Cuando su marido volvió de pescar, Rita inventó un dolor de cabeza para no salir a caminar y su esposo salió solo. En realidad no tuvo que inventarlo. Rita, con una resaca bestial, trataba de armar el rompecabezas de la noche anterior. Le parecía haber sido abusada por varios hombres, pero no podía recordar demasiada. Sin embargo el ardor en su vagina y su ano, le indicaban que no había sido un sueño. Recordaba haber ido a la playa siguiendo a su esposo, haber tomado algo, y luego todo eran luces y sombras, rostros que pasaban, placer, dolor, y el regreso a su casa.
Se quedó todo el día en cama con la excusa de estar medio engripada. Su esposo preparó el desayuno, le ofreció llevarla al médico a lo que ella se negó, y a la tardecita ya pudieron ir a caminar por el centro a mirar vidrieras. Rita trató de convencerse que nada había pasado. Y nadie iba a saberlo.
Debora, en su casa, miraba detenidamente el video. La calidad de la imagen no era muy buena pero resultaba evidente quien era la mujer enfiestada. Y eso era todo lo que necesitaba. Lo que tenía que pensar era como manejarlo para aprovechar la oportunidad.
***
De regreso de las vacaciones, Debora había organizado su plan. Volvió a su trabajo, y su jefe bronceado y alegre le resultó mas atractivo que nunca. Y más ahora que sabía que lo tenía a su alcance. Pero debía ser el quien le rogara que se acostaran.
Unos días después, encontró el momento para conversar a solas con Uriel, y le sacó el tema de las vacaciones. Uriel le contó de inmediato lo que había hecho, le contó de sus excursiones de pesca, las caminatas, etc.
- Y tú Débora? ¿ Cómo la pasaste?
- Bien Uriel, realmente aproveché para descansar.
-Bueno, pero habrás tenido tiempo para salir, conocer gente, me imagino.
- Si, hice algunas amigas nuevas y pude asistir a algunas reuniones.
- Me alegro por tí. Creo que realmente necesitas relacionarte mas. El trabajo no puede ser todo, dijo Uriel comprensivo.
- En el trabajo uno también se relaciona, y a veces esas relaciones son interesantes, dijo sonriendo.
Uriel se puso colorado. No pudo evitar darse cuenta de la doble intención. Si no fuera porque estaba casado y era feliz, esta mujer sabría quien era el.
- Cuéntame de esas reuniones, dijo para cambiar de tema.
- Oh, no fue nada. Lo mas interesante no me pasó a mí, la verdad. Fui a una fiesta en una casa de playa que estaba llena de jovencitos, y la verdad me estaba aburriendo.
- No me digas que nadie te invitó a bailar
- Si Uriel, me invitaron, y no solo a bailar, la verdad, pero no me siento cómoda con niñatos menores que yo. Prefiero hombres con más experiencia, dijo mirándolo a los ojos para que no quedaran dudas del mensaje, aunque hay otras mujeres adultas que prefieren los jovencitos, por supuesto.
Uriel bajó la vista.
- ¿ Y que fue lo interesante? Preguntó evasivo.
- Ohh, no puedo contarte demasiado, pero justamente se trata de una mujer muy entretenida con unos jovencitos.
- No te puedo creer. ¿ Y a la vista de todos?, preguntó con curiosidad.
- No, en realidad estaban escondidos en un monte de arbustos, y yo los descubrí sin querer. Pero parecía que la mujer no era la primera vez que hacía esto.
- ¿ Y eso como puedes saberlo?
- Bueno, la verdad que filmé todo y luego pude ver la escena en detalle. Y ella nunca opuso resistencia. Además gozó muchísimo con la forma en que la trataron.
- ¿ Lo grabaste? Preguntó curioso. Uriel, como todo hombre, sentía una debilidad manifiesta por las escenas eróticas, y mas cuando eran amateur reales, como estas.
- Si, lo grabé, pero pienso borrarlo, dijo Débora en forma casual.
- ¿ Para qué lo vas a borrar, si total no incrimina a ningún conocido? Guárdalo.
- ¿ Y para que lo quiero? Lo grabé porque me llamó la atención y tenía el celular a mano, pero no es el tipo de material que me gusta. Prefiero la realidad Uriel.
- No, bueno, a mi tampoco me interesa ese tipo de cosas. Pero no deja de ser un documento interesante. La conducta de las personas siempre me intriga, dijo tratando de disimular su interés.
