Hace un par de años me conecté por msn con una joven, y hablamos sobre distintos temas. Después de hacerlo durante 2 ó 3 veces, la charla, fue tomando otro giro, hasta introducirlo en lo sexual. Llegamos al punto de excitarnos tanto (supongo que ella también) que terminé tan alterada, que me masturbe mientras chateábamos.
No soy lesbiana pero había algo en esa comunicación, que junto con la fantasía y la imaginación, estimulaban hasta el infinito mis hormonas. Nunca había hecho algo así, pero la soledad sumado al ocio, hizo que tuviera ese fin.
Una tarde, al no poderme comunicar con ella, me puse de bastante mal humor, sumado a la calentura que tenia. Salí con el coche sin rumbo fijo, realmente ni yo sabia lo que deseaba, no tenia ganas de ir al Mall, ni meterme en un café, nada me venia bien.
Hasta que pasé por un lugar que decía relax, masajes en español, algo muy común en Miami, así que después de pensarlo, me dirigí al lugar. El aspecto desde afuera no era muy atrayente, como son la gran mayoría.
Entré y el interior estaba muy confortable. Comenté a la chica que atendía:
- Deseo hacerme unos masajes.
- ¿Prefieres que sea una mujer? - me preguntaron.
- Claro que si - consideré lo mejor.
Pagué con la tarjeta por una hora de masajes.
Entré a una sala, me senté en la camilla, no tardó en llegar una morocha bastante atractiva y joven. Al empezar a hablar me dí cuenta instantáneamente que era cubana.
Me dice con su acento tan característico:
- Oye, niña quítate la ropa, ¿o crees que te masajeare vestida?.
Con un poco de timidez fui atrás de un biombo y me saqué todo menos mi ropa interior. Medio envuelta con la toalla me tiré sobre la camilla. Me desabrochó el sostén, mientras murmuraba algo, empezó a colocarme unas cremas y darme calor. Me dejó, para retornar a los 10 minutos,
Comenzó masajeando pies, piernas y brazos, continuo con el cuello, hombros y espalda, sus manos eran fuertes y me sentía muy bien.
Poco a poco me fui relajando, sus manos frotaban mis piernas, iban subiendo hasta llegar a mis glúteos. En ese instante, sus manos comenzaron a adueñarse de mi cuerpo. Mi fantasía me dejó llevar, disfrutando cada vez más de esos alucinantes masajes
Me deje transportar, ya no pensaba, me regocijaba de ese formidable y sensual frotación, amasando mis glúteos, oprimiendo su dedo por mi raya hasta detenerse muy cerca de mi orificio. Mis piernas estaban pegadas, pero con gran habilidad y sutileza, logro hacérmelas separar, para deslizar su mano por la entrepierna. De una manera muy habilidosa me estaba llevando a un campo totalmente intrigante y excitante, estaba perdida, sentía desfallecer mi ser, sin poder oponerme.
Tratando de hacerlo lo más disimulado posible, llevé ligeramente mi mano a mi vulva, para revisar que tan húmeda estaba. Me estaba masajeando muy rico, con el canto de sus manos, rozaba el borde de mis labios vaginales, mientras hacía estos movimientos, lo poco de mi atuendo se me metía más en mis labios.
Siguió con la parte inferior de mis glúteos, sentía como sus pulgares se oprimían contra mi ano. Ella ajustaba mi tanga inconcientemente, por mis labios, por mi colita, por todos mis pliegues.
No pude contener un gemido, que evidentemente lo notó. Aprovechando mi estado, ella movió un poco más la parte de la tanga incrustada en mi vagina. El simple contacto de sus dedos con el borde de mis labios inferiores, me hicieron exhalar otro gemido. Se percató de mi sonido y acrecentó más sus lujuriosos masajes.
Sentía como se erguían mis pezones. Me seguía tocando, sentía como su pulgar oprimía mi orificio trasero. No sé la cantidad de cosas que transitaban por mi mente. Me dice muy sensualmente:
- Mi amor estás transpirando por tu cosita
- Si tienes razon - me causo gracia su ocurrencia y me reí un poco ruborizada.
- Si quieres puedo aplacar tu fuego. ¿Agregaría una sesión completa de masaje? - me dice mientras continuaba jugueteando muy cerca de mi sexo.
