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Mi madre paso a ser mi mujer (13) (para +18)

( CONTINUANDO LOS RELATOS ANTERIORES )

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(Recordemos que el viernes mi mis amigos y los madrileños habían gozado muchas veces de mi madre)

Al día siguiente, sábado, cuando abrimos los ojos, mi madre ya había marchado, había madrugado y eso que no nos levantamos demasiado tarde. Salimos a desayunar y nos encontramos con los tipos de Madrid, los cinco somnolientos.

No pude por menos que pensar que estos cinco jóvenes que estábamos renqueando de sueño aún teníamos en nuestras pollas el recuerdo de mi madre, una cuarentona, una hembra que se llevaba al menos dos lechadas de cada uno, y Sergi y Armando, tres, y en pocas horas. Doce lechadas en mi querida madre. ¡Vaya hembra!

Siempre había sido así ella, generosa y sin límites en su sexualidad. Promiscua como ninguna, sin manías para mamar o joder con pollas nuevas. Pero yo me había enterado ahora, la verdad es que me excitaba pensar en que durante toda la vida, cuando mi madre era la mamá cálida y protectora que cuidaba su familia, el alma del hogar siempre alegre y trabajadora, cuando nos ponía la cena a todos, iba follada esa misma tarde por cualquier tipo que había tenido la suerte de encontrársela a punto, que esa boquita que nos besaba había estado hace poco tragando cualquier polla, y un tipo había gozado de ella dejándole degustar su leche de macho suertudo.

Con lo que le gustaba ser una buena madre y esposa, hacía poco que algún cabrón sabía que era una puta.

Y ahora era mi puta. Me sentí excelente y con una autoestima bestial por que una superhembra como mi madre, que había tenido tantísimas pollas, igual me quedaba corto si digo que más de cien, me elegía como su macho preferido, su hombre y su preñador. Y el único al que había dejado que le diera por el culo. Amor de madre y vicio de puta.

Aunque en la mente de todos estaba la ración de sexo del dia anterior, no comentó nadie nada, como si fuera normal.

Decidí irme a la playa, no tanto por el agua y el sol como por encontrarme con la chica de la tienda de al lado. A ver si conseguía hablar a solas y planear cómo me la podría tirar. La noche anterior habíamos tenido una conversación breve pero jugosa, cuando volvía con mi madre, pude constatar que le fascinaba, le atraía lo que vivía mi madre, pero seguramente necesitaba un empujoncito.

Cuando nos vio venir, yo creo que nos estaba esperando con la excusa de ir al baño, le pidió a mi madre disculpas por lo maleducado de su marido, y que supiera que ella la envidiaba por su valentía y naturalidad.

Aproveché para decirle que era muy bonita y que podría tenerlo todo como mi madre. Ella enrojeció, y me dijo flojito, que era cobardica y no se atrevería, pero le contesté que ya le ayudaría yo. Mi madre sonrió y nos despedimos.

- Esta chica tiene ganas de un buen meneo, hijo – me dijo al oído – y es muy simpática. Ya veras como ella encontrará el momento…

Mi madre se quedó allí y ella y yo fuimos hacia las tiendas, ella me miraba de reojo, yo sonreía. Algo la reconcomía, no podía más…

- Roger…-la miré- no, no, nada…

- Di mujer, que no pasa nada.

- Venías de bañarte con tu madre…

- jejeje, ¿qué quieres saber, guapa? No te de corte..

- Uff es que tengo curiosidad…jo, pero…es igual.

- Quieres saber si me he follado a mi madre…

- Jo, ¡no qué va!…bueno…sí, es eso, ¿lo habéis hecho? –se había sonrojado

- Sí, guapa, nos hemos metido un polvazo de órdago en la playa. Le gusta mucho mi polla.

-Joder, tío, con tu madre, ella sí que sabe vivir…vaya morbo.

- ¿No te gustaría probar?

- Ufff no, no, estoy recién casada.

- ¿Y qué? – ya llegábamos a las tiendas y su marido la estaba esperando, así que nos despedimos formalitos y cada uno a la suya.

Así que me quedé con ganas de probarla. Y fui a la playa. Allá estaban los dos, tendidos al sol. Me situé un poco alejado pero no tanto como para que no me vieran y nos saludamos. Naturalmente, me despeloté, en esa playa se podía hacer nudismo. Enseguida ella se fijó en mi polla, eso es lo que quería.

A esa distancia, podía ver sus curvas, sus caderas amplias y su cinturita, llevaba bikini, y ella era consciente de mi mirada de deseo. Sus pezones estaban bien duros. Se me puso un tanto morcillona. Mientras su marido dormitaba, ella miraba mi polla y yo su cuerpo, en varias ocasiones cruzamos la mirada, sin decir nada, había lujuria allí.

Cuando el marido se levantó para ir a bañarse decidí pasar a la acción. Yo también me levanté para bañarme pero antes me acerqué a ella, aunque no demasiado, para que pareciera una conversación informal.

