Jamás olvidare a mi profesora de undécimo grado y mucho menos aquella mañana en que la hice mía en su escritorio.
Todo ocurrió al comenzar undécimo grado, nada fuera de lo común, los mismos profesores, mismos compañeros y compañeras. De la nada apareció ella, la profesora de matemáticas un cambio inesperado pero afortunado para todos los chicos de la clase. Mucha hembra comento mi mente toda una mamasota con pinta de fogosa, casi perfecta!
Pasados los protocolos de presentación y sin más preámbulos, a lo que vinimos exclamo ella. Inicialmente, jamás le puse atención a una clase suya, me concentraba más en admirarla. Siempre usaba vestidos cortos, ajustados a su increíble cuerpo y zapatos altos de taco puntiagudo. Su cabellera era larga, labios carnosos y cara de puta fina, sus tetas pedían a gritos lengua y su prominente trasero una verga como la mía. Todos en clase la deseábamos más nadie se atrevía a decirle nada. Luego de cada clase con ella había una paja segura… Pasado ya algún tiempo y con más confianza me dedique a querer conquistarla con frases de galán que de manera subliminar le incitaran sexo. Tenía mis dudas si callaba en respuesta a mis comentarios por que le gustaba o se hacia la de la vista gorda. Detalle iba, detalle venia, me convertí en su mejor alumno y hasta me invitaba a su casa para darme refuerzos en lo que no entendía. En ciertos descuidos tomaba las bragas de su tendedero y las llevaba hasta mi nariz donde las aspiraba profundamente para saber a qué olía su anhelada concha.
En clase mi puesto quedaba en frente de su escritorio y me las arreglaba para poder ver en medio de sus piernas, a lo cual ella se enteró y para mi sorpresa jamás expreso nada, por el contrario abría y cerraba sus piernas con placer, lo cual notaba en su rostro y cuando la intensidad del movimiento de sus piernas aumentaba. Me consolaba a pajas aun teniendo la intuición de que ella quería algo con migo, tal vez traía entre manos la misma fantasía que yo tenía con ella.
Cierto día casi me mata pues no solo la vi más excitada que de costumbre en su escritorio. Lo supe pues ese día no se puso brasieres y sus pezones parecían reventar al igual que mi pene húmedo. Su clase finalizaba al sonar el timbre del descanso; ese día decidí no salir al descanso y ella no se paró de su escritorio, mi corazón latía a mil y me atreví a cerrar la puerta del salón y de regreso ella noto mi pene erecto casi que a romper la tela del pantalón y se lanzó sobre mi ardiendo en placer, le mande la mano a su concha y estaba totalmente mojada.
El agite del momento nos llevó hasta su escritorio donde me sentó, desato mi pantalón y saco mi pene y lo mamo como nunca y como siempre yo lo había soñado, no cabía en el asombro de ver como esta mujer se atragantaba con mi pene, lagrimas brotaban de sus ojos. Al llegar mi turno la postre en su sitio de trabajo y me prendí de sus senos cuyos pezones parecían de una pulgada y rosaditos, los chupaba y conjuntamente la besaba y le susurraba al oído cuanto había esperado ese momento. Me pidió que la penetrara y no llevaba cinco minutos embistiéndola a punta cuando llegó a su primer orgasmo, su pelvis se contraía y succionaba mi pene mientras me tomaba de la espalda dañando mi camisa guayabera. En ese momento me sentí realizado pues estaba dándole placer a la profesora más puta y multi orgásmica del mundo. De repente me detuvo y se puso en cuatro pidiéndome que le penetrara su culo, que para mi asombro ya estaba bien dilatado y sin inconveniente alguno se lo bombeaba casi hasta los cojones no creo haber durado en ese plan más de quince minutos cuando esta puta de escuela tubo otro orgasmo lo cual me calentó demasiado y le derrame toda mi leche en ese culo divino y succionante.
Mi pecho yacio sobre su espalda y luego de unos buenos suspiros me dijo me sentí más puta que nunca, he cumplido mis fantasía más deseada… ¿Cuál es la tuya?, a lo que me eche a reír y le conteste COMERMELA A USTED PROFE!!!
