Se dio cuenta como le mire la pija, yo en ese tiempo era hetero
Mi nombre es Claudio, tengo 27 años y soy heterosexual, pero tuve una vez una relación con un hombre que duró unos 6 meses y les voy a contar como fue.
Tenía en ese entonces 17 años, comenzaba a trabajar en una empresa. El primer día me presentaron al Director del área en que trabajaría. Su nombre era Fernando, tenía 50 años, alto buen porte, corpulento, de 1,85 mts., un tanto excedido en kilos, digamos unos 95 o 100, era casado con 2 hijos. Además de Director, era socio de la empresa. Yo por mi parte era de contextura media, 1,70, muy delgado, pesaba 65 kg.
Me presente y me atendió amablemente, tuve una conversación de aproximadamente media hora, e inmediatamente me puse a trabajar.
Mi tiempo se repartía entre el trabajo y la universidad. No tenía novia, solo había tenido 3 o 4 relaciones sexuales desde los 16 años que debuté. Pero a decir verdad no ligaba nada, y estaba en permanente estado de calentura.
Trabaja a diario con entusiasmo y esporádicamente veía al Director, que siempre estaba de reunión en reunión. Se notaba que ganaba muy bien, por la ropa que usaba. Lo debo haber visto unas 3 o 4 veces en ese tiempo. Siempre se dirigía a mi en forma amable como con el resto de mis compañeros, pero en una actitud distante.
Un día fuimos a jugar un partido de fútbol, y al término del partido nos fuimos a duchar. Me metí en una ducha, comencé a bañarme y en la ducha de enfrente se mete el Director. Comenzó a bañarse también, me saludó y comencé a mirarle la pija, era enorme, me quede por poco hipnotizado. Fue algo raro, nunca había mirado a un hombre, nunca se me había pasado por la cabeza tener contacto con alguien de mi propio sexo. Cuando levanté la vista, el me estaba mirando y se sonrió.
Que papelón dios mío!!!!!!, se dio cuenta que lo estaba mirando!!!!!! Me di la vuelta y me puse de espaldas a el, no se por que cosa, luego de un momento, giré otra vez para mirarlo. S e estaba agarrando el pene, como haciéndose una paja, me miraba y sonreía. Pese a eso, me quedé fijo mirando su terrible tranca. Esta había crecido, estaba totalmente parada, era enorme, dura, venosa, de un color bien oscuro. Miré para abajo otra vez, pero al rato nuevamente levanté la vista, el me estaba mirando, con una mueca de suficiencia. En ese momento tomé conciencia de la situación, yo también la tenía parada, y el me miraba mi pija erecta. De inmediato cerré la ducha, me tape con una toalla y salí del baño.
Cuando llegue al vestuario el se situó a mi lado, bajó su toalla, me miró y se miró su pija, dios mío, que ejemplar, debía medir como 18 centímetros, pero lo que mas me llamaba la atención era su grosor. Debería tener como 4,5 cm. de diámetro. Ahora la tenía mas cerca, casi se la agarro, pero me contuve, me cambié rápido. Un compañero mío se ofreció a llevarme y acepté. Fernando (el Director), me dijo: Claudio, yo te puedo alcanzar, vivimos cerca. Yo no le contesté y literalmente me escapé del club de fútbol.
Casi no pude dormir esa noche. No podía sacarme de la cabeza la imagen de su pene. Dios mío que fijación. Nunca me había ocurrido esto.
Al otro día fui a trabajar, llegue temprano. El llegó una hora mas tarde que yo. Estaban redecorando su oficina, con lo cual tuvo que correr su escritorio fuera de la misma. Estaba en la sala en la que trabajábamos todos. Me estaba mirando todo el tiempo, yo de tanto en tanto dirigía la mirada donde el estaba y cuando me cruzaba con su mirada, bajaba la vista.
Que momento!!!!!!!Estaba muy nervioso!!!!!!
No teníamos oportunidad de hablar, había mucha gente, por suerte no tenía su oficina, de otra forma, ya me hubiera llamado para conversar.
En un momento determinado, viene hacia donde estaba yo y como ojeando unos papeles, me dice:
Tenemos que hablar So….. sobre qu…. que te….. tema, dije tartamudeando Me miró fijo y sonriendo, y me dice: Vamos, Claudio, vos sabes de que te quiero hablar.
Dios mio!!!!!!, no podía escapar. Me maldije por haberle visto la pija el día anterior, si no lo hubiese hecho, ahora no me estaría acosando. Como zafar de esto!!!!!!!! Te espero en la cochera a las 18.00, tomamos un
café y arreglamos todo. Me dijo en un tono autoritario.
Tengo que ir a la facultad, le dije en forme débil.
Claudio, hoy no tenés facultad, tuviste ayer a la mañana, averigüe tus horarios en recursos humanos, va a ser mejor que estes a las 18.00 en la cochera.
Bu…. bueno, atiné a balbucear.
Los minutos, las horas pasaron volando, tenía mucho miedo de lo que sucediera en la reunión. El corazón me latía a mil. Se me secaba la boca, transpiraba mi cuerpo, por momentos un frío recorría mi espalda, y por momentos me sentía acalorado.
Llegó la hora de ir a la cochera, traté de continuar trabajando para demorar un poco el encuentro, pero a las 18.05, la secretaria del Director me dijo que el me estaba esperando. No me daba tregua, era implacable.
Llegue a la cochera y estaba esperándome en el auto. Un BMW azul, subí, tenía tapizado de cuero, muy lindo. Hola Claudio, me dijo con una sonrisa, y salimos a la calle. Permanecimos sin hablar todo el trayecto. Nos dirigíamos a la avenida del Libertador. El tenia un semblante neutro, ni contento, ni triste, serio, pero tranquilo. Como podía estar tranquilo, yo estaba desesperado de la angustia. Llegamos a un bar. Paró el auto en la calle y entramos. Buscó una mesa apartada. Nos sentamos. Pidió un whisky con una picada. Yo pedí un jugo de naranja, me sentí un tanto estúpido con mi pedido. Aguardamos en silencio, el ambiente era tenso, no me miraba fijo, pero tampoco me evitaba. El estaba como si fuésemos a hablar del partido de futbol del domingo.