-Pues desde allí, tienes razón. A mí me llamó la atención porque imagino que esa mujer debe tener un novio, un marido, hijos, que se yo. Me pareció muy bizarro que buscara sexo con 4 jovencitos, dijo para aumentar el morbo de su jefe.
- ¿4?, dijo sin poder evitarlo.
- Si, pero bueno. Yo prefiero uno que realmente me guste, la verdad. Prefiero calidad sobre cantidad, dijo.
Se levantó para irse, y cuando llegó a la puerta, se dio vuelta.
- Uriel: si le interesa puedo hacerle una copia. La calidad no es muy buena, pero si le interesan las conductas humanas puede ser interesante.
- No quisiera molestarte con eso, dijo Uriel sin poder ocultar su interés.
- No hay problemas. Antes de borrarlo le haré una copia y se la alcanzo. Lo que no puedo asegurarle es que día tendré tiempo.
- No hay problemas Débora. Te agradezco, y nos seguimos viendo.
Débora salió. El pájaro estaba en la trampera. Solo era cuestión de tiempo.
***
Pasaron varios días. Débora se demoró a propósito para aumentar el interés de Uriel. Por fin un día apareció en la oficina con un pendrive.
- Hola Uriel,aquí te traigo lo prometido, pero la verdad no se si dártelo, dijo poniéndose seria.
- Hola Débora, Y por qué dudas? ,dijo sorprendido.
- No sé. Me imagino que esta mujer tiene pareja y no quisiera difundir sus andanzas.
- Pero si no saldrá de mi pc, no te preocupes. Además que juguetee con 4 jovencitos no debe ser tan grave.
- Es que es mucho mas que un jugueteo, Uriel. En fin, te lo dejo y confío en tu discreción. Ahh, lo grabé en el pen donde tengo las fotos de las vacaciones. No tuve tiempo de copiarlas, así que pasa el video a tu compu y luego devuelveme el pen, por favor, que no tengo copia de las fotos. Y uniendo el dicho al hecho dejó sobre el escritorio el pen y se retiró.
Uriel lo tomó en sus manos, y lo guardó en su portafolio. Esa noche, cuando su esposa se durmiera, el se quedaría en el estudio para verlo.
Al final de la jornada regresó a su casa, se dio una ducha, cenó junto con su esposa, miraron un rato de televisión y a la hora de dormir le dijo que tenía un trabajo que terminar. La besó y se fue a su estudio.
Rita, cansada de todo el día, y sabiendo que su esposo no tenía horarios para terminar un trabajo, una vez en el dormitorio, tomó un sedante y se durmió profundamente. Habitualmente no despertaba hasta la mañana siguiente.
Uriel en el estudio encendió su notebook, e insertó el pen.
La pantalla estalló en un cúmulo de imágenes de las vacaciones. Playas, paisajes, lugares conocidos, y muchas imágenes de Débora, vestida de fiesta, con jean, con pareos y varias con unas bikinis que cortaban el aire. Realmente era muy bonita. Uriel no pudo menos que empalmarse de solo verla. Inclusive descubrió una carpeta con autofotos donde la hembra estaba con ropa interior muy sexi y mostrando sus tetas espectaculares. Y para colmo se le estaba regalando todos los días. Si no fuera que quería tanto a su esposa y que era tan feliz en su matrimonio, otro gallo cantaría. En fin, trasteó por las imágenes un buen rato, y luego, por fin fue a la carpeta de videos. Allí uno solo, destacaba. Lo abrió.
Una imagen desenfocada, como si Debora estuviera tratando de acomodarse para filmar. La poca luz, que solo brindaba una fogata no alcanzaba a dar la nitidez necesaria a la escena. Cuando el celular se quedó quieto la imagen mejoró. A una distancia de unos 5 metros de donde estaba Débora filmando, dos muchachos estaban apretando a una mujer mientras la acariciaban soezmente. La situación lo volvió a excitar. La calentura de ver a Débora liviana de ropas y estas imagenes lo estaban calentando mal. Rogaba por que su esposa no se hubiera empastillado. En un rato, cuando terminara de ver estas imagenes le iba a echar un polvo de campeonato.
La escena siguió su curso. Se excitó a tope cuando uno de los muchachos la arrastró hasta acostarla en la arena.
La desnudó y se dedicó a chuparle las tetas. Uriel se apretaba su verga por sobre su ropa ante el morbo de la escena. Por fin, le separó las piernas y la clavó. La mujer gimió al principio pero luego se notaba que gozaba como una marrana. Lo que parecía una violación, se había transformado en una orgía en toda la regla. Era una mujer muy puta, se notaba claramente.
