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Sorpresas placenteras ( final)

Agradezco profundamente las opiniones de los lectores. Espero que disfruten también del final de la historia.

Cerca del mediodía, la casa cobró vida. Primero fue Gerardo el que despertó y el ruido la despertó también a ella que se había quedado dormida en el sofá. Se levantó y comenzó a preparar el café.
Gerardo, luego de una noche salvaje, estaba agotado, pero disimuló frente a su mujercita para que no sospechara.
- Mi amor, que alegría verte, dijo mientras la abrazaba y la besaba en el cuello.
- Hola querido, ya va a estar el café. Siéntate, dijo sonriendo con inocencia.
El día transcurrió como siempre. Pasado el mediodía se levantaron los hijos y almorzaron, hablando de las cosas cotidianas, con el televisor encendido sin que nadie le hiciera demasiado caso.
Esa tarde Eliana y su marido salieron a caminar por el parque de la ciudad, y dieron la sensación que daban siempre: el matrimonio perfecto.
Gerardo ya había decidido terminar con Laura. La semana siguiente se dedicaría a su esposa que la tenía abandonada, y luego comenzaría el cortejo de su nueva víctima, una morocha despampanante y veinteañera, que se derretía cada vez que se cruzaban. La iba a pasar muy bien.
Esa noche los dos se durmieron apaciblemente. Al día siguiente los hijos se marcharon y Gerardo se fue a trabajar, para volver a la hora de la cena.
Eliana fue a su trabajo y volvió, a la tarde. Preparó una buena cena, arregló la mesa, se cambió, y esperó que su esposo volviera.
Gerardo, al regresar y encontrar ese cuadro se sintió satisfecho. Su mujercita lo deseaba y había preparado todo para el sexo. Se bañó, se afeitó, se cambió y se sentó a la mesa. Había terminado con Laura y hasta dentro de unos días no tendría a su disposición a su nueva presa. Podía dedicarle algun polvo a su mujercita, que debía reconocer se conservaba bastante bien.
La comida era su preferida y la disfrutó. La noche empezaba bien.
Pero no iba a terminar igual.
Luego del postre, Eliana sirvió un aromático café y una copa de whisky para cada uno.
Gerardo en ese momento, intentó avanzar sobre ella, pero con un gesto lo detuvo.
- ¿ Que te pasa? Preguntó extrañado Gerardo.
- Antes necesitamos conversar, dijo Eliana seria, pero tranquila, lo que hizo que Gerardo se sorprendiera y no entendiera por donde venía.
- Gerardo, hace mucho que estamos casados y debo confesar que la pasé bastante bien.
- Me alegro, dijo Gerardo.
- Por favor, no me interrumpas porque sino no vas a comprenderme, dijo Eliana sin levantar la voz
- Está bien. Te escucho.
- Como dije, he sido bastante feliz. Quiero mucho a mis hijos, y te quiero también a tí
Hizo una pausa, esperando la reacción de su esposo. Y obtuvo lo que quería. Gerardo estaba tranquilo, disfrutando los elogios y sintiéndose todo un playboy.
- Sin embargo, para llevar adelante este matrimonio he tenido que aceptar que no te alcanza una sola mujer.
Gerardo se tensó como una cuerda.
- No creo......
- Mejor no hables. Estoy tratando de resolver esto como adultos así que no quiero niñerías. Ni mentiras, dijo paralizándolo con el hielo de su decidida mirada. Gerardo volvió a acurrucarse en su sillón.
- Hice muchos esfuerzos para aparentar que eramos un matrimonio ejemplar, pero esto fue imposible, ante tu falta de tacto para manejar a tus amantes. Todos nuestros amigos se han enterado de tus andanzas, y noto en sus rostros la compasión que sienten por mí. Pobre Eliana la cornuda, su marido la engaña y ella no se entera..... Pues te diré, Gerardo. Me enteré todas las veces que me engañaste.
