Antes de meterme en el relato, voy a hacer unas aclaraciones. Como estoy contando mi autobiografía no autorizada (?), voy a ponerlos en situación del porqué a partir de acá hay un cambio en mi actitud.
Como dije varias veces, yo jugaba al hockey. En esa época, estaba preseleccionada para jugar el mundial juvenil, y tenía muchas chances de ir. Fueron 2 años de mucho esfuerzo en lo personal, entrenamientos, dietas, viajes a Buenos Aires para entrenar, dejar salidas o juntadas con amigos.
Pero 2 meses antes del mundial, me esguincé el tobillo y quedé afuera. Me pegó muy fuerte de verdad, y bueno... todo lo que me había cuidado lo tiré a la mierda y me fui al otro extremo. Y así es como arranco hoy, contando el comienzo de la etapa de más "putez" en mi vida.
Algunos lo sabrán, otros no, comento rápidamente qué es un tercer tiempo: se hace después de los partidos de rugby (en hockey también), donde el equipo local organiza como un evento para compartir con el rival de turno un rato para tomar algo, comer, charlar, etc y fomentar la amistad, etc... A veces, después de los partidos de primera, se extendía hasta tarde, muy tarde a veces; mucho alcohol casi siempre, y se transformaba en una previa. Y acá arranca la historia.
Como había contado en otras oportunidades, en el club traté siempre de portarme como una lady. Solo 4 veces me zarpé feo: la primera, no importa; la segunda (la más light, si se quiere) la conté aca, esta fue la tercera. (Otras? Una despedida de soltera y en la fiesta de casamiento con el hermano mayor del protagonista de esta historia).
Yo estaba en el final de mi recuperación, no andaba más con muletas, pero no había vuelto más al club. Ese finde me insistieron tanto mis compañeras de equipo, que fui al tercer tiempo de rugby. La lesión me pegó mucho por aislarme. No quería estar rodeada de gente, y menos volver al club (iba a ser LA representante del club en el mundial y todos sabían lo que me había pasado), ya que no iba a zafar que me pregunten como estoy y esas cosas. Y no tenía ganas de hablar con nadie.
Me quedé sentada en un rincón, a veces daba una vuelta, trataba de esquivar conocidos. Estaba re mala onda. En un momento se acercó Seba, uno del equipo de rugby, y nos pusimos a charlar un rato. Si bien no me volvía loca, me gustaba el flaco, y tenía ya la fama de haber estado con varias del equipo de hockey, y todas hablaban muy bien de él. Pero no pensaba en eso en ese momento.
Al rato apareció otro del equipo, Leo, y se sumó a la charla. Mientras hablábamos, no faltaba el vaso lleno de algo con alcohol (las mayores boludeces de mi vida las hice en pedo... asi y todo, no aprendo!).
Después de un rato, ya alegres, empezaron a aparecer los roces muy sugestivos. Principalmente, yo con Seba. En un momento, nuestras caras quedan frente a frente, y él trata de besarme, pero le corrí la cara y le dije que no daba ahí (dando a entender, que en otro lado, si). No quería que me viera nadie, además estaba dando vueltas el otro Seba con el que había estado unos meses antes.
Ya a esa altura, me había olvidado que me quería ir. La estaba empezando a pasar bien. "Vamos afuera", me dijo, y sin decir nada me levanté. Miré para mis costados, que no me viera salir con él nadie, y me fui. "No vayamos muy lejos, me duele el pie si camino mucho" le dije. Seba se paró y sin decir nada, me alzó y me llevó a cocochito.
No me había dado cuenta, pero Leo venía atrás nuestro. Cuando llegamos atrás de una de las canchas, cerca de un quincho dónde solo alumbraba un reflector tenue contra una pared, me bajé y me senté en un banco. Sin perder el tiempo, Seba se sentó conmigo y nos empezamos a besar.
Al lado mío se sentó Leo, y recién ahí me di cuenta que no estábamos solos. Lejos de escandalizar la cuestión, y no pregunten porqué, no le dije nada y seguí besando a Seba. Eso fue la señal que necesitó para saber que estaba todo ok. Empecé a sentir las manos de Leo por detrás, levantándome la remera y tocándome las tetas.