Otro de los jovenes mientras se había desnudado y masturbaba lentamente su herramienta. Cuando su compañero se vació completamente dentro de la hembra y se retiró, el se fue encima de la hembra, y ella separó sus piernas y le envolvió la cintura, haciendo que el macho la clavara hasta el fondo. Tiraron durante un buen rato, hasta que el macho se retiró y acostandose en la arena la llamó para que lo montara.
Uriel se tiró hacia adelante con su sillón para no perder detalle de lo que iba a pasar, y de pronto empalideció. No podía ser. Estaba loco. Esa mujer era muy parecida a Rita. Muy parecida. Demasiado parecida. Por Dios¡¡¡¡¡ Era Rita...
Quedó alli totalmente desarmado. No podía creer lo que estaba viendo Su amante esposa, su fiel compañera, estaba siendo pasada por la piedra por cuatro muchachos y no se resistía. Muy por el contrario, la muy puta disfrutaba de todo lo que le hacían. Si, se la notaba un poco bebida, pero eso no era excusa para que se dejara hacer lo que le estaban haciendo.
Además, había sido este verano. ¿ En qué momento?. Y su mente se iluminó. Cuando se iba a pescar. La muy puta aprovechaba sus salidas de pesca para ir a conseguir machos que la satisfacieran. La furia crecía dentro de su mente, pero con sorpresa notó que su calentura crecía mas que su furia. Ver a su mujercita convertida en la puta de una patota, lo calentaba. Era increíble.
Uno tras otro los jovenes pasaron por ella. Su sexo y su boca fueron ocupados por las diferentes vergas, pero no estaba todo dicho.
Cuando la encularon, Uriel comenzó a flipar de calentura y de bronca.
Miró el video varias veces. No podía convencerse. Pero era verdad. La habían enculado uno detrás de otro. A ella, que jamás le había querido entregar el culo, 3 pendejos desconocidos la habían sodomizado sin clemencia.
Por fin, apagó la pc. Quitó el pen y se quedó allí destruido. No sabía que hacer.
Se levantó y fue al dormitorio. Rita dormía a pierna suelta. Las pastillas sobre la mesa de noche indicaban claramente que no iba a poder despertarla. Dio vueltas por la casa tratando de pensar. Miró la hora. 1 de la mañana. Tenía que hablar con alguien. Tomó el teléfono y marcó el número de Débora.
Sonó varias veces. Ya estaba por desistir cuando una voz adormilada atendió. Débora estaba despierta esperando esta llamada, pero se hizo la dormida.
- Hola
- Hola Débora, perdona la hora.
- ¿ Quién habla?
- Uriel, Débora
- Uriel, ¿ qué hora es? ¿ Pasa algo?
- No, perdona que te moleste, pero no sabía con quien hablar.
- No hay problemas Uriel. ¿ Qué necesitas?
- Es sobre el video.
- Ahh, ¿ Qué pasa?
- Tu no conoces a nadie de los que intervienen en él?
- No Uriel, ya te dije. Yo fui invitada a esa fiesta y no conocía a nadie.
- Está bien. Quizás será mejor que lo dejemos para mañana.
- No hay problemas. Mira, si es tan importante para tí, vente hasta mi casa. Mientras llegas preparo café y charlamos un rato.
La trampa era muy burda, pero Uriel no estaba en condiciones de darse cuenta de nada.
- No quisiera molestarte, pero en verdad necesito hablar con alguien.
- Ni una palabra mas Uriel. Corto y preparo el café. Te espero.
Uriel se vistió de prisa, sin hacer ruido. Rita estaba profundamente dormida y no se dio cuenta de nada. Salió del departamento, tomó su auto y partió hacia el domicilio de Débora, del cual lo separaba unos 20 minutos de viaje.
Llegó, y ella le franqueó el acceso. Tocó timbre en su puerta y Débora le abrió.
Estaba vestida con un camisón corto negro, que dejaba muy poco librado a la imaginación. Realmente cortaba el aliento solo verla. Uriel se puso colorado y sintió que su verga latía de placer.
- Pasa Uriel, perdona que no me vestí pero me entretuve con el café, y llegaste muy rápido, dijo mientras lo tomaba de la mano y lo hacía pasar.
- Perdona tu la hora, dijo Uriel sentándose en un sillón. Desde esa posición, la visión de Débora era aún mas fascinante.
Ella se sentó en otro sillón y cruzo sensualmente las piernas, tapando lo mínimo indispensable a la mirada del macho, que se perdía de manera inevitable en sus piernas.