- No se quien te vino con cuentos... intentó defenderse.
- Si vas a negar la verdad, entonces me voy de esta casa y no vuelvo mas, dijo Eliana decidida.
Gerardo rápidamente analizó las variantes y decidió cambiar la estrategia.
- Eli, reconozco que me gustan las mujeres y que alguna vez, salí con alguna a tomar algo , pero de ninguna manera eso me convierte en el monstruo que piensas.
- Estás equivocado Gerardo. No creo que seas un monstruo. Por el contrario. Estoy segura que eres una excelente persona.
- ¿ Y a que viene esto?
- A que nuestros hijos ya son grandes y en casa estamos los dos solos. Que acepté la semana pasada tus encuentros con Laura y cansada de tratar de entender porqué actuabas de esa manera, decidí yo también probar una relación fuera del matrimonio.
La cara de Gerardo se puso pálida. Eliana sabía todo. No podía seguir negando. Y además se había inventado el deseo de engañarlo para vengarse. Ella no era así.
- ¿ No vas a decir nada? Preguntó Eliana con una calma que enloquecía a Gerardo. Hubiera preferido que hiciera un escándalo. Sabría como manejarlo. Pero esa frialdad era incomprensible.
- Si crees que sabes todo, nada te hará cambiar de opinión, pero no entiendo lo de esa intención de engañarme.
- Gerardo. No te estoy engañando. A diferencia tuya, te estoy contando lo que hago. Necesitaba saber que encontrabas en otra mujer que no fuera tu esposa. Y busqué otro hombre, con el cual pasé el sábado por la noche.
El esposo sintió que la tierra se abría bajo sus pies.
- Y lo disfruté, Gerardo. Y comprendí tu necesidad de romper la rutina del matrimonio. Pero también, pensé que esa relación clandestina podía ser el chisme del año para todos nuestros conocidos, así que no estoy dispuesta a seguir encontrándome por allí con mi amante.
Gerardo, Sorprendido pero incrédulo ante lo que oía, y pensando que era un invento de Eliana para castigarlo, decidió seguirle el juego.
- Eliana, no puedo creer que me engañaras, pero puedo comprender tu resentimiento. Te prometo que no volverá a ocurrir, y mas a partir de tu decisión de no seguir en esa relación.
- Espera, espera. ¿ Durante todo nuestro matrimonio me has engañado y crees que a partir de aquí no voy a engañarte mas y todos contentos?, dijo Eliana mirándolo con curiosidad.
- Pero tu dijiste que no volverías a verlo.... musitó Gerardo.
- Dije que no volvería a verlo en forma clandestina. Pienso invitarlo a que venga a casa.
Gerardo sonrió.
- ¿ Estás loca? ¿ Crees que voy a permitir que traigas a tu amante a esta casa?
- La otra opción es separarnos y que tu le expliques a los chicos que es lo que pasó.
- ¿ Te estás vengando no es así? ¿ Quieres que me vuelva loco, no?
- No Gerardo. Quiero que nuestro matrimonio continúe, e inclusive alguna que otra vez podemos tener sexo entre nosotros. Pero voy a disfrutar de mi cuerpo tal como tu has disfrutado de todas las mujeres que te pasaron cerca y que se divirtieron poniéndome cuernos y haciéndome quedar como una estúpida. Ahora te toca a ti. Voy a traer a mi amante a esta casa y la pasaré muy bien. Tu te irás y me dejarás sola, hasta que yo te avise que puedes volver. Siempre has tenido cenas con tus amigos así que no llamará la atención.
- ¿ Y crees que la gente no se enterará?
- Yo no voy a contarle a nadie. Mi amante es muy reservado. Y no creo que a ti te cause mucha gracia contarle a tus amigos que sos un cornudo consciente.
Gerardo se dejó caer nuevamente sobre el sofá.
- Está bien. Ya te vengaste. Me tienes donde quieres. Reconozco haberte sido infiel, pero no puedes esperar que soporte pacíficamente que me engañes y en mi propia casa.
