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Un supermercado distinto

El hecho de ir a hacer la compra al supermercado no suele ser muy interesante, siempre es la misma rutina, pero el otro día fue diferente. No había apenas gente ya que era una hora de poca afluencia. Yo, como siempre, entré y me puse a buscar las cosas que iba a comprar. Todo normal, como cualquier día, hasta que me di cuenta de que el estante de los yogures estaba vacío. Miré a mi alrededor con la esperanza de encontrar algún repositor al que preguntar.

No tardé mucho en ver a una repositora a pocos metros de mi. No era cualquiera, era precísamente la que siempre que cruzamos miradas, me sonríe tímidamente y tarda unos segundos en apartar la mirada. Nunca hemos hablado, pero la verdad es que es bastante linda. Es pelirroja, con el pelo largo y los ojos verdes. Tiene la piel muy blanquita, lo cual me pone a full, para que mentir. Normalmente pienso que me sonríe por ser amable con los clientes, pero aquel día supe que no lo hace por esa razón.

Me acerqué a ella para preguntarle:

-Perdona...
Ella me miró y me sonrio como siempre. -¿Si? -Me dijo.
-¿No quedan yogures de esos? -Señalando el estante vacío.
Ella dirigió su mirada hacia el sitio vacío y luego volvió a mirarme a mi. De nuevo sonrió, desviando un poco la mirada, como pensando en algo. -Eh.. sí, es que todavía no los habrán colocado. -Me contestó mientras, disimuladamente, miró a izquierda y derecha, como buscando a alguien.

A continuación, me dijo que la siguiera, que en el deposito había yogures. Fui con ella hasta la puerta del deposito, pero cuando fue a entrar, se paró. Girándose, me agarro de la mano y me puso contra la pared. Yo, sorprendido, le pregunté qué hacía.

-A esta zona no llegan a grabar las cámaras de seguridad. -.Dijo.
-Pe...pero... -Quería preguntarle a qué venía eso, pero me puse nervioso.
Acercó su cuerpo al mío hasta rozarnos y comenzó a tocar suavemente mi pene a través del pantalón. -A estas horas no hay mucha gente y aquí nadie puede vernos.
-Ver... ver qué? -Pregunté, pero no pude seguir hablando porque empezó a ponérseme dura y ella me interrumpió.
-Parece que te gusta como te toco, ¿eh? -Dijo, sin dejar de mirarme a los ojos, con su cara a unos milímetros de la mía.
-Yo... no... oye... -Apenas podía hablar, mi pene estaba palpitando mucho y no podía pensar.
Ella sonrió y se puso de rodillas. Me la sacó sin dejar de mirarme a los ojos. -"¿yo? ¿no? ¿oye?" -dijo en tono de burla riéndose. -Veremos si ahora reconoces que te gusta.

Se metió mi verga en la boca y comenzó a mover la cabeza arriba y abajo sin parar. Yo no podía tenerla ya más dura y simplemente me dejé. Acariciaba su precioso pelo pelirrojo. Cada vez que lo hacía, ella me la lamía con la lengua sin sacársela de la boca. Era tan buena chupando que hasta se me olvidaba donde estábamos y que podían vernos.
Se la sacó de la boca y dijo "parece que vas a acabar ya... que ganas tenía de que te la chupara, ¿eh?", mientras no dejaba de lamerla de abajo a arriba.
No aguanté más la sensación de su lengua recorriendo toda mi verga y acabe. No me dio tiempo a decir nada, y eché todo en su boca y sobre su cara.

Quise perdirle perdón, pero rápidamente se levantó, se puso ella contra la pared y me dijo que me arrodillara.
-Ahora te toca a vos. -Me dijo sonriendo, con la cara aún sin limpiar.
Me puse de rodillas y le bajé los pantalones y la tanga. Aquellas piernas tan blanquitas y aquella concha era preciosa. Empecé a lamer sus muslos suavemente, cerca de su concha. Quería hacer que disfrutara mucho y hacer que acabara de auténtico placer; pero ella, de repente me agarró la cabeza y puso mi boca contra su vagina, aprentando fuerte.
-No hay tiempo cielo, tenemos que acabar rápido.
Yo quería ir más despacio, pero me puso muy caliente que no dejará de presionar mi cabeza contra su vulvita húmeda. Separé aún más sus piernas con mis manos, acariciándolas, y metí mi lengua dentro de su concha, con mis labios alrededor de ella. Ella apretaba más y más mi cabeza contra sus partes. Me dispuse a hacer que acabara. Agarré su culo fuerte y empecé a lamer su vulva lo más rápido que pude, sin sacar mi lengua de dentro. Ella susurraba "más rápido, más rápido", mordiéndose el labio inferior. De pronto, sus piernas empezaron a temblar y su concha se mojó mucho más. Ella intentó no lanzar ningún gemido y se le puso la cara roja. Al poco se calmó totalmente y empezó a jadear. Supe que había acabado.

Me puse de pie y antes de poder decir nada, me dio un profundo beso en la boca. Yo aún la tenía mojada, pero no pareció importarle.

-Espero que vengas más veces a estas horas. -Dijo sonriendo. Acto seguido, se metió en el almacén mientras se limpiaba la cara con un pañuelo.

Cada vez que vuelvo sobre esas horas me pongo nervioso, esperando volver a encontrármela.

5 comentarios - Un supermercado distinto

kramalo
a lo mejor era su último dia de laburo.....jaaa.. y te dejo duro... muy bueno...!!
ChristianJed
gracias x pasar y comentar
puede ser....
Elpndjomacho
que buen super!!!! jejej buen relato amigo....gracias por compartir
ChristianJed
De nada capo, Gracias x pasar y comentar
ColoraditaXXX
jajaja genial ... asi de contrabando es mas lindo.
ChristianJed
Comprar asi es realmente hermoso
Gracias x pasar y comentar