- Cuéntame que te trajo hasta aquí. Me imagino que debe ser muy importante.
- Mas de lo que imaginas.
- Te escucho.
- ¿ Tú conoces a mi mujer?
- No, no la conozco. Pero creo que eso ya me lo preguntaste alguna vez.
- Si, tienes razón, pero es que estoy trastornado.
- ¿ Qué te pasó?, dijo simulando sorpresa.
- Es increíble, pero la mujer del video, es Rita, mi esposa.
Débora puso una cara de sorpresa digna del teatro. Se quedó callada como si buscara las palabras.
- Pero, ¿ Estás seguro? Mira que la calidad del video es muy mala, puedes equivocarte.
- No hay error posible. No sabes lo furioso que estoy.
- No puedo creerlo. ¿ Le preguntaste a ella?
- Estaba durmiendo, pero no creo que tenga nada que preguntarle.
- Por el contrario, creo que debes confrontarla y escuchar su explicación.
- ¿ Cuántas copias hay?, preguntó preocupado
- Solo la que tienes tú. Yo lo copié y lo borre de mi celu, mintió.
- Lo que quiero es hacerle pagar por su conducta.
Débora se levantó del sillón y se sentó en el apoyabrazos del sillón de Uriel y le acarició el cabello con dulzura.
- Pobre Uriel. Te entiendo, pero, sabes, muchas veces lo que sentimos por una persona no tiene que ver con los deseos ocultos que tenemos. Quizás Rita sigue siendo una buena mujer, y simplemente por una vez tuvo ganas de probar algo distinto.
- ¡ No es así ! Imagínate si yo quisiera probar algo distino. ¿ Ella que diría?
- Es que ella no tendría que enterarse y no le afectaría. El problema se da porque casualmente tú te enteraste, si no tu vida seguiría normalmente, y ella se sentiría feliz por haberse dado el gusto.
- Que facil lo haces. ¿ Y el compromiso? ¿ Y el amor?
- ¿ Qué tiene que ver el sexo con el amor? Ay, Uriel, eres muy inocente. ¿ Nunca has tenido ganas de tener sexo con otra persona que no fuera tu esposa? ¿ Y crees que si lo hubieras tenido querrías menos a Rita?
- A partir de ahora mi conducta va a cambiar. No pienso privarme de ninguna oportunidad que se presente.
Débora seguía acariciandole el cabello con dulzura. Uriel apoyó su mano sobre las piernas de ella sin darse cuenta.
- Si vas a relacionarte con otras personas no puede ser por odio o revancha. Tiene que ser por placer, Uriel, dijo ella trasladando sus caricias a sus hombros y cuello. Uriel cerró los ojos disfrutando de esas manos que le electrificaban el cuerpo. Sentía como su verga se endurecía sin remedio. No podía soportarlo.
- No Débora, no será por odio, dijo deslizando su mano por las calientes piernas de la hembra.
Débora lo dejó hacer un rato y luego lentamente se levantó.
- Bueno Uriel, es tarde y en unas horas tenemos que ir a trabajar, dijo sonriendo suavemente.
Uriel estaba muy excitado, pero no sabía como avanzar sobre esa mujer. Se levantó lentamente.
- Tienes razón, Débora. Mañana nos vemos en el trabajo.
Débora se acercó, lo besó en la mejilla y lo acompañó a la puerta. Uriel, detrás de ella veía la silueta de su cuerpo a través de su ropa fina. Ella abrió la puerta y Uriel salió necesitado de aire fresco.
Al regresar a su casa, su mujer seguía durmiendo. Sin hacer ruido se acostó a su lado.
Dormido, recordaba el cuerpo de Débora, y se despertó con una erección increíble. Por un momento pensó en cogerse a su esposa que, dormida, dejaba a la vista una de sus torneadas piernas, pero prefirió levantarse, fue al baño a ducharse, y bajo la ducha, se masturbó lentamente hasta conseguir una profunda corrida. El agua caliente se llevó su semen, lentamente.
Ya mas tranquilo, volvió al dormitorio y comenzó a vestirse.
Rita se despertó sobresaltada.
- ¿ Qué hora es? Preguntó entre dormida.
- es temprano, sigue durmiendo.
- ¿ Qué haces levantado?
- Hoy me voy mas temprano que tengo cosas que preparar para una reunión importante. Sigue durmiendo. Nos vemos a la noche, dijo, y salió rápidamente.
