Juego de cuernos y orgias (3)

Los cuernos que me ponía Estela ya no dolían, solo lo disfrutaba, mucho había soñado con la fantasía de ver a mi esposa teniendo sexo con otros, pero en mis sueños yo estaba presente, no me dolía las furiosas cogidas que le pegaban sino lo furtivo de las mismas, la mentira, el engaño.
Los meses pasaron y los encuentros sexuales se daban de muchas formas, Karina invito a una amiga para hacer un trió y la pasamos genial, otro día invito a unos amigos en varias oportunidades y entre le dábamos masa para dejarla de cama, lo hicimos en mi trabajo, en la facultad, en un cine, en el auto y hasta en un baño público, de todas las formas posibles, mientas mi amada esposa lo hacía con sus dos negros.
Un viernes por la tarde me sale un viaje a Buenos Aires de urgencia, para reunirnos con un proveedor de la compañía, entonces llamo a mi esposa para comentarle y pedirle que me prepare el bolso, que en un rato pasaba por ahí para despedirme de ella y buscar la ropa para el viaje, en realidad yo me desocuparía el sábado al mediodía, pero mi idea era decirle a Karina que viajara ese mismo sábado y pasarla bomba el fin de semana, así que le dije a Estela que regresaría el domingo por la tarde.
Así fue, pase por casa, Estela estaba más hermosa que antes, con un short muy corto y cavado, bien metido en su culo, y la pupera de siempre que le resaltaban las tetas hermosas que tenia, entonces le dije que tenía unos minutos entes que el coche de la empresa viniera a buscarme para llevarme al aeropuerto, que hiciéramos un rapidito de recuerdo para el fin de semana. Nuestros encuentros sexuales no bajaron sino mas bien se intensificaron, así que de alguna manera tendría que agradecer a mis dos inquilinos por el favor, así que tomé a Estela y la bese apasionadamente ella me respondió con su lengua hasta mi garganta, se agacho me la chupo y me dijo que no podía porque estaba con la regla aun, que recién al otro día se le cortaría, así que me dijo - no te preocupes que hoy lo hacemos diferente- se fue a la cama, untó un poco de lubricante en su dedo y lo metió en su ano, luego ante la mirada desconcertada mía, me dijo - si no te gusta no lo hacemos así- a lo que yo respondí con un salto a la cama, puse la punta de mi pene que a estas alturas estaba como un hierro caliente, y se la metí hasta el fondo, ella soltó un grito de placer y mientas se tocaba el clítoris, gozaba como una puta, mientras me decía, culeame amor culeame hasta el fondo, como la puta que soy, dame para que tenga, y para que guarde, métemela mas, dale dale maaaaaasssss, decime tus fantasías, amor mientras me rompes el culo - yo le decía medio en serio medio en broma, toma puta, te gusta la chota negra esta que te estás comiendo? y ella decía, - si papi que grande, que negra, que caliente, dámela por el culo, rómpeme toda, que voy a acabar, en medio de la culeada, estiró la mano y de abajo de la almohada saco un consolador realista negro de 25 cm. y dijo, te gustaría verme cogida por un negro por la concha mientras me rompes el culo papi?. y yo con la calentura que tenia, le respondía que sí, que se la meta, dale amor métetela no importa que te sangre la herida, dale que mi sueño es verte empalada por dos pijas bien duras, luego en movimientos convulsos ella aflojo los brazos uno se puso en mi nalga apretando mas mientras el otro agarraba el consolador que estaba metido casi completo en su vagina, y los gritos de placer vinieron uno tras otro, al menos llego unas cinco veces hasta que yo le llene el culo de la leche entre gritos de ella y bufidos míos, luego nos tendimos en la cama, yo sobre ella y me dijo que era la mejor cogida de toda su vida, que me esperaría con las piernas abiertas y los agujeros bien lubricados, entonces yo le dije que estaba seguro que así seria, me despidió con un beso apasionado y me fui, entre dudas y certezas, sin saber que pensar de lo que había pasado.
