche sin queja alguna, incluso se veía en su rostro cierta satisfacción. Rodrigo sólo daba quejidos y suspiros, el primer orgasmo en días siempre es así de intenso.
Lorena se dio cuenta y se quejó.
–¡No es justo! –dijo sonriendo.
–Tranquila –la calmó Rebeca –, sé que aún tiene más.
Antes de que la pija de Rodrigo se pusiera flácida, ambas chicas comenzaron a lamérsela como frenticas. Rodrigo al recuperar el aliento siguió comiéndose la concha de su hermana, de vez en cuando le metía los dedos y la hacía gemir.
En breve la pija ya estaba de nuevo erecta. Rebeca enseguida se bajó de su hermano y se puso en el medio de sus piernas, arqueando la espalda y sacando la cola. Rodrigo le acariciaba la espalda mientras ella le tomaba la pija perfilándola hacia la entrada de la vagina. Se sentó sobre las piernas de Rodrigo haciendo que la pija desapareciera por completo y comenzó a mover las caderas de arriba abajo, gimiendo. Esa era la primera vez que Rebeca sentía la pija de su hermano en su concha y le encantaba.
Lorena aprovechó para subirse al sillón y acuclillarse sobre la cabeza de Rodrigo. La rubia ya no llevaba tanga, así que lo primero que tocaron los labios del chico fueron los labios húmedos de la joven. Lorena se apretujaba las tetas y se masajeaba el abdomen. Rodrigo le acariciaba una pierna y con la otra mano le agarraba la cadera a Rebeca. En breve rebeca gimió descontrolada mientras frenaba sus brincos sobre las piernas de Rodrigo, se había venido.
Enseguida Lorena se hincó sobre el sofá y Rebeca se hizo a un lado dejando la pija Libre.
–Ahora es mi turno –dijo la rubia en tono alegre.
Tomó la pija y se la enterró de lleno en la concha. Dio un largo gemido con forme iba bajando y la verga iba entrando más y más. Rodrigo también tiró un largo suspiro, se sentía bien. Apenas sintió que la pija estaba dentro del todo, le agarró las carnosas nalgas y la guió en sus movimientos.
Rebeca por otro lado se subió al sofá y se sentó sobre el respalda, dejando su concha a la altura del rostro de Lorena, la cual no dudó en lamer el clítoris de su amiga para darle placer mientras se dejaba coger por la pija de Rodrigo.
El chico usaba la fuerza de las piernas para hacer subir y bajar las caderas, aceleraba el paso y luego descansaba por unos instantes para volver a acelerar el paso. Las tetas de Lorena le caían en la cara, eran grandes y suaves. Le atrapó una con la boca y la empezó a chupar con fuerza. Respiraba con dificultad, estaba agitado por el esfuerzo y la excitación. Succionar la enorme teta tampoco era tan sencillo, pero igual lo hacía, le encantaba y a Lorena más, que hacía ruidos con la boca llena de la concha de Rebeca.
A Rodrigo se le ocurrió meterle los dedos por el culo de la Rubia, y así lo hiso, el dedo medio y anular entraron con dificultad, pero entraron. Lorena gritó por la sorpresa, gimió de repente más fuerte advirtiendo lo bien que se sentía y pidiendo que no se detuviera, estaba por venirle. Rodrigo aprovechó que la tenía agarrada del culo para mantener el ritmo, sus piernas estaban ya algo cansadas y quería darle el orgasmo a Lorena. No tardó mucho y la chica grito de placer, Rodrigo se quejó un poco. Apenas sintió los espasmos de Lorena sacó la pija y suspiró aliviado.
Lorena se hizo a un lado y Rodrigo pudo levantarse para estirar un poco las piernas. De inmediato sintió un hormigueo terrible, pero era algo normal. Cuando se dio la vuelta su hermana estaba hincada sobre el sofá mostrándole el culo lista para una embestida.
No se lo pensó dos veces, ensalivó la pija y la perfiló y le embulló la concha. Tan solo le dio un par de embestidas y Lorena se subió encima de Rebeca, igualmente mostrándole la cola. Cada vez que Rodrigo embestía a su hermana, su abdomen chocaba con las nalgas de Lorena. Le amasó una nalga haciéndola moverse al compas de sus movimientos y luego terminó metiéndole el dedo pulgar en el culo, continuando abriéndoselo poco a poco.
