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El hermano de mi amiga

Todo comenzó un sábado: nos juntábamos con unas amigas de la infancia a jugar a las cartas pero, con lo que yo no contaba era que estaba uno de los hermanos de una de ellas.
Al verlo me quede como un poco asombrada. En realidad no fue asombro fue calentura de inmediato, y esto, debo explayarme un poquito, se debió a que, ya en nuestra adolescencia había habido atracción física mutua, aunque nunca pasó nada y luego por esas cosas de la vida, nos dejamos de ver.
Yo llevaba puesto un pantalón de Jean tiro bajo suelto en la cintura, una musculosa negra con breteles finos, pegada al cuerpo, de tela flexible y por supuesto, sin corpiño, como habitualmente me visto, lo que a mis 100 cm de busto, los hacia ver sumamente apetecibles.
Luego de los saludos de rigor charlamos todos un buen rato, cenamos, situación en donde se inició un coqueteo cómplice, con roces de manos “casuales”.
Fue transcurriendo la noche y las miradas eran muy cachondas, estábamos tomando cerveza lo cual ayudo para que me empezara a sentir caliente. Yo jugaba con mis dos tetas, parándome, llevando los hombros hacia atrás, sabiendo que mis pezones estaban ya parados, que dicho de paso son muy grandes y son mi punto débil más sensible que tengo, casi como el clítoris.
El, sentado a mi lado, no me sacaba la mirada de mis tetas lo cual eso me excitaba terriblemente, sentía la bombacha mojada, el clítoris lo sentía que latía de la calentura y me daba cuenta que a él, que estaba en un rincón en el patio de la casa y con luz tenue, por lo que sólo yo podía verle un bulto a través del pantalón blanco que llevaba, que no lo podía disimular.
En ese instante en qué me doy cuenta de la rigidez de su pija bien marcada a través de la tela del pantalón, fui muy puta, me levanto y me le pongo por atrás y le apoyo mi par de tetas en la espalda con el pretexto de ayudarlo con el juego de las cartas que se estaba desarrollando.
Se dio vuelta, suspiró profundo y nos fundimos en una mirada y yo sentía que chorreaba de excitación, pero todo que ahí.
Seguimos jugando hasta que llegó la hora de irme y procedí a despedirme y Mario se ofreció a llevarme a casa, cosa que acepte inmediatamente.
En el camino charlamos de cualquier cosa, yo estaba muy caliente, y en eso, el me pregunta si podía parar a fumarse un cigarrillo. Obviamente que fue una excusa, a lo que yo le contesté:
-claro, por supuesto-
Mientras se fumaba el cigarro nos mirábamos con mucha calentura. En un momento se acerca a la guantera a sacar no sé qué cosa, aunque me di rápidamente cuenta de que solo era con la excusa de acercarse a mí.
Me roza la cara, yo lo miro, y me planta un beso, a que yo respondo, abriendo mi boca y comenzando a comernos las lenguas durante un largo tiempo...
Yo estaba muy caliente y empiezo a jadear de inmediato, el baja sus manos y me empieza a tocar las tetas:
-Me tenés loco, me tenés, me tenés loco- me decía.
Yo a esas alturas no aguantaba más y lo tomo por la cabeza, me bajo la musculosa y lo llevo a mis tetas y le digo:
-mamámelas, dale chupa que me encanta-
Me las agarro con las dos manos y se las muestro y le digo:
-esto querías… dale chupalas.
Mientras me chupaba los pezones totalmente parados y sensibles, mi mano no se quedó quieta y fue en busca de su pija la cual estaba durísima. Le desprendo el botón y le bajo el cierre, y se la empiezo a sacar del pantalón y salta como un resorte y le empiezo hacer una súper paja.
En eso, lo aparto de mis tetas y, agachándome me meto la verga en la boca, iniciando un sube-baja sobre la poronga caliente, jugosa, metiéndomela hasta la raíz y así volviendo a empezar.
Él me decía:
-Me encanta, me encanta, me vas a hacer explotar. Que bien que la chupás, Diosa.
En un momento en que vi que se tensaba entero, la saque de mi boca y, con la mano lo hice acabar como un hijo de puta, saltándole unos chorros de leche que se derramo en mi mano y en su pantalón ensuciándolo un poco, cosa que no le importó en lo más mínimo.
Después lo vuelvo agarrar y le puse su cara en mis tetas y le dije:
-Yo no me voy así nomás. Ahora me toca a mí, chupalas hasta hacerme acabar porque yo acabo con mis tetas sin problemas.
Me las chupó, se las devoró como loco mientras me decía:
-Que ricas tetas!!!, me tenés loco- estaba súper caliente.
Me mete una mano por dentro de mi pantalón y de mi tanga buscando mi zorra, y más se volvió loco al darse cuenta que tenía mi concha peladita totalmente.
-Ohhh nooo, me vuelvo loco… Que exquisitez… me encanta la suavidad de tu piel, el aroma de tu cuerpo, sos exquisitaaaaaaa.
Luego de meterme los dedos en mi vagina, los saca y los chupa exclamando:
-Qué mujer más exquisita… Dios, que exquisitez- lamiendo las últimas gotas de mis jugos vaginales.
Me desprendió el pantalón, y mientras seguía comiéndome las tetas, me hizo una paja espectacular acabando tres veces. Cuando creía que ya había terminado, volvía a acabar y eso lo tenía al palo, suplicándome que quería penetrarme. Me quería sacar el pantalón para poder ensartarme la pija, pero por el lugar y el tiempo, no acepté.
Luego de unos minutos terminamos, nos quedamos ya calmados y bueno… después cumplió llevándome a mi casa como había prometido.
Como siguió la historia, se los cuento en otra oportunidad.

5 comentarios - El hermano de mi amiga

MrPanico18
Buen relato sabes transmitir bien los detalles
Te felicito
El hermano de mi amiga
Muser
Genial relato, te dejo unos puntines!