Hola poringueros y poringueras. A pedido de mi amiga Julieta Rodriguez le doy continuidad a su historia. Gracias también a su amiga María Cavalo que le gustó mi relato anterior y me lo hizo notar. Luego de los saludos de rigor voy con mi relato.
Con Clay Blackmore Julieta descubrió cosas que jamás había experimentado, sensaciones extrañas, ambiguas, plenamente sexuales. No estaba enamorada, alguien tan libre como ella no se permitiría enamorarse, pero había algo que la atraía a ese hombre, que la obligaba a caer en sus redes, a ser víctima de sus caprichos.
La última vez la hizo ir desde su casa, vestida unicamente con un diminuto disfraz de mujer maravilla, hasta una quinta alquilada para la ocasión a las afuera de la ciudad. Allí pasaron un fin de semana de lujuria desenfrenado. Antes de despedirse, Clay le encargó un pedido difícil de conseguir.
- La próxima vez vení con tu prima Luciana - pidió con un dejo de misterio.
- ¿Cómo sabés de ella? - preguntó Juli con algo de miedo y curiosidad.
- Mañana, antes de entrar al colegio, vengan para acá. - le ordenó
Julieta no sabía que hacer, Luciana era una figurita muy difícil. Sus padres son muy celosos de sus movimientos, viven llamándola preguntando su ubicación, con quién estaba, a que hora regresaba. Y por nada del mundo le permitían andar con novio o algún chico, lo cual hacía que no conociese los placeres carnales.
Pese a sus dudas la idea no la desagradaba, por el contario, fantaseaba con estar desnudita con su prima y sacudirla con su cinturón - consolador negro.
Con muchas mentiras y más insistencias Juli convenció a su prima a ir con ella a la cita con Clay, su misterioso amante.
Al llegar al lugar acordado Clay los recibió fumando una pipa y con un whisky en la mano.
- Pasen chicas. - les invitó con tono libidinoso.
Ambas chicas lo saludaron pero en Luciana ese parente casto saludo tuvo casi un efecto afrodiscíaco; un leve cosquilleo le recorría su cuerpo, sentía que su conchita se le humedecía al sentir apenas el contacto con la piel de Clay.
- Bienvenida Luciana!!! - dijo rompiendo el silencio una vez adentro de la casa. - Te preguntarás por que te invitamos aca, pues bien la respuesta es sencilla. Quiero que seas el juguete de mi bebita. Quiero verlas jugar entre ustedes.
- ¿Jugar a qué? - preguntó inocente Luciana.
-Ay, boludaaaa!!!!!! -le respondió Juli en tono de burla - ¿A que mierda te pensás que vamos a jugar? -agregó.
Luciana empezó a hacer berrinches enojada con su prima, pidiendo casi a los gritos volver a la escuela, se sentía amenazada, con miedo a que le pase algo malo.
Clay se acercó a ella, la tomó de la mano, acarició suavemente su pelo y la besó apasionadamente al tiempo que deslizó su mano por debajo de la pollerita escolar y empezó a acariciar su pubis. Con un leve suspiro Luciana dejó de resistirse al capricho de ese, hasta entonces, desconocido. Juli, ni lerda ni perezosa, le bajó la tanguita y empezó a comerle la colita a su prima en un delicioso beso negro. Su lengua estimulaba el ano de su prima que se estremecía ante el trato de ambos. Clay las interrumpió, y tomándola de la mano, llevó a Luciana para que se acomode en el sillón del living. Y mientras Juli, ya desnuda, aprovechaba y le comía la conchita, Clay se desnudó y apoyó el pene erecto y bien grueso en su boca. Luciana jamás había experimentado tener un pene en su boca pero llevada por la calentura se lo metió en la boca y le dedicó frenéticas chupadas manejando una técnica digan de una experta. Juli por momentos dejaba de comerle la conchita a su prima para meterle los dedos ensalivados y acariciarle el clítoris. Luciana dba muestras de llegar al climax con movimientos espasmódicos y una contracción en la vagina que apretaba los dedos de Juli. Interrumpió la atención del pene de Clay para largar un grito de placer. Enajenada hasta daba la sensación de poner sus ojos en blanco. Minutos más tarde Clay le llenó la boca de esperma sin contemplaciones. Como una golosa Luciana tragó hasta la última gota mientras gozaba de su prima que frotaba su conchita contra la de ella en un duelo para alquilar balcones. Con mucho esfuerzo Juli se arrimó a su mochila y sacó un consolador doble para que jueguen entre ellas. Juli gozaba de su mayor debilidad, siempre tuvo la fantasía de tener algo con la prima y allí estaban, en casa de un extraño dando un espectáculo lésbico.
