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Sorpresas inesperadas (Parte 1)

Bueno este es mi primer relato para la web, espero que disculpen los errores de redacción u ortografía que pueda haber. Me dedique a escribirlo con mucho entusiasmo, aunque como es mi primer ejercicio con la escritura de textos supongo que tendrá algunos errores espero sus comentarios que creo que me pueden ser muy útiles para seguir cualificándome y también recomendaciones para la segunda parte.

Hola me llamo Carlos soy un joven de 20 años más o menos alto mido 1.70 tengo el pelo negro y los ojos grises soy delgado fibroso me gusta cuidar mucho mi cuerpo. Mis amigas consideran que soy guapo, generalmente tengo mucho éxito con las chicas que en menos de lo que canta un gallo caen derretidas a mis pies, no me puedo quejar. La experiencia que les voy a contar me sorprendió bastante. Para no alargar tanto el cuento pasemos al meollo del asunto como decimos en mi país.

Siempre he querido hacer plata por medio de cualquier negocio que surja, junto con Alejandro, mi mejor amigo de la universidad compartimos el mismo espíritu empresarial nos hemos montado en muchos negocios desde vender dulces en la U hasta intentar poner un pequeño local que desdichadamente tuvimos que cerrar, ya que a pesar de que nos iba bien nos quitaba mucho tiempo en el estudio. El último negocio que habíamos planeado con Alejandro era montar un negocio de manillas contratando a dos amigas que las fabricaban mientras nosotros nos encargábamos de distribuirlas y venderlas, según él era un negocio redondo que pronto nos llenaría los bolsillos de plata.

Nuestros primeros clientes fueron una institución de publicidad que estaba buscando gente para hacer manillas para promocionar una gaseosa que acababa de salir al mercado. Ese día me arregle con todas las de la ley me puse mi camisa polo que dejaba ver lo trabajado de mi figura, unos jeans levis que me quedaban a la perfección resaltando mi figura atlética, me puse delante del espejo y mientras me peinaba ensayaba caras para la entrevista, ya saben la imagen en los negocios es esencial. Cuando me termine de arreglar oí el pito de Alejandro y salí rápido, pues se nos iba a ser tarde para la cita, cuando me monte en el auto observe que Alejandro, también se había esmerado, aunque estaba más formal con saco y corbata, me reí y le dije que le íbamos a presentar a clientes jóvenes, pero el me dijo que el contraste era bueno, ya que el exponía el lado formal del proyecto mientras que yo mostraba la juventud y nuevas ideas; la mezcla perfecta, yo me reí y asentí.

Llegamos a la empresa de publicidad y preguntamos en la recepción por la señora Carolina Díaz, la recepcionista dijo que esperáramos un momento que ya venía a buscarnos. Esperamos diez minutos y oímos una voz a nuestras espaldas que inmediatamente la catalogué de seductora.

-¿Hola ustedes son los jóvenes de las manillas?

Cuando me voltee literalmente me quede mudo casi anonado por la visión, Carolina o Caro como nos pidió que la llamáramos luego, era una mujerzota quedé fascinado por su rostro tenía ojos verdes, pelo largo y cobrizo; su nariz era respingada en fin si se hiciera un casting de las caras más hermosas ella quedaría entre las primeras, inevitablemente mi mirada fue bajando hasta encontrarse con sus senos, éstos eran medianos parecían naranjas e inmediatamente pensé en lo rico que sería tocarlos apretarlos y lamerlos, seguí bajando hasta su pequeña cintura que remataban en unas piernas torneadas y bronceadas que dejaba ver la pequeña minifalda que traía, literalmente boquiabierto la mire a los ojos y ella dándose cuenta de mi turbación y acaloramiento me sonrió y me pico un ojo. Alejandro mucho más práctico y menos aturdido nos presentó.

Mucho gusto Alejandro y Carlos venimos de la "empresa" de manillas usted debe ser la señora Carolina dijo él

Ella se río mostrando una dentadura perfecta ante la formalidad de mi amigo y le dijo:

-Tranquilo no seas tan formal puedes llamarme Caro ¿les parece si subimos a la oficina de mi equipo para discutir su oferta?

Ambos asentimos y ella subiendo las escaleras nos guió a su oficina. Acá tengo que hacer una confesión la parte que más me excita de una mujer es su cola y Caro tenía un culo de ataque; apretado y levantadito invitaba sin palabras, creo yo, a cualquier macho que lo viera a clavarlo hasta hacerla gemir. Note que mi miembro se estaba poniendo tieso y procure pensar en otras cosas, ya que bussines are bussines.

Llegamos a la oficina de su grupo y me di cuenta que no era corriente, tenía una forma circular en su centro había un sofá, los computadores en que la gente trabajaba estaban en los costados, más parecía una sala que una oficina de trabajo había cuatro personas trabajando en sus CPU, ella nos invitó a sentar y dijo:

Juan y Vero vengan que llegaron los de la empresa de manillas

Verónica se paró de su computador a diferencia de Caro, ella era trigueña su pelo negro y lacio caía por sus hombros sobre un cuerpo tan perfecto como el de su amiga, a diferencia que tenía los senos más grandes y la cintura más ancha tenía una blusita que dejaba ver sus grandes atributos y un jean que resaltaba su culo, menos espectacular que el de Caro, pero también de muy buen ver. Juan era un joven de esos que se puede catalogar como niño bonito un poco más delgado que yo, con el pelo rubio corto y unos ojos azules, en fin el tipo no desentonaba con sus compañeras, era pinta.