Una vez que llegó el pedido y el mozo se alejó. Me dice:
- Bueno Claudio, que hacemos?
- Usted, que quiere hacer, le contesté.
- Yo te quiero romper el culo, me dijo sin pestañar.
- Así directamente, dije yo
- Si, hay que llamar a las cosas por su nombre, me contestó.
Yo me puse colorado, y miré fijo a la mesa, sinceramente sospechaba que esta sería su propuesta, pero hasta que no lo dijo, parecía ficción. No creía que fuera a proponérmelo de esta forma tan cruda.
Y Claudio?, aceptás, o no?. Tengo un departamento en este edificio arriba del bar. Vamos, dale. Lo vamos a pasar bien, te lo prometo.
Noooo, de ninguna manera, esta loco, por quien me tomó.!!!!, es una locura!!!!!!
Vamos, bebé. En el vestuario no podías sacar la vista de mi verga, ahora no te hagas el importante. Te morís de ganas de tener mi tranca adentro.
No, señor, no, se lo juro.
Claudio, me interrumpió. No me gustan estos planteos, querés o no?. Si me decis que no, te pido disculpas y asunto terminado. Paro mirá que se termina aquí. Nunca mas se te ocurra que vas a tener la menor posibilidad de que te la ponga. Me voy al departamento a dejar unos papeles, cuando vuelva en 15 minutos, quiero una respuesta. Entendiste!!!!!. Dijo subiendo el tono.
Se fue del bar y me dejó solo.
Hasta ese momento no había evaluado seriamente la posibilidad de acostarme con el, pero este planteo era claro, crudo, casi cruel. Yo vivía caliente, y no conseguía mujeres para acostarme. Después de todo era una posibilidad concreta de sexo, distinto, con un hombre, pero no era mejor estar con un hombre que no tener ningún contacto?. Estaba como seducido, Fernando, su cuerpo, su pija, el auto, su empresa, dinero, el bar, el departamento. Estaba exitadísimo, era una buena posibilidad de sacarme la calentura permanente que portaba.
Pero había un detalle no menor, no había dudas de quien sería el pasivo, sabía por comentarios que el sexo anal dolía, algunos decían que mucho, otros que poco, pero con esa tremenda verga!!!!!, no podía ser fácil.
Estaba pensando esto cuando llegó.
Y, Claudio?, te vas a dejar romper el orto?
Me molestaba esa crudeza en el lenguaje, pero me exitaba también, parecía que disfrutaba siendo grosero.
Disculpe, no voy a negar que me llamo la atención verlo desnudo, pero disculpe nuevamente, es que temo que vaya a dolerme mucho. Su miembro no es precisamente chico.
Mi lenguaje respetuoso, contrastaba con su lenguaje callejero.
Ah, entiendo, o sea que sos virgen? Si, conteste a secas.
Mirá Claudio, no te voy a mentir, no te voy a decir que no te va a doler porque es mentira, pero si que haré lo mejor para hacértelo suave. Dentro de lo posible. Pero romper un culito virgen con mi tranca y pretender que no duela, no es tarea fácil.
Por ahí podemos
hacer algo oral, con masajes de dilatación las primeras veces, a ver como me siento, dije en tono resuelto.
Claudio, yo se que debes haber leído eso en algún libro o revista. Pero si yo estoy con vos en la cama, va a ser para hacerte tragar mi pija hasta la garganta. No creo que pueda hacer una franela tan larga como los libros aconsejan.
Entiendo, lo puedo pensar?, contesté.
Si, por supuesto. Hoy es Martes, el Viernes te espero a la mañana en mi oficina, que ya va a estar lista, con la respuesta. Te adelanto que voy a tener todo preparado para ese día.
Sin contestar me quedé en silencio, terminamos ambos tragos, y me acercó hasta mi casa.
Los días transcurrieron con este pensamiento, pensé, pensé, pensé y pensé. Por momentos estaba decidido a hacerlo, pero por momentos me daba pánico, y me parecía que era una locura. Estaba mas convencido de no hacerlo que de hacerlo, pero cuando recordaba que no me iba a dar otra oportunidad, temía arrepentirme. Y luego de eso no tendría chances.
La decisión final fue rechazar la propuesta, siendo consiente que podría llegar a arrepentirme.
A la mañana del Viernes me desperté sin dudas sobre lo que iba a hacer, no aceptar. Llegue a la empresa, y cuando entro al área en la que trabajo, la secretaria me dice:
Te espera Fernando en su oficina.
No me daba pausa. Igualmente hice un poco de tiempo, me serví un café y fui a su oficina. Me senté en uno de sus amplios sillones y lo miré a los ojos. Estaba tranquilo. Le pediría disculpas por el mal entendido y luego todo como si nada.
Y, Claudio, que decidiste?, me dijo yendo directo al grano, tal cual su estilo.
Señor, le pido disculpas por el mal entendido, soy el único culpable del episodio, me comporte de manera extraña en el club de fútbol, y lo hice confundir con esta actitud. Le pido nuevamente disculpas, pero debo rechazar su propuesta. Dije con tono firme, en voz alta, me sorprendió a mi mismo la resolución con la que hablé.
El asintió, me pidió disculpas también por el mal momento, se levantó de su sillón, pensé que iba despedirme de su despacho. Fue hacia un armario, tipo caja fuerte y mientras buscaba algo, me dijo:
Me han dicho que estas por comprar un auto.
Me sorprendió el comentario, pero pensé que quería romper el hielo cambiando de tema. En eso saca un sobre de papel madera del armario, y se vuelve a sentar.
Si, bah en realidad es una pretensión un poco elevada, ya que el auto que quiero cuesta $15.000 y solo cuento con $5.000.
El auto que te gusta es nuevo?, me contestó.
Jajajaja, noooo, disculpeme, pero uno nuevo vale $30.000, yo gano $500.