-Lu, vení y comeme la conchita - dijo con dificultad.
Como si fuera una lesbiana de años Luciana la acomodó y con dedicación hacía que su lengua estimulara el clítoris de su prima mientras Clay no dejó pasar la ocasión, y al tener la colita de ella a su disposición, empezó a meterle de a poco y con paciencia sus gruesos dedos. Cuando la dilató lo suficiente empezó a introducirle el consolador muy lentamente. Luciana sentía un dolor muy fuerte y a la vez una sensación muy placentera. Era como que algo le molestaba pero a la vez lo necesitaba. Juli gemía de placer por el trato de su prima que ahora había cambiado su lengua por sus dedos para estimular a su prima. Ambas quedaron tiradas en el sillón, desnudas, con una sonrisa de satisfacción en sus rostros. Luciana aún preservaba el consolador clavado en el culo mientras recibía un chorro de semen de Clay que, ante tamaño espectáculo, se pajeó a buen ritmo.
El día fue largo y siguieron enfiestados los tres poseídos. Al despedirse las chicas prometieron volver. Al recibir el beso de despedida Luciana sintió nuevamente ese cosquilleo inicial que tuvo al principio, aprendió así lo que es la palabra excitación.
Con Clay Blackmore Julieta descubrió cosas que jamás había experimentado, sensaciones extrañas, ambiguas, plenamente sexuales. No estaba enamorada, alguien tan libre como ella no se permitiría enamorarse, pero había algo que la atraía a ese hombre, que la obligaba a caer en sus redes, a ser víctima de sus caprichos.
La última vez la hizo ir desde su casa, vestida unicamente con un diminuto disfraz de mujer maravilla, hasta una quinta alquilada para la ocasión a las afuera de la ciudad. Allí pasaron un fin de semana de lujuria desenfrenado. Antes de despedirse, Clay le encargó un pedido difícil de conseguir.
- La próxima vez vení con tu prima Luciana - pidió con un dejo de misterio.
- ¿Cómo sabés de ella? - preguntó Juli con algo de miedo y curiosidad.
- Mañana, antes de entrar al colegio, vengan para acá. - le ordenó
Julieta no sabía que hacer, Luciana era una figurita muy difícil. Sus padres son muy celosos de sus movimientos, viven llamándola preguntando su ubicación, con quién estaba, a que hora regresaba. Y por nada del mundo le permitían andar con novio o algún chico, lo cual hacía que no conociese los placeres carnales.
Pese a sus dudas la idea no la desagradaba, por el contario, fantaseaba con estar desnudita con su prima y sacudirla con su cinturón - consolador negro.
Con muchas mentiras y más insistencias Juli convenció a su prima a ir con ella a la cita con Clay, su misterioso amante.
Al llegar al lugar acordado Clay los recibió fumando una pipa y con un whisky en la mano.
- Pasen chicas. - les invitó con tono libidinoso.
Ambas chicas lo saludaron pero en Luciana ese parente casto saludo tuvo casi un efecto afrodiscíaco; un leve cosquilleo le recorría su cuerpo, sentía que su conchita se le humedecía al sentir apenas el contacto con la piel de Clay.