Saqué mi lengua de la boca de Seba, y lo ayudé a sacarme la remera y el corpiño; mientras los dos me empezaban a bajar el jean. Me senté en medio de los dos, y subí mis piernas arriba de sus rodillas quedando totalmente abiertas. Me tiré hacia atrás y disfruté como me tocaban la concha y me chupaban las tetas. Sentí como sus dedos empezaban a buscar entrar en mi conchita. Les respondí con un suspiro.
Bajé mis manos y empecé a tocarle sus bultos, frotándoselos por arriba de los pantalones. Mientras, ya tenía 2 dedos adentro de mi conchita jugando y moviéndose muy rápido. Y mis tetas una en cada boca, con los pezones durísimos. Se pararon los dos adelante mío y se bajaron los pantalones. El bulto de Seba semiparado era terrible. Se me hacía agua la boca. Mucho más grande que el de Leo, que ya lo tenía totalmente duro.
No dudé un segundo y mientras pajeaba al ya duro Leo, empecé a chupar el pijón de Seba, sintiendo como iba tomando forma. Sin soltar ninguna de las dos pijas, empecé a chupar la de Leo, más manejable, podía meterla toda en mi boca y jugar más con mi lengua. Como loca me pasaba de una a otra, desenfrenadamente golosa, pasándole la lengua por todo el tronco y tocándoles las bolas, pajeándolos.
Agarré con ganas la verga de Leo, me paré y le di la espalda a Seba, como avisándole que había sido elegido para entrar primero. Empecé a sentir como su pija iba se abría paso adentro mío. No era muy larga en realidad, pero el ancho realmente asustaba, y por eso le costaba entrar, a pesar de estar yo muy lubricada.
Cada vez que la sacaba y la volvía a meter sentía que me desgarraba. Pero pronto se acostumbró y todo se volvió placer puro y me empecé a mover yo también. Cuando me acordé, tenía en mis manos la pija de Leo. Volví a meterla en mi boca, mientras Seba me seguía cogiendo por atrás.
Yo estaba recontra caliente, recontra garchada por un pijón y con una pija en la boca. Solo podía gemir. Me encantaba sentirme tan puta. "Ay si, cojanme bien fuerte", gritaba yo. Ellos se miraban, se reían y seguían haciéndome disfrutar.
Las embestidas de Seba me empujaban con fuerza y hacían que la chupada que le daba a Leo sea a veces más profunda. Pero no estaba en condiciones de decir nada. Apuré el trámite con Leo, pajeándolo fuerte hasta hacerlo acabar. Traté de que no me salpicara, pero el primer chorro salió con mucha fuerza y fue a parar a mi cara. Mientras Seba seguía metiéndomela cada vez más acelerado.
Subí una de mis piernas al banco, me agarré de los hombros de Leo y le supliqué a Seba que me diera lo más fuerte que pudiera. Me agarró de la cintura y empezó a cogerme más fuerte que antes. No podía evitar largar algunos gemidos de placer. La situación de estar con dos machos por primera vez me calentaba más que la cogida. De repente se paró. Había acabado.
Sacó su pija de mi concha, me agaché y empecé a chupársela a Leo, que ya la tenía casi parada de nuevo; mientras Seba descansaba un poco. Lo senté y seguí con el pete, hasta que la sentí firme de nuevo, como para bancarse mi cabalgata. Me subí arriba y empecé a mover mi cintura levantando mi cola. Sus manos me apretaban las nalgas, cosa que me encendía aun más y me hacía mover más fuerte.
Lo llamé a Seba, y cuando se acercó le agarré la pija y me la metí en la boca. La empecé a chupar, mientras Leo hacía fuerzas para no acabar, por como hacía mover su pija dentro mío. El pijón de Seba poco a poco iba empezando a ganar tamaño. Sentir como en mi boca se iba agrandando ese pedazo de carne me ponía más loca y me hacía mover más fuerte y clavarme la pija de Leo más fuerte.
Leo no aguantó y acabó, pero yo no me la quería sacar de adentro. Me seguía moviendo chupándosela a Seba. "Para un toque Juli...", me dijo Leo, que ya tenía la pija totalmente flácida. Con una sonrisa de satisfacción, por tener un chabón suplicando que frene, me arrodillé en la tierra a chupársela a Seba y sacarlo de combate también.
