Despedida de Soltera (crépusculo 3)
Desde que Jacob desapareció por mi ventana no lo había vuelto a ver, supe a través de Billy que había partido al bosque y la manada aseguraba que estaba bien.
Esa noche Edward y yo descubrimos el verdadero peligro que implicaba el sexo. No se trataba de algo físico, pero al dejarnos llevar por nuestras pasiones todos habíamos sufrido y lo que es peor, habíamos hecho sufrir a los que amábamos. Decidimos no volver a tener intimidad hasta nuestra noche de bodas, eso nos daría tiempo para perdonarnos y para sanarnos.
Alice se encontraba en su elemento, asumiendo la coordinación de los preparativos del banquete nupcial con el entusiasmo y decisión que eran tan característicos en ella, lo que por una parte me convenía enormemente ya que nunca había tenido talento para esa clase de tareas. Pasábamos mucho tiempo juntas, ajustando los detalles de la fiesta y el vestido. Mi cuñada se había propuesto que todo resultase perfecto, incluso más allá de lo que había supuesto, una tarde mientras elegíamos el vestido que usaría para partir hacía la luna de miel me dijo por lo bajo:
_Bella, no quiero que pienses que soy la dama de honor mas entrometida del mundo pero hay un par de cosas de las que deberíamos hablar.
_Debe ser algo grave_ Respondí con simpatía_ Porque nunca te ha preocupado pecar de entrometida.
_No, no es grave, es más bien algo… Intimo.
Me quedé de piedra, no estaba preparada para tener "ahora" una charla sexual con Alice, nunca habíamos tocado el tema. Tal vez hace algunas semanas habría agradecido poder desahogar un poco todo lo que llevaba por dentro. Tal vez incluso las cosas habrían sido muy diferentes de haberse llevado a cabo esa conversación. Pero ahora lo que menos necesitaba era indagar en lo que había pasado y tratar de ocultarlo, con lo mal que se me daba mentir. Alice siguió hablando con un tono de voz un tanto pícaro:
_No pongas esa cara, sé que entre mi hermano y tú no ha pasado nada aún. Lo sabría de ser así.
_Pues no me atrae nada la idea de que sabrás cada vez que mi marido y yo...
_Pronto formarás parte de nuestra familia Bella y eso implica aceptar ciertas incomodidades. Por lo menos estás a salvo de que te lean la mente, créeme es lo peor de todo.
_Lo sé y no sabes cuanto lo agradezco.
_Pues ya que pronto no habrá secretos entre nosotras, podemos hablar con confianza...También sé lo mucho que se desean, si no se ha roto el hielo entre ustedes es porque Edward tiene complejo de monje tibetano. Me reí ante el comentario, recordando que aquella vez Edward no se había comportado precisamente como un monje.
_El tiene miedo de hacerme daño, teme no poder controlar su fuerza. Mentí.
_Eso es precisamente lo que me preocupa, siendo los dos castos y considerando sus diferencias...Pues el asunto puede ser un verdadero desastre. Aunque no creo que realmente haya peligro alguno.
_No te preocupes Alice, será maravilloso. Tu hermano y yo nos amamos y entregarnos en cuerpo y alma a la consumación de ese amor será lo mejor que pueda pasarnos.
_Eso es muy tierno Bella, pero no te da algo de nervios o ansiedad?
_Un poco, si. Pero confío en que la naturaleza hará su trabajo.
Alice soltó una carcajada
_Si la naturaleza hubiese hecho su trabajo no serias la novia Bella, serías la cena. Sus naturalezas son diferentes y Edward a abusado de su autocontrol. Me temo que mientras sigas siendo humana, mi hermano no será capaz de relajarse. Así que te tocará a ti tomar la iniciativa y seducirlo.
Suspiré
_Como si fuera fácil seducir al monje tibetano…
_Estarán casados. El no pondrá resistencia y yo estoy dispuesta a asesorarte para que tengas una noche de bodas perfecta.
_Alice, a veces te excedes en tu perfeccionismo.
_Y tú a veces te excedes en tu puritanismo. Es lo más normal del mundo, todas las amigas intimas charlan un poco de estás cosas. Realmente me sorprende que no me hayas preguntado nunca nada sobre la sexualidad de los vampiros, más aún considerando que te vas a casar con uno. No puedo creer que no te de ni un poquito de curiosidad.
_Claro que siento curiosidad, pero nunca me metería en tu vida privada de esa manera.
_Pues yo te doy el permiso de meterte. No tengo recuerdos de mi vida como humana, así que no se si es diferente. Pero no hacemos muchas cosas en la intimidad que un humano no sea capaz de hacer.
