Todo esto pasó cuando terminé el secundario y empecé a hacer mis primeros pesos sola. Mis papás me consiguieron un departamentito chico para que pudiera vivir sola. Me gustaba mucho mi incipiente independencia. Tenía algo de plata para vivir y mis padres me pagaban ese alquiler hasta que tuviera más recursos y me pudiera costear todos mis gastos. Era un lugar super chico pero re seguro y para estar más tranquilos mis padres, había un compañero del trabajo de mi mamá, Gabriel pero le decíamos Gabo, que vivía en el piso de arriba. Un hombre grande y de edad pero muy corpulento y siempre atento a que esté bien.
El primer tiempo en ese edificio la pasé bárbaro. Nos juntábamos con mis amigas, cenábamos todas ahí y obviamente tomábamos mucho. Era el punto de reunión para pasarla bien. También de vez en cuando, si algunas no terminaban bien, se quedaban a dormir. Tenía un sillón de tres cuerpos donde podía dormir cómodamente alguien y alguna más podía compartir cama conmigo. Condición que desaparecía cuando recibía algún macho obvio, esas noches mis vecinos tenían show musical porque se escuchaba de todo saliendo de mi cuarto, entre el ruido de la cama, los gritos y los gemidos, no dormía nadie.
Siempre me levantaba tarde y comía algún resto al microondas. Mientras chusmiaba el chat y veía algo de tele. Era un desastre mi vida, tenía horarios de trabajo muy accesibles. Una tarde en esos ratos de PC hablaba con un amigo de la infancia que tengo en facebook y me cuenta que andaba de mochilero y quería pasar a verme en unos días. Yo me puse re contenta porque es alguien que quiero mucho. En la escuela de chico, en la escuela le hacían bullying porque era muy tímido y yo era su única amiga. Es un chico muy sufrido pero bueno como el pan. Cuando sus padres fallecieron se fue a vivir a otra ciudad y le perdí el rastro hasta encontrarlo de nuevo en las redes.
Le dije que estaba encantada de verlo y me pidió si podía encontrarle un lugar económico para parar una noche. Ni lo pensé. Le dije que podía quedarse en casa. Que era un departamento chico pero tenía un sillón que era más cómodo que las camas de un hotel barato. Representa la época más inocente y tierna de mi vida, era mi querido Colo. Durante los días siguientes hablaba todo el tiempo con él y recordábamos cosas de la niñez.
Ese día mientras preparaba la casa para mi invitado. Nos mensajeamos a ver como venía y me contó que había hecho dedo a una pareja y lo alcanzaba hasta cerca de la ciudad. Como estaba muy ansiosa por verlo le dije que podía ir a buscarlo a la entrada de la ruta en el auto de mi papá y traerlo hasta el departamento así no tenía problemas para ubicarse y a pesar de que le pareció demasiada molestia le insistí y salí a buscarlo en el viejo Chevy.
Mientras iba en camino revisé su foro actual en el face para estar segura al verlo. Era una foto con un gran paisaje y la verdad se veía medio chico y muy con lentes de sol y mucho abrigo. Mirando el celular me distraje y casi me toca una ambulancia que iba en dirección contraria a toda velocidad, como suelen ir. Me asusté un poco por unos instantes, pero esa sensación desapareció cuando vi la cabellera naranja a lo lejos. Venía con un caminar sumamente cansado, se ve que lo habían dejado muy lejos. Me acerqué haciendole luces y paré al lado de él.
- Hola Colo! Tanto tiempo! - le dije con mucha euforia. El me miró bien, se asomó a la ventanilla como dudando si era o no yo. Después de todo no nos veíamos hace mucho tiempo y no es lo mismo en persona que en fotos. Me saqué los lentes de sol y le dije - Soy yo, no te acordas de tu mejor amiga?- y eso cambió todo. Se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja en la cara y me contestó - Hola, no te había reconocido después de tanto tiempo, pero si estás igual, la misma sonrisa - terminó de decir y se subió. Traía una barba de unos cuantos días y estaba bastante desarreglado.
