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Las aventuras de Bella (Crepúsculo)

Las aventuras de Bella (Crepúsculo)



Mis pensamientos eran claros, pero inexplicables ¿Como era posible amar a dos personas a la vez? Claro debía considerar que lo inexplicable, lo imposible, ahora formaba parte de mi vida. Mi elección estaba tomada, no podía vivir sin Edward. Ahora que lo había recuperado no me era posible imaginar una vida sin el. Pero tampoco podía arrancarme de la cabeza el calido beso compartido con Jacob en el bosque. A partir de ese contacto todas mis emociones se dispararon rebeldes, haciéndome consiente de que había ciertas vivencias humanas a las que no estaba dispuesta a renunciar. No sabía como se manejarían las cosas después de mi transformación, pero no podían ser iguales. El frío y preocupado tacto de mi novio vampiro me hacía desearlo con desesperación, pero aquella embriaguez que había experimentado entre los musculosos y candentes brazos de Jacob me había excitado a tal extremo que no podía pensar en nada más. Incluso ante el ataque furioso de los neófitos y de la peligrosa Victoria, parte de mi mente se había quedado prendada a esa sensación nueva que se deslizaba hirviente por mi piel y que hacía hormiguear mis pechos y el centro de mi cuerpo, como si mis entrañas permanecieran en llamas. Sentí que la puerta se abría a mis espaldas y voltee, sacudiendo la cabeza para desprenderme de semejantes pensamientos. Sin embargo la imagen que se recortaba contra la puerta no me ayudaría precisamente a "enfriarme". Jacob acababa de entrar, su rostro se adornaba con una amplia sonrisa,"mi sonrisa" y un mechón de su lustroso cabello negro caía descuidado a un lado de los ardientes ojazos oscuros. Sin embargo lo que hacía que mi respiración se acelerará hasta casi hiperventilar, era la contundencia de su enorme y bien formado cuerpo moreno.

_Hola jake_ Saludé _ ¿Cuando volverás a vestirte como una persona normal? No me acostumbro a verte siempre merodear medio desnudo por allí...

_Son gajes del oficio _Dijo sonriendo y extendiendo deliberadamente sus amplios pectorales_ Sin embargo, no creo que sea tan malo el tener a un hombre lobo semidesnudo rondándote siempre, sobre todo cuando la paleta de helado que tienes por novio te deja sola para irse a almorzar alimañas a las montañas.

_Me encanta el helado_ Dije entornando los ojos con malicia.

Jake vino a sentarse a mi lado en el sofá de charlie y entrelazó mi mano con la suya mientras prendía el TV donde pasaban un juego de baloncesto.

_Hay no Jacob, ya tengo suficiente con Charlie y sus juegos para que vengas tu también con lo mismo.

El TV se apagó al instante.

_ ¿Entonces dime que prefieres hacer bella? Jugamos a la caperucita roja y el lobo feroz?

Ambos reímos y le empujé levemente para recostarlo en el sofá mientras le decía con voz falsamente candida:

_Abuelita, pero que ojos tan grandes tienes.

_Son para verte mejor_ Respondió el con voz entre sorprendida, divertida y lujuriosa.

Esa mirada de Jacob me derretía, me lo pensé dos veces, este era un momento decisivo, podía dejar la broma hasta allí y las cosas seguirían como siempre. O podía jugar y tener así la oportunidad de vivir la experiencia humana que mas deseaba, antes de perderla para siempre. Me recosté sobre el torso desnudo de mi mejor amigo y susurré mientras tomaba una de sus grandes manos y la entrelazaba con la mía:

_Que manos tan grandes tienes abuelita.

_Son para...Tocarte mejor

Y la mano de Jacob se deslizo por mi brazo en una ardiente caricia que se dedicó a explorar mi cuerpo, con reservas.