Rita volvió a dormirse. En sueños recordaba en forma entrecortada lo que había pasado en la playa. Había imágenes que se le escapaban culpa del alcohol, pero la excitación de su cuerpo, le señalaba que había disfrutado lo ocurrido, mas allá de lo traumático y forzado. No pasó ni media hora que un profundo orgasmo la arrasó, sin siquiera haberse tocado.
Se quedó todo el día en cama con la excusa de estar medio engripada. Su esposo preparó el desayuno, le ofreció llevarla al médico a lo que ella se negó, y a la tardecita ya pudieron ir a caminar por el centro a mirar vidrieras. Rita trató de convencerse que nada había pasado. Y nadie iba a saberlo.
Debora, en su casa, miraba detenidamente el video. La calidad de la imagen no era muy buena pero resultaba evidente quien era la mujer enfiestada. Y eso era todo lo que necesitaba. Lo que tenía que pensar era como manejarlo para aprovechar la oportunidad.
***
De regreso de las vacaciones, Debora había organizado su plan. Volvió a su trabajo, y su jefe bronceado y alegre le resultó mas atractivo que nunca. Y más ahora que sabía que lo tenía a su alcance. Pero debía ser el quien le rogara que se acostaran.
Unos días después, encontró el momento para conversar a solas con Uriel, y le sacó el tema de las vacaciones. Uriel le contó de inmediato lo que había hecho, le contó de sus excursiones de pesca, las caminatas, etc.
- Y tú Débora? ¿ Cómo la pasaste?
- Bien Uriel, realmente aproveché para descansar.
-Bueno, pero habrás tenido tiempo para salir, conocer gente, me imagino.
- Si, hice algunas amigas nuevas y pude asistir a algunas reuniones.
- Me alegro por tí. Creo que realmente necesitas relacionarte mas. El trabajo no puede ser todo, dijo Uriel comprensivo.
- En el trabajo uno también se relaciona, y a veces esas relaciones son interesantes, dijo sonriendo.
Uriel se puso colorado. No pudo evitar darse cuenta de la doble intención. Si no fuera porque estaba casado y era feliz, esta mujer sabría quien era el.
- Cuéntame de esas reuniones, dijo para cambiar de tema.
- Oh, no fue nada. Lo mas interesante no me pasó a mí, la verdad. Fui a una fiesta en una casa de playa que estaba llena de jovencitos, y la verdad me estaba aburriendo.
- No me digas que nadie te invitó a bailar
- Si Uriel, me invitaron, y no solo a bailar, la verdad, pero no me siento cómoda con niñatos menores que yo. Prefiero hombres con más experiencia, dijo mirándolo a los ojos para que no quedaran dudas del mensaje, aunque hay otras mujeres adultas que prefieren los jovencitos, por supuesto.
Uriel bajó la vista.
- ¿ Y que fue lo interesante? Preguntó evasivo.
- Ohh, no puedo contarte demasiado, pero justamente se trata de una mujer muy entretenida con unos jovencitos.
- No te puedo creer. ¿ Y a la vista de todos?, preguntó con curiosidad.
- No, en realidad estaban escondidos en un monte de arbustos, y yo los descubrí sin querer. Pero parecía que la mujer no era la primera vez que hacía esto.
- ¿ Y eso como puedes saberlo?
- Bueno, la verdad que filmé todo y luego pude ver la escena en detalle. Y ella nunca opuso resistencia. Además gozó muchísimo con la forma en que la trataron.
- ¿ Lo grabaste? Preguntó curioso. Uriel, como todo hombre, sentía una debilidad manifiesta por las escenas eróticas, y mas cuando eran amateur reales, como estas.
- Si, lo grabé, pero pienso borrarlo, dijo Débora en forma casual.
- ¿ Para qué lo vas a borrar, si total no incrimina a ningún conocido? Guárdalo.
- ¿ Y para que lo quiero? Lo grabé porque me llamó la atención y tenía el celular a mano, pero no es el tipo de material que me gusta. Prefiero la realidad Uriel.
- No, bueno, a mi tampoco me interesa ese tipo de cosas. Pero no deja de ser un documento interesante. La conducta de las personas siempre me intriga, dijo tratando de disimular su interés.
-Pues desde allí, tienes razón. A mí me llamó la atención porque imagino que esa mujer debe tener un novio, un marido, hijos, que se yo. Me pareció muy bizarro que buscara sexo con 4 jovencitos, dijo para aumentar el morbo de su jefe.
- ¿4?, dijo sin poder evitarlo.
- Si, pero bueno. Yo prefiero uno que realmente me guste, la verdad. Prefiero calidad sobre cantidad, dijo.