Mientras pegaba la vuelta me dice - Esta nave es tuya? - mientras le daba unas palmaditas a la puerta de la coupe. Yo me reí y le dije - No. Es la Chevy de mi papá, ahora te dejo en el departamento y se la llevo. No anduviste vos en este? - y con un gesto de asombro me respondió - Es la misma? Está re cuidada! - y mientras le decía que sí nos reímos los dos de lo colgado que era.
Estábamos por llegar al departamento y cuando agarro mi celular para avisarle a mi papá veo que estaba sin batería. Así que le pedí al Colo que se baje y me lo enchufe, mientras yo iba a devolver el auto a unas cuadras. Le di la llave, le indiqué cual era el depto y se bajó rápidamente.
Al volver a casa, lo encontré sentado con la campera pesada colgada en la silla y la mochila apoyada en el sillón. Le preparé algo caliente y le dí unas porciones de una torta que preparé especialmente para él. Mientras hablaba sin parar por la ansiedad y la alegría de volverlo a ver él comía como recién llegado de la guerra y yo me admiraba de como había cambiado desde aquel flaquito de rulos de la infancia a este hombre de gran espalda y de rostro con rasgos bien marcados que eran secuela de una vida muy sufrida.
Pasamos la tarde así. Yo hablando como loca y él asombrado de que recordara cada detalle con tanta precisión, cuando se hizo de noche me pidió usar la ducha porque el baño estaba pasando por mi cuarto y yo le dije que se sienta como en su casa. Mientras tanto yo le preparé una buena cena, una pasta casera con una salsa que solo a mi me sale tan rica. Al salir del baño con una remera en el hombro vi como tenía de marcados los pectorales y los abdominales y me quedé asombrada.
Al ver mi cara me pidió perdón por salir así y volvió a producirme la ternura de aquellos años con la cara de perrito mojado que hizo. Me reí y le dije de nuevo que se sienta como en su casa. Se puso la apretada remera y cenamos repitiendo el casi monologo de la tarde. Yo hablando hasta por los codos y él comiendo como un bestia. Le hacía bromas de que por eso estaba tan musculoso porque hacía fierros con los cubiertos y tras un breve gesto de verguenza que me recordó su timidez de la infancia ambos nos echamos a reír.
Hacía mucho tiempo que no la pasaba tan bien con un hombre fuera del plano sexual. Después de comer me dí una ducha y me puse más cómoda, me puse un pantalón de gimnasia para descansar del apretado jean y una remera musculosa blanca. Vimos un rato una peli y me caía de sueño pero quería seguir compartiendo lo más posible la visita. Cuando él se dio cuenta de que se me cerraban los ojos a media película me dijo que me fuera a acostar que él terminaba de verla y se acostaba ahí en el sillón, incluso me ofreció apagarla ya. Le dije que no se hiciera problema porque yo duermo re profundo. Que podía pasar un tren y no me enteraba.
Cerré la puerta y le aclaré que si quería pasar al baño no dude en cruzar por mi habitación. Me saqué el corpiño para dormir y me quedé con la musculosa y una tanga negra, obviamente me tapé hasta el cuello. Apenas apoyé la cabeza en la almohada me dormí profundamente. Estaba con una alegría enorme pero también muy cansada de limpiar la casa.
De pronto a mitad de la noche, sentí una gran excitación y a pesar de mi cansancio empece a despertar de a poco como quien siente que los sueños se empiezan a alejar y vas cayendo en la realidad. No me esperaba la realidad que me iba a encontrar. Me encontré de repente con una enorme, venosa y mojada verga adentro de mi boca y la mano del colorado en mi nuca empujando fuertemente. Abrí los ojos como un dos de oro y pude verlo desnudo al lado de mi mesa de luz, frente a la cama con los ojos en el techo.
Me asusté y traté de soltarme y bajó la mirada y con una sonrisa desconocida para mi me dijo - Despertaste al fin, dale putita chupala si tenes una cara de trola petera - lo que me hizo desconocerlo más. En nuestras charlas era el mismo de siempre pero ahora parecía como poseído. Lo quise empujar y me agarró fuerte de las dos muñecas con una mano y me las ató juntas al respaldo de la cama con su enorme remera, haciendole varios nudos y apretando hasta hacerme doler.
