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Andrea, Un Favor Que Termino En Infidelidad…

Este relato, sucedió en diciembre del año pasado. Andrea, es la esposa de un camarada el cual tiene un negocio de frutas y legumbres cerca de mi casa, en el cual desde que abrieron he adquirido mi fruta y verduras.
Andrea, es una mujer que teniendo en su haber tres hijos, se conserva muy bien, es chaparrita de apenas 1.50 de estatura, tés blanca, cara redonda, ojos rasgados lo que le dan un aire oriental, nariz pequeña y un poco curvada, boca chiquitita y labios delgados. Su cuerpo es rellenito sin llegar a ser gorda o con sobre peso, me refiero a pareja no hay cintura, pechos medianos, un culito redondo y parado, un par de piernas cortas pero llenas de carne, cabello largo hasta la mitad de la espalda siempre sujeto en una larga trenza.
Ese día me encontraba cambiando unas mangueras de agua, del fregadero. El celular sonó y era el marido de Andrea, pidiéndome un favor, se habían quedado sin gas en su local por lo cual no podían preparar su comida, así que Andrea, iría a mi casa a cocinar, dije que sí y colgué.
Después de unos minutos Andrea llego a casa y toco el timbre, Salí y hice para atrás a las perras, ella entro, diciendo. -Hola, joven… gracias… por hacernos este favor.
Entramos a la casa y nos dirigimos a la cocina.
- Muy bien señora, la dejo cocinar, mientras que termino mi labor de fontanero. Dije.
Me metí, debajo del mueble del fregadero y seguí mi labor, ella comenzó a preparar su comida y la charla surgió, ella me preguntaba sobre mi vida, mi matrimonio y mis hijos. Estando ahí debajo, el panorama era muy bueno, ya que Andrea, me dejaba ver todo su trasero apretado dentro de un pants gris. En varias ocasiones me sorprendió mirándola lujuriosamente.
- Entonces hace cuanto que no tiene esposa, Joven? Andrea, mirándome de reojo…
- Uy, ya tiene tiempo, que no hay mujer en esta casa, Señora… Respondí, sin dejar de mirar sus nalgas.
- Y no le dan ganas de volverse a casar, joven? Dijo.
- No, ya no. Mejor solo aventuras de una noche. Es más divertido… o no? Dije.
Andrea, me miro por el rabillo del ojo y sonrió maliciosamente. Ella siguió preparando la comida, la charla siguió. El tema sexual comenzó a surgir en la plática, armado de valor le formule la siguiente pregunta.
- Señora, usted tiene alguna fantasía sexual que no haya realzado… o su marido le cumple todas? -Dije.-
- Uy… joven, pues muchas, porque a mi esposo no le gustan esas cosas… quien sabe porque… -respondió.-
- Y podría decirme alguna?... -dije.-
- Ayy… joven… me da pena… -Andrea sonrojándose y con actitud penosa.-
- Ándele, cuénteme… quien sabe, igual y al contármela se le cumple…-dije, con toda la intención de follarme a Andrea-
- Bueno, pero prométame que no se va a reír… ni me va a juzgar…-dijo ella.-
- Claro que no… nunca lo haría…-respondí-
Andrea se colocó en cuclillas, diciendo.
- Siempre he querido que me lo haga un albañil, un electricista, un cartero, un repartidor… o alguien así…-dijo Andrea, con cara de deseo-
- Aaa… muy, muy interesante…-dije-
- Ooo… un plomero…-dijo, mirándome fijamente y con voz suave y sensual-
Levante un poco la cabeza y la mire unos segundos, ella se recargo sobre la ventana del horno de la estufa y abrió un poco las piernas.
- Como ve?... sé que usted, no es plomero… pero podríamos fingir que lo es no?...-dijo Andrea.-
Se puso de pie y bajo la flama de las hornillas para que la comida no se quemara, volvió a recargarse sobre el mueble que esta aun lado de la estufa y suavemente se comenzó a tocar los pechos y el pubis. Aquello comenzó a despertar a mi amigo, el cual se puso duro de a poco.
