Buenas, esta historia la escribo para mi novia, a quien le debo hace tiempo un relato en P! Este va a ser el primero de varios mas, por ser el primero es el menos emocionante. Prometo que va a ir subiendo ya que los próximos relatos son, ni mas ni menos que la historia de nuestras fantasías (que por suerte venimos cumpliendo)
Anabela (mi novia) tiene seis años menos que yo, cuando nos conocimos en la facultad yo estaba de novio y trabajaba de masajista. Nos volvimos compañeros de estudio y, como cursábamos todos los días la veía más que a mi propia pareja. En fecha de parciales no faltaba el fernet al final del estudio, y las charlas de sexo, en un grupo que variaba de 4 o 5 personas, eran recurrentes. Yo le prestaba mucha atención a lo que ella acotaba, si bien siempre hablaba poco, empecé a intuir que era “gauchita”. Un día otra flaca dijo que le parecía mal cojerse a un pibe que no conocía, y Anabela comentó que a ella la exitaba mucho “coger al primer saludo”, que ella estuvo con varios pibes que conocía en una fiesta o incluso que se habían parado a hablarle en la calle. Estas son algunas puntas para mostrar un panomara de cómo es ella.
Un día estábamos estudiando en su pieza, no fue ninguno de los otros pibes, estábamos solos, en eso me dice:
- ¿Me hacés un masaje?
- Dale, acostate boca abajo.
Ella tenía puesto un vestido corto, de esos de verano, bien escotado de adelante, que mostraba a la perfección el camino entre dos tetas muy apetecibles. Ella debe medir un metro sesenta, tiene unos rulos hermosos y una carita divina, pero sin dudas sus piernas y su colita son la gloria.
Cuando se acuesta le empiezo a masajear la espalda, como tenía el vestido puesto me las arreglo para que se le vaya subiendo un poco, con carpa. Después de un rato bajo hasta los pies, desde ahí ya se le veía a la perfección una cola less a rayas que le marcaba la concha, empecé a subir por las piernas hasta llegar al muslo, y me quedé masajeando abductores un rato.
Ahí el corazón se me puso a mil, no sabía si lanzarme o no… Y decidí esperar, noté que ella tenía la respiración cortada, que estaba nerviosa, así que le dije que se diera vuelta y, sin pesarlo, me lancé a darle un beso. Fue increíble, la boca carnosa de esa pendeja que daba besos feroces me pusieron al palo, sin dudarlo le empecé a masajear las tetas con una mano y la concha con la otra, así estuvimos unos minutos hasta que la colaless quedó empapada. En es momento se la saqué de un tirón, vi que se sorprendió, pero sin que se moviera me arrodillé y le empecé a chupar la concha, hacía mucho que no chupaba una tan rica y jugosa. Le lamí el clítoris un rato, mientras empezaba a meterle mi pulgar (tengo manos y dedos grandes) se ve que le gustaba porque empezó a jadear y a moverse para arriba y para abajo.
Desde ahí le levanté el vestido, ella entendió y se lo fue sacando, yo con mi otra mano ya me había casi desnudado, así que sin sacarle los dedos de la concha, a esta altura ya tenía el índice y el mayor adentro, me moví hasta dejar la pija delante de su cara ella la chupó desde abajo y con una habilidad impresionante combinaba todo:
Lamía la punta y hacía desaparecer la pija entera en su boca, la ensalivaba hasta que chorreaba, y otra vez se la comìa entera ¡era un espectáculo! Me dejé llevar tanto que mis dedos ya no se movían, yo estaba desnudo, arrodillado con esta hembra hermosa acostada boca arriba, que me chupaba la pija sin parar, mirando esas tetas ese cuerpo. Volví a la cordura unos segundos antes de acabar, cuando de un salto me levanto y la beso, para bajar lamiendo su cuerpo hasta su concha y, ya de frente a ella, ponerme sus piernas a los hombros y clavarla hasta escuchar un grito, de esos que denotan calentura y dolor y empezar a embestirla con fuerza, ella me agarró cada vez mas fuerte la espalda y junto con ese agarre crecían sus gritos, hasta que empezó a temblarle todo el cuerpo, se estremecía y casi por reflejo me clavaba las uñas en la espalda, cuando ya no le quedaron energías aumenté el ritmo de mi cojida hasta sacar la pija, durísima y mojada y apuntarla a su cara, ella se dobló y abrió la boca para recibir mi leche, que parecían litros, la hija de puta me miró, me sonrió, me mostró la leche y se la tragó, después me limpió la punta de la pija muy despacio con la lengua y me dijo:
¡Esta vez te perdono, pero la próxima ni se te ocurra acabar antes de hacerme la cola!