- Uff, guapa, qué preciosa eres, vaya cómo me pones – ella se sonrojó ligeramente – voy a tener que enfriarme en el agua

- Eres…eres…un…caradura – pero sonrió ligeramente.

- Voy decirle a tu marido que me voy a tirar a su mujer, hasta luego.

- ¡No, por dios! – enseguida se dio cuenta de la broma – eres…un demonio.

Lo que hice fue muy diferente, nadé hasta él y le saludé, charlando de lo preciosa que es esa playa, le metí la idea que bucear por las rocas hasta la isleta vecina era una pasada.

- Joder pero no tengo equipo – me dijo

-Coño, si alquilan equipos en el camping por horas, con traje de neopreno y todo para que puedas hacerte un par de horas sin pasar frío.

La idea le gustó y me aseguró que lo preguntaría.

- Lo mejor es con el sol de la tarde, antes de que caiga – le “informé”.

Me ahorro todos los demás detalles. A la tarde, después de comer y una breve siesta, en la que, por cierto, le echó un polvete a su mujer, lo oímos, ya lo teníamos con el equipo allí, emocionado y contento, deseando bucear y ver el fondo del mar. Por supuesto, le animé y me alegré por él, claro. Su mujercita tenía sueño y se quedaba un rato más en la siesta. Cojonudo.

Así que cuando ya hubo marchado, esperé un rato para eliminar que hubiera algún imprevisto y, sin más, fui a su tienda y llamé.

- Guapa, estás ahí, por favor que tengo un problema, a ver si me puedes ayudar.

Abrió la cremallera, cubriéndose a penas con un pareo que sujetaba con la mano, en cuclillas, pero a todas luces desnuda.

- ¿Qué pasa? Estaba durmiendo. ¿Qué problema tienes?

- Necesito que me ayudes, es algo muy especial, déjame que te lo explique – hice intención de pasar dentro y ella, dudó, me miró, y se apartó para dejarme, yo iba solamente con un bañador ajustado que no disimulaba una semierección.

Se me puso enfrente medio sentada de lado, aún cubriéndose, y yo de rodillas ante ella.

-¿Qué es eso tan especial?

- Tú, guapa, te necesito, necesito estar contigo, necesito tenerte, necesito darte placer, hacerte mía, sentirte gemir y gozar como nunca, que sepas como goza mi madre, quiero beber de tus labios sensuales mientras te penetro, necesito una hembra como tú, fantástica, preciosa. Tienes que ayudarme.

Se quedó mirándome asombrada de la perorata tan directa. Se sonrojó.

-Pe-pero si…sólo eres un chaval y yo…yo…estoy recién casada…como eres así…No debo, es engañar a mi marido…y no está bien …no

- Aún tardará lo suficiente, pero tampoco puedes pensártelo mucho, aprovecha – me bajé el pantalón – mira, es tuya, toda tuya,…y está deseando la mujer más preciosa de esta parte del mundo… - ella bajó la mirada a mi polla semierecta ya – no me digas que no te apetece. ¿Te gusta?

- No…no puedo, no puede ser… - le agarré una mano y se la llevé a mi polla, no se resistió, la agarró suavemente – ufffffff…es..es…muy gorda…mucho más que la de mi marido…

Le puse la mano en la cabeza y la atraje hacia mi lentamente, mirándola a los ojos, y la besé suavemente en los labios mientras su mano estaba agarrando mi polla, notando como iba endureciéndose más.

-Es tuya, preciosa, si te gusta – volví a besarla pero esta vez le metí la lengua y ella me respondió, poco a poco más entusiasta, hasta empezó a meneármela suavemente. Se apartó un poco y me miró.

- Dios…la tienes enorme…Debo estar loca por hacer esto…y con mi marido por ahí…es indecente…

- No te preocupes por él, tardará un poco. Concéntrate en gozar de una buena polla como mereces…disfruta como una guarra…suéltate, a ver esas tetas, - Dejó caer definitivamente el pareo y se me mostró desnuda, llevó también la otra mano a mi polla – ummmm, qué buenas tetas, me voy a pegar un banquete contigo, preciosa –le metí mano al coño, un coñito con muy poco bello, pronunciado, ella gimió mientras le acariciaba, se incorporó de rodillas y se abrió para facilitarme la caricia – un buen coño para mi rabo.

- Ooooh, uf, yo…no he hecho esto nunca…

- Cómo que no, antes te he oído follar con tu marido – ella no soltaba mi rabo duro, mientras iba mojándose con mis caricias en el coño.

- No…lo que nunca he hecho…aaaah…ufff siiii, es enrollarme así, con otro, quiero decir…aaahh…con otro que no sea mi marido…o mi novio…y no te conozco apenas…

- ¿y como te sientes? – le metí suavemente un dedo en el coño – ummmm qué coñito más caliente y mojadito, estás excitada…quieres mi rabo, no me lo sueltas…

- Aaaahh…si, muy excitada…es tan …tan sucio..ufff…qué gorda…y qué dura…no puedo creerme que sea yo la que está diciendo esto…me gusta tu polla…me siento guarra…muy indecente…aaaah…- me tumbé boca arriba y me quité el bañador.