Tomá este sobre, es para vos, me dijo dándome el sobre.
Lo abrí. Eran 4 fajos de billetes, rápidamente me di cuenta que eran $40.000. Una cifra impensada para mi.
Comprate un auto nuevo.
Pe.. pero señor, esto es mucho, dije de inmediato.
No para mi, Claudio, te espero en la cochera a las 18.00, en punto.
Ah, entiendo, señor. Hice una pausa.
Los dos permanecimos en silencio un largo rato, nos mirábamos a los ojos. Un calor tremendo recorrió mi cuerpo y llego a mi cara que se puso roja. No había mas nada para decir.
Se levant ó para despedirme.
A las 18.00, Claudio, trata de ser puntual, dijo con tono resuelto.
Me molestó su seguridad de que estaría a las 18.00 en la cochera.
Antes de cerrar la puerta, le pregunté: No tiene miedo que me quede con este sobre? No, contestó a secas.
Si, por supuesto. Hoy es Martes, el Viernes te espero a la mañana en mi oficina, que ya va a estar lista, con la respuesta. Te adelanto que voy a tener todo preparado para ese día.
Sin contestar me quedé en silencio, terminamos ambos tragos, y me acercó hasta mi casa.
Los días transcurrieron con este pensamiento, pensé, pensé, pensé y pensé. Por momentos estaba decidido a hacerlo, pero por momentos me daba pánico, y me parecía que era una locura. Estaba mas convencido de no hacerlo que de hacerlo, pero cuando recordaba que no me iba a dar otra oportunidad, temía arrepentirme. Y luego de eso no tendría chances.
La decisión final fue rechazar la propuesta, siendo consiente que podría llegar a arrepentirme.
A la mañana del Viernes me desperté sin dudas sobre lo que iba a hacer, no aceptar. Llegue a la empresa, y cuando entro al área en la que trabajo, la secretaria me dice:
Te espera Fernando en su oficina.
No me daba pausa. Igualmente hice un poco de tiempo, me serví un café y fui a su oficina. Me senté en uno de sus amplios sillones y lo miré a los ojos. Estaba tranquilo. Le pediría disculpas por el mal entendido y luego todo como si nada.
Y, Claudio, que decidiste?, me dijo yendo directo al grano, tal cual su estilo.
Señor, le pido disculpas por el mal entendido, soy el único culpable del episodio, me comporte de manera extraña en el club de fútbol, y lo hice confundir con esta actitud. Le pido nuevamente disculpas, pero debo rechazar su propuesta. Dije con tono firme, en voz alta, me sorprendió a mi mismo la resolución con la que hablé.
El asintió, me pidió disculpas también por el mal momento, se levantó de su sillón, pensé que iba despedirme de su despacho. Fue hacia un armario, tipo caja fuerte y mientras buscaba algo, me dijo:
Me han dicho que estas por comprar un auto.
Me sorprendió el comentario, pero pensé que quería romper el hielo cambiando de tema. En eso saca un sobre de papel madera del armario, y se vuelve a sentar.
Si, bah en realidad es una pretensión un poco elevada, ya que el auto que quiero cuesta $15.000 y solo cuento con $5.000.
El auto que te gusta es nuevo?, me contestó.
Jajajaja, noooo, disculpeme, pero uno nuevo vale $30.000, yo gano $500.
Tomá este sobre, es para vos, me dijo dándome el sobre.
Lo abrí. Eran 4 fajos de billetes, rápidamente me di cuenta que eran $40.000. Una cifra impensada para mi.
Comprate un auto nuevo.
Pe.. pero señor, esto es mucho, dije de inmediato.
No para mi, Claudio, te espero en la cochera a las 18.00, en punto.
Ah, entiendo, señor. Hice una pausa.
Los dos permanecimos en silencio un largo rato, nos mirábamos a los ojos. Un calor tremendo recorrió mi cuerpo y llego a mi cara que se puso roja. No había mas nada para decir.
Se levant ó para despedirme.
A las 18.00, Claudio, trata de ser puntual, dijo con tono resuelto.
Me molestó su seguridad de que estaría a las 18.00 en la cochera.
Antes de cerrar la puerta, le pregunté: No tiene miedo que me quede con este sobre? No, contestó a secas.
Seguí trabajando, la realidad era muy fuerte, me sentía humillado, como una prostituta, me dejaría partir el culo, por una suma de dinero. Importante por cierto, me sentía con poder también. Un hombre estaba dispuesto a pagar semejante suma a cambio de mi virginidad.
Llegue a la cochera 7 minutos antes de lo convenido, me apoyé sobre el auto para esperarlo. El llegó a las 18.00 en punto. Le gustó que lo estuviera esperando, pero no dijo nada.
Subimos al auto, y salimos para su departamento. Nadie emitió ningún tipo de sonido. Yo estaba nervioso, asustado, el corazón me latía a mil. Pero no podía hacer nada, era tarde. Como un jugador de ajedrez Fernando movió las piezas con precisión. Me dominó por completo. Jugó conmigo desde el principio sabiendo cual sería mi próximo paso. Me rendí ante el. El me dominaba, y
en pocos minutos me sometería a sus deseos. Me llevaría al punto mas bajo, me vejaría, sería un objeto a su merced.
Llegamos al departamento más rápido de lo que hubiese deseado. Subimos al ascensor. Todo el trayecto en silencio. Entramos al departamento, era un lugar preparado para el placer. Espejos, decoración, alfombras mullidas, una cama enorme. Este era el lugar donde satisfacer sus caprichos. El estaba acostumbrado a esto.
Sin decir nada comenzó a sacarse la ropa, me miró de una forma en la que entendí que debía hacer lo mismo. Quedamos ambos desnudos por completo. Su pene amenazante apuntaba a mi. Era exageradamente grande, había olvidado en estos días el tamaño. Se sentó sobre la cama, y me indicó que me arrodillara en el suelo. Estaba claro que es lo que debía hacer. Sin preámbulos tomé su verga con la mano y me lo metí en la boca. La tuve que abrir bien grande. Y comencé a chuparlo, como algunas mujeres me lo habían hecho a mi. Lanzó un suspiro. Eso me indicó que estaba haciendo las cosas bien. Seguí chupando, y chupando y chupando. El estaba en las nubes. Gemía, gozaba, respiraba fuerte. Me sentí poderoso manejando su placer.