_ ¿Recuerdas tu primera vez? Con Jasper.
_Nunca lo olvidaré. Lo estuve esperando por mucho tiempo.
_Alice, hay una cosa que si me genera curiosidad...Por lo que he visto, a los humanos les cuesta mucho dar con la persona ideal. Mira lo que ocurrió con Charly y mi madre por ejemplo. Es como si el amor tuviera fecha de caducidad. Pero en cambio los vampiros parecen ser una especie completamente monógama. Sus relaciones solo parecen romperse con la muerte. ¿Como es que sus sentimientos no cambian con el tiempo? y como es que no sienten el deseo de relacionarse con otros?
Alice sopesó la pregunta y me contestó:
_Nuestro amor no mengua con el tiempo, se fortalece. No hay muchos de nosotros allá afuera Bella. Muchos deben conformarse con un largo destino solitario. Comprendemos que contar con una persona con quien compartir nuestra existencia, es una gran bendición. En cuanto a lo de desear a alguien más... No existe el adulterio entre los vampiros, pero no porque no estemos con alguien más aparte de nuestra pareja si no porque lo consideramos algo natural. Cuando nos juntamos en aquelarres, buscamos protegernos y gratificarnos entre nosotros, entre todos.
Traté de entender lo que me estaba diciendo. No podía imaginarme al buen doctor Carlisle manteniendo relaciones con sus hijas adoptivas y ni hablar de Esme. Además Alice había dicho que Edward era casto...
_Pero Ed...
_El es un caso aparte. Tiene unos valores florentinos inexpugnables. Hasta es religioso. A Carlisle no le pareció buena idea alterar su concepción de nuestra familia. Por un tiempo creyó que las cosas caerían por su propio peso, cuando Rosalie se unió a ellos. Pero no fué así. Hasta que tú apareciste Edward parecía impune a los llamados de la carne y del corazón. Y es por eso que no se si estará preparado para asumir por fin su sexualidad. Nadie está de acuerdo con que me meta, pero me parece que en su caso particular no bastará con el instinto.
_¿Y que pretendes hacer Alice, te meterás con nosotros en la cama y nos darás un curso paso por paso? Me reí al recordar que eso era precisamente lo que yo le había pedido a Jacob que hiciera.
_No. Creo que tu deberías empaparte un poco del tema y luego cuando estés con tu esposo a solas, tomar el control y hacérselo mas sencillo.
_¿Me estás sugiriendo que empiece a ver pornografía?
_Pornografía vampírica. Te sugiero que está noche que te quedarás en la casa y que Edward estará fuera con Emmet y Rosalie, te des una vuelta por mi habitación. Dejaré la puerta entreabierta.
Mis ojos se abrieron de par en par y pensé que mi mandíbula caería hasta el piso.
_¿Quieres que los espié a ti y a Jasper?
_Será excitante para todos y a ti te servirá un montón. Tómalo como una especie de despedida de soltera.
_No iré, debes estar bromeando.
_Ir o no ir es tu decisión.
Ese fue el final de la conversación, seguimos observando los vestidos como si nada, sin embargo Alice tuvo que volver a elegir por mí, porque en ese momento no tenía cabeza para pensar en ropa.
Esa noche me despedí temprano de mis anfitriones y me fui a la habitación de Edward, donde me acosté en la cama nueva, con la firme intención de dormirme profundamente hasta la mañana siguiente. Di unas cuantas vueltas en la cama sin que el sueño hiciera acto de presencia y coloqué en el estéreo el CD con la nana que mi novio había compuesto para mí. Me dejé llevar con la música hasta la tibieza de un dulce sopor, estaba tan relajada que podía sentir claramente la tela suave de la colcha bajo mi cuerpo, estaba impregnada con el delicioso aroma de Edward y me lo imaginé acostado en el mismo lugar donde yo me encontraba ahora, escuchando la misma música y pensando en mí. Su imagen era muy vivida en mi mente, lo recreaba con su camisa abierta, dejando al descubierto sus apetitosos y perfectos abdominales, una sonrisa ladina en sus sensuales labios, los ojos cerrados, una mano detrás de su cabeza y la otra descansando junto a su cuerpo... Una atmosfera rotundamente sensual se apoderó de mis reflexiones, ante el recuerdo de la belleza masculina del ser que yo amaba y no pude evitar recordarlo desnudo a mi lado, recorriéndome con sus manos heladas, envolviendo mis pezones con sus dulces labios, penetrando mi sexo con una suave cadencia... Ahora me encontraba completamente excitada, podía sentir la humedad entre mis piernas y mis pensamientos y recuerdos se desencadenaron, llenándome de imágenes y sensaciones perturbadoras. De Jacob deslizando su sedosa y cálida piel sobre la mía, de la deslumbrante desnudez de Edward, de Alice gimiendo desnuda entre los brazos musculosos de Jasper...