Sacó la pija de la concha de su hermana y la levantó un poco metiéndola en la de Lorena. Los sonidos de la pieles chocando y los gemidos continuaron. Rebeca se metía los dedos por la concha masturbándose con los lascivos ruidos que hacía Lorena sobre ella.
Enseguida Rodrigo comenzó a intercalar las embestidas. Metía la pija profundamente en la vagina de Rebeca y luego la sacaba para meterla hasta el fondo en la de Lorena y repetía.
–Que travieso –le acusó Lorena sonriente.
Rodrigo se limitó a regresarle la sonrisa mientras seguía jugando con ambas conchas. Sentir las diferencia entre ambas era algo inolvidable y le encantaba. De pronto sintió el cosquilleo de la corrida que se le venía, pero no quería dejar de cogérselas así, siguió un par de veces aguantándose, pero al final se separó de ellas.
–Déjame calmarme un momento –rogó Rodrigo –. Estoy por venirme de nuevo y no quiero hacerlo.
Respiró profundo un par de veces. Mientras tanto Rebeca se recostó en el sofá y Lorena se colocó sobre ella, ambas lamiendo y chupando la concha de la otra. Rodrigo las miraba mientras sentía como su pija palpitaba, toda embadurnada por los fluidos de ambas.
Suspiraba mientras veía a su hermana metiendo la concha entre los jugosos labios vaginales de Lorena. Luego debió la mirada un poco más arriba, donde palpitaba el ligeramente dilatado ano de la rubia.
No pudo resistirse ante la imagen. Se subió al sofá y perfiló la pija al ano. No tardó mucho en penetrarlo debido a lo abierto que se encontraba la entrada y a lo lubricada que estaba la verga. Lorena nuevamente se vio sorprendida, pero así le gustaba y lo disfrutaba. Rodrigo embestía y luego sacaba la pija y se la ponía al alcance a su hermana, quien le lamía y ensalivaba el glande. Para Rodrigo era un sueño hecho realidad. ¿Quién diría que terminaría dándole por el culo a la diosa de su vecina mientras su hermana le lubricaba la pija a lengüetazos?
No iba a aguantar demasiado, embistió a Lorena hasta que no pudo aguantar más, casi le brotaba la leche, pero esta vez sí logró avisar que se corría. Lorena no quería perderse del espeso elíxir, así que se dio la vuelta y se tragó la pija lo más rápido que pudo. Rodrigo se vino más que la primera vez, probablemente por haber aguantado tanto. Se bajó del sofá y se derrumbó en otro sillón, agitado, pero satisfecho.
Lorena no se había tragado el semen, lo relamía y enseguida besó a Rebeca. Jugaron con sus lenguas mientras la leche pasaba de una boca a otra, menudas putas se habían hecho.
Está de más decir que esta era la primera de muchas reuniones, en donde los tres desatarían sus perversiones juntos. Rodrigo, estaba viviendo el sueño.
[Epic End]
Excelente! has llegado al mejor de los finales. Déjame un comentario ¿que te a parecido?
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Suspira decidido y le cuenta a Lorena sobre la promesa que hizo con Rebeca. La Rubia sonríe y menea la cabeza.
–No te preocupes– dijo Lorena–. Yo me encargaré de ella.
––
Por la tarde del sábado, Lorena le manda un mensaje a Rebeca, invitándola a salir a beber algunos tragos. Rebeca se quedó por un buen rato mirando la pantalla brillante del celular. No quería aceptar, pues sería incomodo salir con Lorena sabiéndose su rival, pero seguían siendo amigas y sería raro no aceptar sin ninguna razón. Terminó aceptando.
Fueron al mismo bar de siempre, pero decidieron quedarse sentadas en la barra. Pidieron sus bebidas y hablaron de temas ligeros, poniéndose al corriente de las mundanidades de la vida. Pero cuando llegaron las bebidas Lorena se puso algo más seria y preguntó:
–¿Cómo te ha ido con Rodrigo?
Rebeca la miró de reojo mientras daba un sorbo a su bebida, sabía que tarde o temprano aquel tema saldría; esperaba que fuera tarde, pero al parecer Lorena tenía urgencia. Rebeca sonrió, le pareció un poco cínica la pregunta.
