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Secretos placenteros.1

La inocencia podía quebrantarse de un minuto al otro, de una manera inexplicable el cuerpo sabe lo que quiere, ciertas áreas estimulantes pueden llevarte a ver estrellas si sabes que hacer.

- Caroline baja!, tu amiga esta esperándote aquí, no seas grosera.

Mi madre me llamaba desde la sala con gritos como de costumbre, Milena, mi mejor amiga desde el jardín de niños viva a un lado de mi casa estiló victoriana. Milena era tan hermosa com una diosa griega, dotada por donde lo vieras, pelirroja, morena de naturaleza, pechos generosos, ojos verdes pardos, una boca rellena y protuberante y un culo mejor que el de Kim Kardashian.

Y luego estaba yo, de estatura media- baja, ojos azules sin vida, pecas, cabello castaño en rizos enmarañados, demasiado plana y delgaducha para ser atractiva y más blanca que la leche.

No entendía como alguien tan guapa como ella podía llegar a ser amiga de alguien como yo sin avergonzarse.

Aparte todo lo que estaba en mis pensamientos y corrí desde mi cuarto en el tercer piso hasta el comedor en el primero.
Llegue toda agitada por la actividad y con las mejillas rojas como tomates.

- Care, date prisa o llegaremos tarde.

No tenía idea de que estaba hablándome pero no quise contradecirla.

- Oh, si, lo siento, voy por mis converse- Hable apresurada

- Con permiso señora Lutrer- Dijo Milena.

Rodee los ojos pero la ignore, su voz era tan pacífica y amigable que jamás nadie pensaría que ese demonio pelirrojo era capaz de algo malo. Subimos apresuradas y de sorpresa Milena me tomo de la mano, la mire extrañada, tantos he casi tropiezo antes de llegar a la habitación.
Me sonrió despreocupada y apretó más el agarre.

- Dale Milena, ¿ A dónde vamos ?- A penas la puerta quedo cerrada pregunte.

- Cállate tonta, nos va escuchar tu madre.

Rodee los ojos de nuevo y su entrecejo se unió para demostrarme su enojo por mi gesto.

- ¿Pues qué pasa?

Milena se bajó la camisa de un tirón y se dio la vuelta enseñándome un tatuaje en forma de atrapa sueños en las costillas.

- Joder! ¿ Te lo has hecho sin mi?- Abrí mi boca en forma de O y la mire de arriba a abajo, su preciosa piel estaba rojiza por el reciente atentado a su perfección, sin embargo se le veía divino, como cualquier otra cosa que ella le hiciera a su cuerpo.

Me percate de que no traía sujetador y de que sus pezones estaban bien erectos.

- Te gusta?- Pregunto mordiéndose el labio inferior.

- Mucho- Chille acercando una mano para tocar sobre el plástico recién puesto.

Apenas mis dedos hicieron contacto ella se estremeció.

- Auch- Exclamo adolorida.

- Perdón Mile, esta divino, quiero ese tatuaje del otro lado y lo sabes, mañana me llevarás a hacérmelo- Forme un puchero e invite a Mile a sentarse a mi lado.

La pelirroja de tiro a la cama de golpe pero frunció la cara por el dolor.

- Ten cuidado, puedes lastimarte- Sugerí de modo que no se escuchará como un regaño.

- Te importaría no se, " Sobarme "- Sonrió y asentí.

Se dio vuelta de un giron dándome la espalda para que le frotará la espalda, tome un bote de crema de jazmín y heche un poco sobre mi mano para esparcirla por sus omoplatos.

Ella tiro de su camisa y quedo totalmente al aire. Desnuda.
Algo en mi entrepierna comenzó a temblar, más bien como una sensación de placer, era eso, placer.

Pero por que sentiría placer? ¿Por ver a mi mejor amiga, casi mi hermana, desnuda ante mi?

- Eres una descarada Milena- Esta vez no me moleste en disimular el enojo, decidí dejarlo pasar pero ella me siguiente el juego.

- No, lo que pasa es que tu eres una mojigata Caroline, deberías saber la experiencia que te produce el estar al aire libre desnuda- Estiro sus brazos y a propósito se dio vuelta para ponerme sus pechos en mi cara, ambos preciosos, tan firmes como una roca, sus pezones tenían un suave color marrón y tenía varias pecas sobre las aureolas, cerca de la clavícula.

- Oops- Dijo poniéndose la uña en los dientes y dándole mordisquitos.

Puse mis pies debajo de mi culo para darme una altura similar a la suya y también para calmar la presión de mi coño palpitante.

Sin quererlo, un gemido salió de mi boca, enseguida me la tape como si hubiera dicho una mala palabra y negué.

- Shh- Milena se acercó a mi poniéndome un labio sobre los dedos y puso su mano sobre mi nuca acercándome a ella.

Pronto nos estábamos besando, sin razón aparente, ella jugaba con mi lengua, trazado círculos sobre la punta y luego succionandola con la cara interna de sus mejillas.
Cuando el raciocinio me golpeo,me separe de inmediato.

- Que haces Milena?- Grite.

- Calmate Care, yo, yo lo s- lo sien-to, discúlpame, no se que me pasa, últimamente te he visto de una manera distinta, no se que pasa conmigo.- Su cara reflejaba angustia pero seguía lamiendo se los labios.

- Shane se va enojar si lo descubre, oh por dios, pensara que me gustan las chicas, espera ¿ Te gustan las chicas?


Su mirada se oscureció y comenzó a llorar.

Entre sollozos respondió- Lo siento Care, de verdad lo siento, no lo se, sólo se que quiero enterrar mi cara en tus pequeños muslos y agarrar tus pechos tan fuerte que grites.

- Eso responde básicamente a la pregunta Mile- Me encoji de hombros tratando de darle humor a la situación pero era imposible, ella admitió que me deseaba, mi mejor amiga quería follarme sabiendo que actualmente tenía un novio cariñoso y casi perfecto.

- Caroline, necesito que hagas algo por mi, sólo algo pequeño para demostrarme que no soy una chupa coños, ayúdame.- Sus llantos se hicieron rítmicos pero aún así se oían, sus ojos inundados en lágrimas hicieron que las apartara con mi pulgar.

De pronto tomo mi pulgar mojado de sus lágrimas y se lo metió a la boca chupandolo, abri los ojos como platos pero no lo retire, sus dientes continuaron mordisqueando hasta la línea del nudillo y de ahí de convirtieron en pequeños besos castos.

- Quieres enrollarte conmigo?

Me asuste, pero pronto ese sentimiento se transformó en deseo ardiendo y burbujeando en mi interior.

Y suyo también era una come coños? Y si me gustaban las tetas y los coños en vez de los penes, cada vez que Shane me sentaba en sus piernas yo ni me enmutaba, podía sentir el bulto en sus pantalones pero lo ignoraba por completo.

Tal vez Milena me gustaba.
Pero este podía ser nuestro pequeño y placentero secreto...

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