Les juro que estaba más que caliente, así que sin pensarlo demasiado, le dije:
- Siii, estoy en tus manos, y te voy a dar una buena propina
Me arrancó mi última prenda, ya estaba desnuda, ya había perdido mi timidez. Deseaba que me hiciese suya y gozar plenamente con su compañía.
Sus masajes se hicieron más intensos y sus dedos se introducían por mi orificio. Mis jadeos se hicieron notar, parecía que eso la incentivaba más, por que cada vez estaba más excitada.
Me giró abruptamente. Su violencia avivaba mi calor interno. Cuando empezó a mamar mis pechos, que se estremecían por mi excitación, sus dientes parecía que cortarían mis puntas. Mordisqueaba mis duros pezones y sus dedos buscando refugio en mi sexo que ya era un manantial.
Transpiraba a pesar del aire acondicionado. Disfrutaba al máximo con mis ojos cerrados. Mi cuerpo estaba totalmente entregado a su voluptuosa energía.
Contuve mis gritos, pero mis jadeos parecían impedir mi respiración. Las convulsiones no tardaron de llegar, eran deliciosas, creí que ya había alcanzado el placer máximo. Pero su boca se prendió a mi concha, mordiendo los bordes y chupando mi clítoris. Deseaba que me la comiera, era algo muy especial.
Me hizo sentir otros orgasmos, hasta que quedé medio inconciente por tanto placer. Trataba de recuperar energías.
Estaba restableciéndome, cuando me giró nuevamente boca abajo, volvió a separar mis glúteos, a fin de descubrir mi orificio. Pensé que encajaría sus dedos, pero no, su aguda lengua comenzó a circundar mi agujerito, no puedo explicar el goce que me produjo.
Levanté mi culo como para permitirle mayor acceso. Sentí que sus dedos, se introducían en la profundidad de mi cavidad. Me hizo sentir una cantidad innombrable de orgasmos, no sabía cuando terminaba una y empezaba el otro. Era un orgasmo infinito, nunca me había sucedido algo así.
Después de un buen rato me recuperé, sentía mis piernas flojas. Me vestí, estaba algo avergonzada, apenas podía mirarla. Le di una buena propina y un beso en los labios, realmente se lo merecía.
Regresé a casa como un zombie, pensando en todas las sensaciones tan ricas que había disfrutado, de la gran aventura que me había regalado el destino.
No soy lesbiana pero había algo en esa comunicación, que junto con la fantasía y la imaginación, estimulaban hasta el infinito mis hormonas. Nunca había hecho algo así, pero la soledad sumado al ocio, hizo que tuviera ese fin.
Una tarde, al no poderme comunicar con ella, me puse de bastante mal humor, sumado a la calentura que tenia. Salí con el coche sin rumbo fijo, realmente ni yo sabia lo que deseaba, no tenia ganas de ir al Mall, ni meterme en un café, nada me venia bien.
Hasta que pasé por un lugar que decía relax, masajes en español, algo muy común en Miami, así que después de pensarlo, me dirigí al lugar. El aspecto desde afuera no era muy atrayente, como son la gran mayoría.
Entré y el interior estaba muy confortable. Comenté a la chica que atendía:
- Deseo hacerme unos masajes.
- ¿Prefieres que sea una mujer? - me preguntaron.
- Claro que si - consideré lo mejor.
Pagué con la tarjeta por una hora de masajes.
Entré a una sala, me senté en la camilla, no tardó en llegar una morocha bastante atractiva y joven. Al empezar a hablar me dí cuenta instantáneamente que era cubana.
Me dice con su acento tan característico:
- Oye, niña quítate la ropa, ¿o crees que te masajeare vestida?.
Con un poco de timidez fui atrás de un biombo y me saqué todo menos mi ropa interior. Medio envuelta con la toalla me tiré sobre la camilla. Me desabrochó el sostén, mientras murmuraba algo, empezó a colocarme unas cremas y darme calor. Me dejó, para retornar a los 10 minutos,
Comenzó masajeando pies, piernas y brazos, continuo con el cuello, hombros y espalda, sus manos eran fuertes y me sentía muy bien.