–Supongo que es obvia la respuesta, ¿no estamos aquí por eso?
Lorena dejó escapar una leves risas y bebió un poco de su trago.
–Me alegra que me ahorres las introducciones al tema– dijo Lorena para después dar otro trago –. Rebeca, hemos sido amigas por varios años, te conozco y supongo que me conoces también. No me veas como tu enemiga en este tema de Rodrigo, es un buen chico y realmente me agrada. ¿No te gustaría hacerlo feliz?
Rebeca chasqueó la lengua contra su paladar con algo de fastidio.
–¿Y tú piensas hacerlo feliz? – le preguntó a Lorena.
La rubia se rió un poco y luego negó con la cabeza.
–No exactamente, pero no creo que sea necesario que te recuerde que es tu hermano. Nunca podrás tenerlo como un novio formal con el cual salir al público y ni pensar en casarse o tener hijos.
Rebeca se encogió enseguida, lo que Lorena decía era cierto. Por más que quisiera a su hermano, todo aquello era una mera aventura sin futuro.
–Pero– dijo Lorena interrumpiendo sus pensamientos – ¿por qué no hacerlo feliz entre ambas? Todo esto no es más que una oportunidad para disfrutar. Mira lo difícil que es todo esto, tratando de acapararlo, ha de ser difícil hasta para él. Todo sería más fácil si lo compartiéramos.
Rebeca apretó los labios pensativa, era una propuesta indecorosa, algo normal en Lorena. Rebeca no tenía mucho que pensar, era cierto que todo ese asunto la había tenido muy distraída y hasta cierto punto algo deprimida. Incluso había comenzado a tener sentimientos negativos por Lorena. Suspiró y se terminó su trago.
–Compartámoslo entonces.
Lorena sonrió ampliamente al oír esas palabras. Pidió otro par de bebidas, tenían que brindar por el comienzo de una aventura. Lorena se aseguró de que Rebeca no bebiera demasiado, no quería tener que arrastrarla para llevársela del bar.
Salieron del bar a risotadas y tambaleos, Rebeca más que Lorena, pero era bueno que ambas estuvieran aún en buen estado. Como siempre, Lorena condujo hasta la casa de Rebeca y como buen amiga la llevó hasta la segunda planta. Rebeca hacía mucho ruido con sus risotadas, Lorena le decía entre risillas que se callara, no quería que despertara a Rodrigo.
Llegaron al cuarto de Rebeca y ésta, en un movimiento rápido, lanzó a Lorena sobre la cama. La rubia se sintió sorprendida, pero al mirar la sonrisa de Rebeca sabía a dónde iba la cosa. Lorena se levantó y jaló a Rebeca para que esta terminara recostada a su lago, le acarició la mejilla y luego el cabello, sin previo aviso se besaron. Dieron vueltas sobre la cama, riendo y desvistiéndose, se besaban como una pareja que se reencontraba lo haría.
Como era obvio, Lorena fue la que terminó dominando, pues quedó arriba mirando a Rebeca. Lentamente le pasó la lengua por el cuello, jugueteó con sus pezones y siguió lamiéndola por el abdomen, el ombligo y parte del pubis. Se detuvo antes de llegar a la concha, la observó y luego observó a Rebeca, la cual mordía la sabana ansiosa. Lorena sonrió y dio un soplido cálido, Rebeca rió tras la sensación del aire caliente que después se enfriaba. Por fin los labios de Lorena tocaros la concha, su lengua jugueteó con los labios y se topó con el clítoris. Tiempo después los dedos de la rubia se introdujeron en el sexo de Rebeca, ésta suspiraba y se agitaba moviendo las piernas sintiendo como el calor interno de los orgasmos la consumían. Entonces, Lorena se detuvo, colocándosele encima a Rebeca y dejándole la concha frente a ella. La vagina de Lorena estaba más que húmeda y no quería que sólo Rebeca disfrutara de los mimos. Quedaron en un sesenta y nueve. Rebeca se embadurnaba los dedos con los fluidos de la concha de su compañera, los introducía lentamente y luego los sacaba para chuparlos. Terminó por meterle la lengua y juguetearle toda la concha, Lorena gemía como podía, pues tenía la boca ocupada comiéndose el sexo de Rebeca.
Pasaron gran parte de la noche jugando entre ellas hasta que terminaros abrazadas dormidas entre las sabanas.
