La convención

Nos conocimos en una convención, de esas que hace mi empresa.

Solíamos hablar pero nunca nos vimos las caras.
Te acercaste. Te presentaste. Mi mirada se ilumino al igual que tu sonrisa.

Supiste sentarte en un lugar estratégico en recinto. Lugar que no deje de mirar ni por un segundo.
Lejos de ponerme nerviosa supe moverme con facilidad durante la exposición.

Cuando esta terminó te levantaste y supiste hacerme una seña que me esperarías afuera.

Asentí.
Luego de las dudas de los demás clientes, me dispuse a salir.

El frío estaba llegando a Baires y eso me encantaba...

Me invitaste a un bar irlandés no muy lejos de ahí. Resistirme?.. Estaba lejos de hacerlo...Me agarré de tu brazo y comenzamos a andar.

El lugar era bastante oscuro y tenue. Luces verdes, como todo bar irlandés. Supiste escoger una mesa bastante alejada del resto. Me senté contra la pared y vos, a mi lado. Me llamo la atención.

Pedimos unas cervezas y una picada

Cuando el mozo se fue supiste volverte hacia mi y darme un beso.
De esos que impactan en la boca y hacen explosión en mi cabeza.

Tus brazos se apoderaron de mi cuerpo. El dejarme respirar no era una de tus metas.

Los besos eran intensos. Cada vez mejores.

Las caricias le correspondieron a mis piernas. Erizando mi piel. Deseando mas.

Supiste como abstraerme del lugar con tus mimos.
Necesitaba que siguieras...Detenerte no estaba en mis planes.

No coordinaba nada de mi cuerpo. Sólo quería que el juego de los besos y deseos no culminaran hasta no saciarnos uno del otro.

Tus manos jugaban bajo mi vestido. Me tentabas a abrir mas piernas y dejarte entrar.
La zona estaba húmeda y tus dedos bailaban sin tenerme piedad.

La perversidad en su estado puro.

Me acerque a tu oído y susurre que no cesaras.

Me miraste y esbozaste una sonrisita maléfica.

Divina...

Tus dedos seguían con su exploración y mis ojos iban cerrándose a cada contacto

El orgasmo estaba tocando las puertas y lo sabias.

Fue cuando dejaste de tocarme

La sensación fue única...Me desequilibraste por completo

Respire profundo, me contuve. Mordí mi labio. Volví a respirar. Te miré

Sabias muy bien lo que se avecinaba. Lo observaste en mis ojos. Pudiste deducirlo

Te pedí que me dejaras ir al toilette, mientras que vos pagabas. Al volver, dejé un regalito en la palma de tu mano.

Mi tanguita mojada ya era de tu propiedad.

Atónito. Confundido y con ratones enormes como elefantes, nos dirigimos así un lugar mas tranquilo... donde podamos disfrutar uno del otro...Pero esa es parte de otra historia...




Nota de la autora: Escribir es encontrarte en mis palabras una vez mas. Gracias a todos por leerme! 😀