Al fin se dio. Yo estaba acabando adentro de la boca de mi mamá, mientras ella me miraba fijamente a los ojos. Con sus pupilas brillosas y dilatadas, sus ojos eran alucinantes. Ella tiene esa mirada felina de mujeres fatales. Sus ojos me decían: tengo el poder de controlarte como quiera solo con mi boca. Ella jugueteaba con su lengua sobre mi glande mientras salían chorros de semen y se depositaban en su boca, que de un momento a otro rebosó de esperma y por la comisura de sus labios chorreaban hasta caer en sus tetazas desnudas. Por momentos mi eyaculación era tan fuerte que le llegaba con fuerza hasta su garganta y le daban arcadas, que con esfuerzo contenía para recibir toda mi leche en su boquita y darme el máximo placer posible. Fue una gran acabada larga y dulce. Una de esas memorables. Con sus manos acariciaba mis nalgas y se sostenía para coordinar sus movimientos con mis sacudidas orgásmicas. Siguió succionando por un momento mas hasta que mi verga agotada por el orgasmo quedó flácida y agotada.
Y entonces mi mami, sorprendiéndome y excitandome, se trago toda la leche que llenaba su boca. Se relamió lo que sobraba en sus labios y me dijo: "mmmhhmm. Me encanta tu lechita. Tiene un sabor muy rico. Y me llenaste la boca y tuve que tragar varias veces. Mi vida. Tantos años contenidos, no era para menos".
Yo asentí con una sonrisa y me senté, extenuado, a descansar en el sofá.
Pero este no es el comienzo. Les cuento?
Mi mamá es en realidad mi madrastra. Se casó con mi papá cuando yo tenía cuatro años.
Mi infancia, adolescencia y juventud estuvieron plagadas de momentos eróticos con ella. Tengo recuerdos de ella tomando sol desnuda, ni aún siendo yo grande se tapaba o tenía reservas. Para nada. Sus grandes pechos rebosaban por los costados, sus cintura bronceada torneaba su figura y su cola redondeaba un paisaje alucinante. Ni hablar de esas cola less diminutas que solo le cubrían la vulva. La recuerdo cortando el césped reboleando su perolas, saliéndose de su escote. O también pintando con poca ropa y sin corpiños. Me encantaba llegar de la escuela y descubrir que no llevaba corpiños porque sus pezones resaltaban en su remera o blusa. También tenía unos vestiditos cortos y escotados para andar de entre casa. Y mi deleite era cuando se agachaba. Se le veía todo. Debajo de sus diminutas bombachitas sobresalían siempre sus labios carnosos y tiernos.
Mi mamá decía que no lo hacía apropósito y que siempre se consideró fea. Pero yo cada vez que la veía me calentaba. Y también, después de tanta excitación, con vergüenza y placer, me masturbaba pensándola o mientras la espiaba.
Poco a poco fue adquiriendo el lugar de mujer fatal y amor imposible en mi vida. Su cuerpo siempre fue el mas bonito y erótico que exista para mí.
Después de 25 años de casados, mis viejos se separaron. Y allí comenzó una historia de pasión incestuosa de película.
A partir de su separación mi mamá fue cambiando su tono y nivel de seducción hacia mí. Después de tantos años de calentarme, y saberlo por boca mía, se propuso disfrutar del sexo libertino y prohibido entre una mujer de 50 y un joven de 30. Su mirada había cambiado, buscaba rozarme con sus enormes pechos al pasar cerca mío o al saludarme con un beso.
Un buen día fui a su departamento a ayudarla con cosas de la casa. Me había dejado la llave en el.negocio, por lo que yo subí directamente hasta el departamento. Al entrar me encontré con mi mamita vestidita con un camisón semitransparente. Yo podía ver una vez más su ropa interior diminuta perdiéndose entre sus pliegues. Y sin preocuparse mucho por su vestimenta, me indicó en que la podía ayudar. Obviamente yo mantuve mis ojos puestos en sus tetas y sus conchita y su cola. Traté de hacer lo que me pedía sin poder sacar mis ojos de ella. Para todos esto mi verga estaba bien dura dejando ver mi erección en el.pantalón. A lo que mi mami me increpa: epa, que pasa por ahí? Estamos con la argentinidad al palo (sonrisa cómplice). Y yo le respondo sonrojado: -y si, con vos vestidita así que queres que haga? Entonces ella me responde: -pero todavía te gusto? Mira que pasaron los años y ya nada es como antes. Está todo caído (mientras se palpa los pechos). Todavía te parezco atractiva?