Nos sentamos a hablar de precios, materiales diseños y cantidad durante media hora en la que Alejandro y yo tuvimos que usar toda nuestra labia ante las inteligentes preguntas de los tres, duramos dos horas exponiendo y regateando el precio, hasta que Caro dijo que estaba cansada y que si no quería un café los dos aceptamos y Caro le dijo a Verónica que los ayudará a traerlos, cuando salieron del campo visual enseguida comencé a hablar de las viejas

Eres muy afortunado por trabajar acá tienes dos compañeras preciosas, sabes si salen con alguien o están solas dije yo.

Juan rió y dijo despreocupadamente si están buenas, pero actualmente están solas no les trama llevar una relación larga.

Ante las miradas de censura de Alejandro que no consideraba bien mezclar el instinto y las ganas con los negocios seguí con la conversación.

Tú has salido con alguna de ellas deben ser una bomba

Eres un poco imprudente, pero no digamos que mis intereses van por otros lados, si supongo que deben ser muy buenas para esas cuestiones contesto Juan.

Yo iba a proseguir con mis preguntas, cuando volvieron con el café, lo tomamos y seguimos hablando mientras caía la tarde y la gente se iba para sus casas, ¿ojalá nos hubiéramos ido en ese momento? Finalmente nos propusieron un precio por nuestras manillas y dijeron que si queríamos lo podíamos discutir afuera en el pasillo y nos traían las respuestas, salimos rápidamente de la oficina y nos pusimos hablar del precio que superaba nuestras expectativas. Hasta que el tema recayó en las sensuales huries de la oficina Alejandro me dijo:

Men calme la arrechera que esto es un negocio que nos va dar buena plata no es bueno mezclar las dos cosas, además no me gusta como me mira ese tipo, parece que le gusto o algo por el estilo, seguro que es un marica y quiere que le dé por el culo o una porquería por el estilo.

Yo me reí de los temores de Alejandro, ya que él se preocupaba más que nadie por su reputación de macho que iba de acorde con su figura musculosa, sus ojos y pelo negro y su voz excesivamente varonil para la edad que tenía (19 años)

Tranquilo hombre me va a decir que Verónica no le gusta le conteste yo que conocía a la perfección su gusto por las mujeres trigueñas

Claro pero no es el lugar ni el momento firmemos esto y nos abrimos dijo

Yo cedí ante la vehemencia de mi amigo, ya que era lo que me había esperado y entramos, inmediatamente noté que algo había cambiado en la atmósfera del ambiente. No sé si lo habrán sentido cuando entran a unos lugares, donde hay una energía y tensión que hacen que los vellos de sus brazos se ericen. Juan, Carolina y Verónica estaban cuchicheando entre ellos soltando risitas burlonas que me inquietaron nos sentamos en los cojines del suelo y Caro dijo

Ya volvieron caballeros, Juan nos estaba contando las preguntas que estaban haciendo dijo picarescamente

Alejandro me dirigió una mirada asesina, mientras yo sentí que la sangre se me subía al rostro y balbuceando intente dar explicaciones

Heee, pasa que, pero, pero no se vayan imaginar nada malo sólo me parecieron unas niñas muy bonitas pero no tenemos ninguna intención de hacer nada sólo estábamos conversando un rato dije yo

Verónica se paro y dando una vuelta para que admiráramos mejor su cuerpo exclamo

–Lastima y yo pensaba que les gustábamos y les íbamos hacer una oferta.

Sentándose al lado de Alejandro y poniendo una mano en su pierna le dio un sensual beso en la oreja. Yo noté como la actitud de Alejandro cambio, mientras que un bulto de considerable tamaño se hacía en su pantalón y una mano casi instintivamente se dirigió al muslo de ella.

Ella se paro y rió.

Alto dijo Caro ¿no van a escuchar la oferta antes de tocar la mercancía?

Yo no entendía cual era el juego, broma o cachondeo y me iba poniendo medio furioso y les dije que pararan de burlarse que cuál era su juegito? Caro me miro y la muy perra puso toda la seducción de su mirada y voz diciendo:

-Muy fácil se nota que nos están comiendo con la mirada y tienen suerte pues a Juan les parecieron atractivos y como él es nuestro niño consentido le prometimos que trataríamos de darle gusto

Yo estaba un poco turbado pues no sabía que hacer mire a Alejandro que alzo los hombros y puso cara de no saber nada y pregunto con voz insegura

-No entiendo nada además sépanlo bien no soy ningún gay dijo poniendo su cara de seriedad.

Verónica se rió y dijo:

-Pero es muy fácil nosotras si quieres te la mamamos y les enseñamos cual es el sexo del bueno a cambio sólo les pedimos un favor que uno le haga una mamada a mi amigo y que uno de ustedes se dejé montar por él.

Juan nos miraba burlonamente, mientras que observe que su mano estaba en su entrepierna haciendo unos movimientos que claramente indicaban que se estaba preparando para la faena mientras Caro decía:

-Bueno niños ustedes decidan y rápido que ya se está haciendo tarde.

Mire interrogativamente a Alejandro que a leguas se veía que se debatía entre la lujuria que sentía por Verónica, pero el temor a cumplir la otra parte del trato. Fue lo que hicieron Caro y su amiga lo que nos impulso a aceptar, ya que pusieron una música insinuante y mientras bailaban se iban quitando la ropa mientras se daban besos y se acariciaban hasta quedar en ropa interior. A propósito Caro tenía un hilito dental rojo que me sedujo al instante, mientras Verónica tenía unos cacheteros que resaltaban su generoso trasero. Esto nos decidió de inmediato a aceptar Y Alejandro dijo:

-Bueno aceptamos, pero nosotros decidimos quien se la va mamar y a quien va culear tu amigo. Si les parece yo se la mamo.

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