Luego de un momento, me aparta la cabeza y me indica que suba a la cama. Me pone boca abajo, me hace abrir las piernas y comienza a chuparme el culo. Me metía la lengua bien adentro. Que rico estaba. Me gustaba mucho eso. Yo también gemí, me estaba aflojando, era un placer nuevo, diferente. Luego se detuvo, abrió la mesita de luz, sacó un pote de crema lubricante. El momento tan temido, había llegado. Cumpliría con este sacrificio al que el destino me había enfrentado. Mi cuerpo y mi alma estaban entregados a los caprichos de este macho que iba a poseerme.
Comenzó a lubricarme, a dilatarme. Primero por la superficie del agujero, luego metió un dedo, luego dos, mas tarde tres. Sabía hacer el trabajo, cuantas veces lo habrá hecho, con cuantos habrá experimentado, esto que para mi era tan especial, lo sería para el?, o acaso era solo rutina?.
Luego de un rato, me sentí dilatado, estaba caliente también, quería salir corriendo de ese departamento, pero también quería saber como seguía. Me hizo abrir mas las piernas, me colocó un almohadón debajo del vientre y se recostó encima mío. Su cuerpo era pesado, me aplastaba contra la cama, me quitaba el aire, me exitaba tambien. Tener ese ejemplar, ese cuerpo encima mío, dominándome, pero también gobernado por mi, por el deseo que yo le despertaba.
Me susurró al oído desde atrás.
- Estas listo?
- Dale, le contesté.
En ese momento pensé que era la primera vez que lo tuteaba, que tontería pensar eso en este momento.
Apoyó la punta de su verga en mi culo, se quedó quieto por un momento, mis esfínteres comenzaron a abrirse, la poronga comenzó a deslizarse. Me abría mis músculos, me dolía mientras se deslizaba, dolía bastante, era muy grande y muy gruesa. Se deslizó por completo de una vez, pero lentamente. Llegó hasta el final. Lo sentí en mis entrañas. Dolía, dolía mucho. Lancé un grito ahogado de dolor. El se detuvo, estaba dentro de mi pero sin moverse.
Te duele, me dijo Si, me duele mucho, alcancé a suspirar.
Te lo saco?, preguntó.
Estuve unos segundos sin contestar, que sentido tenía. El no iba a desistir, me penetraría con su gran nabo otra vez, y yo no quería pasar nuevamente por la penetración.
No, le conteste, dejala. Quedate así un poco.
El se quedó inmóvil por un momento. El dolor iba pasando, no era tan punzante como al principio, me estaba acostumbrando a ello. Pensé que ya estaba para más. Lo animé a seguir.
Dale, Fernando, cogeme, dale, cogeme.
Ya no te duele, me preguntó.
Si, me duele, pero me gusta, cogeme, damelo, damelo.
Esto lo animó, con ritmo lento, comenzó a taladrarme mi agujero hasta hacer segundos virgen. Siguió y siguió empujando, y gemía y respiraba con un ritmo cada vez mas agitado.
Dolía cada vez menos y me gustaba cada vez mas.
Dale Fernando, cogeme, cogeme que me gusta, dame tu vergota, partime en dos el culo.
Si, putito, si que te voy a coger, sos un putito que se deja coger por plata, bien que se te habrió el culito cuando viste los billetes.
No me gustó este comentario, per
o me dio un morbo que me puso a mil. Y me animé a seguir su juego.
Si, me gusta que me cojas por dinero, si queres cojerme ponete con la plata, paga si queres un putito virgen.
Mis palabras lo pusieron como loco, comenzó a darme duro, a cogerme con mas fuerza. Me gustaba esto, es como que el control estaba cambiando de manos, ahora lo tenía yo, lo estaba volviendo loco de deseo.
Me seguía taladrando con su enorme tranca, y me daba y me daba y me daba y yo lo animaba y el me decía cosas al oído. La calentura iba en aumento hasta que me dice:
Me vengo Claudio, me vengo, ya no aguanto Esas palabras me calentaron mucho, dale papi, dame tu lechita, llename el culito de tu lechita, dale papi, cogeme, cogeme fuerte que yo me vengo tambien, dame tu pija dura, damela.
Siiiiiiiii, siiiiiiiii, siiiiiiiiii, Ohhhhhhh, ohhhhhhh, ohhhhhhhh Ayyyyyy, ayyyyyyyyyyy, ayyyyyyyy Ahhhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhh
Ambos gritabamos al unísono, estábamos en éxtasis total. No existía en el mundo nada mas que nuestro placer. La copula, la lujuria, el placer, todo en este dúo de hombres uno jóven, el otro maduro, uno corpulento el otro pequeño. Uno poseyendo al otro, gobernándolo, sometiéndolo, el otro entregado, rendido, humillado, vejado, pero también dominándolo, dominando a la fiera, quien con su carne jóven y fresca es presa del descontrol de su verdugo que lo lleva al sacrificio para satisfacer sus caprichos.
Fue una experiencia inolvidable, ambos gozamos como locos, fue mas que sexo, fue una lucha de poderes. Fueron dos hombres llevados al estado mas primitivo del deseo que utilizaron sus armas, el dinero, el glamour, el poder, la experiencia, la fuerza física, el lujo por un lado y por el otro la inocencia, la seducción, la belleza, la debilidad, por el otro.
La relación con Fernando duró unos 6 o 7 meses, lo hacíamos 2 o 3 veces por semana. Yo le puse fin a la relación. Comencé a tener éxito con las mujeres, me fui de la empresa, monte mi propio negocio. Esa fue la única relación que tuve con un hombre. Nunca mas lo hice hasta ahora que tengo 27 años.
Ah, me olvidaba de comentarles.