Me había dejado en una posición en la que podía seguir cogiendo mi boca sin problemas. Estaba acostada de lado al borde de la cama. Me agarró la cabeza con las dos manos y empezó a mover su cuerpo de atrás hacia adelante metiendo y sacando su pedazo por momentos de mi boca largando en mi cara y sabanas los restos de líquidos y saliva en forma de hilos blancuzcos. Eso cuando me ahogaba y cuando recuperaba el habla apenas lograba intentar una palabra la volvía a meter cada vez más excitado y divertido con la situación.
No podía creer esto. El único amigo hombre que tenía desde toda la vida se estaba aprovechando de mí y me humillaba como a la última de las putas. - No te cogí antes porque no sabía si podía caer alguien más - Me dijo con una voz ronca y agitada - Esta noche vas a ver como la pasamos - terminó y siguió con su movimiento enloquecido sobre mi boca. Me levantó la remera y me agarraba con una mano una de mis tetas, mientras la otra seguía en mi cabeza agarrándome fuerte del pelo para hacerme gritar mientras me callaba con su enorme pija latiendo en mi boca.
Me caían lagrimas de los ojos y eso parece que le gustó, como si demostrara algún tipo de superioridad sobre mi o algo así. Apenas notó eso sacó su pija de mi boca y empezó a pasarla por toda mi cara, haciendo que todo mi rostro quede mojado y pegajoso. Toda esa humedad de su trozo se mezcló con mis lagrimas. Al ver como me humillaba y pensaba seguir haciéndolo me salió casi instintivamente y por la bronca que tenía contenida empezar a gritarle. - Soltame hijo de puta! - Seguido de un grito desesperado de ira tratando de pedir auxilio. Deseaba que alguien escuchara mi grito. Mientras gritaba como loca. Me metió un trapo en la boca y lo ató con la funda de la almohada al rededor de mi cara como una mordaza.
- Queres gritar ahora te voy a hacer gritar - me susurró al oído mientras se acomodaba atrás mío en la cama me agarraba las dos tetas con fuerza pasando su lengua por mi cuello. Lo siguiente que supe fue que estaba sacando mi tanga y la olía como un degenerado. Nunca me habían tenido tan indefensa en mi vida. Atada de las manos con una mordaza en la boca y en una posición en la que era muy difícil patalear. Esa sensación después del terror lógico, estaba empezando a excitarme un poco y eso era lo que podía percibir tocando mis pezones y oliendo mi tanga que ya cuando la sacó tenía señales de humedad.
Eso le encantó y parece que también lo calentó.
- Bueno putita, ya nos estamos entendiendo - me tiró muy sobrador y me apoyó la pija gruesa en la concha sin penetrarme aún.
- Y decime queres que te coja como una puta? - dijo al lado de mi oído, con una mano todavía en mi teta y la otra acomodándose allá abajo. Yo ya estaba perdiendo la razón otra vez y le contesté con la cabeza haciendo que sí. - Eso pensé - me retrucó y como ya los dos deseábamos, me penetró de una manera muy bruta. Me salió un gemido que lo excitó bastante y mientras disfrutaba de esa primer embestida, lenta pero intensa empezó a aumentar la velocidad y la fuerza. Con eso aumentaron también los sonidos de placer que salían de mi boca tapada y con eso me gané que aflojara el nudo de la funda y liberara mi boca.
- Dale colorado pervertido! Cojeme! Me encanta! Donde estaba todo esto? Te hubiera invitado antes! - le gritaba entre tantas otras cosas. Estaba fuera de mi con la calentura que había despertado este desubicado. Entre más hablaba más fuerte me cogía. Pensar que hasta unas horas antes este enfermo sexual era una de las personas más dulces que conocía. Mientras me daba con fuerza me ofreció desatarme las manos si no hacía locuras. Cuando cumplió desatandome, quede boca arriba con él penetrandome y en medio del sexo tan duro me agarraba de su enorme espalda hasta rasguñar esa piel blanca enloquecida de pasión
Tal vez sea por eso que se dio vuelta acostandose él abajo y me colocó sobre su pija. Había vuelto al lugar donde mejor me desempeño y empecé a hacer mi juego. A moverme con mi clásico movimiento de meneo que los enloquece. Podía ver como se mordía los labios del goce y comencé con el salto. Los gemidos de ambos y el sonido de mis nalgas contra sus piernas eran cada vez más rápidos y fuertes. Hasta que un húmedo orgasmo hizo que me detenga para gozarlo completamente dentro mío.