_Pero, abuelita, que boca tan grande tienes

_Es para comerte mejor_ Siseo Jake con voz ligeramente ronca y me acercó con delicada firmeza a su rostro para besarme ardientemente. Sentía el calor acariciante que manaba de su cuerpo y de sus carnosos y dulces labios y saboreaba con deleite esa lengua curiosa que se enlazaba con la mía. Casi me tendí sobre su piel satinada y rojiza y me sentí dichosa de poder dar rienda suelta a mi pasión y encontrar entrega en lugar de rechazo. Entre aquellos fuertes brazos no había peligro, solo goce. El me tomó por la cintura con sus grandes manos y con un certero movimiento me hizo colocarme a horcajadas sobre su candente humanidad, entonces noté su enorme y palpitante erección bajo mi peso y una oleada de excitación me estremeció por completo. Separé mis labios de los suyos para susurrar junto a su oído:

_Siguen apareciendo cosas grandes en ti abuelita....

Jacob pareció envararse ante mi comentario, eso definitivamente no se lo esperaba y me levantó un poco para situar mi rostro frente al suyo

_Creí que te encantaba el helado_ me dijo con expresión seria

_Y me encanta...Lo que no quiere decir que me resista ante un delicioso perro caliente._Dije insinuante.

El me separó aun más, alarmado por mi respuesta

_ ¿Eso es lo que soy para ti bella, la merienda?

_No me malinterpretes jake, no es eso... Tú me lo dijiste, ¿no recuerdas? Si no existiera toda esta locura de vampiros y hombres lobos, tú hubieses sido mi destino natural...Somos almas gemelas. Yo he tomado mi decisión y ella me aleja de ese destino, pero no quiero perder esto. Se lo debemos a la vida, nos lo debemos a nosotros mismos.

_No tienes porque renunciar a nuestro destino Bella_ Me dijo con una voz muy suave mientras acariciaba dulcemente mi mejilla.

_Ya lo he decidido jake y si no puedes con eso...Entonces mejor lo olvidamos. No quiero hacerte daño.

_No Bella, tienes razón....Esto, nos lo debemos.

Y me atrajo de nuevo hacía el, para besarme con ansias. Su calor volvió a envolver todo mi cuerpo llenándome de ganas. Enredé mis dedos en su cabello sedoso y lacio mientras disfrutaba de sus caricias extendiéndose está vez sin reservas por mi cuerpo. Metió sus manos bajo mi camisa y sentí su calidez deslizarse por mi espalda y mis hombros. De pronto la ropa comenzó a pesarme sobre el cuerpo, todo lo que presentará un obstáculo para esas manos hirvientes y expansivas era un estorbo insoportable. Al parecer no era la única que pensaba de esa forma. Puesto que Jacob dirigió sus manos al frente de mi blusa y empezó a desabrochar los botones mientras me miraba fijamente, con una lujuria pintada en su viril rostro que me hacía temblar de placer.

Deslizó la prenda por mis hombros y la dejó caer en torno a mi cuerpo, para luego soltar de un tirón el broche de mi brassiere que retiró de un manotazo haciéndolo volar sobre el TV. Miraba encantado mis pechos que temblaban y se erguían al ser expuestos por primera vez ante una mirada masculina. Empezó a acariciarlos con delicadeza sopesándolos y masajeando su blanca redondez para luego perderse en el examen de los rosados y erectos pezones. Acercó a ellos su cara para sentir el contacto de mi piel en sus mejillas y embriagarse con el aroma y la suavidad de aquel reciente y maravilloso descubrimiento. Le acuné entre mis brazos y noté encantada como su lengua húmeda acariciaba mi pezón izquierdo con deliciosas lamidas que me obligaban a arquear la espalda, dejando espació de juego a sus poderosas manos que se aferraban apasionadamente a mis nalgas.

Metió todo el pezón en su boca para acariciarlo con sus carnosos labios y succionar como un cachorro hambriento de mi carne. Estuvo un largo rato jugueteando con mis recién estrenados pechos, lamiéndolos, chupándolos, mordisqueándolos dulcemente y cada nuevo experimento nos sorprendía y nos maravillaba a ambos, llenándonos cada vez más de una contundente excitación que nos empujaba cada vez más al borde de aquel agudo abismo de placer.