––
El domingo por la mañana, como siempre, Rodrigo era el único despierto. Se lavó la cara, se hizo un desayuno y luego perdió el tiempo leyendo y jugando en Internet.
Escuchó la puerta de la habitación de Rebeca abrirse, se le hizo raro, aún era muy temprano para que su hermana estuviera despierta. Cuando miró a ver hacia su propia puerta se sorprendió al ver a Lorena.
–¿Qué estás haciendo aquí?
Lorena sonrió y entró a la habitación de Rodrigo, traía puesto el vestido que había usado la noche anterior.
–Pasaba por aquí–dijo mientras se inclinaba sobre Rodrigo–. Ya no tendrás que preocuparte por Rebeca, ya me encargué de ella.
Rodrigo le regresó la sonrisa. No pudo evitar fijar la mirada en el escote de la chica, estuvo a punto de agarrarla y abrazarla en un intento de calentarla, pero la rubia fue más rápida alejándose.
–¿No te quedaras a jugar? –preguntó Rodrigo algo decepcionado al verla dirigirse a la puerta.
–No, ya me divertí mucho con tu hermana.
Rodrigo no sólo se quedó caliente por ver a Lorena, sino también porque ahora tenía la imagen de ella y su hermana desnudas y juntas.
––
En los siguientes días Rodrigo se la pasó ansioso a sabiendas de que ahora no tendría ningún problema con su hermana; podía irse con Lorena cuando ésta lo llamara y podía también pasar el rato con Rebeca. Pero no todo era miel sobre hojuelas.
En varias ocasiones, como ya era costumbre de su hermana, se inclinaba frente a él haciéndose la desentendida, levantando el culo incitándolo a apoyársele. Rodrigo obviamente se le apoyaba con la pija ya de fuera listo para hacerle de todo a ese culazo de su hermana, pero Rebeca siempre se le escapaba con la excusa de que estaba ocupada o que ya se le hacía tarde para el gimnasio.
El chico se aguantaba eso, no le importaba mucho pues tenía fe en que Lorena le hablaría y lo desahogaría. Pero para su desgracia los mensajes nunca llegaban y parecía como que Lorena tampoco estaba de humor, pues ni en el bus se dejaba, sólo le sonreía y se le escapaba.
––
Pasó una semana sin que Rodrigo pudiera disfrutar de las caricias de alguna de las dos. En varias ocasiones pensó en masturbarse para poder satisfacerse, pero no lo hacía por la optimista idea de que alguna lo llamaría pronto.
Fue un domingo en la noche cuando Rebeca lo llamó desde la planta baja, pidiéndole que bajara. Rodrigo bajó con desgana, pues se imaginaba que lo llamaba para cenar o alguna otra cosa sin importancia.
Para su sorpresa, al llegar a la sala, vio a Lorena y a su hermana en tangas y corpiños, sentadas en el sofá más grande. Ambas lo recibieron con sonrisas, mientras se acariciaban entre ellas. Rodrigo parpadeó sin darse cuenta de que también estaba sonriendo con la boca entre abierta, no se creía lo que estaba viendo; por un momento incluso sospechó que le estaban jugando una broma.
Lorena se puso de pie tomándolo de la mano y lo guió hasta el sofá, donde lo obligó a sentarse junto con su hermana. Rebeca comenzó a acariciarle los hombros y el pecho, mientras que Lorena comenzaba a quitarle los pantaloncillos. Rodrigo se relajó recostándose en el sillón, le tocaba las piernas a su hermana mientras disfrutaba de sus mimos.
Ambas chicas comenzaron a tocarle la abultada entrepierna que aún era cubierta por el bóxer. No tardó mucho para que la pija tratara de levantar la tela y escapar a la superficie. Lorena, sin previo aviso, jaló del bóxer a lo que la pija respondió con un zangoloteo incontrolable.
La rubia fue la primera en agarrar la verga, la masajeó un par de veces y se la llevó a la boca. Rebeca, aprovechando la pose en la que estaba su hermano, pudo subírsele encima, dejándole concha entangada frente a la cara, así también ella podría chupar de la pija. Pero antes de que pudiera tan siquiera darle una lamida, Lorena se sacó las tetas del corpiño y atrapó la verga entre ellas. Con el vaivén de la paja, apenas y sobresalía la cabeza de la pija, ambas se la lamían cada vez que salí de entre las tremendas tetas.