Ese placer fue interrumpido por un abrupto movimiento que hizo para sacarmela de adentro y tomandome nuevamente del pelo me metió la pija muy mojada por mí dentro de la boca y me llenó la boca, entre medio de fuertes gemidos de su voz. Pude sentir como se llenó mi boca de leche sin darme tiempo a tragar siquiera y rebalsó llenando gran parte de mi cara con esa espesa y caliente acabada. Pensé que ahí terminaba una sesión de sexo de lo más brutal que había tenido en toda mi vida.
No podía estar más equivocada. - Vení y limpia esto - me ordenó haciendome chupar la pija blanda y llena de leche. Lejos de la intensión de limpiar el sable como suelen decir. Estaba buscando una nueva erección que no tardó en llegar, en pocos segundos era un fierro caliente en mi boca. - Se terminó el recreo - me dijo y me agarró las dos manos de vuelta atándome boca abajo. Yo traté de resistirme pero era inútil. - Nos va a hacer falta esto de nuevo - completó, subiendo la mordaza que me había quedado en el cuello, nuevamente para acallarme.
Se tiró de cabeza entre mis nalgas apretandolas con ambas manos y empezó a lamerme el culo. Me hizo ver el cielo con su lengua durante unos minutos. Hasta ahí todo bien pero cuando apoyó esa pija grandota en mi ano me dio terror como al principio. Lo miré dando la vuelta lo más que pude con los brazos atados estirados hacia abajo y adelante, y le hice señas una y otra vez con la cabeza de lado a lado implorando que no siguiera. Verme otra vez en debilidad lo hizo sentirse poderoso y me empezó a penetrar suavemente, disfrutando de la resistencia natural todo lo que pudo.
Hizo sumamente lento ese primer movimiento para prolongar el placer de mi culo adaptandose al enorme grosor de su verga y como me veía yo con mis ojos que parecían querer escapar de mi cara que estaba roja por la penetración y los gritos contenidos. Una vez que terminó con ese delicado momento, se agarró de mi cintura, me levantó un poco dejándome de rodillas en el colchon y arrancó con una furiosa embestida que me hizo perder la razón. A pesar de mi experiencia sobrada, me dolía como si fuera la primera vez que lo hacía pero el placer era mayor.
Con una mano apoyada en mi espalda y la otra se agarrada de mi pelo que enredó en su puño derecho tirándome la cabeza para arriba. En ese momento con esa brutalidad y esa fuerza animal y con mi culo ya entregado al placer sentí como me empezaba a calentar adentro la espesa y abundante acabada que brotaba por todos lados. En especial cuando la sacó y empezó a chorrear por mis piernas. Mientras sentía que pegaba su pija en mis nalgas caí rendida definitivamente.
Al despertarme no había señales del colorado y podía ver la luz del sol entrar por las persianas de mi cuarto. Todavía tenía las manos atadas pero tenía floja la mordaza. Al lado de la almohada tenía mi teléfono con un mensaje abierto del él. Pensé que era algún tipo de despedida o algo así pero no. El mensaje era:
"Hola Amiga de mi Corazón! Espero que no me hayas esperado mucho. Cuando me dejaron en la ruta hicieron una mala maniobra y un auto que venía de atrás salió a la banquina a unos metros detrás mío levantandome y quedé inconsciente. Por suerte llamaron rápido una ambulancia y estoy bien pero hospitalizado hasta mañana. Espero poder verte. TKM!"
Mi primer reacción al darme cuenta que había traído a mi casa a un enfermo sexual totalmente desconocido fue de terror y grité. De pronto sentí la puerta y pensé que había vuelto hasta que escuche la voz de mi vecino Gabo preguntando por mi. Me había visto llegar al departamento y dejar al falso colorado con mi telefono y mis llaves y ahora me encontró atada boca abajo con la cara toda acabada y el culo igual. Primero se sorprendió y palideció pero después se sonrió y cerro la puerta de la pieza y mientras se desabrochaba la camisa me dijo:
-Tranquila putita, no voy a decir nada a tus papás de esto como mucho de lo que escucho desde arriba, pero ahora le toca a Gabo.