- Querido, yo lo soporté toda mi vida. Es hora de que te pongas en mi lugar. Y encima debieras agradecerme que no te engañe. Te estoy diciendo las cosas de frente. Pero no pienso cambiar un ápice mi decisión.
Gerardo se levantó y salió a la calle sin mirarla. Caminó sin saber adonde iba. No podía estar pasando esto. No podía ser cierto. Claro. Era eso. Su mujer lo estaba castigando. Si nunca lo había engañado. Seguro que era todo un invento para vengarse. Respiró profundo, dio la vuelta a la manzana, y ya mas seguro de sí mismo, regresó.
Eliana estaba en la cocina cuando el entró a la casa. Se dirigió hacia allí.
- Está bien Eli. Acepto tu decisión. Cuando yo no esté puedes hacer lo que quieras. Trae a quien te parezca, pero te aseguro que te vas a arrepentir. Tu no eres así, dijo y se fue al salón, sentándose a mirar televisión.
Eliana luego de un rato se sentó a su lado y estuvieron un largo rato mirando una película y sin hablar. Por fin, fueron a acostarse.
Ya en la cama, Gerardo comenzó a acariciarla, mostrando a las claras sus intenciones, y Eliana como siempre lo dejó hacer. Cuando luego de un rato el la poseyó, aprovechó para hablarle al oído.
- ¿ El te hace esto? ¿ Te llena como yo? Vamos cuéntame.
- Shhh. Muevete y goza, mi amor, no hables.
- Estoy seguro que no tienes un amante, que son inventos tuyos, dijo mientras aceleraba sus embestidas. Eliana debajo de él, no decía nada, se limitaba a gemir.
- Eres mía, puta, eres mía y de nadie mas, dijo mientras se vaciaba, quedando un largo rato sobre ella.
Por fin giró bajando de su cuerpo, y Eliana fue al baño a lavarse. Demoró un buen rato. Cuando volvió su esposo estaba dormido. Sus relaciones hacía mucho que le parecían rutinarias, pero luego de fin de semana que había pasado, le parecieron miserables. El sexo era otra cosa. Y ella lo había descubierto.
No se volvió a hablar del tema hasta que el viernes Gerardo le comunicó que saldría a cenar con sus amigos, cosa que esta vez, casualmente era real.
- Bien Gerardo. Ya sabes. Para volver espera que te llame.
- Si mi amor, dijo sonriendo por dentro. Su mujer era increíble. Pensaba seguir con el juego aunque el ya había descubierto que era todo un invento.
Media hora después que Gerardo se había ido, Luis tocó el timbre de la casa.
Un ama de casa en camisón transparente blanco le abrió la puerta, y apenas la puerta se hubo cerrado lo desnudó y comenzó una fellatio de película.
Cuando Luis se tranquilizó y tomó confianza en el lugar en que estaba, ella lo llevó al dormitorio, y allí, sobre la misma cama donde el marido la poseía, esta vez fue Luis el que la disfrutó. El momento culminante fue cuando la puso en cuatro y desde atrás la cabalgó como una yegua.
- Que buena que estás, mi amor, que buena, le decía mientras afirmado en sus hombros la penetraba por completo.
- Sigue, sigue, no te detengas.
- No puedo creer que estemos aquí haciendo esto. Y que tu marido lo sepa.
- Lo sabe pero no lo cree. No importa. Yo si lo creo. Ahhhh, me corro, me corro, gritó mas que dijo mientras el clímax la barría una vez mas. Cuando empezaba a volver de su orgasmo sintió como Luis se vaciaba y ese líquido caliente hizo que su corrida se extendiera por un buen rato mas.
Cayeron los dos de costado sobre la cama y quedaron allí recuperando el aliento.