También gane muchísimo dinero
Mi nombre es Claudio, tengo 27 años y soy heterosexual, pero tuve una vez una relación con un hombre que duró unos 6 meses y les voy a contar como fue.
Tenía en ese entonces 17 años, comenzaba a trabajar en una empresa. El primer día me presentaron al Director del área en que trabajaría. Su nombre era Fernando, tenía 50 años, alto buen porte, corpulento, de 1,85 mts., un tanto excedido en kilos, digamos unos 95 o 100, era casado con 2 hijos. Además de Director, era socio de la empresa. Yo por mi parte era de contextura media, 1,70, muy delgado, pesaba 65 kg.
Me presente y me atendió amablemente, tuve una conversación de aproximadamente media hora, e inmediatamente me puse a trabajar.
Mi tiempo se repartía entre el trabajo y la universidad. No tenía novia, solo había tenido 3 o 4 relaciones sexuales desde los 16 años que debuté. Pero a decir verdad no ligaba nada, y estaba en permanente estado de calentura.
Trabaja a diario con entusiasmo y esporádicamente veía al Director, que siempre estaba de reunión en reunión. Se notaba que ganaba muy bien, por la ropa que usaba. Lo debo haber visto unas 3 o 4 veces en ese tiempo. Siempre se dirigía a mi en forma amable como con el resto de mis compañeros, pero en una actitud distante.
Un día fuimos a jugar un partido de fútbol, y al término del partido nos fuimos a duchar. Me metí en una ducha, comencé a bañarme y en la ducha de enfrente se mete el Director. Comenzó a bañarse también, me saludó y comencé a mirarle la pija, era enorme, me quede por poco hipnotizado. Fue algo raro, nunca había mirado a un hombre, nunca se me había pasado por la cabeza tener contacto con alguien de mi propio sexo. Cuando levanté la vista, el me estaba mirando y se sonrió.
Que papelón dios mío!!!!!!, se dio cuenta que lo estaba mirando!!!!!! Me di la vuelta y me puse de espaldas a el, no se por que cosa, luego de un momento, giré otra vez para mirarlo. S e estaba agarrando el pene, como haciéndose una paja, me miraba y sonreía. Pese a eso, me quedé fijo mirando su terrible tranca. Esta había crecido, estaba totalmente parada, era enorme, dura, venosa, de un color bien oscuro. Miré para abajo otra vez, pero al rato nuevamente levanté la vista, el me estaba mirando, con una mueca de suficiencia. En ese momento tomé conciencia de la situación, yo también la tenía parada, y el me miraba mi pija erecta. De inmediato cerré la ducha, me tape con una toalla y salí del baño.
Cuando llegue al vestuario el se situó a mi lado, bajó su toalla, me miró y se miró su pija, dios mío, que ejemplar, debía medir como 18 centímetros, pero lo que mas me llamaba la atención era su grosor. Debería tener como 4,5 cm. de diámetro. Ahora la tenía mas cerca, casi se la agarro, pero me contuve, me cambié rápido. Un compañero mío se ofreció a llevarme y acepté. Fernando (el Director), me dijo: Claudio, yo te puedo alcanzar, vivimos cerca. Yo no le contesté y literalmente me escapé del club de fútbol.
Casi no pude dormir esa noche. No podía sacarme de la cabeza la imagen de su pene. Dios mío que fijación. Nunca me había ocurrido esto.
Al otro día fui a trabajar, llegue temprano. El llegó una hora mas tarde que yo. Estaban redecorando su oficina, con lo cual tuvo que correr su escritorio fuera de la misma. Estaba en la sala en la que trabajábamos todos. Me estaba mirando todo el tiempo, yo de tanto en tanto dirigía la mirada donde el estaba y cuando me cruzaba con su mirada, bajaba la vista.
Que momento!!!!!!!Estaba muy nervioso!!!!!!
No teníamos oportunidad de hablar, había mucha gente, por suerte no tenía su oficina, de otra forma, ya me hubiera llamado para conversar.
En un momento determinado, viene hacia donde estaba yo y como ojeando unos papeles, me dice:
Tenemos que hablar So….. sobre qu…. que te….. tema, dije tartamudeando Me miró fijo y sonriendo, y me dice: Vamos, Claudio, vos sabes de que te quiero hablar.
Dios mio!!!!!!, no podía escapar. Me maldije por haberle visto la pija el día anterior, si no lo hubiese hecho, ahora no me estaría acosando. Como zafar de esto!!!!!!!! Te espero en la cochera a las 18.00, tomamos un
café y arreglamos todo. Me dijo en un tono autoritario.
Tengo que ir a la facultad, le dije en forme débil.
Claudio, hoy no tenés facultad, tuviste ayer a la mañana, averigüe tus horarios en recursos humanos, va a ser mejor que estes a las 18.00 en la cochera.
Bu…. bueno, atiné a balbucear.
Los minutos, las horas pasaron volando, tenía mucho miedo de lo que sucediera en la reunión. El corazón me latía a mil. Se me secaba la boca, transpiraba mi cuerpo, por momentos un frío recorría mi espalda, y por momentos me sentía acalorado.
Llegó la hora de ir a la cochera, traté de continuar trabajando para demorar un poco el encuentro, pero a las 18.05, la secretaria del Director me dijo que el me estaba esperando. No me daba tregua, era implacable.
Llegue a la cochera y estaba esperándome en el auto. Un BMW azul, subí, tenía tapizado de cuero, muy lindo. Hola Claudio, me dijo con una sonrisa, y salimos a la calle. Permanecimos sin hablar todo el trayecto. Nos dirigíamos a la avenida del Libertador. El tenia un semblante neutro, ni contento, ni triste, serio, pero tranquilo. Como podía estar tranquilo, yo estaba desesperado de la angustia. Llegamos a un bar. Paró el auto en la calle y entramos. Buscó una mesa apartada. Nos sentamos. Pidió un whisky con una picada. Yo pedí un jugo de naranja, me sentí un tanto estúpido con mi pedido. Aguardamos en silencio, el ambiente era tenso, no me miraba fijo, pero tampoco me evitaba. El estaba como si fuésemos a hablar del partido de futbol del domingo.
