Hace ya algún tiempo que trabajo en un colegio, un día cuando todavía no había amanecido llegaron unos electricistas. Yo Entro a las 6 de la mañana, ellos llegaron a las 7. Uno de ellos es rubio de ojos marrones y de muy buen ver, que siempre me llamo la atención y por lo que sabia, yo también a el. Yo estaba en una planta superior, pasado un tiempo subió el, para que hecharamos uno rápido, como el lo llamaba (un cigarro).
Estábamos fumando, hablando y riéndonos por algo que estábamos escuchando en la radio. Cuando me quise dar cuenta lo tenia delante de mi, muy cerca, tanto que respiraba la colonia de su cuello, cuando quise darme cuenta estábamos besándonos apasionadamente. Me excitaba solo de notarlo tan cerca de mi tocando sus fuertes brazos adornado uno de ellos con un tatuaje y un colgante de cuero que rodeaba su cuello. Seguíamos besándonos en un aula del colegio apoyados en la mesa del profesor. El me besaba el cuello muy apasionadamente, mientras yo aferraba mis manos a sus fuertes nalgas, a su espalda, pasando mis manos por debajo de su camiseta. Entonces decidí ir mas allá, me arrodille, baje su cremallera dejando libre su larga y dura polla, apuntándome directamente. Empece a pasar mi lengua por su punta metiendola suavemente en mi boca, poco a poco fui aumentando el ritmo, chupándola con mas intensidad, ejerciendo presión con los labios, al mismo tiempo que con la mano. Estaba como loco, yo no dejaba de meterla y sacarla girando en círculos, pasando mi lengua por su punta, todo lo largo de su polla hasta los testículos y volvía a empezar.
El me levanto la cabeza, me apoyo en la mesa, continuo besándome con mucha pasión. Me fue despojando de la ropa lentamente, besando, acariciando mis pechos, pasando su cálida lengua por mis pezones oscuros y erizados por su lengua. Me pidió que me tumbara en la mesa, para despojarme al mismo tiempo que besaba todo mi cuerpo del resto de la ropa. Fue estupendo sentir cuando paso su lengua por mi coño rasurado, súper húmedo, su lengua me volvía loca, el movimiento de sus manos, todo.
Entonces me pidió que me bajara de la mesa, colocándome de manera que le daba la espalda, elevo mi pierna izquierda a la mesa, apoyando mi rodilla en ella, y me penetro sin previo aviso. Me tocaba los pechos, acariciándolos dulcemente, jugaba con mis pezones al mismo tiempo que me la metía una y otra vez. Estiraba su mano para acariciar mi coño, a la vez que masajeaba mi clítoris, yo cada vez estaba mas excitada, no podía dejar de gemir. Cuando estaba a punto de correrme, me subió a la mesa y comenzó a pasar su lengua de nuevo por mi coño, al mismo tiempo que tocaba con sus dedos mi clítoris.
Llegue a un orgasmo espectacular, gritándole que me corría, que no parara. No podía dejar de pensar en chupársela hasta sacarle la ultima gota de su jugo, así lo hice. Lo apoye en la mesa, comencé a chuparserla, pasando mi lengua y lamiéndola como si fuera un helado, para luego meterla entera en mi boca hasta el fondo. Meneandosela al mismo tiempo, el no dejaba de gemir, sujetando mi cabeza y pidiéndome que lo tragara todo.
Su orgasmo fue increíble. Sintiendo como me inundaba con todo su semen, no se derramo ni una sola gota. Luego nos vestimos para continuar trabajando como si nada hubiese ocurrido. Ahora, cada vez que entro en ese aula, me acuerdo de el electricista y lo allí vivido, excitandome solo de recordarlo.
Estábamos fumando, hablando y riéndonos por algo que estábamos escuchando en la radio. Cuando me quise dar cuenta lo tenia delante de mi, muy cerca, tanto que respiraba la colonia de su cuello, cuando quise darme cuenta estábamos besándonos apasionadamente. Me excitaba solo de notarlo tan cerca de mi tocando sus fuertes brazos adornado uno de ellos con un tatuaje y un colgante de cuero que rodeaba su cuello. Seguíamos besándonos en un aula del colegio apoyados en la mesa del profesor. El me besaba el cuello muy apasionadamente, mientras yo aferraba mis manos a sus fuertes nalgas, a su espalda, pasando mis manos por debajo de su camiseta. Entonces decidí ir mas allá, me arrodille, baje su cremallera dejando libre su larga y dura polla, apuntándome directamente. Empece a pasar mi lengua por su punta metiendola suavemente en mi boca, poco a poco fui aumentando el ritmo, chupándola con mas intensidad, ejerciendo presión con los labios, al mismo tiempo que con la mano. Estaba como loco, yo no dejaba de meterla y sacarla girando en círculos, pasando mi lengua por su punta, todo lo largo de su polla hasta los testículos y volvía a empezar.
El me levanto la cabeza, me apoyo en la mesa, continuo besándome con mucha pasión. Me fue despojando de la ropa lentamente, besando, acariciando mis pechos, pasando su cálida lengua por mis pezones oscuros y erizados por su lengua. Me pidió que me tumbara en la mesa, para despojarme al mismo tiempo que besaba todo mi cuerpo del resto de la ropa. Fue estupendo sentir cuando paso su lengua por mi coño rasurado, súper húmedo, su lengua me volvía loca, el movimiento de sus manos, todo.
Entonces me pidió que me bajara de la mesa, colocándome de manera que le daba la espalda, elevo mi pierna izquierda a la mesa, apoyando mi rodilla en ella, y me penetro sin previo aviso. Me tocaba los pechos, acariciándolos dulcemente, jugaba con mis pezones al mismo tiempo que me la metía una y otra vez. Estiraba su mano para acariciar mi coño, a la vez que masajeaba mi clítoris, yo cada vez estaba mas excitada, no podía dejar de gemir. Cuando estaba a punto de correrme, me subió a la mesa y comenzó a pasar su lengua de nuevo por mi coño, al mismo tiempo que tocaba con sus dedos mi clítoris.
Llegue a un orgasmo espectacular, gritándole que me corría, que no parara. No podía dejar de pensar en chupársela hasta sacarle la ultima gota de su jugo, así lo hice. Lo apoye en la mesa, comencé a chuparserla, pasando mi lengua y lamiéndola como si fuera un helado, para luego meterla entera en mi boca hasta el fondo. Meneandosela al mismo tiempo, el no dejaba de gemir, sujetando mi cabeza y pidiéndome que lo tragara todo.
Su orgasmo fue increíble. Sintiendo como me inundaba con todo su semen, no se derramo ni una sola gota. Luego nos vestimos para continuar trabajando como si nada hubiese ocurrido. Ahora, cada vez que entro en ese aula, me acuerdo de el electricista y lo allí vivido, excitandome solo de recordarlo.
7 comentarios - El electricista en la escuela