- Chúpamela, guapa, amórrate y saborea el cipote que te va a hacer hembra.

- Uff, no…no he hecho nunca eso…sexo oral…es muy…guarro…

- Parece que en tu pueblo no hay demasiadas alegrías, ¿no? Pues hoy vas a empezar, preciosa, es fácil, agáchate y métetela en la boca. Y luego chupa como mejor sepas. Te va a gustar…a mi madre le encanta. Así acerca la boca, a 4 patas, me gustan tus tetas colgando –se las magreé –joder qué buena estás, zorrita, qué polvo tienes, aprende a comer cipote, guapa – le puse la mano en el culo y le acaricié el coño por detrás, ella se abrió, gimiendo.

Con la otra mano le acerqué la cabeza a mi polla, que tenía agarrada con la mano meneándomela suavemente. Le costó un poco pero abrió la boca y se metió el glande entre los labios, tuve paciencia, pero era una sensación de mucho placer, la primera vez que una tia comía polla y casada, me dio mucho morbo.

- Con lengua, preciosa, pasa la lengua –uff noté su lengua – así, ummm así, más adentro, más, ummm asíiiii, buena chica, más…- notaba en mi mano su coño más y más mojado, le acariciaba el clítoris y le metía suavemente un dedo – te gusta comer polla, ¿eh?, te estás mojando guarra, sigue…sigue…tu primera mamada de polla…te está gustando mamar una tranca, como una buena golfa.

- Uffff, nunca pensé que haría esto…me gusta, aaaaahh, me estás excitando como nunca…uffff qué grandota y qué dura…no puedo creerme que me esté comportando como una golfa…pero me gusta…y me gusta…tu tranca – me miró a los ojos y se amorró de nuevo a comérmela.

- Asíiiiii, uffff, qué buena mamona, y qué mojada estás, sigue mamando, guapa, tienes ganas de rabo del de verdad, quieres tener dentro un buen cipote, quieres sentirte puta. ¿Eres una puta? – noté que se estremecía, movió su coño como una gata y mamó más fuerte.

- Ufffff, eres un demonio, me tienes a tu merced, quiero que me hagas una puta, sí, quiero ser una puta como tu madre…estoy ardiendo…fóllame…quiero sentir tu tranca dentro de mi coño, quiero…quiero…de todo…

- Ven aquí, puta, dame tus tetas y móntame, empálate como la cerda adultera que eres – se montó a horcajadas sobre mi y la atraje para mamarle su preciosas tetas, mordisqueándole los pezones – que buenas tetorras, ¿quieres rabo, zorra? ¿quieres joder como una puta?

- AAaaaaah siiii, si, quiero rabo, quiero que me jodas como una puta, quiero tener tu tranca dentro, si siii… ya! Jódeme cabrón, fóllame.

Se montó encima y ella misma se la puso en el coño y se fue penetrando, noté su coño estrecho, a pesar de estar empapada la iba abriendo, una delicia y un morbo, poco antes se la había metido su marido.

- Eres estrecha, putita, no tienes el coño acostumbrado a pollas de verdad. Tu marido la tiene pequeña.

- AAAhhh por dios qué grande….ufff , qué gusto….mi marido la tiene ni la mitad….joder….qué llena….aaaaahhh…- acabó por metérsela entera, hasta los huevos, y a gemir y suspirar – joder…tío, qué gusto, aaaaaah, nunca me habían follado así…qué pollón…diossss

- Toma polla, cerda – empecé a bombearla, sus tetas bailaban como balones- estás jodida como mereces por primera vez, ahora eres una hembra, una puta, una guarra poniéndole cuernos a su maridito, dejándote follar por un desconocido de polla grande, me estoy follando una guarra salida….una puta calentorra recién casada…

- Aaaaaaaa, si siiii, me voy a correr siiii – se me abalanzó a comerme la boca – jódeme, cabrón…diossss vaya polla…- mientras me besaba y me metía la lengua como una desaforada le vino el orgasmo. Ufff creo que se enteró todo el camping…vaya corrida.

Yo aún aguantaba con la polla bien dura, no me había corrido. Se derrumbó sobre mi sin sacársela, jadeando

- El mejor polvo de mi vida. Me ha gustado ser puta - me miró y me besó – joder, qué dura la tienes, me has hecho daño y todo. Ummmmm qué bien la noto…

- Me gusta tenerla dentro, guarra. Eres mía, putita. Mueve ese coño estrechito que tienes, me da placer en la polla, te lo voy a dejar bien dilatado, no vas a notar la de tu marido después.

-Ummmm…dame…-se movía sensualmente y me daba un gusto enorme – dame más si, me gusta, uffff, qué gusto, esto si que es estar follada…no me extraña que a tu madre le guste ummmm …- la besé con lengua.