Una vez que llegó el pedido y el mozo se alejó. Me dice:
- Bueno Claudio, que hacemos?
- Usted, que quiere hacer, le contesté.
- Yo te quiero romper el culo, me dijo sin pestañar.
- Así directamente, dije yo
- Si, hay que llamar a las cosas por su nombre, me contestó.
Yo me puse colorado, y miré fijo a la mesa, sinceramente sospechaba que esta sería su propuesta, pero hasta que no lo dijo, parecía ficción. No creía que fuera a proponérmelo de esta forma tan cruda.
Y Claudio?, aceptás, o no?. Tengo un departamento en este edificio arriba del bar. Vamos, dale. Lo vamos a pasar bien, te lo prometo.
Noooo, de ninguna manera, esta loco, por quien me tomó.!!!!, es una locura!!!!!!
Vamos, bebé. En el vestuario no podías sacar la vista de mi verga, ahora no te hagas el importante. Te morís de ganas de tener mi tranca adentro.
No, señor, no, se lo juro.
Claudio, me interrumpió. No me gustan estos planteos, querés o no?. Si me decis que no, te pido disculpas y asunto terminado. Paro mirá que se termina aquí. Nunca mas se te ocurra que vas a tener la menor posibilidad de que te la ponga. Me voy al departamento a dejar unos papeles, cuando vuelva en 15 minutos, quiero una respuesta. Entendiste!!!!!. Dijo subiendo el tono.
Se fue del bar y me dejó solo.
Hasta ese momento no había evaluado seriamente la posibilidad de acostarme con el, pero este planteo era claro, crudo, casi cruel. Yo vivía caliente, y no conseguía mujeres para acostarme. Después de todo era una posibilidad concreta de sexo, distinto, con un hombre, pero no era mejor estar con un hombre que no tener ningún contacto?. Estaba como seducido, Fernando, su cuerpo, su pija, el auto, su empresa, dinero, el bar, el departamento. Estaba exitadísimo, era una buena posibilidad de sacarme la calentura permanente que portaba.
Pero había un detalle no menor, no había dudas de quien sería el pasivo, sabía por comentarios que el sexo anal dolía, algunos decían que mucho, otros que poco, pero con esa tremenda verga!!!!!, no podía ser fácil.
Estaba pensando esto cuando llegó.
Y, Claudio?, te vas a dejar romper el orto?
Me molestaba esa crudeza en el lenguaje, pero me exitaba también, parecía que disfrutaba siendo grosero.
Disculpe, no voy a negar que me llamo la atención verlo desnudo, pero disculpe nuevamente, es que temo que vaya a dolerme mucho. Su miembro no es precisamente chico.
Mi lenguaje respetuoso, contrastaba con su lenguaje callejero.
Ah, entiendo, o sea que sos virgen? Si, conteste a secas.
Mirá Claudio, no te voy a mentir, no te voy a decir que no te va a doler porque es mentira, pero si que haré lo mejor para hacértelo suave. Dentro de lo posible. Pero romper un culito virgen con mi tranca y pretender que no duela, no es tarea fácil.
Por ahí podemos
hacer algo oral, con masajes de dilatación las primeras veces, a ver como me siento, dije en tono resuelto.
Claudio, yo se que debes haber leído eso en algún libro o revista. Pero si yo estoy con vos en la cama, va a ser para hacerte tragar mi pija hasta la garganta. No creo que pueda hacer una franela tan larga como los libros aconsejan.
Entiendo, lo puedo pensar?, contesté.
Si, por supuesto. Hoy es Martes, el Viernes te espero a la mañana en mi oficina, que ya va a estar lista, con la respuesta. Te adelanto que voy a tener todo preparado para ese día.
Sin contestar me quedé en silencio, terminamos ambos tragos, y me acercó hasta mi casa.
Los días transcurrieron con este pensamiento, pensé, pensé, pensé y pensé. Por momentos estaba decidido a hacerlo, pero por momentos me daba pánico, y me parecía que era una locura. Estaba mas convencido de no hacerlo que de hacerlo, pero cuando recordaba que no me iba a dar otra oportunidad, temía arrepentirme. Y luego de eso no tendría chances.
La decisión final fue rechazar la propuesta, siendo consiente que podría llegar a arrepentirme.
A la mañana del Viernes me desperté sin dudas sobre lo que iba a hacer, no aceptar. Llegue a la empresa, y cuando entro al área en la que trabajo, la secretaria me dice:
Te espera Fernando en su oficina.
No me daba pausa. Igualmente hice un poco de tiempo, me serví un café y fui a su oficina. Me senté en uno de sus amplios sillones y lo miré a los ojos. Estaba tranquilo. Le pediría disculpas por el mal entendido y luego todo como si nada.
Y, Claudio, que decidiste?, me dijo yendo directo al grano, tal cual su estilo.
Señor, le pido disculpas por el mal entendido, soy el único culpable del episodio, me comporte de manera extraña en el club de fútbol, y lo hice confundir con esta actitud. Le pido nuevamente disculpas, pero debo rechazar su propuesta. Dije con tono firme, en voz alta, me sorprendió a mi mismo la resolución con la que hablé.
El asintió, me pidió disculpas también por el mal momento, se levantó de su sillón, pensé que iba despedirme de su despacho. Fue hacia un armario, tipo caja fuerte y mientras buscaba algo, me dijo:
Me han dicho que estas por comprar un auto.
Me sorprendió el comentario, pero pensé que quería romper el hielo cambiando de tema. En eso saca un sobre de papel madera del armario, y se vuelve a sentar.
Si, bah en realidad es una pretensión un poco elevada, ya que el auto que quiero cuesta $15.000 y solo cuento con $5.000.
El auto que te gusta es nuevo?, me contestó.
Jajajaja, noooo, disculpeme, pero uno nuevo vale $30.000, yo gano $500.
Tomá este sobre, es para vos, me dijo dándome el sobre.