El primer tiempo en ese edificio la pasé bárbaro. Nos juntábamos con mis amigas, cenábamos todas ahí y obviamente tomábamos mucho. Era el punto de reunión para pasarla bien. También de vez en cuando, si algunas no terminaban bien, se quedaban a dormir. Tenía un sillón de tres cuerpos donde podía dormir cómodamente alguien y alguna más podía compartir cama conmigo. Condición que desaparecía cuando recibía algún macho obvio, esas noches mis vecinos tenían show musical porque se escuchaba de todo saliendo de mi cuarto, entre el ruido de la cama, los gritos y los gemidos, no dormía nadie.
Siempre me levantaba tarde y comía algún resto al microondas. Mientras chusmiaba el chat y veía algo de tele. Era un desastre mi vida, tenía horarios de trabajo muy accesibles. Una tarde en esos ratos de PC hablaba con un amigo de la infancia que tengo en facebook y me cuenta que andaba de mochilero y quería pasar a verme en unos días. Yo me puse re contenta porque es alguien que quiero mucho. En la escuela de chico, en la escuela le hacían bullying porque era muy tímido y yo era su única amiga. Es un chico muy sufrido pero bueno como el pan. Cuando sus padres fallecieron se fue a vivir a otra ciudad y le perdí el rastro hasta encontrarlo de nuevo en las redes.
Le dije que estaba encantada de verlo y me pidió si podía encontrarle un lugar económico para parar una noche. Ni lo pensé. Le dije que podía quedarse en casa. Que era un departamento chico pero tenía un sillón que era más cómodo que las camas de un hotel barato. Representa la época más inocente y tierna de mi vida, era mi querido Colo. Durante los días siguientes hablaba todo el tiempo con él y recordábamos cosas de la niñez.
Ese día mientras preparaba la casa para mi invitado. Nos mensajeamos a ver como venía y me contó que había hecho dedo a una pareja y lo alcanzaba hasta cerca de la ciudad. Como estaba muy ansiosa por verlo le dije que podía ir a buscarlo a la entrada de la ruta en el auto de mi papá y traerlo hasta el departamento así no tenía problemas para ubicarse y a pesar de que le pareció demasiada molestia le insistí y salí a buscarlo en el viejo Chevy.
Mientras iba en camino revisé su foro actual en el face para estar segura al verlo. Era una foto con un gran paisaje y la verdad se veía medio chico y muy con lentes de sol y mucho abrigo. Mirando el celular me distraje y casi me toca una ambulancia que iba en dirección contraria a toda velocidad, como suelen ir. Me asusté un poco por unos instantes, pero esa sensación desapareció cuando vi la cabellera naranja a lo lejos. Venía con un caminar sumamente cansado, se ve que lo habían dejado muy lejos. Me acerqué haciendole luces y paré al lado de él.
- Hola Colo! Tanto tiempo! - le dije con mucha euforia. El me miró bien, se asomó a la ventanilla como dudando si era o no yo. Después de todo no nos veíamos hace mucho tiempo y no es lo mismo en persona que en fotos. Me saqué los lentes de sol y le dije - Soy yo, no te acordas de tu mejor amiga?- y eso cambió todo. Se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja en la cara y me contestó - Hola, no te había reconocido después de tanto tiempo, pero si estás igual, la misma sonrisa - terminó de decir y se subió. Traía una barba de unos cuantos días y estaba bastante desarreglado.
Mientras pegaba la vuelta me dice - Esta nave es tuya? - mientras le daba unas palmaditas a la puerta de la coupe. Yo me reí y le dije - No. Es la Chevy de mi papá, ahora te dejo en el departamento y se la llevo. No anduviste vos en este? - y con un gesto de asombro me respondió - Es la misma? Está re cuidada! - y mientras le decía que sí nos reímos los dos de lo colgado que era.
Estábamos por llegar al departamento y cuando agarro mi celular para avisarle a mi papá veo que estaba sin batería. Así que le pedí al Colo que se baje y me lo enchufe, mientras yo iba a devolver el auto a unas cuadras. Le di la llave, le indiqué cual era el depto y se bajó rápidamente.