- Bienvenida Luciana!!! - dijo rompiendo el silencio una vez adentro de la casa. - Te preguntarás por que te invitamos aca, pues bien la respuesta es sencilla. Quiero que seas el juguete de mi bebita. Quiero verlas jugar entre ustedes.
- ¿Jugar a qué? - preguntó inocente Luciana.
-Ay, boludaaaa!!!!!! -le respondió Juli en tono de burla - ¿A que mierda te pensás que vamos a jugar? -agregó.
Luciana empezó a hacer berrinches enojada con su prima, pidiendo casi a los gritos volver a la escuela, se sentía amenazada, con miedo a que le pase algo malo.
Clay se acercó a ella, la tomó de la mano, acarició suavemente su pelo y la besó apasionadamente al tiempo que deslizó su mano por debajo de la pollerita escolar y empezó a acariciar su pubis. Con un leve suspiro Luciana dejó de resistirse al capricho de ese, hasta entonces, desconocido. Juli, ni lerda ni perezosa, le bajó la tanguita y empezó a comerle la colita a su prima en un delicioso beso negro. Su lengua estimulaba el ano de su prima que se estremecía ante el trato de ambos. Clay las interrumpió, y tomándola de la mano, llevó a Luciana para que se acomode en el sillón del living. Y mientras Juli, ya desnuda, aprovechaba y le comía la conchita, Clay se desnudó y apoyó el pene erecto y bien grueso en su boca. Luciana jamás había experimentado tener un pene en su boca pero llevada por la calentura se lo metió en la boca y le dedicó frenéticas chupadas manejando una técnica digan de una experta. Juli por momentos dejaba de comerle la conchita a su prima para meterle los dedos ensalivados y acariciarle el clítoris. Luciana dba muestras de llegar al climax con movimientos espasmódicos y una contracción en la vagina que apretaba los dedos de Juli. Interrumpió la atención del pene de Clay para largar un grito de placer. Enajenada hasta daba la sensación de poner sus ojos en blanco. Minutos más tarde Clay le llenó la boca de esperma sin contemplaciones. Como una golosa Luciana tragó hasta la última gota mientras gozaba de su prima que frotaba su conchita contra la de ella en un duelo para alquilar balcones. Con mucho esfuerzo Juli se arrimó a su mochila y sacó un consolador doble para que jueguen entre ellas. Juli gozaba de su mayor debilidad, siempre tuvo la fantasía de tener algo con la prima y allí estaban, en casa de un extraño dando un espectáculo lésbico.
-Lu, vení y comeme la conchita - dijo con dificultad.
Como si fuera una lesbiana de años Luciana la acomodó y con dedicación hacía que su lengua estimulara el clítoris de su prima mientras Clay no dejó pasar la ocasión, y al tener la colita de ella a su disposición, empezó a meterle de a poco y con paciencia sus gruesos dedos. Cuando la dilató lo suficiente empezó a introducirle el consolador muy lentamente. Luciana sentía un dolor muy fuerte y a la vez una sensación muy placentera. Era como que algo le molestaba pero a la vez lo necesitaba. Juli gemía de placer por el trato de su prima que ahora había cambiado su lengua por sus dedos para estimular a su prima. Ambas quedaron tiradas en el sillón, desnudas, con una sonrisa de satisfacción en sus rostros. Luciana aún preservaba el consolador clavado en el culo mientras recibía un chorro de semen de Clay que, ante tamaño espectáculo, se pajeó a buen ritmo.
El día fue largo y siguieron enfiestados los tres poseídos. Al despedirse las chicas prometieron volver. Al recibir el beso de despedida Luciana sintió nuevamente ese cosquilleo inicial que tuvo al principio, aprendió así lo que es la palabra excitación.
7 comentarios - Julieta viciosa, con su amante y su prima.
Tiene buena imaginacion tu amiga.
Yo hace poquito hice mi primer relato, eso si, real pero parece que no ha tenido mucha aceptacion 😞
Abrazos!