Lo abrí. Eran 4 fajos de billetes, rápidamente me di cuenta que eran $40.000. Una cifra impensada para mi.
Comprate un auto nuevo.
Pe.. pero señor, esto es mucho, dije de inmediato.
No para mi, Claudio, te espero en la cochera a las 18.00, en punto.
Ah, entiendo, señor. Hice una pausa.
Los dos permanecimos en silencio un largo rato, nos mirábamos a los ojos. Un calor tremendo recorrió mi cuerpo y llego a mi cara que se puso roja. No había mas nada para decir.
Se levant ó para despedirme.
A las 18.00, Claudio, trata de ser puntual, dijo con tono resuelto.
Me molestó su seguridad de que estaría a las 18.00 en la cochera.
Antes de cerrar la puerta, le pregunté: No tiene miedo que me quede con este sobre? No, contestó a secas.
Si, por supuesto. Hoy es Martes, el Viernes te espero a la mañana en mi oficina, que ya va a estar lista, con la respuesta. Te adelanto que voy a tener todo preparado para ese día.
Sin contestar me quedé en silencio, terminamos ambos tragos, y me acercó hasta mi casa.
Los días transcurrieron con este pensamiento, pensé, pensé, pensé y pensé. Por momentos estaba decidido a hacerlo, pero por momentos me daba pánico, y me parecía que era una locura. Estaba mas convencido de no hacerlo que de hacerlo, pero cuando recordaba que no me iba a dar otra oportunidad, temía arrepentirme. Y luego de eso no tendría chances.
La decisión final fue rechazar la propuesta, siendo consiente que podría llegar a arrepentirme.
A la mañana del Viernes me desperté sin dudas sobre lo que iba a hacer, no aceptar. Llegue a la empresa, y cuando entro al área en la que trabajo, la secretaria me dice:
Te espera Fernando en su oficina.
No me daba pausa. Igualmente hice un poco de tiempo, me serví un café y fui a su oficina. Me senté en uno de sus amplios sillones y lo miré a los ojos. Estaba tranquilo. Le pediría disculpas por el mal entendido y luego todo como si nada.
Y, Claudio, que decidiste?, me dijo yendo directo al grano, tal cual su estilo.
Señor, le pido disculpas por el mal entendido, soy el único culpable del episodio, me comporte de manera extraña en el club de fútbol, y lo hice confundir con esta actitud. Le pido nuevamente disculpas, pero debo rechazar su propuesta. Dije con tono firme, en voz alta, me sorprendió a mi mismo la resolución con la que hablé.
El asintió, me pidió disculpas también por el mal momento, se levantó de su sillón, pensé que iba despedirme de su despacho. Fue hacia un armario, tipo caja fuerte y mientras buscaba algo, me dijo:
Me han dicho que estas por comprar un auto.
Me sorprendió el comentario, pero pensé que quería romper el hielo cambiando de tema. En eso saca un sobre de papel madera del armario, y se vuelve a sentar.
Si, bah en realidad es una pretensión un poco elevada, ya que el auto que quiero cuesta $15.000 y solo cuento con $5.000.
El auto que te gusta es nuevo?, me contestó.
Jajajaja, noooo, disculpeme, pero uno nuevo vale $30.000, yo gano $500.
Tomá este sobre, es para vos, me dijo dándome el sobre.
Lo abrí. Eran 4 fajos de billetes, rápidamente me di cuenta que eran $40.000. Una cifra impensada para mi.
Comprate un auto nuevo.
Pe.. pero señor, esto es mucho, dije de inmediato.
No para mi, Claudio, te espero en la cochera a las 18.00, en punto.
Ah, entiendo, señor. Hice una pausa.
Los dos permanecimos en silencio un largo rato, nos mirábamos a los ojos. Un calor tremendo recorrió mi cuerpo y llego a mi cara que se puso roja. No había mas nada para decir.
Se levant ó para despedirme.
A las 18.00, Claudio, trata de ser puntual, dijo con tono resuelto.
Me molestó su seguridad de que estaría a las 18.00 en la cochera.
Antes de cerrar la puerta, le pregunté: No tiene miedo que me quede con este sobre? No, contestó a secas.
Seguí trabajando, la realidad era muy fuerte, me sentía humillado, como una prostituta, me dejaría partir el culo, por una suma de dinero. Importante por cierto, me sentía con poder también. Un hombre estaba dispuesto a pagar semejante suma a cambio de mi virginidad.
Llegue a la cochera 7 minutos antes de lo convenido, me apoyé sobre el auto para esperarlo. El llegó a las 18.00 en punto. Le gustó que lo estuviera esperando, pero no dijo nada.
Subimos al auto, y salimos para su departamento. Nadie emitió ningún tipo de sonido. Yo estaba nervioso, asustado, el corazón me latía a mil. Pero no podía hacer nada, era tarde. Como un jugador de ajedrez Fernando movió las piezas con precisión. Me dominó por completo. Jugó conmigo desde el principio sabiendo cual sería mi próximo paso. Me rendí ante el. El me dominaba, y
en pocos minutos me sometería a sus deseos. Me llevaría al punto mas bajo, me vejaría, sería un objeto a su merced.
Llegamos al departamento más rápido de lo que hubiese deseado. Subimos al ascensor. Todo el trayecto en silencio. Entramos al departamento, era un lugar preparado para el placer. Espejos, decoración, alfombras mullidas, una cama enorme. Este era el lugar donde satisfacer sus caprichos. El estaba acostumbrado a esto.
Sin decir nada comenzó a sacarse la ropa, me miró de una forma en la que entendí que debía hacer lo mismo. Quedamos ambos desnudos por completo. Su pene amenazante apuntaba a mi. Era exageradamente grande, había olvidado en estos días el tamaño. Se sentó sobre la cama, y me indicó que me arrodillara en el suelo. Estaba claro que es lo que debía hacer. Sin preámbulos tomé su verga con la mano y me lo metí en la boca. La tuve que abrir bien grande. Y comencé a chuparlo, como algunas mujeres me lo habían hecho a mi. Lanzó un suspiro. Eso me indicó que estaba haciendo las cosas bien. Seguí chupando, y chupando y chupando. El estaba en las nubes. Gemía, gozaba, respiraba fuerte. Me sentí poderoso manejando su placer.