- Ahora, putita, vas a ponerte a 4 patas que te voy a calzar como una perra.

Obediente y excitada, se puso a 4 patas.

- ¿Tu marido te ha calzado así, perra?

- Alguna vez, pero no me llama perra.

- Porque eres su mujercita querida, pero para mi sí lo eres, una puta perra casada que me voy a calzar bien a gusto, y te apetece saber cómo es, ¿o no?

- Ufff eres increíble…sí, sí, uff…calzarme… ser una perra, nadie me ha dicho eso nunca…

Me encantaba la situación, pervertir una mujer así, casada, sacar de dentro su puterío, excitada. Y allí, en la tienda de su marido, a 4 patas, esperando mi rabo, realmente me la ponía muy dura. Le acaricié la espalda lentamente desde el culo hasta la cabeza

- Buena perrita, tienes el lomo precioso – le pase la mano por los pechos colgantes, se los sopesé y se los bamboleé – y preciosos tus pechos de perrita – le acaricié también el vientre – ummm que suave este vientre, que piel – le di una palmada suave en el culo – abre más las piernas, perra, bien despatarrada, dame tu coño, dame tu cuerpo, si te monto quiero que seas mía – se abrió mucho más - ¿Quieres que te tome así, en la tienda de tu marido?

- Cálzame…móntame como una perra, tómame, hazme tuya, tómame entera, siiii, aquí mismo donde follo con mi marido,- le acariciaba el coño muy mojado – aaaah, méteme tu polla, ya,….ufff…ya, ya….pero no te corras dentro, por fa.

Por supuesto me la calcé hasta los huevos

Se la metí poco a poco, me encantaban sus gemidos

- AAaaaaahh siiiii ufffff…me haces daño…sigue…sigue…aaaahh sigue…

Le di algún azote en el culo, ella gemía, suspiraba, empecé a darle viajes con ganas, hasta un poco violentos,

- ¿te sientes una buena perra? ¿Te gusta?

- Siiiii, que bien me montas, joderrrrr….sigue, cabrón…sigue… no pares…aaaaaah qué dentro…

Sentí que me iba a correr

- Toma, perra, toma rabo…uff ..voy a correrme , perra – se la saqué

-Noooo, no la saques ahora noooo, nooo, JODER, dame más, sigue montándome, cabrón, no importa, córrete dentro…. me voy a correr….aaaahh…córrete dentro…siiiiii

- Toma pues, puta adúltera, …toma lecheeeeeeeee…….- le dejé una de mis abundantes lechadas mientras ella se corría de nuevo, suspirando y gimiendo.

Nos dejamos caer resoplando de gusto y jadeando. Miré el reloj. Habíamos estado más de una hora. Uno al lado del otro, ella rezumando semen por el coño y sudados los dos.

- Joder, tio, estoy inundada de semen, ¿siempre te corres tanto?. Mi marido no me echa tanta leche. Espero que no me hayas dejado preñada.

- ¿No tomas nada?

- No, queremos tener hijos pronto, pero no creo que me haya prendido, hace solo dos días que tuve la regla. Ufff no me reconozco hablando así, vaya cambio que me has hecho dar. –hizo una pausa para besarme suavemente - Se hace tarde, no sea que mi marido vuelva, uffff, me has dejado exhausta. ¡Qué par de polvos, cristo! He de ir a ducharme y a sacarme tu semen. Por dios, si supiera que es un cornudo.

- Estas preciosa, como una hembra bien follada. Y no notará que le he follado la mujer. Aunque aún deberías aprender algo más.

- ¿Algo más? ¿Qué más?

- Estoy seguro que nunca te han dado por el culo.

- Uffffff, eso es guarrísimo, por supuesto que no, y no tengo ganas de dejarme, debe doler. Y más con tu polla.

- Te gustaría.

- No creo. ¿A que a tu madre no le das por el culo?

- Claro que sí, y le gusta. Soy el único que le da. Y tiene morbo.

- Uffff…dejemoslo para otra vez. No tenemos tiempo.

- ¿Estas bien? ¿No tienes remordimientos? – le acariciaba suavemente las tetas.

- Estoy confusa. No me podía imaginar que me gustaría que me follaran como una puta, hace dos días hubiera matado a quien me lo hubiera dicho. Tu madre y tu me habéis cambiado. Pero no me arrepiento. Al menos lo he probado. No sabía lo que me estaba perdiendo.

- Ven a mi tienda, si viene tu marido, no sabrá que estás allá. Y aún te queda algo.

- Sí ya, darme por el culo. No.

- Bueno, también puedes aprender otra cosa.

-¿Más cosas? Me das miedo. Qué más cosas.

- Follar con dos tíos, seguro que mis amigos estarían encantados, y eso si sería disfrutar como una auténtica puta.

- Uffffff, no puede ser, eres increíble.