Todo ocurrió al comenzar undécimo grado, nada fuera de lo común, los mismos profesores, mismos compañeros y compañeras. De la nada apareció ella, la profesora de matemáticas un cambio inesperado pero afortunado para todos los chicos de la clase. Mucha hembra comento mi mente toda una mamasota con pinta de fogosa, casi perfecta!
Pasados los protocolos de presentación y sin más preámbulos, a lo que vinimos exclamo ella. Inicialmente, jamás le puse atención a una clase suya, me concentraba más en admirarla. Siempre usaba vestidos cortos, ajustados a su increíble cuerpo y zapatos altos de taco puntiagudo. Su cabellera era larga, labios carnosos y cara de puta fina, sus tetas pedían a gritos lengua y su prominente trasero una verga como la mía. Todos en clase la deseábamos más nadie se atrevía a decirle nada. Luego de cada clase con ella había una paja segura… Pasado ya algún tiempo y con más confianza me dedique a querer conquistarla con frases de galán que de manera subliminar le incitaran sexo. Tenía mis dudas si callaba en respuesta a mis comentarios por que le gustaba o se hacia la de la vista gorda. Detalle iba, detalle venia, me convertí en su mejor alumno y hasta me invitaba a su casa para darme refuerzos en lo que no entendía. En ciertos descuidos tomaba las bragas de su tendedero y las llevaba hasta mi nariz donde las aspiraba profundamente para saber a qué olía su anhelada concha.
En clase mi puesto quedaba en frente de su escritorio y me las arreglaba para poder ver en medio de sus piernas, a lo cual ella se enteró y para mi sorpresa jamás expreso nada, por el contrario abría y cerraba sus piernas con placer, lo cual notaba en su rostro y cuando la intensidad del movimiento de sus piernas aumentaba. Me consolaba a pajas aun teniendo la intuición de que ella quería algo con migo, tal vez traía entre manos la misma fantasía que yo tenía con ella.
Cierto día casi me mata pues no solo la vi más excitada que de costumbre en su escritorio. Lo supe pues ese día no se puso brasieres y sus pezones parecían reventar al igual que mi pene húmedo. Su clase finalizaba al sonar el timbre del descanso; ese día decidí no salir al descanso y ella no se paró de su escritorio, mi corazón latía a mil y me atreví a cerrar la puerta del salón y de regreso ella noto mi pene erecto casi que a romper la tela del pantalón y se lanzó sobre mi ardiendo en placer, le mande la mano a su concha y estaba totalmente mojada.
El agite del momento nos llevó hasta su escritorio donde me sentó, desato mi pantalón y saco mi pene y lo mamo como nunca y como siempre yo lo había soñado, no cabía en el asombro de ver como esta mujer se atragantaba con mi pene, lagrimas brotaban de sus ojos. Al llegar mi turno la postre en su sitio de trabajo y me prendí de sus senos cuyos pezones parecían de una pulgada y rosaditos, los chupaba y conjuntamente la besaba y le susurraba al oído cuanto había esperado ese momento. Me pidió que la penetrara y no llevaba cinco minutos embistiéndola a punta cuando llegó a su primer orgasmo, su pelvis se contraía y succionaba mi pene mientras me tomaba de la espalda dañando mi camisa guayabera. En ese momento me sentí realizado pues estaba dándole placer a la profesora más puta y multi orgásmica del mundo. De repente me detuvo y se puso en cuatro pidiéndome que le penetrara su culo, que para mi asombro ya estaba bien dilatado y sin inconveniente alguno se lo bombeaba casi hasta los cojones no creo haber durado en ese plan más de quince minutos cuando esta puta de escuela tubo otro orgasmo lo cual me calentó demasiado y le derrame toda mi leche en ese culo divino y succionante.
Mi pecho yacio sobre su espalda y luego de unos buenos suspiros me dijo me sentí más puta que nunca, he cumplido mis fantasía más deseada… ¿Cuál es la tuya?, a lo que me eche a reír y le conteste COMERMELA A USTED PROFE!!!
2 comentarios - Profe! Jamás Te Olvidare A Ti y Tu Escritorio!