Y yo con la verga engarrotada y la cara como.un tomate, sintiendo una adrenalina que me mareaba le dije: -si ma, para mi sos la mujer con el cuerpo perfecto, aunque pasen los.años. Sos mi ideal y mi excitación taboo-.
Entonces ella se acercó adonde yo estaba y me tomo de la mano y me condujo hasta el sofá. Me sentó y mirándome a los ojos me dijo con voz dulce y suave: -bueno, si queres seguí mirando, pero tenés mi permiso para tocar lo que quieras-. Y puso mis manos temblorosas sobre sus ardientes pechos. Mi mamá estaba ardiendo de lujuria. Lo veía en sus ojos y lo sentía en la temperatura de su piel. Dulcemente acaricie y amasijé sus tetazas disfrutando de su grandeza y ternura. Luego seguí acariciando sus piernas suaves y torneadas. Paseé mis manos por toda su piel. Cada centímetro mientras ella resoplaba y gemía levemente.
En medio de franeleo y respiración agitada sus manos se aferraron a mi pija. Yo ya chorreaba fluido seminal y mi mamita, mientras con una mano me recostaba con la otra sacaba mi pene erecto y babeante de entre mi ropa interior. Suspiró y me dijo: -ya no hay vuelta atrás. Esto no está bien, pero no podemos dejar todo así. Al fin voy a descargar esos huevitos llenos de leche. Leche mía. Leche que podujeron por mirarme a mí. Tantos años de producción sin poder descargarla donde correspondía. Y comenzando con el famoso movimiento de masturbación masculina me pajeó dulcemente por unos minutos. Yo mientras amasijaba sus tetas y acariciaba su espalda. Mi verga no dejaba de emanar fluido seminal y ella lubricaba aún mas con saliva. La excitación aumentaba cada vez más hasta que le pedí si podía besar sus pechos. Mi mami asintió y con premura se desató el corpiño. Cuatro kilos de tetas para mi solito. Con mis manos libere esas enormes tetazas y las comí a besos apasionadamente. Succioné con firmeza sus pezones, que llenaron mi boca de ternura. Mi mamá ya gemía suavemente con cada caricia mía, con cada movimiento de mi lengua. Pero de repente sonó el portero. Quedamos inmóviles, mirándonos a los ojos. Y nuevamente sonó. Mi mamá se levantó y respondió el portero. Era mi hermana. Le dijo que ya bajaba a abrirle y corrió a vestirse. Yo hice lo propio y me puse a hacer las cosas que faltaban.
Entró mi hermana y se pusieron a hablar del negocio. Yo trataba de disimular mi erección como podía y también mi resignación. Al rato se despidió, ya era hora de abrir el negocio. Mi mamá subió y ni bien abrió la puerta del depto dijimos al unisono: -seguimos?-. Y sin perder tiempo se sacó la blusa quedando con las tetas al aire y yo me saqué la remera. Nos abrazamos. Nuestros labios se fundieron en un beso apasionado, nuestro primer beso. Sus tetas se aplastaban contra mí. Las sentía rebozar por los lados. No aguanté mas y me senté en una silla para estar a la altura ideal y poder amasijarlas y besarlas locamente. En un momento mi cara se perdía entre sus pechos y mis manos frotaban sus nalgas debajo del pantalón de plush. Sus manos acariciaban mi espalda y mi cabeza. Pero el inoportuno portero volvió a sonar.
Con cara de esto no puede estar pasando, mi mama volvió a antender, es que no podíamos levantar sospecha. Era una amiga que venía a verla. La mina llegó al departamento y olió algo raro. Es que no podíamos disimular la calentura que teníamos encima. Yo ya no tenía nada para hacer y me quedé viendo tele un rato. Mi mamá y su amiga hablaron de todo un poco hasta que la visita no dio para mas y se despidió. La acompañé hasta el frente y subí con la leche irviendo. Abrí la puerta y mi vieja estaba esperándome semidesnuda en el sofá.