Se levantó para irse, y cuando llegó a la puerta, se dio vuelta.
- Uriel: si le interesa puedo hacerle una copia. La calidad no es muy buena, pero si le interesan las conductas humanas puede ser interesante.
- No quisiera molestarte con eso, dijo Uriel sin poder ocultar su interés.
- No hay problemas. Antes de borrarlo le haré una copia y se la alcanzo. Lo que no puedo asegurarle es que día tendré tiempo.
- No hay problemas Débora. Te agradezco, y nos seguimos viendo.
Débora salió. El pájaro estaba en la trampera. Solo era cuestión de tiempo.
***
Pasaron varios días. Débora se demoró a propósito para aumentar el interés de Uriel. Por fin un día apareció en la oficina con un pendrive.
- Hola Uriel,aquí te traigo lo prometido, pero la verdad no se si dártelo, dijo poniéndose seria.
- Hola Débora, Y por qué dudas? ,dijo sorprendido.
- No sé. Me imagino que esta mujer tiene pareja y no quisiera difundir sus andanzas.
- Pero si no saldrá de mi pc, no te preocupes. Además que juguetee con 4 jovencitos no debe ser tan grave.
- Es que es mucho mas que un jugueteo, Uriel. En fin, te lo dejo y confío en tu discreción. Ahh, lo grabé en el pen donde tengo las fotos de las vacaciones. No tuve tiempo de copiarlas, así que pasa el video a tu compu y luego devuelveme el pen, por favor, que no tengo copia de las fotos. Y uniendo el dicho al hecho dejó sobre el escritorio el pen y se retiró.
Uriel lo tomó en sus manos, y lo guardó en su portafolio. Esa noche, cuando su esposa se durmiera, el se quedaría en el estudio para verlo.
Al final de la jornada regresó a su casa, se dio una ducha, cenó junto con su esposa, miraron un rato de televisión y a la hora de dormir le dijo que tenía un trabajo que terminar. La besó y se fue a su estudio.
Rita, cansada de todo el día, y sabiendo que su esposo no tenía horarios para terminar un trabajo, una vez en el dormitorio, tomó un sedante y se durmió profundamente. Habitualmente no despertaba hasta la mañana siguiente.
Uriel en el estudio encendió su notebook, e insertó el pen.
La pantalla estalló en un cúmulo de imágenes de las vacaciones. Playas, paisajes, lugares conocidos, y muchas imágenes de Débora, vestida de fiesta, con jean, con pareos y varias con unas bikinis que cortaban el aire. Realmente era muy bonita. Uriel no pudo menos que empalmarse de solo verla. Inclusive descubrió una carpeta con autofotos donde la hembra estaba con ropa interior muy sexi y mostrando sus tetas espectaculares. Y para colmo se le estaba regalando todos los días. Si no fuera que quería tanto a su esposa y que era tan feliz en su matrimonio, otro gallo cantaría. En fin, trasteó por las imágenes un buen rato, y luego, por fin fue a la carpeta de videos. Allí uno solo, destacaba. Lo abrió.
Una imagen desenfocada, como si Debora estuviera tratando de acomodarse para filmar. La poca luz, que solo brindaba una fogata no alcanzaba a dar la nitidez necesaria a la escena. Cuando el celular se quedó quieto la imagen mejoró. A una distancia de unos 5 metros de donde estaba Débora filmando, dos muchachos estaban apretando a una mujer mientras la acariciaban soezmente. La situación lo volvió a excitar. La calentura de ver a Débora liviana de ropas y estas imagenes lo estaban calentando mal. Rogaba por que su esposa no se hubiera empastillado. En un rato, cuando terminara de ver estas imagenes le iba a echar un polvo de campeonato.
La escena siguió su curso. Se excitó a tope cuando uno de los muchachos la arrastró hasta acostarla en la arena.
La desnudó y se dedicó a chuparle las tetas. Uriel se apretaba su verga por sobre su ropa ante el morbo de la escena. Por fin, le separó las piernas y la clavó. La mujer gimió al principio pero luego se notaba que gozaba como una marrana. Lo que parecía una violación, se había transformado en una orgía en toda la regla. Era una mujer muy puta, se notaba claramente.
Otro de los jovenes mientras se había desnudado y masturbaba lentamente su herramienta. Cuando su compañero se vació completamente dentro de la hembra y se retiró, el se fue encima de la hembra, y ella separó sus piernas y le envolvió la cintura, haciendo que el macho la clavara hasta el fondo. Tiraron durante un buen rato, hasta que el macho se retiró y acostandose en la arena la llamó para que lo montara.