Al volver a casa, lo encontré sentado con la campera pesada colgada en la silla y la mochila apoyada en el sillón. Le preparé algo caliente y le dí unas porciones de una torta que preparé especialmente para él. Mientras hablaba sin parar por la ansiedad y la alegría de volverlo a ver él comía como recién llegado de la guerra y yo me admiraba de como había cambiado desde aquel flaquito de rulos de la infancia a este hombre de gran espalda y de rostro con rasgos bien marcados que eran secuela de una vida muy sufrida.
Pasamos la tarde así. Yo hablando como loca y él asombrado de que recordara cada detalle con tanta precisión, cuando se hizo de noche me pidió usar la ducha porque el baño estaba pasando por mi cuarto y yo le dije que se sienta como en su casa. Mientras tanto yo le preparé una buena cena, una pasta casera con una salsa que solo a mi me sale tan rica. Al salir del baño con una remera en el hombro vi como tenía de marcados los pectorales y los abdominales y me quedé asombrada.
Al ver mi cara me pidió perdón por salir así y volvió a producirme la ternura de aquellos años con la cara de perrito mojado que hizo. Me reí y le dije de nuevo que se sienta como en su casa. Se puso la apretada remera y cenamos repitiendo el casi monologo de la tarde. Yo hablando hasta por los codos y él comiendo como un bestia. Le hacía bromas de que por eso estaba tan musculoso porque hacía fierros con los cubiertos y tras un breve gesto de verguenza que me recordó su timidez de la infancia ambos nos echamos a reír.
Hacía mucho tiempo que no la pasaba tan bien con un hombre fuera del plano sexual. Después de comer me dí una ducha y me puse más cómoda, me puse un pantalón de gimnasia para descansar del apretado jean y una remera musculosa blanca. Vimos un rato una peli y me caía de sueño pero quería seguir compartiendo lo más posible la visita. Cuando él se dio cuenta de que se me cerraban los ojos a media película me dijo que me fuera a acostar que él terminaba de verla y se acostaba ahí en el sillón, incluso me ofreció apagarla ya. Le dije que no se hiciera problema porque yo duermo re profundo. Que podía pasar un tren y no me enteraba.
Cerré la puerta y le aclaré que si quería pasar al baño no dude en cruzar por mi habitación. Me saqué el corpiño para dormir y me quedé con la musculosa y una tanga negra, obviamente me tapé hasta el cuello. Apenas apoyé la cabeza en la almohada me dormí profundamente. Estaba con una alegría enorme pero también muy cansada de limpiar la casa.
De pronto a mitad de la noche, sentí una gran excitación y a pesar de mi cansancio empece a despertar de a poco como quien siente que los sueños se empiezan a alejar y vas cayendo en la realidad. No me esperaba la realidad que me iba a encontrar. Me encontré de repente con una enorme, venosa y mojada verga adentro de mi boca y la mano del colorado en mi nuca empujando fuertemente. Abrí los ojos como un dos de oro y pude verlo desnudo al lado de mi mesa de luz, frente a la cama con los ojos en el techo.
Me asusté y traté de soltarme y bajó la mirada y con una sonrisa desconocida para mi me dijo - Despertaste al fin, dale putita chupala si tenes una cara de trola petera - lo que me hizo desconocerlo más. En nuestras charlas era el mismo de siempre pero ahora parecía como poseído. Lo quise empujar y me agarró fuerte de las dos muñecas con una mano y me las ató juntas al respaldo de la cama con su enorme remera, haciendole varios nudos y apretando hasta hacerme doler.
Me había dejado en una posición en la que podía seguir cogiendo mi boca sin problemas. Estaba acostada de lado al borde de la cama. Me agarró la cabeza con las dos manos y empezó a mover su cuerpo de atrás hacia adelante metiendo y sacando su pedazo por momentos de mi boca largando en mi cara y sabanas los restos de líquidos y saliva en forma de hilos blancuzcos. Eso cuando me ahogaba y cuando recuperaba el habla apenas lograba intentar una palabra la volvía a meter cada vez más excitado y divertido con la situación.