Me acerqué y rápidamente me bajó el pantalón, dejó rebotando mi verga mientras terminaba de sacarme el pantalón y el calzoncillo. Se sentó como en posición petera y yo pensé: esto no puede ser... me la va a chupar?. Y si. Su boca se acercó tanto que en cuestión de segundos sentía por primera vez la lengua de mi mamá acariciar mi verga. Sus labios rodearon el glande y con movimientos suaves me hizo ver las estrellas. Con la boca llena de verga me dijo: -te gusta? Ya no quiero jugar mas. Quiero toda tu leche. Por momentos jugaba con su lengua y por momentos succionaba fuertemente. Su boca parecía arder y eso me excitaba aún más. Hasta que no aguanté mas y le avisé que iba a acabar.
Y entonces mi mami, sorprendiéndome y excitandome, se trago toda la leche que llenaba su boca. Se relamió lo que sobraba en sus labios y me dijo: "mmmhhmm. Me encanta tu lechita. Tiene un sabor muy rico. Y me llenaste la boca y tuve que tragar varias veces. Mi vida. Tantos años contenidos, no era para menos".
Yo asentí con una sonrisa y me senté, extenuado, a descansar en el sofá.
Pero este no es el comienzo. Les cuento?
Mi mamá es en realidad mi madrastra. Se casó con mi papá cuando yo tenía cuatro años.
Mi infancia, adolescencia y juventud estuvieron plagadas de momentos eróticos con ella. Tengo recuerdos de ella tomando sol desnuda, ni aún siendo yo grande se tapaba o tenía reservas. Para nada. Sus grandes pechos rebosaban por los costados, sus cintura bronceada torneaba su figura y su cola redondeaba un paisaje alucinante. Ni hablar de esas cola less diminutas que solo le cubrían la vulva. La recuerdo cortando el césped reboleando su perolas, saliéndose de su escote. O también pintando con poca ropa y sin corpiños. Me encantaba llegar de la escuela y descubrir que no llevaba corpiños porque sus pezones resaltaban en su remera o blusa. También tenía unos vestiditos cortos y escotados para andar de entre casa. Y mi deleite era cuando se agachaba. Se le veía todo. Debajo de sus diminutas bombachitas sobresalían siempre sus labios carnosos y tiernos.
Mi mamá decía que no lo hacía apropósito y que siempre se consideró fea. Pero yo cada vez que la veía me calentaba. Y también, después de tanta excitación, con vergüenza y placer, me masturbaba pensándola o mientras la espiaba.
Poco a poco fue adquiriendo el lugar de mujer fatal y amor imposible en mi vida. Su cuerpo siempre fue el mas bonito y erótico que exista para mí.
Después de 25 años de casados, mis viejos se separaron. Y allí comenzó una historia de pasión incestuosa de película.
A partir de su separación mi mamá fue cambiando su tono y nivel de seducción hacia mí. Después de tantos años de calentarme, y saberlo por boca mía, se propuso disfrutar del sexo libertino y prohibido entre una mujer de 50 y un joven de 30. Su mirada había cambiado, buscaba rozarme con sus enormes pechos al pasar cerca mío o al saludarme con un beso.
Un buen día fui a su departamento a ayudarla con cosas de la casa. Me había dejado la llave en el.negocio, por lo que yo subí directamente hasta el departamento. Al entrar me encontré con mi mamita vestidita con un camisón semitransparente. Yo podía ver una vez más su ropa interior diminuta perdiéndose entre sus pliegues. Y sin preocuparse mucho por su vestimenta, me indicó en que la podía ayudar. Obviamente yo mantuve mis ojos puestos en sus tetas y sus conchita y su cola. Traté de hacer lo que me pedía sin poder sacar mis ojos de ella. Para todos esto mi verga estaba bien dura dejando ver mi erección en el.pantalón. A lo que mi mami me increpa: epa, que pasa por ahí? Estamos con la argentinidad al palo (sonrisa cómplice). Y yo le respondo sonrojado: -y si, con vos vestidita así que queres que haga? Entonces ella me responde: -pero todavía te gusto? Mira que pasaron los años y ya nada es como antes. Está todo caído (mientras se palpa los pechos). Todavía te parezco atractiva?
Y yo con la verga engarrotada y la cara como.un tomate, sintiendo una adrenalina que me mareaba le dije: -si ma, para mi sos la mujer con el cuerpo perfecto, aunque pasen los.años. Sos mi ideal y mi excitación taboo-.
