Parte II
Me dolía el culo de tanto manoseo y las nalgas por los sopapos; sucio, tenia muñecas y tobillos entumecidos, trate de soltarme pero no pude, me sentía incomodo atado como un chanchito.
Me puse a evaluar la situación, haciendo fuerza con las piernas hacia abajo alcance a tocarme el ano con un dedo, estaba sano, solo tenía semen pegoteado, me ardía, pero no estaba lastimado. Tenía las nalgas doloridas, más la derecha que la había ligado mas; La soga al unir pies y manos me apretaba demasiado, trate de acomodarme para que doliera menos pero no pude. Abrí las piernas separando las rodillas para quedar más cómodo y no perder el equilibrio.
Intente soltarme la boca, pero la cinta estaba muy pegada y el trapo dentro me llenaba toda la boca no pudiendo mover la lengua ni la mandíbula
Me empecé a arrepentir del trato, aunque ya era tarde para arrepentirme, estaba entregado, solo me quedaba tratar de demostrar cooperación y entrega para por lo menos no ser sometido en forma violenta. Cerré los ojos y trate de descansar un rato.
Me despabile al sentir que me mordisqueaba los dedos de los pies; se entretuvo un rato mordiéndolos, haciéndome cosquillas, pegándoles, lamiéndolos; se recostó al lado mío acariciándome las piernas y metiendo los dedos en el culo.Otra vez uso mis pies para masturbarse.
Soltó la soga que unía pies y manos dejando que me estire, con una toalla mojada me limpio todo el cuerpo.
Sentí que me metía algo cremoso y frío en el culo, supuse que me lo estaba lubricando aplacándome el ardor que sentía, note que los dedos entraban y salían más fácil.
Tiro de mis pies arrastrándome por la cama hasta dejarme con las rodillas en el piso y el torso sobre la cama, sabiendo lo que me iba a pasar abrí todo lo que pude las piernas separando las rodillas ofreciéndole el culo, quise relajarme pero estaba demasiado tenso, me abrió con las manos las nalgas como si fuesen gajos de una naranja, apoyo los pulgares sobre el borde del ano abriéndolo, al sentir la cabeza que empezaba a abrirse paso, lo fruncí instintivamente, quería relajarlo pero no podía, apoyándola con fuerza, me penetro, lentamente con un movimiento rítmico , entrando a cada movimiento un poco mas. Parecía que me estaban metiendo un palo caliente y húmedo. Sujetándome con las manos por los brazos y por las piernas con las suyas fue entrando dentro de mi cuerpo hasta que se recostó sobre mi.aplastándome. Aun después de haberme penetrado totalmente siguió empujando con su cadera como si me quisiera partir al medio, abrazándome con fuerza y mordiéndome la nuca como un perro en celo.
No tenia forma de expresar el dolor que me provocaba, amordazado e inmovilizado debajo de mi amo solo pude emitir un gemido apagado, parecía como si una araña gigante me hubiese atrapado para ensartarme con un aguijón, tenia el ano tan abierto que parecía insensibilizado, no podía fruncirlo ni dilatarlo.
Interrumpía el movimiento de la cadera, y cuando empezaba a perder la erección comenzaba devuelta aumentando la intensidad cuando se ponía al palo, deteniéndose un rato y comenzando otra vez, la sacaba un poco, descansaba , aprovechando los momentos que la sacaba para lubricarse y después me penetraba devuelta repitiendo el ciclo, el dolor fue disminuyendo hasta que fue una ligera molestia, después de entrada la cabeza el resto de la verga pasaba cómo si nada, penetrando cada vez mas rápido. Estuvo un rato largo, muy largo, metiéndola y sacándola todas las veces que quiso.
Me dolía el culo de tanto manoseo y las nalgas por los sopapos; sucio, tenia muñecas y tobillos entumecidos, trate de soltarme pero no pude, me sentía incomodo atado como un chanchito.
Me puse a evaluar la situación, haciendo fuerza con las piernas hacia abajo alcance a tocarme el ano con un dedo, estaba sano, solo tenía semen pegoteado, me ardía, pero no estaba lastimado. Tenía las nalgas doloridas, más la derecha que la había ligado mas; La soga al unir pies y manos me apretaba demasiado, trate de acomodarme para que doliera menos pero no pude. Abrí las piernas separando las rodillas para quedar más cómodo y no perder el equilibrio.
Intente soltarme la boca, pero la cinta estaba muy pegada y el trapo dentro me llenaba toda la boca no pudiendo mover la lengua ni la mandíbula
Me empecé a arrepentir del trato, aunque ya era tarde para arrepentirme, estaba entregado, solo me quedaba tratar de demostrar cooperación y entrega para por lo menos no ser sometido en forma violenta. Cerré los ojos y trate de descansar un rato.
Me despabile al sentir que me mordisqueaba los dedos de los pies; se entretuvo un rato mordiéndolos, haciéndome cosquillas, pegándoles, lamiéndolos; se recostó al lado mío acariciándome las piernas y metiendo los dedos en el culo.Otra vez uso mis pies para masturbarse.
Soltó la soga que unía pies y manos dejando que me estire, con una toalla mojada me limpio todo el cuerpo.
Sentí que me metía algo cremoso y frío en el culo, supuse que me lo estaba lubricando aplacándome el ardor que sentía, note que los dedos entraban y salían más fácil.
Tiro de mis pies arrastrándome por la cama hasta dejarme con las rodillas en el piso y el torso sobre la cama, sabiendo lo que me iba a pasar abrí todo lo que pude las piernas separando las rodillas ofreciéndole el culo, quise relajarme pero estaba demasiado tenso, me abrió con las manos las nalgas como si fuesen gajos de una naranja, apoyo los pulgares sobre el borde del ano abriéndolo, al sentir la cabeza que empezaba a abrirse paso, lo fruncí instintivamente, quería relajarlo pero no podía, apoyándola con fuerza, me penetro, lentamente con un movimiento rítmico , entrando a cada movimiento un poco mas. Parecía que me estaban metiendo un palo caliente y húmedo. Sujetándome con las manos por los brazos y por las piernas con las suyas fue entrando dentro de mi cuerpo hasta que se recostó sobre mi.aplastándome. Aun después de haberme penetrado totalmente siguió empujando con su cadera como si me quisiera partir al medio, abrazándome con fuerza y mordiéndome la nuca como un perro en celo.
No tenia forma de expresar el dolor que me provocaba, amordazado e inmovilizado debajo de mi amo solo pude emitir un gemido apagado, parecía como si una araña gigante me hubiese atrapado para ensartarme con un aguijón, tenia el ano tan abierto que parecía insensibilizado, no podía fruncirlo ni dilatarlo.
Interrumpía el movimiento de la cadera, y cuando empezaba a perder la erección comenzaba devuelta aumentando la intensidad cuando se ponía al palo, deteniéndose un rato y comenzando otra vez, la sacaba un poco, descansaba , aprovechando los momentos que la sacaba para lubricarse y después me penetraba devuelta repitiendo el ciclo, el dolor fue disminuyendo hasta que fue una ligera molestia, después de entrada la cabeza el resto de la verga pasaba cómo si nada, penetrando cada vez mas rápido. Estuvo un rato largo, muy largo, metiéndola y sacándola todas las veces que quiso.
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