Poco a poco me fui relajando, sus manos frotaban mis piernas, iban subiendo hasta llegar a mis glúteos. En ese instante, sus manos comenzaron a adueñarse de mi cuerpo. Mi fantasía me dejó llevar, disfrutando cada vez más de esos alucinantes masajes
Me deje transportar, ya no pensaba, me regocijaba de ese formidable y sensual frotación, amasando mis glúteos, oprimiendo su dedo por mi raya hasta detenerse muy cerca de mi orificio. Mis piernas estaban pegadas, pero con gran habilidad y sutileza, logro hacérmelas separar, para deslizar su mano por la entrepierna. De una manera muy habilidosa me estaba llevando a un campo totalmente intrigante y excitante, estaba perdida, sentía desfallecer mi ser, sin poder oponerme.
Tratando de hacerlo lo más disimulado posible, llevé ligeramente mi mano a mi vulva, para revisar que tan húmeda estaba. Me estaba masajeando muy rico, con el canto de sus manos, rozaba el borde de mis labios vaginales, mientras hacía estos movimientos, lo poco de mi atuendo se me metía más en mis labios.
Siguió con la parte inferior de mis glúteos, sentía como sus pulgares se oprimían contra mi ano. Ella ajustaba mi tanga inconcientemente, por mis labios, por mi colita, por todos mis pliegues.
No pude contener un gemido, que evidentemente lo notó. Aprovechando mi estado, ella movió un poco más la parte de la tanga incrustada en mi vagina. El simple contacto de sus dedos con el borde de mis labios inferiores, me hicieron exhalar otro gemido. Se percató de mi sonido y acrecentó más sus lujuriosos masajes.
Sentía como se erguían mis pezones. Me seguía tocando, sentía como su pulgar oprimía mi orificio trasero. No sé la cantidad de cosas que transitaban por mi mente. Me dice muy sensualmente:
- Mi amor estás transpirando por tu cosita
- Si tienes razon - me causo gracia su ocurrencia y me reí un poco ruborizada.
- Si quieres puedo aplacar tu fuego. ¿Agregaría una sesión completa de masaje? - me dice mientras continuaba jugueteando muy cerca de mi sexo.
Les juro que estaba más que caliente, así que sin pensarlo demasiado, le dije:
- Siii, estoy en tus manos, y te voy a dar una buena propina
Me arrancó mi última prenda, ya estaba desnuda, ya había perdido mi timidez. Deseaba que me hiciese suya y gozar plenamente con su compañía.
Sus masajes se hicieron más intensos y sus dedos se introducían por mi orificio. Mis jadeos se hicieron notar, parecía que eso la incentivaba más, por que cada vez estaba más excitada.
Me giró abruptamente. Su violencia avivaba mi calor interno. Cuando empezó a mamar mis pechos, que se estremecían por mi excitación, sus dientes parecía que cortarían mis puntas. Mordisqueaba mis duros pezones y sus dedos buscando refugio en mi sexo que ya era un manantial.
Transpiraba a pesar del aire acondicionado. Disfrutaba al máximo con mis ojos cerrados. Mi cuerpo estaba totalmente entregado a su voluptuosa energía.
Contuve mis gritos, pero mis jadeos parecían impedir mi respiración. Las convulsiones no tardaron de llegar, eran deliciosas, creí que ya había alcanzado el placer máximo. Pero su boca se prendió a mi concha, mordiendo los bordes y chupando mi clítoris. Deseaba que me la comiera, era algo muy especial.
Me hizo sentir otros orgasmos, hasta que quedé medio inconciente por tanto placer. Trataba de recuperar energías.
Estaba restableciéndome, cuando me giró nuevamente boca abajo, volvió a separar mis glúteos, a fin de descubrir mi orificio. Pensé que encajaría sus dedos, pero no, su aguda lengua comenzó a circundar mi agujerito, no puedo explicar el goce que me produjo.
Levanté mi culo como para permitirle mayor acceso. Sentí que sus dedos, se introducían en la profundidad de mi cavidad. Me hizo sentir una cantidad innombrable de orgasmos, no sabía cuando terminaba una y empezaba el otro. Era un orgasmo infinito, nunca me había sucedido algo así.
Después de un buen rato me recuperé, sentía mis piernas flojas. Me vestí, estaba algo avergonzada, apenas podía mirarla. Le di una buena propina y un beso en los labios, realmente se lo merecía.
Regresé a casa como un zombie, pensando en todas las sensaciones tan ricas que había disfrutado, de la gran aventura que me había regalado el destino.
3 comentarios - La fantasía de la masajista-LauriiiFB-