Entonces ella se acercó adonde yo estaba y me tomo de la mano y me condujo hasta el sofá. Me sentó y mirándome a los ojos me dijo con voz dulce y suave: -bueno, si queres seguí mirando, pero tenés mi permiso para tocar lo que quieras-. Y puso mis manos temblorosas sobre sus ardientes pechos. Mi mamá estaba ardiendo de lujuria. Lo veía en sus ojos y lo sentía en la temperatura de su piel. Dulcemente acaricie y amasijé sus tetazas disfrutando de su grandeza y ternura. Luego seguí acariciando sus piernas suaves y torneadas. Paseé mis manos por toda su piel. Cada centímetro mientras ella resoplaba y gemía levemente.
En medio de franeleo y respiración agitada sus manos se aferraron a mi pija. Yo ya chorreaba fluido seminal y mi mamita, mientras con una mano me recostaba con la otra sacaba mi pene erecto y babeante de entre mi ropa interior. Suspiró y me dijo: -ya no hay vuelta atrás. Esto no está bien, pero no podemos dejar todo así. Al fin voy a descargar esos huevitos llenos de leche. Leche mía. Leche que podujeron por mirarme a mí. Tantos años de producción sin poder descargarla donde correspondía. Y comenzando con el famoso movimiento de masturbación masculina me pajeó dulcemente por unos minutos. Yo mientras amasijaba sus tetas y acariciaba su espalda. Mi verga no dejaba de emanar fluido seminal y ella lubricaba aún mas con saliva. La excitación aumentaba cada vez más hasta que le pedí si podía besar sus pechos. Mi mami asintió y con premura se desató el corpiño. Cuatro kilos de tetas para mi solito. Con mis manos libere esas enormes tetazas y las comí a besos apasionadamente. Succioné con firmeza sus pezones, que llenaron mi boca de ternura. Mi mamá ya gemía suavemente con cada caricia mía, con cada movimiento de mi lengua. Pero de repente sonó el portero. Quedamos inmóviles, mirándonos a los ojos. Y nuevamente sonó. Mi mamá se levantó y respondió el portero. Era mi hermana. Le dijo que ya bajaba a abrirle y corrió a vestirse. Yo hice lo propio y me puse a hacer las cosas que faltaban.
Entró mi hermana y se pusieron a hablar del negocio. Yo trataba de disimular mi erección como podía y también mi resignación. Al rato se despidió, ya era hora de abrir el negocio. Mi mamá subió y ni bien abrió la puerta del depto dijimos al unisono: -seguimos?-. Y sin perder tiempo se sacó la blusa quedando con las tetas al aire y yo me saqué la remera. Nos abrazamos. Nuestros labios se fundieron en un beso apasionado, nuestro primer beso. Sus tetas se aplastaban contra mí. Las sentía rebozar por los lados. No aguanté mas y me senté en una silla para estar a la altura ideal y poder amasijarlas y besarlas locamente. En un momento mi cara se perdía entre sus pechos y mis manos frotaban sus nalgas debajo del pantalón de plush. Sus manos acariciaban mi espalda y mi cabeza. Pero el inoportuno portero volvió a sonar.
Con cara de esto no puede estar pasando, mi mama volvió a antender, es que no podíamos levantar sospecha. Era una amiga que venía a verla. La mina llegó al departamento y olió algo raro. Es que no podíamos disimular la calentura que teníamos encima. Yo ya no tenía nada para hacer y me quedé viendo tele un rato. Mi mamá y su amiga hablaron de todo un poco hasta que la visita no dio para mas y se despidió. La acompañé hasta el frente y subí con la leche irviendo. Abrí la puerta y mi vieja estaba esperándome semidesnuda en el sofá.
Me acerqué y rápidamente me bajó el pantalón, dejó rebotando mi verga mientras terminaba de sacarme el pantalón y el calzoncillo. Se sentó como en posición petera y yo pensé: esto no puede ser... me la va a chupar?. Y si. Su boca se acercó tanto que en cuestión de segundos sentía por primera vez la lengua de mi mamá acariciar mi verga. Sus labios rodearon el glande y con movimientos suaves me hizo ver las estrellas. Con la boca llena de verga me dijo: -te gusta? Ya no quiero jugar mas. Quiero toda tu leche. Por momentos jugaba con su lengua y por momentos succionaba fuertemente. Su boca parecía arder y eso me excitaba aún más. Hasta que no aguanté mas y le avisé que iba a acabar.
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