- No me digas que no te excita, imaginate, dos tios, dos pollas. O tres. Y saber que eres tan hembra que puedes con tres. Tres pollas turnándose en tu coño…dándote placer sin límites…

- Uffff no, no sigas…tengo que irme a la ducha…

- Vamos anda, prueba, imáginate rodeada de tres pollas duras, tuyas, para ti sola, para tu uso y placer. Y tu decidiendo cual te folla, qué polla te penetra, y te la cambias cuando quieras, y si quieres chuparlas, o solo que te vayan jodiendo…o tu misma que pasas de cabalgar sobre una o sobre otra, ahora te clavas en esta, ahora te clavas en la otra, los tres a tu servicio…te sentirás una verdadera hembra, una PUTA de verdad. Y decides donde quieres las tres leches. Por cierto, otra cosa es que deberías tragar leche.

- Ufffff, cabrón…no , no puede ser…me has puesto caliente…pero no cederé…mi marido…es demasiado…

- Como quieras, pero no tendrás muchas ocasiones en el pueblo.

- Ufff eso sí.

Salimos de su tienda. Ella iba envuelta en un pareo y llevaba jabon y una toalla para la ducha. Mis amigos estaban sentados a la entrada y saludaron, con una mirada inteligente, sabían que me la había estado follando. Aún lo intenté.

- Vamos preciosa, pasa dentro, no será mucho tiempo – me miró ceñuda, pensativa – no tendrás más ocasiones.

- Eres un demonio, pero estoy más que satisfecha ahora. No quiero más y no creo que pudiera con más sexo. Ha sido formidable lo tuyo – hizo para marcharse, pero le cogí de la mano y suavemente tiré de ella hacia la tienda, se resistía a medias. Sonrió pero se desligó de la mano y se fue.

Mis amigos se quedaron perplejos y fastidiados.

- Joder, cabrón, podías haberla compartido.

- Ya he compartido mi madre, mamones. Esta es mía.

Me fui a ducharme yo también y nos quedamos a hacer unas birras en el bar. Cuando volvimos a cenar ya estaba el marido, y su mujer estaba haciendo la cena. Estaba guapísima, con su pantaloncito cortito ajustado, me la puso morcillona, solo de recordar su imagen jodiendo.

El marido encantado con la experiencia de bucear, hasta me dio las gracias. Una situación divertida, para decirle, “No las merecen, me ha gustado atender a tu señora mientras estabas ocupado”, pero, no, claro.

Aquella noche oímos algún gemido y supuse que el tipo se la estaba follando de nuevo. Vaya con la nena, una buena tarde de sexo.

Al dia siguiente, domingo, llegaron pronto mis padres. Mi padre quería aprovechar el día, por la tarde nos iríamos con ellos de vuelta.

Así que se fue con mi madre a la playa, seguidos de las miradas lascivas de todos, mi madre con su pareo y nada debajo.

Al cabo de poco se fueron también la parejita, ella radiante con su cornudito al lado.

Nosotros tardamos más. En realidad, aún estando en la misma playa, cada uno nos pusimos por nuestro lado aunque los madrileños y nosotros cerca de mi madre, claro, era un morbo ver ese cuerpo desnudo al que todos habíamos lechado el viernes anterior.

No hubo gran cosa allá hasta por la tarde. Mi padre nos pidió la tienda para echar una siesta después de comer.

Mi madre convenció a la vecinita que la acompañara a la playa mientras los hombres dormían. Mis amigos se fueron al bar, a jugar una partida con los madrileños y el vecino cornudito se apuntó también.

Yo me quedé solo renqueando hasta que todos desaparecieron y me fui rápido a la playa, con las mujeres. Como supuse, se habían instalado en el rincón alejado del viernes, donde mis amigos habían probado por vez primera las mieles de mi madre. Incluso un poco más apartadas que el viernes, en un rincón, había poca gente. Y allá fui.

La vecinita no se atrevía a quitarse el bikini, pero mi madre estaba desnuda. Las dos sentadas charlando. Un espectáculo, dos hembras calientes, una madura, desnuda, con sus buenas tetas colgando y sus formas más hechas, oronda, sus caderas amplias, de mujer paridora, con las piernas flexionadas y abiertas, mostrando sin pudor su rasurado chochazo, por donde tantos y tantos tíos habían entrado con sus pollas de todos los tamaños, rematado su cuerpo con unas espléndidas piernas de piel suave, bien llenitas, una belleza madura. A su lado, una hembra joven, rubita, más estrechita de hombros, con sus tetas tiesas casi sin colgar, recogidas por un sujetador pequeño de color azul, una cinturita muy estrechita y un vientre muy liso, las piernas juntas y estiradas, buenas ancas de hembra, su coño cubierto por un bikini azul, que abultaba un promontorio de venus infladito, y apuntaba unas buenas caderas, anchitas, que pronunciaban aún más la estrechez de su cintura, casi por estrenar. Me fui hacia ellas y me planté delante.