Al día siguiente Karina me llamo diciendo que tenía un problema familiar, que tenía que ir a casa de sus padres y que la disculpara que no podría viajar, pero que me mandaba una chupadita de pija y un beso negro. Era sábado a la tarde, solo en Bs. As. sin saber qué hacer, decidí tomar el primer avión a Córdoba y sorprender a Estela, así tratar de recuperar mi matrimonio que según yo estaba rompiéndose, mucho después descubriría que equivocado que estaba.
Al llegar a Córdoba, me dirigí a mi departamento, decidí entrar de incognito por la puerta de servicio, para ver qué pasaba, entonces cuando llegue paso lo que suponía, mi esposa estaba penetrada por todos lados, pero mi sorpresa fue mayor cuando vi que por debajo estaba Gerome, Estela estaba montada sobre él, José parado a un costado de ella con la pija en su boca y sodomizando a mi delicada esposa estaba..... ¿Se acuerdan de Maximiliano el contador? Si, ese mismo que nunca había aparecido en escena, que a pesar de ser de contextura delgada, y de raza blanca, tenía el pene tan grande como el mío, aunque no tanto como los de los negros.
Así fue que mi sorpresa se transformó en excitación y sentí mi pene empalmado nuevamente, mientras veía como esos tres se hacían a mi mujer, mi esposa, mi amada compañera. cuando un grito de placer me saco de mis pensamientos, era ella la que pedía como desequilibrada que se la dieran por todos lados, le dijo a José, colócate detrás mío y métemela en la concha sin que Gerome la saque, y así lo hizo, desde mi ubicación se veía a la perfección como la concha de Estelita se dilataba ante la entrada de esos dos submarinos, las paredes de su vagina estaban estiradas al máximo y ella gozaba de placer con tres chotas adentro, dos en su concha y una en su culo, por la incomodidad de la postura, ellos estaban medio quietos, mientras ella gritaba hijos de puta muévanse, denme pija, quiero sentirlos, háganme chillar como una cerda, quiero gritar como la puta que soy, quiero comer carne como una zorra, quiero su leche mucha leche como la gata insaciable en la que me convertí, aun me falta una chota para que me tape la boca, ellos de daban matraca con ganas, ya sus movimientos eran furiosos, querían romperla de tanta bomba, hasta que Maximiliano no aguantó más y se corrió dentro del recto de de la prostituta, entonces salió y José sacando su chota de la vagina de Estela la subió unos centímetros y se la metió en el culo, así fue mas fácil bombear, tan así que parecía un pozo petrolero como bombeaban esas dos vergas del culo y concha de mi querida Estelita, siguieron culeando hasta que los orgasmos de Estela se terminaron, yo conté al menos catorce o quince, y ellos se acomodaron de pié al ambos lados de ella que estaba de rodillas en mi cama y se pajearon mientras ella les chupaba sus glandes, hasta que soltaron la tan ansiada y viscosa lefa que termino parte en la boca y garganta de Estela en su cara, tetas y vientre, mientras ella trataba de chupar y tragar lo mas que podía.
Yo al ver que todo ese espectáculo de sexo terminaba, me retiré por donde vine, fui a un bar, pedí un café, luego entre al baño me hice una soberana paja y regrese a mi departamento, allí encontré a Estela dormida y recién bañada, me duché y me acosté a su lado, como a las diez de la noche nos despertamos juntos, ella se sorprendió y me dio un beso apasionado, la invité a salir y luego nos fuimos a un hotel, lo cual fue idea de ella, lo que me sorprendió mucho, allí nos dimos una sesión de sexo duro como nunca antes, hasta se trago toda mi leche, llevo dos consoladores y me dio unos espectáculos que nunca antes. Volvimos a casa y antes de dormir le dije que teníamos que hablar pero no en casa, ella se puso de costado con un beso me dormí mientras ella me miraba casi con amor.
Lo de la charla quedará para otra ocasión.