La pija de Seba estaba a punto de estallar, cuando escuchamos que alguien se acercaba. "Quién anda ahí?", dijo una voz mientras buscaba con una linterna. Era uno de los de seguridad del club, que seguramente habrá escuchado ruido y se acercó a ver que pasaba.
Yo agarré la ropa y me senté atrás de la mesa, para tapar que estaba en bolas. Los chicos habían llegado a subirse más o menos los pantalones (Leo aun con el forro puesto) y se sentaron al lado mío.
Me acordé del lechazo de Leo, y me limpié con lo que tenía cerca (el hombro de Seba jeje). "Estábamos dando una vuelta, Pela", le dijo Leo al guardia. El tipo se rio y siguió con su ronda. Cuando se alejó, me sacudí la tierra de las rodillas, me cambié rápido y me fui. "Ey, no me vas a dejar asi Ju, dale un ratito más!!" me gritaba Seba mientas se iba. Me había bajado la calentura mal el guardia. "Otro día", le dije desde lejos. Obviamente cumplí, pero solo, no a los dos.
Volvimos al salón donde todavía había fiesta. Todo seguía más o menos igual. Mucha música, alcohol, joda, etc... Ya adentro, calmada, me cayó la ficha de lo que había hecho. Y me quería ir, además de morirme de vergüenza por lo que había pasado.
Pero también era cierto que me había quedado con una calentura terrible, después de haber garchado por primera vez con dos pijas, estaba algo confundida porque me había encantado. Encima cuando nos interrumpieron estaba en la parte más caliente de la noche. Sin dudarlo, agarré el celu y mandé el mensaje salvador que nunca falla: "hola lucas... q haces?".
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Como dije varias veces, yo jugaba al hockey. En esa época, estaba preseleccionada para jugar el mundial juvenil, y tenía muchas chances de ir. Fueron 2 años de mucho esfuerzo en lo personal, entrenamientos, dietas, viajes a Buenos Aires para entrenar, dejar salidas o juntadas con amigos.
Pero 2 meses antes del mundial, me esguincé el tobillo y quedé afuera. Me pegó muy fuerte de verdad, y bueno... todo lo que me había cuidado lo tiré a la mierda y me fui al otro extremo. Y así es como arranco hoy, contando el comienzo de la etapa de más "putez" en mi vida.
Algunos lo sabrán, otros no, comento rápidamente qué es un tercer tiempo: se hace después de los partidos de rugby (en hockey también), donde el equipo local organiza como un evento para compartir con el rival de turno un rato para tomar algo, comer, charlar, etc y fomentar la amistad, etc... A veces, después de los partidos de primera, se extendía hasta tarde, muy tarde a veces; mucho alcohol casi siempre, y se transformaba en una previa. Y acá arranca la historia.
Como había contado en otras oportunidades, en el club traté siempre de portarme como una lady. Solo 4 veces me zarpé feo: la primera, no importa; la segunda (la más light, si se quiere) la conté aca, esta fue la tercera. (Otras? Una despedida de soltera y en la fiesta de casamiento con el hermano mayor del protagonista de esta historia).
Yo estaba en el final de mi recuperación, no andaba más con muletas, pero no había vuelto más al club. Ese finde me insistieron tanto mis compañeras de equipo, que fui al tercer tiempo de rugby. La lesión me pegó mucho por aislarme. No quería estar rodeada de gente, y menos volver al club (iba a ser LA representante del club en el mundial y todos sabían lo que me había pasado), ya que no iba a zafar que me pregunten como estoy y esas cosas. Y no tenía ganas de hablar con nadie.
Me quedé sentada en un rincón, a veces daba una vuelta, trataba de esquivar conocidos. Estaba re mala onda. En un momento se acercó Seba, uno del equipo de rugby, y nos pusimos a charlar un rato. Si bien no me volvía loca, me gustaba el flaco, y tenía ya la fama de haber estado con varias del equipo de hockey, y todas hablaban muy bien de él. Pero no pensaba en eso en ese momento.
Al rato apareció otro del equipo, Leo, y se sumó a la charla. Mientras hablábamos, no faltaba el vaso lleno de algo con alcohol (las mayores boludeces de mi vida las hice en pedo... asi y todo, no aprendo!).