- Hola, chicas, qué solitas estáis. Si no os importa me quedaré con vosotras – me sonrieron. Sin más, me quité el bañador y dejé mi polla al aire – vengo con ésta a haceros compañía, a ver si os animáis un poco y no os aburrís.

- Um, hijo –dijo mi madre – buena vista.

- Mejor sabor que vista –dije yo – pero qué guapa y buenas estás, mamá – me incliné hacia ella y le besé la boca – ummm qué rica – me incorporé y me incliné hacia Anna – un beso, preciosa – sin esperar respuesta le pasé la mano por la nuca y la atraje hasta mi boca y la besé, busqué su lengua con la mía y ella no se resistió – ummmm qué delicia.

El morbo que me daba me puso la polla morcillona. El sitio que elegí fue detrás de ellas, me puse de rodillas y les puse una mano en el hombro a cada una, Anna a mi derecha y mi madre a la izquierda.

- Mis chicas, las más preciosas de la playa – mi madre rio suave y Anna sonrió, pero dijo.

- Esto es una desfachatez, vaya tío creído, le das la mano y te toma el brazo.

- Jejeje, Anna, guapa, no fue la mano lo que me diste, la mano se la darías a tu marido en su día, a mi me diste la putita que llevas dentro, y me la tomé toda enterita – le guié la cara hacia mi y la besé de nuevo – y te gustó -Me volví a mi madre y también la besé la boca –ummm estupendas las dos

Bajé las manos y agarré una teta de cada una, dios que gusto y qué morbo me dio. Muy distintas. La polla empezó a responder.

- mmmm qué buenas tetas tenéis las dos, mira Anna qué tetazas las de mi madre – la de mi madre era más grandota y blanda y Anna no tenía ese pezonazo que se les pone a las mujeres que han amamantado - ¿a que apetece comérselas? – bajé la cabeza y le di un chupetón al pezonazo – ummmm, a ver como sabe la tuya – hice lo propio con la teta de Anna pero le mordí suavemente el pezón – joder qué buenas putas tengo, mirad cómo me estais poniendo el rabo – por supuesto las dos me miraron la polla, ya bastante dura, de pensar que me iba a follar dos tías a la vez. Y una, mi madre. Y otra, una recién casada. Y, cómo no, el morbo de tener sus maridos cerca. Me levanté sobre las rodillas y les dejé el rabo a la altura de sus caras – A ser buenas putas y a comerme la polla.

Mi madre sonrió y acercó la boca, me besó el glande. Anna miraba de cerca. Vaya morbazo.

- Uffff…debo estar loca, loca de remate…pueden venir y vernos…- dijo Anna, alrededor solo había tres parejitas de tíos un tanto alejadas, no mostraban demasiado interés - mejor que lo dejemos, anda…

- Es una de las mejores pollas la de mi hijo, ¿no te parece, Anna? Me encanta comérmela. Es muy guarro siendo su madre, pero me gusta.

- Hasta ayer no había chupado nunca una polla…hasta que tu hijo casi me obligó. Pero creo que os dejaré solos, no me atrevo…no debo…

- Ummm Anna, no me digas que vas a despreciar la oportunidad de ser una auténtica zorra, en tu pueblo ya no tendrás ocasión.- hice una pausa mirándola - Come polla Anna, come polla, putita, aprende de mi madre. Mis putas me vais a comer la polla a dúo.

- No creo que nos vean aquí, Anna –dijo mi madre –relájate. Además aún tardarán en venir un buen rato.

- Nunca me han tratado así -le agarré del pelo y acerqué su boca a mi polla, me miró - estoy recién casada… increíble lo que me pasa…

- Te pasa que llevas dentro una gran puta, Anna, todos estos años queriendo salir a flote y ahora yo la he descubierto. Ahora eres puta y te gusta mi polla, Anna. ¿Me has oído bien? Eres una puta. Cómemela, puta - Me la besó también – ummmm recién casada y chupándole la polla a otro…Putón, ¿eres o no una puta?

- Este cabrón de mi hijo nos va a acabar follando a las dos – mi madre abrió la boca y me empezó a mamar suavemente – mmmm cómo me gusta, cariño – se retiró relamiéndose – toda tuya, Anna.

- No debería…soy una puta…ummmm soy una puta…- le amorré a mi polla y le entró en la boca, vaya gusto sentí, dos bocas de mujeres amorrándose a mi polla – y me gusta tu gran polla, cabrón.

-Ummmm sí, Anna, disfruta de mi polla, como hacen las buenas putas.

Empujé suavemente por la cabeza a mi madre hacia la polla, empezó entonces una de las sensaciones más sensuales de mi vida, las dos bocas juntas, mi madre y Anna lamiéndome el cipote a la vez.

Diossss qué gusto. Aparté hacia atrás mi polla poco a poco, al final entre sus bocas había poca polla y mucha lengua. Anna estaba excitadísima, al acabar de sacar mi polla de en medio, sus lenguas siguieron el juego, hasta que se fundieron en un morreo femenino, sensual y excitante. Nunca había visto a mi madre con otra tía. Anna parecía querer comerse a mi madre, y mi madre dejaba que le metiera la lengua y la saboreara. Me pusieron la polla a estallar.