Uriel se tiró hacia adelante con su sillón para no perder detalle de lo que iba a pasar, y de pronto empalideció. No podía ser. Estaba loco. Esa mujer era muy parecida a Rita. Muy parecida. Demasiado parecida. Por Dios¡¡¡¡¡ Era Rita...
Quedó alli totalmente desarmado. No podía creer lo que estaba viendo Su amante esposa, su fiel compañera, estaba siendo pasada por la piedra por cuatro muchachos y no se resistía. Muy por el contrario, la muy puta disfrutaba de todo lo que le hacían. Si, se la notaba un poco bebida, pero eso no era excusa para que se dejara hacer lo que le estaban haciendo.
Además, había sido este verano. ¿ En qué momento?. Y su mente se iluminó. Cuando se iba a pescar. La muy puta aprovechaba sus salidas de pesca para ir a conseguir machos que la satisfacieran. La furia crecía dentro de su mente, pero con sorpresa notó que su calentura crecía mas que su furia. Ver a su mujercita convertida en la puta de una patota, lo calentaba. Era increíble.
Uno tras otro los jovenes pasaron por ella. Su sexo y su boca fueron ocupados por las diferentes vergas, pero no estaba todo dicho.
Cuando la encularon, Uriel comenzó a flipar de calentura y de bronca.
Miró el video varias veces. No podía convencerse. Pero era verdad. La habían enculado uno detrás de otro. A ella, que jamás le había querido entregar el culo, 3 pendejos desconocidos la habían sodomizado sin clemencia.
Por fin, apagó la pc. Quitó el pen y se quedó allí destruido. No sabía que hacer.
Se levantó y fue al dormitorio. Rita dormía a pierna suelta. Las pastillas sobre la mesa de noche indicaban claramente que no iba a poder despertarla. Dio vueltas por la casa tratando de pensar. Miró la hora. 1 de la mañana. Tenía que hablar con alguien. Tomó el teléfono y marcó el número de Débora.
Sonó varias veces. Ya estaba por desistir cuando una voz adormilada atendió. Débora estaba despierta esperando esta llamada, pero se hizo la dormida.
- Hola
- Hola Débora, perdona la hora.
- ¿ Quién habla?
- Uriel, Débora
- Uriel, ¿ qué hora es? ¿ Pasa algo?
- No, perdona que te moleste, pero no sabía con quien hablar.
- No hay problemas Uriel. ¿ Qué necesitas?
- Es sobre el video.
- Ahh, ¿ Qué pasa?
- Tu no conoces a nadie de los que intervienen en él?
- No Uriel, ya te dije. Yo fui invitada a esa fiesta y no conocía a nadie.
- Está bien. Quizás será mejor que lo dejemos para mañana.
- No hay problemas. Mira, si es tan importante para tí, vente hasta mi casa. Mientras llegas preparo café y charlamos un rato.
La trampa era muy burda, pero Uriel no estaba en condiciones de darse cuenta de nada.
- No quisiera molestarte, pero en verdad necesito hablar con alguien.
- Ni una palabra mas Uriel. Corto y preparo el café. Te espero.
Uriel se vistió de prisa, sin hacer ruido. Rita estaba profundamente dormida y no se dio cuenta de nada. Salió del departamento, tomó su auto y partió hacia el domicilio de Débora, del cual lo separaba unos 20 minutos de viaje.
Llegó, y ella le franqueó el acceso. Tocó timbre en su puerta y Débora le abrió.
Estaba vestida con un camisón corto negro, que dejaba muy poco librado a la imaginación. Realmente cortaba el aliento solo verla. Uriel se puso colorado y sintió que su verga latía de placer.
- Pasa Uriel, perdona que no me vestí pero me entretuve con el café, y llegaste muy rápido, dijo mientras lo tomaba de la mano y lo hacía pasar.
- Perdona tu la hora, dijo Uriel sentándose en un sillón. Desde esa posición, la visión de Débora era aún mas fascinante.
Ella se sentó en otro sillón y cruzo sensualmente las piernas, tapando lo mínimo indispensable a la mirada del macho, que se perdía de manera inevitable en sus piernas.
- Cuéntame que te trajo hasta aquí. Me imagino que debe ser muy importante.
- Mas de lo que imaginas.
- Te escucho.
- ¿ Tú conoces a mi mujer?
- No, no la conozco. Pero creo que eso ya me lo preguntaste alguna vez.
- Si, tienes razón, pero es que estoy trastornado.