Después de un rato, ya alegres, empezaron a aparecer los roces muy sugestivos. Principalmente, yo con Seba. En un momento, nuestras caras quedan frente a frente, y él trata de besarme, pero le corrí la cara y le dije que no daba ahí (dando a entender, que en otro lado, si). No quería que me viera nadie, además estaba dando vueltas el otro Seba con el que había estado unos meses antes.
Ya a esa altura, me había olvidado que me quería ir. La estaba empezando a pasar bien. "Vamos afuera", me dijo, y sin decir nada me levanté. Miré para mis costados, que no me viera salir con él nadie, y me fui. "No vayamos muy lejos, me duele el pie si camino mucho" le dije. Seba se paró y sin decir nada, me alzó y me llevó a cocochito.
No me había dado cuenta, pero Leo venía atrás nuestro. Cuando llegamos atrás de una de las canchas, cerca de un quincho dónde solo alumbraba un reflector tenue contra una pared, me bajé y me senté en un banco. Sin perder el tiempo, Seba se sentó conmigo y nos empezamos a besar.
Al lado mío se sentó Leo, y recién ahí me di cuenta que no estábamos solos. Lejos de escandalizar la cuestión, y no pregunten porqué, no le dije nada y seguí besando a Seba. Eso fue la señal que necesitó para saber que estaba todo ok. Empecé a sentir las manos de Leo por detrás, levantándome la remera y tocándome las tetas.
Saqué mi lengua de la boca de Seba, y lo ayudé a sacarme la remera y el corpiño; mientras los dos me empezaban a bajar el jean. Me senté en medio de los dos, y subí mis piernas arriba de sus rodillas quedando totalmente abiertas. Me tiré hacia atrás y disfruté como me tocaban la concha y me chupaban las tetas. Sentí como sus dedos empezaban a buscar entrar en mi conchita. Les respondí con un suspiro.
Bajé mis manos y empecé a tocarle sus bultos, frotándoselos por arriba de los pantalones. Mientras, ya tenía 2 dedos adentro de mi conchita jugando y moviéndose muy rápido. Y mis tetas una en cada boca, con los pezones durísimos. Se pararon los dos adelante mío y se bajaron los pantalones. El bulto de Seba semiparado era terrible. Se me hacía agua la boca. Mucho más grande que el de Leo, que ya lo tenía totalmente duro.
No dudé un segundo y mientras pajeaba al ya duro Leo, empecé a chupar el pijón de Seba, sintiendo como iba tomando forma. Sin soltar ninguna de las dos pijas, empecé a chupar la de Leo, más manejable, podía meterla toda en mi boca y jugar más con mi lengua. Como loca me pasaba de una a otra, desenfrenadamente golosa, pasándole la lengua por todo el tronco y tocándoles las bolas, pajeándolos.
Agarré con ganas la verga de Leo, me paré y le di la espalda a Seba, como avisándole que había sido elegido para entrar primero. Empecé a sentir como su pija iba se abría paso adentro mío. No era muy larga en realidad, pero el ancho realmente asustaba, y por eso le costaba entrar, a pesar de estar yo muy lubricada.
Cada vez que la sacaba y la volvía a meter sentía que me desgarraba. Pero pronto se acostumbró y todo se volvió placer puro y me empecé a mover yo también. Cuando me acordé, tenía en mis manos la pija de Leo. Volví a meterla en mi boca, mientras Seba me seguía cogiendo por atrás.
Yo estaba recontra caliente, recontra garchada por un pijón y con una pija en la boca. Solo podía gemir. Me encantaba sentirme tan puta. "Ay si, cojanme bien fuerte", gritaba yo. Ellos se miraban, se reían y seguían haciéndome disfrutar.
Las embestidas de Seba me empujaban con fuerza y hacían que la chupada que le daba a Leo sea a veces más profunda. Pero no estaba en condiciones de decir nada. Apuré el trámite con Leo, pajeándolo fuerte hasta hacerlo acabar. Traté de que no me salpicara, pero el primer chorro salió con mucha fuerza y fue a parar a mi cara. Mientras Seba seguía metiéndomela cada vez más acelerado.