- Señora… es usted tremenda… quien la viera tan seria que se ve…-dije-
Salí, debajo del fregadero. Tome un trapo y me limpie las manos, acercándome a ella trate de tomarla de las caderas, ella se movió y camino hasta la mesa del desayunador, recargándose en una de las esquinas, abrió las piernas, diciendo.
- Joven, hágame suya… por hoy usted será mi plomero…
Sin pensarlo ni un minuto más me coloque frente a ella, tomándola de las caderas. La mire fijamente, diciendo.
- Te voy a comer entera… mami…
Ella paso sus brazos por mi cuello y besaba mi cuello, mis manos acariciaban sus muslos, pasando por su cintura y reposando en sus senos.
- Ya hágamelo, joven… no hay mucho tiempo…-dijo Andrea-
Tome su camiseta y la pase por encima de su cabeza, subí las copas de su brasier y deje descubiertos sus senos, los cuales bajaron un poco. Lo cual acuse como normal, debido a que ya habían cumplido su labor materna. Bese un poco sus pezones, mientras mis manos sostenían sus suaves senos.
- Aaamm!!... mmm!!... que rico mama… señor plomero…-dijo Andrea-
Después de que me sacie de sus pechos, la tome de la cintura, bajándola de la mesa. Tome su pants de los elásticos y lo baje con todo y ropa interior hasta sus muslos. Dándole vuelta la coloque recargada sobre la mesa del desayunador, ella se tomó de una de las orillas, embarrando sus senos en la misma y levantando el trasero lista para ser penetrada. Tome mi pants y lo baje hasta los tobillos con todo y calzoncillos, me coloque detrás de Andrea, pasando suavemente mi pene desnudo por todas sus nalgas, por momentos rozaba su vagina con mi falo, provocando que Andrea pujara y se excitara más.
- Señor plomero… que rico esta su pene… me lo va a dar todo?-decía Andrea-
- Aja… se lo voy a dar todo… señora…-respondí-
Mi pene paso por en medio de la división de sus nalgas, de pronto mi pene se paseó sobre su ano, ella salto y exclamo.
- Auuu!!... por ahí no… señor… ese solo es de mi esposo…
Mi amigo, siguió su camino hasta encontrar su húmeda vagina, se quedó quieto justo en la entrada, como quien busca una invitación para pasar. Andrea, movió suavemente su cadera, provocando que mi pene se hundiera lentamente en ella.
- Aaaa!!... así… señor… así… mmm!!... se siente bien rico, como va entrando su pene…-dijo Andrea-
Mis caderas comenzaron con un mete y saca lento, mientras mis manos tomaban sus caderas.
- Aaa!!... aaa!!... aaa!!... uyy!!... así, así, cójame señor plomero, cójame por favor…-Decía Andrea-
De pronto, nuestras caderas se movían al mismo ritmo, lo que nos provocaba un enorme placer a los dos.
- Uyy… señora, está usted… muy caliente… su vagina chorrea…-dije-
- Aja… señor… deme más pene… quiero que me dé hasta que no pueda más…-respondió-
- Es usted, una clienta muy sucia y pervertida… -dije-
- Ósea… una puta…-dijo ella-
- Si toda una puta… muy caliente…-dije-
Los gemidos de los dos, subían con cada penetración que mi pene le daba, de pronto su celular comenzó a sonar y ella bajo la intensidad, me tapo la boca y dijo.
- Usted siga con lo que hace… no se detenga señor…
Aquello era excitante, yo seguía fornicándola suavemente mientras que ella respondió la llamada, tratando de mantener la voz normal, se levantó un poco, apoyando sus codos sobre la mesa, el escucharla hablar con su marido y mirar mi pene penetrándole la vagina, me excito demasiado por lo que la tome de las nalgas y comencé a apretarlas mientras que mi pene se hundía hasta el fondo de su vagina, Andrea cerraba los ojos y apretaba los labios, en señal de placer. Por momentos trataba de detenerme para dejarla hablar con normalidad, pero ella me indicaba que siguiera agitando las manos…
Durante toda la llamada mi pene no dejo de penetrarla ni un solo instante, los gemidos ahogados en su garganta, no podían ser contenidos mas, por lo que se despido, diciendo.
- Ok… si ya voy, nada más esté lista la comida… ok… bye…
Oprimió el botón de terminar llamada y de inmediato su garganta dejo de contener sus gemidos.