No podía creer esto. El único amigo hombre que tenía desde toda la vida se estaba aprovechando de mí y me humillaba como a la última de las putas. - No te cogí antes porque no sabía si podía caer alguien más - Me dijo con una voz ronca y agitada - Esta noche vas a ver como la pasamos - terminó y siguió con su movimiento enloquecido sobre mi boca. Me levantó la remera y me agarraba con una mano una de mis tetas, mientras la otra seguía en mi cabeza agarrándome fuerte del pelo para hacerme gritar mientras me callaba con su enorme pija latiendo en mi boca.
Me caían lagrimas de los ojos y eso parece que le gustó, como si demostrara algún tipo de superioridad sobre mi o algo así. Apenas notó eso sacó su pija de mi boca y empezó a pasarla por toda mi cara, haciendo que todo mi rostro quede mojado y pegajoso. Toda esa humedad de su trozo se mezcló con mis lagrimas. Al ver como me humillaba y pensaba seguir haciéndolo me salió casi instintivamente y por la bronca que tenía contenida empezar a gritarle. - Soltame hijo de puta! - Seguido de un grito desesperado de ira tratando de pedir auxilio. Deseaba que alguien escuchara mi grito. Mientras gritaba como loca. Me metió un trapo en la boca y lo ató con la funda de la almohada al rededor de mi cara como una mordaza.
- Queres gritar ahora te voy a hacer gritar - me susurró al oído mientras se acomodaba atrás mío en la cama me agarraba las dos tetas con fuerza pasando su lengua por mi cuello. Lo siguiente que supe fue que estaba sacando mi tanga y la olía como un degenerado. Nunca me habían tenido tan indefensa en mi vida. Atada de las manos con una mordaza en la boca y en una posición en la que era muy difícil patalear. Esa sensación después del terror lógico, estaba empezando a excitarme un poco y eso era lo que podía percibir tocando mis pezones y oliendo mi tanga que ya cuando la sacó tenía señales de humedad.
Eso le encantó y parece que también lo calentó.
- Bueno putita, ya nos estamos entendiendo - me tiró muy sobrador y me apoyó la pija gruesa en la concha sin penetrarme aún.
- Y decime queres que te coja como una puta? - dijo al lado de mi oído, con una mano todavía en mi teta y la otra acomodándose allá abajo. Yo ya estaba perdiendo la razón otra vez y le contesté con la cabeza haciendo que sí. - Eso pensé - me retrucó y como ya los dos deseábamos, me penetró de una manera muy bruta. Me salió un gemido que lo excitó bastante y mientras disfrutaba de esa primer embestida, lenta pero intensa empezó a aumentar la velocidad y la fuerza. Con eso aumentaron también los sonidos de placer que salían de mi boca tapada y con eso me gané que aflojara el nudo de la funda y liberara mi boca.
- Dale colorado pervertido! Cojeme! Me encanta! Donde estaba todo esto? Te hubiera invitado antes! - le gritaba entre tantas otras cosas. Estaba fuera de mi con la calentura que había despertado este desubicado. Entre más hablaba más fuerte me cogía. Pensar que hasta unas horas antes este enfermo sexual era una de las personas más dulces que conocía. Mientras me daba con fuerza me ofreció desatarme las manos si no hacía locuras. Cuando cumplió desatandome, quede boca arriba con él penetrandome y en medio del sexo tan duro me agarraba de su enorme espalda hasta rasguñar esa piel blanca enloquecida de pasión
Tal vez sea por eso que se dio vuelta acostandose él abajo y me colocó sobre su pija. Había vuelto al lugar donde mejor me desempeño y empecé a hacer mi juego. A moverme con mi clásico movimiento de meneo que los enloquece. Podía ver como se mordía los labios del goce y comencé con el salto. Los gemidos de ambos y el sonido de mis nalgas contra sus piernas eran cada vez más rápidos y fuertes. Hasta que un húmedo orgasmo hizo que me detenga para gozarlo completamente dentro mío.