Luego de un momento, me aparta la cabeza y me indica que suba a la cama. Me pone boca abajo, me hace abrir las piernas y comienza a chuparme el culo. Me metía la lengua bien adentro. Que rico estaba. Me gustaba mucho eso. Yo también gemí, me estaba aflojando, era un placer nuevo, diferente. Luego se detuvo, abrió la mesita de luz, sacó un pote de crema lubricante. El momento tan temido, había llegado. Cumpliría con este sacrificio al que el destino me había enfrentado. Mi cuerpo y mi alma estaban entregados a los caprichos de este macho que iba a poseerme.
Comenzó a lubricarme, a dilatarme. Primero por la superficie del agujero, luego metió un dedo, luego dos, mas tarde tres. Sabía hacer el trabajo, cuantas veces lo habrá hecho, con cuantos habrá experimentado, esto que para mi era tan especial, lo sería para el?, o acaso era solo rutina?.
Luego de un rato, me sentí dilatado, estaba caliente también, quería salir corriendo de ese departamento, pero también quería saber como seguía. Me hizo abrir mas las piernas, me colocó un almohadón debajo del vientre y se recostó encima mío. Su cuerpo era pesado, me aplastaba contra la cama, me quitaba el aire, me exitaba tambien. Tener ese ejemplar, ese cuerpo encima mío, dominándome, pero también gobernado por mi, por el deseo que yo le despertaba.
Me susurró al oído desde atrás.
- Estas listo?
- Dale, le contesté.
En ese momento pensé que era la primera vez que lo tuteaba, que tontería pensar eso en este momento.
Apoyó la punta de su verga en mi culo, se quedó quieto por un momento, mis esfínteres comenzaron a abrirse, la poronga comenzó a deslizarse. Me abría mis músculos, me dolía mientras se deslizaba, dolía bastante, era muy grande y muy gruesa. Se deslizó por completo de una vez, pero lentamente. Llegó hasta el final. Lo sentí en mis entrañas. Dolía, dolía mucho. Lancé un grito ahogado de dolor. El se detuvo, estaba dentro de mi pero sin moverse.
Te duele, me dijo Si, me duele mucho, alcancé a suspirar.
Te lo saco?, preguntó.
Estuve unos segundos sin contestar, que sentido tenía. El no iba a desistir, me penetraría con su gran nabo otra vez, y yo no quería pasar nuevamente por la penetración.
No, le conteste, dejala. Quedate así un poco.
El se quedó inmóvil por un momento. El dolor iba pasando, no era tan punzante como al principio, me estaba acostumbrando a ello. Pensé que ya estaba para más. Lo animé a seguir.
Dale, Fernando, cogeme, dale, cogeme.
Ya no te duele, me preguntó.
Si, me duele, pero me gusta, cogeme, damelo, damelo.
Esto lo animó, con ritmo lento, comenzó a taladrarme mi agujero hasta hacer segundos virgen. Siguió y siguió empujando, y gemía y respiraba con un ritmo cada vez mas agitado.
Dolía cada vez menos y me gustaba cada vez mas.
Dale Fernando, cogeme, cogeme que me gusta, dame tu vergota, partime en dos el culo.
Si, putito, si que te voy a coger, sos un putito que se deja coger por plata, bien que se te habrió el culito cuando viste los billetes.
No me gustó este comentario, per
o me dio un morbo que me puso a mil. Y me animé a seguir su juego.
Si, me gusta que me cojas por dinero, si queres cojerme ponete con la plata, paga si queres un putito virgen.
Mis palabras lo pusieron como loco, comenzó a darme duro, a cogerme con mas fuerza. Me gustaba esto, es como que el control estaba cambiando de manos, ahora lo tenía yo, lo estaba volviendo loco de deseo.
Me seguía taladrando con su enorme tranca, y me daba y me daba y me daba y yo lo animaba y el me decía cosas al oído. La calentura iba en aumento hasta que me dice:
Me vengo Claudio, me vengo, ya no aguanto Esas palabras me calentaron mucho, dale papi, dame tu lechita, llename el culito de tu lechita, dale papi, cogeme, cogeme fuerte que yo me vengo tambien, dame tu pija dura, damela.
Siiiiiiiii, siiiiiiiii, siiiiiiiiii, Ohhhhhhh, ohhhhhhh, ohhhhhhhh Ayyyyyy, ayyyyyyyyyyy, ayyyyyyyy Ahhhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhh
Ambos gritabamos al unísono, estábamos en éxtasis total. No existía en el mundo nada mas que nuestro placer. La copula, la lujuria, el placer, todo en este dúo de hombres uno jóven, el otro maduro, uno corpulento el otro pequeño. Uno poseyendo al otro, gobernándolo, sometiéndolo, el otro entregado, rendido, humillado, vejado, pero también dominándolo, dominando a la fiera, quien con su carne jóven y fresca es presa del descontrol de su verdugo que lo lleva al sacrificio para satisfacer sus caprichos.
Fue una experiencia inolvidable, ambos gozamos como locos, fue mas que sexo, fue una lucha de poderes. Fueron dos hombres llevados al estado mas primitivo del deseo que utilizaron sus armas, el dinero, el glamour, el poder, la experiencia, la fuerza física, el lujo por un lado y por el otro la inocencia, la seducción, la belleza, la debilidad, por el otro.
La relación con Fernando duró unos 6 o 7 meses, lo hacíamos 2 o 3 veces por semana. Yo le puse fin a la relación. Comencé a tener éxito con las mujeres, me fui de la empresa, monte mi propio negocio. Esa fue la única relación que tuve con un hombre. Nunca mas lo hice hasta ahora que tengo 27 años.
Ah, me olvidaba de comentarles.
También gane muchísimo dinero
2 comentarios - [gay] mi jefe me hizo su perra.