- Aaa!!.. aa!!.. aa!!... aa!!... señor, señor, que rico, así… así… mm, mm, mm, mm, mm… cójame más… cójame más…
Mis manos seguían apretando fuertemente sus nalgas, hasta que Andrea pidió que la nalguear, así que deje de apretar sus nalgas y comencé a darle fuertes nalgadas. Can cada una de ella miraba que su piel se enrojecía más y más. Nuestros gemidos se confundía por todo el placer y la excitación del momento, de pronto mis manos tomaron sus suaves senos y los amasaban al unísono de las penetraciones.
- Aa… señora, que rico… -decía yo-
- Aja, aja, muy rico, señor… que buena cogida nos estamos dando… sígale, no pare que ya mero me vengo… dele a esta puta… más pene…-decía Andrea-
Las penetraciones, para ese entonces ya eran sonoras y muy fuertes. Sus nalgas enrojecidas chocaban violentamente contra mi bajo abdomen. Unos momentos después sentí como su vagina se contrajo y su garganta dejo escapar un gemido largo, una de sus manos se sujetó fuertemente de la orilla de la mesa y la otra tomo una de mis nalgas provocando que no pudiera sacar mi pene de dentro de su vagina.
- Aaaaaaa!!.... señor… ummmmm!!.... que rico… ya termine… aaaaaa!!....-decía Andrea-
Su cuerpo se sacudía, por momentos mientras que su piel se había puesto de gallina, sus ojos estaban cerrados y su boca un poco abierta, su mano lentamente dejo de oprimir mi nalga y despacio seguí penetrándola, sabía que no había mucho tiempo ya, así que le comencé a dar muy fuerte de nuevo, ella se sacudía y arqueaba su espalda por la fuerza de las penetraciones. Después de unos momentos más de estar dándole con fuerza, Andrea se levantó y poniendo una se sus manos en mi cadera me detuvo y dijo.
- Que pasa… señor… no quiere salir la leche?
Lo disfrutaba tanto que no quería terminar aun, así que respondí lo mejor que pude.
- No, no quiere salir, mi pene quiere seguir adentrándose en usted, señora…-dije-
- Pero ya no hay tiempo, ya me tarde demasiado… y mi marido va a sospechar…-dijo Andrea-
- Pues… entonces dejémoslo así… porque me tardo otro rato en terminar señora.-dije-
- Y si e ayudo señor…?-pregunto Andrea-
En ese momento pensé que la ayuda de la que hablaba era de pegarme una buena mamada, pero estaba equivocado, tomo mi pene con su mano y comenzó a sacudirlo con fuerza, pasaron unos momentos y Andrea seguía masturbándome duramente, diciendo.
- No vaya a terminar en mi mano señor… quiero la lechita en las nalgas… ok…
- Ok… sígale señora… ya mero… me saca la leche…-dije, con voz de placer-
Andrea siguió, masturbándome por unos minutos más y de pronto sentí esas ganas de eyacular. Por lo que tome mi pene quitándolo de su mano y lo coloque en medio de sus nalgas, comencé a subir y bajar un poco, mi pene no pudo más y soltó su carga. Dos grandes chorros de semen se desparramaron sobre su espalda baja, escurriendo por ella y bajando hasta sus nalgas.
- aaa!!... que rico se siente calientito… aaa!!...-decía Andrea-
Mi pene siguió soltando los clásicos chorritos de semen residual dejando las nalgas de Andrea como dona glaseada.
Una vez que termine de sacudirme producto de la eyaculación, aleje mi pene del trasero de Andrea, ella dio vuelta y unto el semen con sus manos por todo su trasero, tomando sus calzones los subió, haciendo lo mismo con sus pants. Me tomo de las mejillas y dijo.
- Muchas gracias, joven… me cumplió una de mis fantasías… mi joven plomero…
Me dio un dulce beso en la mejilla y tomando sus cacerolas, salió de la casa. Yo me quede de pie aun jadeante y con muchas más ganas de seguir follandome a Andrea.
Ahora cada vez que nos encontramos en el local de su marido, no podemos evitar sonreír, como quien recuerda las travesuras que hizo de niño….
Fin…

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