Mientras tanto Rodrigo, le amasaba las nalgas a su hermana, mirando como la tanga se le apretaba a la concha. Comenzó a jugarle la rajita con el dedo índice, empujaba y luego deslizaba el dedo por toda la tela. Hizo a un lado la tanga para descubrir la concha entera, le abrió los labios y luego le metió la lengua. Rebeca gimió encantada.
Lorena dejó libre la pija y comenzó a lamerle los huevos a Rodrigo, así Rebeca tendría la pija libre para hacerle lo que quiera. No lo pensó dos veces, se llevó la pija entera a la boca y se la enterró en la garganta lo más profundo que pudo. Chupaba y chupaba, Rodrigo trataba de hacerle sentir igual de bien a ella, pero no podía compararse, él no se había masturbado ni desahogado en toda una semana y tener a dos tremendas hembras haciéndole una mamada de esas no era algo que pudiera aguantar.
Se vino y lo hiso llenándole la boca a Rebeca; ni siquiera les había avisado. Rebeca se tragó la leche sin queja alguna, incluso se veía en su rostro cierta satisfacción. Rodrigo sólo daba quejidos y suspiros, el primer orgasmo en días siempre es así de intenso.
Lorena se dio cuenta y se quejó.
–¡No es justo! –dijo sonriendo.
–Tranquila –la calmó Rebeca –, sé que aún tiene más.
Antes de que la pija de Rodrigo se pusiera flácida, ambas chicas comenzaron a lamérsela como frenticas. Rodrigo al recuperar el aliento siguió comiéndose la concha de su hermana, de vez en cuando le metía los dedos y la hacía gemir.
En breve la pija ya estaba de nuevo erecta. Rebeca enseguida se bajó de su hermano y se puso en el medio de sus piernas, arqueando la espalda y sacando la cola. Rodrigo le acariciaba la espalda mientras ella le tomaba la pija perfilándola hacia la entrada de la vagina. Se sentó sobre las piernas de Rodrigo haciendo que la pija desapareciera por completo y comenzó a mover las caderas de arriba abajo, gimiendo. Esa era la primera vez que Rebeca sentía la pija de su hermano en su concha y le encantaba.
Lorena aprovechó para subirse al sillón y acuclillarse sobre la cabeza de Rodrigo. La rubia ya no llevaba tanga, así que lo primero que tocaron los labios del chico fueron los labios húmedos de la joven. Lorena se apretujaba las tetas y se masajeaba el abdomen. Rodrigo le acariciaba una pierna y con la otra mano le agarraba la cadera a Rebeca. En breve rebeca gimió descontrolada mientras frenaba sus brincos sobre las piernas de Rodrigo, se había venido.
Enseguida Lorena se hincó sobre el sofá y Rebeca se hizo a un lado dejando la pija Libre.
–Ahora es mi turno –dijo la rubia en tono alegre.
Tomó la pija y se la enterró de lleno en la concha. Dio un largo gemido con forme iba bajando y la verga iba entrando más y más. Rodrigo también tiró un largo suspiro, se sentía bien. Apenas sintió que la pija estaba dentro del todo, le agarró las carnosas nalgas y la guió en sus movimientos.
Rebeca por otro lado se subió al sofá y se sentó sobre el respalda, dejando su concha a la altura del rostro de Lorena, la cual no dudó en lamer el clítoris de su amiga para darle placer mientras se dejaba coger por la pija de Rodrigo.
El chico usaba la fuerza de las piernas para hacer subir y bajar las caderas, aceleraba el paso y luego descansaba por unos instantes para volver a acelerar el paso. Las tetas de Lorena le caían en la cara, eran grandes y suaves. Le atrapó una con la boca y la empezó a chupar con fuerza. Respiraba con dificultad, estaba agitado por el esfuerzo y la excitación. Succionar la enorme teta tampoco era tan sencillo, pero igual lo hacía, le encantaba y a Lorena más, que hacía ruidos con la boca llena de la concha de Rebeca.