- ¿ Qué te pasó?, dijo simulando sorpresa.
- Es increíble, pero la mujer del video, es Rita, mi esposa.
Débora puso una cara de sorpresa digna del teatro. Se quedó callada como si buscara las palabras.
- Pero, ¿ Estás seguro? Mira que la calidad del video es muy mala, puedes equivocarte.
- No hay error posible. No sabes lo furioso que estoy.
- No puedo creerlo. ¿ Le preguntaste a ella?
- Estaba durmiendo, pero no creo que tenga nada que preguntarle.
- Por el contrario, creo que debes confrontarla y escuchar su explicación.
- ¿ Cuántas copias hay?, preguntó preocupado
- Solo la que tienes tú. Yo lo copié y lo borre de mi celu, mintió.
- Lo que quiero es hacerle pagar por su conducta.
Débora se levantó del sillón y se sentó en el apoyabrazos del sillón de Uriel y le acarició el cabello con dulzura.
- Pobre Uriel. Te entiendo, pero, sabes, muchas veces lo que sentimos por una persona no tiene que ver con los deseos ocultos que tenemos. Quizás Rita sigue siendo una buena mujer, y simplemente por una vez tuvo ganas de probar algo distinto.
- ¡ No es así ! Imagínate si yo quisiera probar algo distino. ¿ Ella que diría?
- Es que ella no tendría que enterarse y no le afectaría. El problema se da porque casualmente tú te enteraste, si no tu vida seguiría normalmente, y ella se sentiría feliz por haberse dado el gusto.
- Que facil lo haces. ¿ Y el compromiso? ¿ Y el amor?
- ¿ Qué tiene que ver el sexo con el amor? Ay, Uriel, eres muy inocente. ¿ Nunca has tenido ganas de tener sexo con otra persona que no fuera tu esposa? ¿ Y crees que si lo hubieras tenido querrías menos a Rita?
- A partir de ahora mi conducta va a cambiar. No pienso privarme de ninguna oportunidad que se presente.
Débora seguía acariciandole el cabello con dulzura. Uriel apoyó su mano sobre las piernas de ella sin darse cuenta.
- Si vas a relacionarte con otras personas no puede ser por odio o revancha. Tiene que ser por placer, Uriel, dijo ella trasladando sus caricias a sus hombros y cuello. Uriel cerró los ojos disfrutando de esas manos que le electrificaban el cuerpo. Sentía como su verga se endurecía sin remedio. No podía soportarlo.
- No Débora, no será por odio, dijo deslizando su mano por las calientes piernas de la hembra.
Débora lo dejó hacer un rato y luego lentamente se levantó.
- Bueno Uriel, es tarde y en unas horas tenemos que ir a trabajar, dijo sonriendo suavemente.
Uriel estaba muy excitado, pero no sabía como avanzar sobre esa mujer. Se levantó lentamente.
- Tienes razón, Débora. Mañana nos vemos en el trabajo.
Débora se acercó, lo besó en la mejilla y lo acompañó a la puerta. Uriel, detrás de ella veía la silueta de su cuerpo a través de su ropa fina. Ella abrió la puerta y Uriel salió necesitado de aire fresco.
Al regresar a su casa, su mujer seguía durmiendo. Sin hacer ruido se acostó a su lado.
Dormido, recordaba el cuerpo de Débora, y se despertó con una erección increíble. Por un momento pensó en cogerse a su esposa que, dormida, dejaba a la vista una de sus torneadas piernas, pero prefirió levantarse, fue al baño a ducharse, y bajo la ducha, se masturbó lentamente hasta conseguir una profunda corrida. El agua caliente se llevó su semen, lentamente.
Ya mas tranquilo, volvió al dormitorio y comenzó a vestirse.
Rita se despertó sobresaltada.
- ¿ Qué hora es? Preguntó entre dormida.
- es temprano, sigue durmiendo.
- ¿ Qué haces levantado?
- Hoy me voy mas temprano que tengo cosas que preparar para una reunión importante. Sigue durmiendo. Nos vemos a la noche, dijo, y salió rápidamente.
Rita volvió a dormirse. En sueños recordaba en forma entrecortada lo que había pasado en la playa. Había imágenes que se le escapaban culpa del alcohol, pero la excitación de su cuerpo, le señalaba que había disfrutado lo ocurrido, mas allá de lo traumático y forzado. No pasó ni media hora que un profundo orgasmo la arrasó, sin siquiera haberse tocado.
7 comentarios - Desconfianza ( 2da. parte)
dale Pulga que me enganchaste mal con la historia...