Luego de un rato, se dieron placer con sus bocas, y cuando él estuvo listo nuevamente, ella se sentó sobre él, marcando el ritmo de la penetración, mientras el jugaba con sus tetas. Mientras Eliana cabalgaba, pensaba en lo placentera que podían ser las sorpresas inesperadas. Y de pronto, íntimamente, agradeció que su esposo hubiera sido tan cabrón, ya que su comportamiento le permitía ahora gozar como una perra, con un hombre que en verdad la deseaba, y gozaba con satisfacerla.

Gerardo, con sus amigos, fanfarroneaba de sus conquistas, y les estaba contando lo que pensaba comerse el fin de semana siguiente. Recibía la admiración de toda la mesa. El si que era un verdadero macho. La envidia del grupo.
- Realmente Gerardo, lo que me sorprende es que tu mujer nunca te haya pescado.
- Pero Ramón, La mujer sabe pero no se anima a decir nada para no perder semejante semental, dijo otro en la mesa, con unas copas de mas.
- Mira, si yo hiciera el 10 % de lo que hace Gerardo, mi esposa ya me lo aclaró. Se va a acostar con todos los hombres que encuentre. Así que trato de hacer buena letra.
- Todas las mujeres dicen lo mismo, pero ninguna lo hace, y seguramente a Eliana que es una mujer fina y educada no le pasaría por la cabeza, no Gerardo?
Gerardo asintió y se rió tranquilo, pero esos comentarios lo pusieron inquieto. ¿ es que su mujer sería capaz? ¿ Y si ella realmente tenía un amante? ¿ Y si era verdad? . Se movió inquieto, y con una excusa salió de la reunión. Manejó de prisa hasta su casa. Se estacionó a media cuadra y se acerco lentamente. Entró a la casa sin hacer ruido. Dos copas y dos tazas de café sobre la mesa, mostraban que ella no estaba sola. Comenzó a temblar de miedo. Caminó hacia el dormitorio, su dormitorio, y allí, sobre la cama, Su mujer en cuatro patas estaba recibiendo todo lo que su jinete tenía para darle. Para colmo era un viejo, y su mujer gemía de placer. El hombre comentaba que no podía creer que el marido supiera que estaban allí, en ese momento tirando, y ella mientras le decía que el marido no le había creído se corrió como hacía mucho que no se corría con el. Luego fue el turno del hombre que se vació a los gritos dentro de su mujer, para luego caer los dos, agotados sobre la cama.
Salió como había entrado y volvió a la reunión. Le costó un rato antes de entrar superar el momento y mostrarse ganador como siempre. Volvió a la mesa y siguió recibiendo la admiración de sus amigos. Su rostro ganador por fuera no reflejaba lo derrotado que se sentía por dentro.
Cuando a los postres recibió el mensaje de su mujer diciéndole que podía volver cuando quisiera, una mezcla de sentimientos lo avasalló. Pensó en dejarla, pensó en reclamarle lo que hacía, pero al final, la historia de su matrimonio lo superó. Se lo tenía merecido. Ahora su preocupación debía ser que nadie se enterara, y de pronto, la jovencita que lo esperaba el fin de semana ya no le pareció tan apetecible. Necesitaba recuperar a su mujer, pero no sabía como.
Al volver a su casa Todo estaba en orden. No estaban las tazas y las copas. Todo estaba ordenado, y en el dormitorio, Eliana dormía profundamente. Nadie podría imaginar lo que allí había pasado.
Se acostó a su lado, sin hacer ruido, esperando que al despertarse la mañana siguiente todo hubiera sido una pesadilla. Lo deseaba. Lo necesitaba.

6 comentarios - Sorpresas placenteras ( final)

guidodin
Muy bueno. Nadie muere mocho y el que las hace las paga
paulacasada
hermosisimo relatos los lei todos los de sorpresas me encanto la historia bechitos papi pauli
Fioreh_15
❤️ Me encantó la historia!
Nena1525
Me encantó. Gracias por compartir esta serie.