You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Ponis

El lugar era amplio y sorprendentemente cálido. El calor provenía de fuegos de gas como los que había en el gimnasio de su vieja escuela. Colgaban mediante gruesos tubos de acero negro de la bóveda de ladrillo y, balánceandose de cada uno, había cadenas con anillos en su extremo para controlarlos.

'Todo a juego' pensó '¡Incluso las estufas son sumisas!'

Ahora estaba muy nerviosa por estar dentro con otras personas.

Una guapa camarera con una falda corta de volantes les saludó y tomó sus abrigos antes de llevarles a una mesa. Peter pidió dos capuchinos y la camarera hizo una reverencia y se fue rápidamente.

Lucinda estaba fascinada. Aunque la sala estaba bastante vacía, la gente charlaba animadamente, dándole un aire de excitación. Miró alrededor.

El 'bar' era un conjunto de cuatro mesas redondas de plástico blanco y unas pocas sillas incómodas a juego. Eran de esas tan escurridizas que acabas colgando de los riñones si intentas inclinarte hacia atrás. Se colocó en el borde.

Había una capa de raíles bastos entre las mesas y la puerta grande pero se dio cuenta de que dos de las mujeres recién llegadas a la fiesta, mantenían las largas capas que llevaban mientras ellas y sus acompañantes pasaban con prisa por una puerta encortinada situada en la pared a la izquierda del arco.

'La mayoría de los Propietarios habrán traído aquí a los Ponies con tiempo para dejar que se serenen' le susurró su amante. 'Los menos experimentados pueden estar muy asustadizos ante el acontecimiento'

'¿Un acontecimiento?' preguntó.

'Sí.' Continuó, 'esta noche se celebra uno de los principales espectáculos. Los mejores Ponies ganan trofeos y medallas. Son muy apreciados'

'¿Cómo en un festival equino normal?'

'Completamente, Los miembros se toman esto muy en serio. Tener un Pony ganador es un gran honor para un Propietario y una propaganda enorme para el Entrenador. Tals Propietarios y Ponies solicitan a los Entrenadores ganadores de premios. Los Entrenadores estrella solo dedican su tiempo y cuidados a los pocos Ponies de los que sienten que tienen potencial de ganadores.'

Esto la hizo sentirse ligeramente incómoda.

'¿Quieres decir que los Propietarios no entrenan a los Ponies?'

'Seguro, la mayoría lo hacen, pero solo pueden llegar hasta un punto. Además, un Entrenador es mucho más objetivo, él o ella puede aplicar una disciplina que muchos Propietarios encontrarían difícil aplicar.'

La miró y dijo con cuidado mientras ponía las manos sobre la mesa.

'Sólo utilizaría un Entrenador estrella para un futuro Pony de mi propiedad.'

Le devolvió la mirada y sintió que el rubor calentaba sus mejillas.

'¿No piensas que otro haga uso de mí... esto, del Pony quiero decir?'

…l sonrió y apretó sus manos.

'Sólo quiero lo mejor para quién amo.'

Ella tragó saliva.

'No querría decepcionarte' dijo tranquilamente, dándose cuenta de que no sólo había aceptado su invitación de convertirse en su Pony sino también que dijera que la amaba.

…l subió sus manos hasta los labios y besó suavemente las puntas de sus dedos.

'Nunca lo harías' sonrió.




'Aunque este asunto del sadomasoquismo aún me preocupa' añadió, 'Aún recuerdo lo nerviosa que me puse esa vez y como nos puse en un aprieto a ambos.'

…l asintió y se inclinó para besarla en los labios.

'Nunca volveré a ir demasiado deprisa para ti, querida, eso también me enseñó a ser más cuidadoso.'

Siguió,

'Además ahora estoy preocupado. ¿Quieres decir que no te gustan los juegos a los que jugamos?'

'¡Oh, no! Quiero decir, sí, los adoro' sonrió y frotó su pie en su pantorrilla bajo la mesa, 'Todo lo contrario. Me has mostrado placeres que no sabía que existieran y te estaré eternamente agradecida por ello.'

La camarera volvió con sus cafés, Peter le pagó y ella sonrió y repitió su pequeña reverencia balanceándose sobre sus altos tacones. Lucinda se dio cuenta de que Peter se comía con la vista su trasero.

'Eh, ¡deja de mirar!' se rió ella.

'No es mi tipo' replicó Peter con suavidad.

Momentos más tarde levantó suavemente la barbilla de Lucinda mientras ella clavaba también la mirada en el trasero lleno de volantes de la camarera.

'¿Qué decías cariño?'

Lucinda tragó saliva y continuó,

'Es precisamente esa vieja bobada que tenía...'

'¿Te refieres a la bobada de Cómo-puede-querer-hacerme-eso-a-mí?' preguntó.

Ella asintió y se mordió el labio, sintiéndose tonta.

Le sonrió y le acarició la mejilla.

'Querida mía. Te amo muchísimo. Eres la cosa más preciada en mi vida y constantemente me pregunto '¿Por qué a mí?'. Comprende, por favor, que nunca jamás haría algo que te hiriera o te dañara con lo que no estés de acuerdo.'

'Lo sé. Lo sé. Pero... ¡Oh! Mierda, no sé como colocar esto' se tomó un respiro. 'Es que siempre me han enseñado a respetar mi cuerpo y cuidar de él, a veces pienso que esto es desear dañarlo y no puedo soportar pensar que tu quisieras hacer eso.'

Se sintió horrible pero lo había dicho. Intentó retener sus lágrimas.

Obviamente él estaba muy afectado y la miró sin decir nada durante lo que parecieron siglos.

'¡Oh Dios! Me la estoy cargando' pensó, 'Por bocazas y por mis estúpidas ideas voy a destruir otra relación'

…l recogió una lágrima nada más formarse en la comisura del ojo, lamió su dedo y sonrió.

'Por favor, créeme cuando digo que nunca haría o pensaría en hacer daño a tu adorado cuerpo de ninguna manera. Deja que me explique...'

Le encantaba enrollarse y a ella le encantaba escucharle, la mayoría de las veces.

'Nuestros cuerpos con las extensiones físicas de nuestras mentes. Los usamos para comunicarnos con los otros de todas las formas posibles. ¡A mucha gente aún le cuesta entender esto!'

Le hizo una carantoña y siguió...

'Cuando tú me dejas hacer cosas a tu cuerpo estas compartiendo indirectamente conmigo una parte de tu mente que poca gente percibe que se puede compartir. Parte de tu 'interior' si quieres. La parte a la que uno se retira cuando las cosas vienen mal. Lo encuentro una de las cosas más íntimas y excitantes imaginable. Verte cuando vas a la deriva y te deleitas en ese espacio es increíblemente erótico y la fe que supone es probablemente el mayor regalo que uno puede dar. ¿Te parece que tiene sentido?'

Sintió cómo una gran ola de comprensión y alivio la bañaba. Había conseguido expresar lo que ella sentía, eso era todo, y disipar las preocupaciones que tenía de que fuera egoísta 'retirarse' como él lo expresaba. Besó sus dedos y saboreó la sal de sus lágrimas.

'Oh, amor mío, quiero compartir eso, sabes lo mala que soy diciendo estas cosas. Si puedo darte eso con mi cuerpo me hará muy feliz. Probablemente lo más feliz que haya sido nunca.'

Sonrió y ladeó la cabeza.

Ponis

0 comentarios - Ponis