Jacob se incorporó para tenderme con un giro de espaldas en el sofá. Mientras me besaba los labios y los pechos y deslizaba su lengua por mi cuello, me desprendió de un tirón de los pantalones y empezó a deslizar sus manos por mis piernas, abriéndose paso por la cara interna de mis muslos hasta alcanzar triunfante mi húmeda intimidad que pareció florecer ante su exquisito contacto. Mientras me acariciaba sobre la fina tela de mis pantys, haciéndome jadear y estremecerme, busqué a mi vez el enorme bulto que se erguía bajo su pantalón y empecé a acariciarlo, haciéndolo suspirar hasta la exasperación. Desabroché el botón que mantenía apresada su ansiosa masculinidad que se irguió ante mis ojos tentadora, y comencé a acariciarla en toda su longitud, humedeciéndola con el brillante liquido preseminal que brotaba del glande.

Pero jake se escabullo para situarse entre mis piernas y me despojó lentamente de mis pantys. Examinó encantado mi coñito rosado, mojado y cuidadosamente depilado y enterró su rostro entre mis piernas mientras aspiraba profundamente el aroma de mi intimidad. Se dedicó a lamer y chupar mis labios y mi clítoris, moviendo ágilmente su deliciosa y caliente lengua que se deslizaba por cada resquicio de mi conchita y se introducía en mí con un movimiento convulso. Yo gemía con desesperación y me retorcía asombrada ante aquel implacable placer.

_Así! Jake, pero que rico lo haces

No dejaba de gemir y de suspirar como una posesa, hasta que sentí como todo mi cuerpo se estremecía ante un violento orgasmo que me sacudió en oleadas de un placer que ni siquiera sospechaba que pudiese existir en semejante magnitud.

Jacob asomó su rostro sonriente entre mis piernas, empapado con mis abundantes flujos y se tumbó sobre mí mientras chupaba uno de mis pezones y mojaba sus dedos en mi intimidad para luego chuparlos y obsequiarme con un largo beso en el que reconocí mi sabor.

Sentí su enorme erección recorrer los senderos que antes había explorado con su boca y abrí aún más mis piernas para facilitar el acceso a mis profundidades. Muy despacio la calida intimidad de jake fue abriéndose paso en el interior de mi cuerpo, haciéndome sentir un leve dolor que cada vez era mas parecido al placer, hasta que estuvo completamente dentro de mí acoplándose a la perfección con mi anatomía, entonces ya era solo placer lo que sentía. Comenzamos a movernos en una suave cadencia que poco a poco fue ganando vigor, me sentía desfallecer ante la embestidas de aquellas caderas de acero candente que aceleraban mi respiración y me arrancaban gritos lujuriosos, nos amábamos como dos posesos, entregándonos por completo ante aquel milagro de nuestros cuerpos unidos hasta que nuestros gritos se fundieron en una prolongada y vibrante culminación, durante la cual Jacob salio de mis profundidades derramando un torrente de semen ardiente sobre mi cuerpo.

Descansamos desnudos y entrelazados por un largo rato mientras nos acariciábamos con dulzura. Hasta que presumimos que ya se acercaba la hora en que Charlie volvería del trabajo. Así que nos vestimos, Jake me ayudó a abotonarme la blusa y mientras lo hacía murmuro como si fuera para si mismo.

_Esto solo fue el principio...

Levante la vista para mirar su rostro, el permanecía con los ojos clavados en mis botones, indudablemente temía que eso fuera todo, que una vez saciada mi curiosidad, me volviera a contemplar mi futura vida como vampiro y dejara atrás para siempre mis vivencias humanas, incluyendo lo que acababa de pasar en el sofá. Eso es lo que ocurriría eventualmente, pero mi curiosidad no estaba ni remotamente saciada, esto era solo el principio, en eso Jacob tenía razón.

_Espérame en La Push, no debes acercarte a Edward puesto que podría leer tus pensamientos y estaríamos en problemas. El no puede entrar en tu territorio, así que estaremos seguros. Cuando me transforme no podré soportar tu olor, ni tú el mío, así que mejor te aprovecho ahora.

Jake me besó pegándome a todo su cuerpo y haciéndome tambalear con una nueva oleada de súbito calor y deseo. Se marchó feliz y yo sentía la misma felicidad animada y ansiosa por nuestro próximo encuentro.

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