- Ufff Catalina, no sé qué hago, no lo he podido evitar, eres…tan…sensual… - se habían separado un poco así que aproveché y les metí la polla en medio de las bocas.

- Me ha gustado Anna, no sufras, si no me gustara no haría nada.

Agarré a mi madre del pelo y le encasté polla a la boca.

- Come polla, mama – le retiré a mi madre la polla y también agarrada del pelo, se la encasté a Anna – Come polla, Anna. Ummmm mis putas…os voy a joder a las dos…mientras los maridos echan la siesta voy a joderme sus mujeres.

Retiré la polla, no quería correrme aún y aquella soberbia mamada a dúo me estaba dando mucho placer.

- Besa a mi madre, puta - mi madre se recostó y Anna se lanzó a su boca. Aproveché para desabrocharle el sujetador del bikini y liberar sus tetas. Se comían la boca, las tetas de Anna, a 4 patas sobre ella, rozaban con las de mi madre, los 4 pezones duros, me dediqué a mirar el espectáculo un minuto, dos hembras de lujo magreándose y morreándose, las tetas de Anna, que al lado de las de mi madre parecían pequeñas, balanceándose y rozandose, una visión especialmente sexual, 4 tetas a mi alcance, entonces me puse detrás de Anna – voy a joderte Anna, como una puta perra – le bajé la braguita del bikini y ella misma facilitó que se las quitara del todo, mi madre le acariciaba las tetas y ella gemía extasiada de placer.

Le puse el cipote en el coño, jugando con él, pasándolo a todo lo largo. Se puso a mil, impaciente.

- Jódeme ya cabrón, jódeme…como una puta perra…- le encasté el rabo de un golpe –AAAAAAAAAAAyy cabrón…me haces daño….diosss que polla….- bajó su boca hacia la de mi madre, se besaban y yo le bombeba su coño.

- Tienes el chocho estrecho, puta, te dan rabo pequeño. Necesitas mejor cipote, toma polla, cerda, toma pollazo…cómo estás gozando, guarraza… tu marido durmiendo y yo follándole la mujer…te gusta más mi rabo, puerca…y sobre todo ser una putaza..

–Diossss, siiiii, dame ese cipote, siii, aaayy, me jodes…me gusta…soy una puta, una putaza…diosss cómo folla tu hijo, Catalina….joder….-entonces mi madre se bajó un poco y comenzó a comerle una teta tirando del pezón –aaaaaaaaaaaaaa…por diossss… por diossss… qué gustooooo….- le di dos viajes violentos y comenzó a correrse como una guarra gimiendo y suspirando sin parar un buen rato.

Se derrumbó sobre mi madre y yo le saqué la polla. Mi madre la apartó y ella se dejó caer boca arriba aún jadeando, juntó sus muslos apretándose el coño, prolongando su orgasmo. Su cuerpo era una preciosidad, brillante de sudor y retorciéndose de placer .

Me puse entre las piernas de mi madre, de rodillas, la despatarré, mi rabo totalmente duro y brillante del flujo de Anna.

- Ahora voy a joderte a ti mama. Tienes ganas de polla. Y yo tengo ganas de cambiar de coño. De cambiar de puta.

- Jódeme cacho cerdo – Anna se había recuperado bastante y miraba, morbosa. Le di unos golpes de rabo al coño de mi madre –ummmm, hijo…folla la mama…cariño…

- Cristo bendito – dijo – qué polvo, en mi vida me había corrido así – me miró el rabo –No me extraña que te guste tu hijo, Catalina… Uffff vaya morbo, un hijo follando a su madre.

- Ven a mamármela, Anna, ponte aquí puta, mámamela antes de metérsela a mi madre –Anna dudó un segundo pero después acercó su boca poniendo su cabeza en el vientre de mi madre – así me gusta puta, comete el rabo que te acaba de joder, ummmmmmmmmm buena mamona, aparta que voy a joder a mi madre.

Con lentitud le metí el rabo a mi madre, que gimió de placer cuando solo dejé fuera los huevos. La proximidad de Anna de ponía más, le metí mano a sus tetas apretándolas, se quejó, pero no me apartó. Una delicia metérsela a mi madre mientras estrujaba las tetas de Anna.

- Aaaaaaaah, hijo…aaaaa siiii, folla la mama, siiiii…- mi madre se deshacía de placer, debía estar muy caliente con tanto precalentamiento – ummmmm folla la mama, siii

Anna se dejaba sobar las tetas mirando con ojos golosos la escena.

-Comele las tetas a mi madre mientras me la follo, Anna - No se hizo de rogar y aplicó sus labios a los pezonazos de mi madre, que gimió mas aún. Yo le di mas fuerte, el chocho de mi madre era más ancho que el de Anna, entre haber parido y la cantidad de rabos que le habían metido. Mi polla entraba y salía mucho mas suave, pero le llegaba al fondo y ella gemía más fuerte cuando le daba a fondo.