Una de mis manos se deslizo hasta mi sexo mojado, por debajo de la fina tela del panty, empecé a acariciarme el clítoris despacito, mientras que con la otra mano pellizcaba uno de mis pezones. Se me escapó un gemido de placer y en ese momento fui consciente de que cada uno de los habitantes de aquella casa, podía oír sin problemas el más ahogado de mis suspiros. Aunque la idea me excitó aún más, me incorporé y cesé de masturbarme.
Decidí ir a la biblioteca y armarme con uno de los interesantes libros de Carlisle, una buena historia seguramente me atraparía y me alejaría de todas esas ideas imposibles que me rondaban. Tratando de hacer el menor ruido posible me puse en marcha hasta la biblioteca, pero al cruzar por uno de los corredores, noté que una luz se filtraba al pasillo por la ranura de una puerta entreabierta, una risa cristalina también se deslizó fuera de la habitación y supe que estaba frente a la recamara de Alice y Jasper, cumpliendo puntualmente la cita que había decidido firmemente ignorar. Pude haber vuelto sobre mis pasos o pude seguir de largo hasta la biblioteca, pero en vez de eso decidí ser consecuente con mi destino y con mi curiosidad y me asomé por la ranura de la puerta.
En el interior de una habitación exquisitamente decorada se recortaba la imagen de Jasper recostado en un diván de terciopelo vino tinto, llevaba una camisa holgada y abierta, que dejaba al descubierto un torso delicioso y marmóreo, cubierto de finas medias lunas translucidas brillando sobre su piel. Llevaba un amplio y cómodo pantalón ajustado con un elástico en la cintura. Miraba fija y ardientemente a un punto que se escapaba a mi rango de visibilidad, pero supe inmediatamente que se trataba de Alice. Mechones de cabello rubio caían en descuido sobre sus ojos dorados, llenos de deseo. Sus labios se extendieron en una maliciosa sonrisa que dejó al descubierto unos dientes muy blancos y perfectos, a tiempo que hacía su aparición en la escena una Alice increíblemente seductora, con sus torneadas piernas cubiertas por medias de seda negras que se sostenían a medio muslo con un liguero delicado y arrebatador, llevaba una tanga negra adornada en la parte delantera con una franja de tela transparente con motivos atigrados, se ajustaba a sus caderas con dos pequeños lazos. El brasiere a juego, también llevaba la misma tela trasparente justo sobre los pezones que se dejaban ver bajo la fina veladura. Unas nalgas redondas y respingonas resaltaban en la delicada delgadez de mi cuñada.
Jasper aferró esas nalgas con sus manos fuertes, al tiempo que las masajeaba con deleite. Ella se volvió y cuando lo hizo sus ojos se posaron directamente en los míos. Jasper hundió su rostro entre los glúteos blancos que se le ofrecían, ella se sentó sobre su novio con las piernas abiertas y mientras el besaba su cuello y lamía el lóbulo de su oreja tomaba entre sus manos los pechos pequeños y filosos de Alice y tras apartar la tela transparente que los cubría, se dedicó a pellizcarle los pezones y a acariciarlos. Ella se mordía los labios y gemía sin dejar de mirarme.
La imagen era excesivamente turbadora, sentía un cosquilleo recorrer mis erectos pezones y mis fluidos empapaban la tela de mi panty, era increíble lo mucho que me excitaba ver a Alice y Jasper. Ella bien lo había dicho: "Será placentero para todos", era obvio que ella también estaba disfrutando lo suyo con mi rol de espía. ¿También lo sabría Jasper? Era poco probable que lo ignorara, puesto que seguramente podía oír claramente mi respiración y percibir mí aroma detrás de la puerta.
Alice se puso nuevamente de pie y Jasper soltó los lazos que mantenían en su lugar el pequeño tanga que al caer entre las firmes piernas, dejó al descubierto un coñito depilado de labios superiores ligeramente abultados, adornado con un precioso clítoris henchido de placer. Jasper empezó a estimularla con sus largos dedos, apartando sus labios para dejar al descubierto un coño rosadito y baboso que se cerraba sobre los blancos dedos que se perdían en el interior de una excitadísima Alice. Luego sus labios siguieron a sus dedos y se dedicó a lamerla y chuparla, sorbiendo los abundantes y deliciosos flujos que manaban de su interior. Veía la lengua de Jasper explorar la intimidad de mi cuñada deslizándola desde su clítoris hasta el apretado culo. Ella movía sensualmente sus caderas restregando su sexo en el rostro pálido de su amante, una de sus esbeltas piernas se apoyaba en el espaldar del diván, a una bailarina le hubiese resultado difícil mantener el equilibrio, pero Alice parecía estar muy cómoda. Me apreté la entrepierna y mi mano se humedeció con mis líquidos; Me sostuve de la pared y empecé a frotarme, mientras disfrutaba del sensual espectáculo.