Ese placer fue interrumpido por un abrupto movimiento que hizo para sacarmela de adentro y tomandome nuevamente del pelo me metió la pija muy mojada por mí dentro de la boca y me llenó la boca, entre medio de fuertes gemidos de su voz. Pude sentir como se llenó mi boca de leche sin darme tiempo a tragar siquiera y rebalsó llenando gran parte de mi cara con esa espesa y caliente acabada. Pensé que ahí terminaba una sesión de sexo de lo más brutal que había tenido en toda mi vida.
No podía estar más equivocada. - Vení y limpia esto - me ordenó haciendome chupar la pija blanda y llena de leche. Lejos de la intensión de limpiar el sable como suelen decir. Estaba buscando una nueva erección que no tardó en llegar, en pocos segundos era un fierro caliente en mi boca. - Se terminó el recreo - me dijo y me agarró las dos manos de vuelta atándome boca abajo. Yo traté de resistirme pero era inútil. - Nos va a hacer falta esto de nuevo - completó, subiendo la mordaza que me había quedado en el cuello, nuevamente para acallarme.
Se tiró de cabeza entre mis nalgas apretandolas con ambas manos y empezó a lamerme el culo. Me hizo ver el cielo con su lengua durante unos minutos. Hasta ahí todo bien pero cuando apoyó esa pija grandota en mi ano me dio terror como al principio. Lo miré dando la vuelta lo más que pude con los brazos atados estirados hacia abajo y adelante, y le hice señas una y otra vez con la cabeza de lado a lado implorando que no siguiera. Verme otra vez en debilidad lo hizo sentirse poderoso y me empezó a penetrar suavemente, disfrutando de la resistencia natural todo lo que pudo.
Hizo sumamente lento ese primer movimiento para prolongar el placer de mi culo adaptandose al enorme grosor de su verga y como me veía yo con mis ojos que parecían querer escapar de mi cara que estaba roja por la penetración y los gritos contenidos. Una vez que terminó con ese delicado momento, se agarró de mi cintura, me levantó un poco dejándome de rodillas en el colchon y arrancó con una furiosa embestida que me hizo perder la razón. A pesar de mi experiencia sobrada, me dolía como si fuera la primera vez que lo hacía pero el placer era mayor.
Con una mano apoyada en mi espalda y la otra se agarrada de mi pelo que enredó en su puño derecho tirándome la cabeza para arriba. En ese momento con esa brutalidad y esa fuerza animal y con mi culo ya entregado al placer sentí como me empezaba a calentar adentro la espesa y abundante acabada que brotaba por todos lados. En especial cuando la sacó y empezó a chorrear por mis piernas. Mientras sentía que pegaba su pija en mis nalgas caí rendida definitivamente.
Al despertarme no había señales del colorado y podía ver la luz del sol entrar por las persianas de mi cuarto. Todavía tenía las manos atadas pero tenía floja la mordaza. Al lado de la almohada tenía mi teléfono con un mensaje abierto del él. Pensé que era algún tipo de despedida o algo así pero no. El mensaje era:
"Hola Amiga de mi Corazón! Espero que no me hayas esperado mucho. Cuando me dejaron en la ruta hicieron una mala maniobra y un auto que venía de atrás salió a la banquina a unos metros detrás mío levantandome y quedé inconsciente. Por suerte llamaron rápido una ambulancia y estoy bien pero hospitalizado hasta mañana. Espero poder verte. TKM!"
Mi primer reacción al darme cuenta que había traído a mi casa a un enfermo sexual totalmente desconocido fue de terror y grité. De pronto sentí la puerta y pensé que había vuelto hasta que escuche la voz de mi vecino Gabo preguntando por mi. Me había visto llegar al departamento y dejar al falso colorado con mi telefono y mis llaves y ahora me encontró atada boca abajo con la cara toda acabada y el culo igual. Primero se sorprendió y palideció pero después se sonrió y cerro la puerta de la pieza y mientras se desabrochaba la camisa me dijo:
-Tranquila putita, no voy a decir nada a tus papás de esto como mucho de lo que escucho desde arriba, pero ahora le toca a Gabo.
45 comentarios - El visitante inesperado.
Si podes date una vuelta por mi post capaz te resulten interesantes mis relatos
tu face al privado si se pùede consegir...
Como me pusistee!!!
Me encanto!!
Gracias por comparitr
uff