Anna se había puesto boca abajo y podía ver su culo cerca, al mismo tiempo que veía las tetas de mi madre succionadas y la cara de vicio de mi madre.

- Mamá, eres una verdadera puta – le di una palmada al culo de Anna – me gusta joder con dos putas, toma polla ramera…- le di otra palmada al culo de Anna – mis putas…

- AAAAAAAAA –mi madre iba a correrse –sigue hijo sigueeeee…siiiii. Anna come teta, no pares…aaa... comeme las tetas…aaaaaaaaa jode la mama, hijo, jode la mamaaaaaaaaaaa…

Su cuerpo se estremecía de placer, dando golpes de pelvis para meterse mi polla mas adentro y Anna no dejaba de morderle las tetas. Estuvo un buen rato corriéndose…y yo aguantándome, queria dejar la leche en otro sitio.

Derrotada, se dejó caer las piernas y yo le saqué la polla. Su chocho dilatado tenía un aspecto para comérselo.

Al cabo, relajaditas las dos, me dejé caer en medio. Las dos estaban cariñosas conmigo, me acariciaban entero, Anna sobre todo me acariciaba la polla, me besaban.

- No te has corrido, hijo, vaya polla que tienes aún.

- Me fascina tu polla –Anna la tenía en la mano y la masturbaba suavemente –uff pensar que me has metido todo esto…es el doble de la de mi marido.

- Me ha gustado hacer cornudo a tu marido, Anna, pero aun debes probar algo.

- No tenemos ya mucho tiempo hijo, hemos estado un buen rato aquí y los maridos no tardarán.

- Será poco tiempo, mama. Me quiero correr mientras me la chupais y que Anna se trague mi leche.

- Uf, no lo he hecho nunca eso…no sé.

- Pues hoy te iras con tu marido sabiendo el gusto que tiene la leche, putita. Venga, a comer polla las dos.

- No es nada extraordinario Anna, ya te ayudo yo – dijo mi madre.

- Si, mama, enseñala, tú tienes práctica, te has tragado muchas.

Se pusieron las dos a mamar, uffffff, que delicia, veía las dos cabecitas subir y bajar, lamiendo a la vez, intercambiándose la polla de boca, una pasada de gusto…al poco me dejé ir…

- Aaaaah me corro…Anna…traga leche puta…-agarre su pelo y la aguante contra mi polla mientras notaba como me subían los chorros de leche acumulada y explotaban dentro de su boca – Traga leche zorraaaa, tragaaaaa….

Ni que decir tiene que fue una corrida excepcional, en intensidad y de abundante lechada, mi madre me lamia los huevos mientras y fue bestial.

Anna aguantó bien la lechada en la boca, pero no había tragado el semen. Entonces mi madre la beso y se morrearon intercambiando mi leche, finalmente las dos tragaron.

- Ummm me gusta la leche de mi hijo…¿te ha ido bien, cariño?

-Uff no lo había hecho nunca…me ha gustado tu leche, cabron, y más en la boca de tu madre.

-Te ha gustado porque eres una buena puta, Anna, eres un cielo de mujer. Me ha ido de fábula mama.

Todos estábamos sudados, y se hacía tarde. Anna se puso el bikini y con mi madre se fueron al otro lado de la playa, extendieron sus toallas y se fueron al agua. Yo disfruté de la vista de sus cuerpos un ratito más y me fui al agua, fresquita y reparadora. Estaba en la gloria, me había follado dos mujeres a al vez, joder…

Me tumbé en la toalla y a lolejos vi que venían los dos maridos, mi padre y el chico, la escena fue de lo más normal, saludos, sonrisas…en fin, ahora eran sus esposas.

Casi sin darme cuenta me adormecí. Oi una voz atiplada.

- Vaya buena polla.

- Ey tio, que no soy homo –le dije

-Ya, ya lo he visto, vaya polvos les has metido a las dos malas pecoras. Es una lástima que no me hayan dejado nada para mi.

-Jjaja –no pude por menos que reirme – aunque la hubieran dejado intacta, esta hecha para las tías, esta polla.

- ¿No me la dejarías darle una mamadita? Me conformo con poco. Tú cierra los ojos, te va a gustar igual.

No sé por qué lo hice, pero le dejé mamarmela. Realmente lo hacia bien, incluso me la puso un poco dura, pero no pude seguir.

- Ey tio, lo siento, no puedo seguir. No es lo mío.

- Bueno, no pasa nada, ya estoy acostumbrado. Gracias por el ratito.

Se fue contoneándose, incluso más que las dos mujeres. Sonreí por dentro. Y me dormí un rato pensando en la hipotética próxima vez que me las follara. Había que darles por el culo.


( CONTINUARA... )

3 comentarios - Mi madre paso a ser mi mujer (13) (para +18)

Christian679
genial cada vez se pone mas exitante + 3