Jasper se entretuvo largamente comiéndole el coñito a su novia, hasta que esta se volvió frente a él con un gran gemido y se dejó caer a los pies del diván, mientras bajaba los holgados pantalones del pijama, dejando al descubierto un pene erecto, húmedo y palpitante que tomó con una mano firme para introducírselo en la boca con desesperación. Alice se puso de rodillas mientras chupaba aquel hermoso miembro, y elevó sus caderas para exhibir ante mí su preciosa cola levantada y su coño rosado abierto y chorreante entre las piernas abiertas. Me tocaba cada vez con mayor intensidad, solté un botón de la blusa de mi pijama para sacar uno de mis pechos y acariciarlo, Alice era sin duda muy buena con las felaciones, introducía el gran pene de Jasper totalmente en su pequeña boca, lo masturbaba con sus labios, lo lamía desde la base hasta el glande una y otra vez, metía en su boca los testículos y los chupaba...Realmente disfrutaba de esa mamada tanto como su amante que jadeaba y suspiraba ante semejante pericia.
Jasper jaló suavemente de Alice y está se levantó al instante. la volteó y sus ojos una vez mas se encontraron con los míos, bajó un poco su torso para elevar la cola y los golosos labios del rubio vampiro se hundieron entre los pomposos glúteos acariciando con su lengua el ano y de vez en cuando introduciéndola un poco en el.
Mientras me miraba fijamente con una cara increíble de vicio, la grácil figura de mi futura hermana se tendió con su peculiar limpieza de movimientos sobre el blanco y duro cuerpo que palpitaba bajo ella, sus pies pequeños se apoyaron en el diván, cada uno a un lado de las rodillas de Jasper que agarraba desde atrás sus tetas y le susurraba algo al oído mientras me miraba por primera vez sin sorpresa, Tomó la verga tiesa que se erguía a una pequeña distancia de su sexo y empezó a frotárselo con ella. Apoyaba el glande sobre su clítoris y lo deslizaba hasta la entrada de su vagina hasta que se decidió y se dejo caer sobre el gran falo que la penetró completamente mientras ambos gemían con aquel contacto. Alice empezó a moverse cabalgando con entusiasmo como una experta amazona, sus movimientos eran gráciles y agiles, era como una danza. No se cuanto tiempo pasó hasta que ambos parecieron explotar en un prolongado orgasmo.
Al cabo de un momento que permanecieron entrelazados, Alice se levantó y vino directamente hasta a mí. Cuando llegó a la puerta me hizo pasar mientras me besaba en los labios con gran intensidad. Fue despojándome del pijama hasta dejarme completamente desnuda. Me sonrojé cuando noté la mirada dorada de Jasper recorrerme con lascivia.
Fui dirigida hasta el diván donde me tendieron, Alice se posó entre mis piernas y con una sonrisa empezó a chuparme el coñito deliciosamente. Jasper me besó en los labios y luego de recorrer mis pezones con sus labios y su lengua fría, se incorporó y metió su marmóreo sexo en mi boca.
Alice recorrió todos mis rincones con su lengua, mientras que su novio se dejaba saborear. Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo noté que había alguien observando desde la puerta entreabierta, apenas mis ojos se posaron en los suyos desapareció. Pero solo bastó esa fugaz mirada al espía, nada más y nada menos que el buen Doctor Carlisle, para hacerme estallar en el más intenso de los orgasmos. Una eyaculación violenta fue a parar al hermoso rostro de mi dama de honor y está imagen hizo que Jasper a su vez se estremeciera con un orgasmo que derramó sobre mis pechos. Alice lamió sin prisas el semen que brillaba sobre mis tetas dejándolas bien limpias. Luego me dio un prolongado beso en la boca y susurró junto a mi oído:
_Espero que hayas disfrutado de tu despedida de soltera cuñadita, pero nos queda una conversación pendiente, un día de estos me vas a contar como es eso de que no eres virgen....Ahora es mejor que vallas a descansar, ya Edward está en camino.
Me fui a la habitación de mi novio y me recosté en el gran lecho. Tan pronto como pegué la cabeza de la almohada el sueño se apoderó de mí. Dormí como un bebé aquella noche, soñando con las muchas aventuras que me esperaban en mi nueva vida.
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