Subí una de mis piernas al banco, me agarré de los hombros de Leo y le supliqué a Seba que me diera lo más fuerte que pudiera. Me agarró de la cintura y empezó a cogerme más fuerte que antes. No podía evitar largar algunos gemidos de placer. La situación de estar con dos machos por primera vez me calentaba más que la cogida. De repente se paró. Había acabado.
Sacó su pija de mi concha, me agaché y empecé a chupársela a Leo, que ya la tenía casi parada de nuevo; mientras Seba descansaba un poco. Lo senté y seguí con el pete, hasta que la sentí firme de nuevo, como para bancarse mi cabalgata. Me subí arriba y empecé a mover mi cintura levantando mi cola. Sus manos me apretaban las nalgas, cosa que me encendía aun más y me hacía mover más fuerte.
Lo llamé a Seba, y cuando se acercó le agarré la pija y me la metí en la boca. La empecé a chupar, mientras Leo hacía fuerzas para no acabar, por como hacía mover su pija dentro mío. El pijón de Seba poco a poco iba empezando a ganar tamaño. Sentir como en mi boca se iba agrandando ese pedazo de carne me ponía más loca y me hacía mover más fuerte y clavarme la pija de Leo más fuerte.
Leo no aguantó y acabó, pero yo no me la quería sacar de adentro. Me seguía moviendo chupándosela a Seba. "Para un toque Juli...", me dijo Leo, que ya tenía la pija totalmente flácida. Con una sonrisa de satisfacción, por tener un chabón suplicando que frene, me arrodillé en la tierra a chupársela a Seba y sacarlo de combate también.
La pija de Seba estaba a punto de estallar, cuando escuchamos que alguien se acercaba. "Quién anda ahí?", dijo una voz mientras buscaba con una linterna. Era uno de los de seguridad del club, que seguramente habrá escuchado ruido y se acercó a ver que pasaba.
Yo agarré la ropa y me senté atrás de la mesa, para tapar que estaba en bolas. Los chicos habían llegado a subirse más o menos los pantalones (Leo aun con el forro puesto) y se sentaron al lado mío.
Me acordé del lechazo de Leo, y me limpié con lo que tenía cerca (el hombro de Seba jeje). "Estábamos dando una vuelta, Pela", le dijo Leo al guardia. El tipo se rio y siguió con su ronda. Cuando se alejó, me sacudí la tierra de las rodillas, me cambié rápido y me fui. "Ey, no me vas a dejar asi Ju, dale un ratito más!!" me gritaba Seba mientas se iba. Me había bajado la calentura mal el guardia. "Otro día", le dije desde lejos. Obviamente cumplí, pero solo, no a los dos.
Volvimos al salón donde todavía había fiesta. Todo seguía más o menos igual. Mucha música, alcohol, joda, etc... Ya adentro, calmada, me cayó la ficha de lo que había hecho. Y me quería ir, además de morirme de vergüenza por lo que había pasado.
Pero también era cierto que me había quedado con una calentura terrible, después de haber garchado por primera vez con dos pijas, estaba algo confundida porque me había encantado. Encima cuando nos interrumpieron estaba en la parte más caliente de la noche. Sin dudarlo, agarré el celu y mandé el mensaje salvador que nunca falla: "hola lucas... q haces?".
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47 comentarios - Un tercer tiempo diferente
Van 3 puntos, te daria muchos mas pero por rango no puedo
hermosa imagen , me quemo la cabeza 😃 😃 😃
Ya vamos entrando en el terreno que yo quería 🤤 lástima que no hubo tiempo para la doble 🤤 🤤 🤤
+10 como siempre 😉
gracias por los siempre fieles puntitos!
gracias por los puntos
gracias por pasar y comentar!
muchos puntos diosa
me encantan las enfiestadas
y sos muy gráfica en el manejo de dos pijas
menos mal que solo te zapraste 4 veces
me parece que mas
perrita divina
Como me pones con tus historias!!
Muuuy caliente!!!
Espero muchas mas! je
GRacias por comparitr
Confieso que me quedé pensando en la continuacion del don....seguro hay algo pora ahí.
Besos en esa hermosa c.....arita!
si hay otras aventuritas con mi amiga, ya vendran 😉 gracias por pasar! 🙂