A Rodrigo se le ocurrió meterle los dedos por el culo de la Rubia, y así lo hiso, el dedo medio y anular entraron con dificultad, pero entraron. Lorena gritó por la sorpresa, gimió de repente más fuerte advirtiendo lo bien que se sentía y pidiendo que no se detuviera, estaba por venirle. Rodrigo aprovechó que la tenía agarrada del culo para mantener el ritmo, sus piernas estaban ya algo cansadas y quería darle el orgasmo a Lorena. No tardó mucho y la chica grito de placer, Rodrigo se quejó un poco. Apenas sintió los espasmos de Lorena sacó la pija y suspiró aliviado.
Lorena se hizo a un lado y Rodrigo pudo levantarse para estirar un poco las piernas. De inmediato sintió un hormigueo terrible, pero era algo normal. Cuando se dio la vuelta su hermana estaba hincada sobre el sofá mostrándole el culo lista para una embestida.
No se lo pensó dos veces, ensalivó la pija y la perfiló y le embulló la concha. Tan solo le dio un par de embestidas y Lorena se subió encima de Rebeca, igualmente mostrándole la cola. Cada vez que Rodrigo embestía a su hermana, su abdomen chocaba con las nalgas de Lorena. Le amasó una nalga haciéndola moverse al compas de sus movimientos y luego terminó metiéndole el dedo pulgar en el culo, continuando abriéndoselo poco a poco.
Sacó la pija de la concha de su hermana y la levantó un poco metiéndola en la de Lorena. Los sonidos de la pieles chocando y los gemidos continuaron. Rebeca se metía los dedos por la concha masturbándose con los lascivos ruidos que hacía Lorena sobre ella.
Enseguida Rodrigo comenzó a intercalar las embestidas. Metía la pija profundamente en la vagina de Rebeca y luego la sacaba para meterla hasta el fondo en la de Lorena y repetía.
–Que travieso –le acusó Lorena sonriente.
Rodrigo se limitó a regresarle la sonrisa mientras seguía jugando con ambas conchas. Sentir las diferencia entre ambas era algo inolvidable y le encantaba. De pronto sintió el cosquilleo de la corrida que se le venía, pero no quería dejar de cogérselas así, siguió un par de veces aguantándose, pero al final se separó de ellas.
–Déjame calmarme un momento –rogó Rodrigo –. Estoy por venirme de nuevo y no quiero hacerlo.
Respiró profundo un par de veces. Mientras tanto Rebeca se recostó en el sofá y Lorena se colocó sobre ella, ambas lamiendo y chupando la concha de la otra. Rodrigo las miraba mientras sentía como su pija palpitaba, toda embadurnada por los fluidos de ambas.
Suspiraba mientras veía a su hermana metiendo la concha entre los jugosos labios vaginales de Lorena. Luego debió la mirada un poco más arriba, donde palpitaba el ligeramente dilatado ano de la rubia.
No pudo resistirse ante la imagen. Se subió al sofá y perfiló la pija al ano. No tardó mucho en penetrarlo debido a lo abierto que se encontraba la entrada y a lo lubricada que estaba la verga. Lorena nuevamente se vio sorprendida, pero así le gustaba y lo disfrutaba. Rodrigo embestía y luego sacaba la pija y se la ponía al alcance a su hermana, quien le lamía y ensalivaba el glande. Para Rodrigo era un sueño hecho realidad. ¿Quién diría que terminaría dándole por el culo a la diosa de su vecina mientras su hermana le lubricaba la pija a lengüetazos?
No iba a aguantar demasiado, embistió a Lorena hasta que no pudo aguantar más, casi le brotaba la leche, pero esta vez sí logró avisar que se corría. Lorena no quería perderse del espeso elíxir, así que se dio la vuelta y se tragó la pija lo más rápido que pudo. Rodrigo se vino más que la primera vez, probablemente por haber aguantado tanto. Se bajó del sofá y se derrumbó en otro sillón, agitado, pero satisfecho.
Lorena no se había tragado el semen, lo relamía y enseguida besó a Rebeca. Jugaron con sus lenguas mientras la leche pasaba de una boca a otra, menudas putas se habían hecho.
Está de más decir que esta era la primera de muchas reuniones, en donde los tres desatarían sus perversiones juntos. Rodrigo, estaba viviendo el sueño.
[Epic End]
Excelente! has llegado al mejor de los finales. Déjame un comentario ¿que te a parecido?
1 comentarios - Decisiones: Viviendo el sueño.