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cuidando a mi hermanito enfermo

Era uno de esos tantos días en el cual mi hermano se enfermaba de los pulmones ya que el pobre tiene principio de cáncer al pulmón. Estaba echado sobre la cama débil y triste. Así que me acerqué al filo de su cama para poder consolarlo en su tristeza. Ya te vas a poner mejor le decía. Me recosté al lado de él y tomé su cabecita para que pueda recostarse sobre mis pechos. Se acomodó y nos quedamos en silencio. Aquel día tenía que salir con mi enamorado y más tarde con Luis otro enamorado. Pero al llegar la noche él me pidió que no lo deje porque sentía mucho miedo quedarse solo. Está bién le dije. Pero voy a llamar a Arturo para avisarle que ya no saldré le dije. Arturo es su mejor amigo y mi enamorado. También llamé a Luis. Luis es el chico con el que le engaño a mi enamorado, un estudiante de Odontología. Bueno así que regresé y me alisté para dormir con el pobrecito de mi hermanito. Hazte a un lado le dije y él se arrimó con una sonrisa de felicidad ya que estaba muy asustadito.

Ya en la cama escuché la voz de mi madre que me dijo que lo arropara bien y lo cuide mucho. Ella es Obstetriz.

Bien le dije, lo abracé y él también lo hizo. Nos quedamos quietos y en silencio cuando me di cuenta que mi chochito estaba rozando una puntita durita. Yo pensé que era un botón de su ropa de dormir, pero cuando él se acomodó más cerca de mí sentí que era una cosa muy grande. Dios estaba sintiendo el pene de mi hermano. Acaricié su nuca tratando de consolarlo y él me apretó más a su cuerpo y no saben qué bien sentí. Dios mío era maravilloso sentir cómo esa cosa iba creciendo poco a poco muy cerca de mí. Pronto sentí que mi vulva también empezaba a hincharse más y más y a ponerse húmeda y caliente. Mi pecho se agitaba era fantástico. No sé por qué empecé sin querer a besarlo en la oreja y él me dijo que nunca olvidaría esto. Y también empezó a besarme en el cuello. Él me estaba acariciando y yo nada pude hacer para impedírselo. Sentía sus grandes manos acariciar mi espalda. Era tan rico. Poco a poco empezó a meter su mano dentro de mi pijama para poder apretar mis nalgas redondas y apretujarlos con pasión y dulzura. Era tan rico que lo estaba disfrutando. Así que me eché boca arriba y el hizo lo propio sobre mí. Tomó mis pechos entre sus dedos y me decía que nunca creyó que esto era posible pero que era lo más maravilloso y me besaba sobre mi ropa. Se movía rítmicamente y con fuerza como si tratase de hacerme sentir su órgano grande y duro. Mi chocho estaba húmedo y reventando de calor .Ni Arturo había hecho eso antes. Aunque Luis en una oportunidad me besó los pezones de lo más rico pero nada más. Henry era todo un poder de placer. Poquito a poquito fue desabotonando mi ropa para dejarme desnuda. Lo primero que hizo sin pensarlo dos veces fue mordisquear mis tetas, redondas y erectas. Tomé sus huevos entre mis manos y le dije mételo.

Ni terminé de decirlo y empezó a desnudarse con locura con ira pero deliciosamnete. Acomodó a su preciosura en el umbral de mi huequito y de un solo tiro me penetró sin que mi vagina se diera cuenta que ya estaba siendo frotada y desflorada sin pasión .Mi hermanito mi primer hombre mi primer coito. Explotaba en humedad y lujuria quería tenerlo dentro muy dentro por siempre y para siempre.

Me hacía gemir como una loca, arañé su espalda, él metió sus dedos en mi culo y su lengua muy dentro de mi boca. Le pedí cambiar de posición para así sentir en mi vientre a su pene largo y hermoso. Tomó mis piernas y las puso al hombro y me penetró sin parar una eternidad. Sentí que llegué a la luna más de una vez era lo más rico y maravilloso que una mujer puede sentir. Le dije al oído más, más fuerte y guauuuuuuu ya estábamos corriéndonos juntos y eyaculando nuestros líquidos. Nunca lo olvidaré. Dios qué delicia. Él seguía moviéndose y contrayéndose como si tratará de vaciar la última gota de su líquido caliente y abundante. Me seguía besando mis tetas tiernamente hasta que me quedé satisfecha de sus labios y de su saliva sobre mi cuerpo. Poco a poco nos tranquilizamos mientras me apretaba mis nalgas. Uffff ... ¿chicos pasa algo?... preguntó mi mamá. No mami respondí con el poco aliento que me quedaba. Si supiera que su hijita ya no era más una niña sino una mujer con mucho semen dentro y lo mejor de su propio hijo enfermito. Bueno preciosos quieres que les cuente más... ahora puedes encontrarme en la casa de Arturo. Humbold 584... ¿Luis?...me hizo más de lo que mi imaginación pudo alcanzar y me dejó.

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