Bueno, este es el comienzo de una historia que lleva dos años y no deja de darme sorpresas!
Anabela (mi novia) tiene seis años menos que yo, cuando nos conocimos en la facultad yo estaba de novio y trabajaba de masajista. Nos volvimos compañeros de estudio y, como cursábamos todos los días la veía más que a mi propia pareja. En fecha de parciales no faltaba el fernet al final del estudio, y las charlas de sexo, en un grupo que variaba de 4 o 5 personas, eran recurrentes. Yo le prestaba mucha atención a lo que ella acotaba, si bien siempre hablaba poco, empecé a intuir que era “gauchita”. Un día otra flaca dijo que le parecía mal cojerse a un pibe que no conocía, y Anabela comentó que a ella la exitaba mucho “coger al primer saludo”, que ella estuvo con varios pibes que conocía en una fiesta o incluso que se habían parado a hablarle en la calle. Estas son algunas puntas para mostrar un panomara de cómo es ella.
Un día estábamos estudiando en su pieza, no fue ninguno de los otros pibes, estábamos solos, en eso me dice:
- ¿Me hacés un masaje?
- Dale, acostate boca abajo.
Ella tenía puesto un vestido corto, de esos de verano, bien escotado de adelante, que mostraba a la perfección el camino entre dos tetas muy apetecibles. Ella debe medir un metro sesenta, tiene unos rulos hermosos y una carita divina, pero sin dudas sus piernas y su colita son la gloria.
Cuando se acuesta le empiezo a masajear la espalda, como tenía el vestido puesto me las arreglo para que se le vaya subiendo un poco, con carpa. Después de un rato bajo hasta los pies, desde ahí ya se le veía a la perfección una cola less a rayas que le marcaba la concha, empecé a subir por las piernas hasta llegar al muslo, y me quedé masajeando abductores un rato.
Ahí el corazón se me puso a mil, no sabía si lanzarme o no… Y decidí esperar, noté que ella tenía la respiración cortada, que estaba nerviosa, así que le dije que se diera vuelta y, sin pesarlo, me lancé a darle un beso. Fue increíble, la boca carnosa de esa pendeja que daba besos feroces me pusieron al palo, sin dudarlo le empecé a masajear las tetas con una mano y la concha con la otra, así estuvimos unos minutos hasta que la colaless quedó empapada. En es momento se la saqué de un tirón, vi que se sorprendió, pero sin que se moviera me arrodillé y le empecé a chupar la concha, hacía mucho que no chupaba una tan rica y jugosa. Le lamí el clítoris un rato, mientras empezaba a meterle mi pulgar (tengo manos y dedos grandes) se ve que le gustaba porque empezó a jadear y a moverse para arriba y para abajo.
Desde ahí le levanté el vestido, ella entendió y se lo fue sacando, yo con mi otra mano ya me había casi desnudado, así que sin sacarle los dedos de la concha, a esta altura ya tenía el índice y el mayor adentro, me moví hasta dejar la pija delante de su cara ella la chupó desde abajo y con una habilidad impresionante combinaba todo:
Lamía la punta y hacía desaparecer la pija entera en su boca, la ensalivaba hasta que chorreaba, y otra vez se la comìa entera ¡era un espectáculo! Me dejé llevar tanto que mis dedos ya no se movían, yo estaba desnudo, arrodillado con esta hembra hermosa acostada boca arriba, que me chupaba la pija sin parar, mirando esas tetas ese cuerpo. Volví a la cordura unos segundos antes de acabar, cuando de un salto me levanto y la beso, para bajar lamiendo su cuerpo hasta su concha y, ya de frente a ella, ponerme sus piernas a los hombros y clavarla hasta escuchar un grito, de esos que denotan calentura y dolor y empezar a embestirla con fuerza, ella me agarró cada vez mas fuerte la espalda y junto con ese agarre crecían sus gritos, hasta que empezó a temblarle todo el cuerpo, se estremecía y casi por reflejo me clavaba las uñas en la espalda, cuando ya no le quedaron energías aumenté el ritmo de mi cojida hasta sacar la pija, durísima y mojada y apuntarla a su cara, ella se dobló y abrió la boca para recibir mi leche, que parecían litros, la hija de puta me miró, me sonrió, me mostró la leche y se la tragó, después me limpió la punta de la pija muy despacio con la lengua y me dijo:
¡Esta vez te perdono, pero la próxima ni se te ocurra acabar antes de hacerme la cola!
Bueno, este es el comienzo de una historia que lleva dos años y no deja de darme sorpresas!
1 comentarios - Para vos pendeja!