La mujer se paseaba por el bosque, poco a poco se fue alejando de la
villa, a cada paso la arboleda se hacía más espesa y los rayos del sol
apenas se filtraban dorando de luz los claros.
Maravillada por la naturaleza, aspiraba profundamente el aroma que
emanaban los eucaliptos, queriendo impregnarse de él, limpiar su
interior.
El sonido del viento entre los álamos acompañaba su andar, música de
bosque encantado.
Recordó las leyendas de los faunos quienes con sus
flautas entonaban melodías lascivas y voluptuosas en antiguos bosques,
siempre a la caza de ninfas, hambrientos de lujuria.
Bajó la vista al suelo y de pronto, bajo los árboles, miles de
estrellas rojas brillaron.
Se acercó curiosa ante esa visión mágica y entre el verde y la
penumbra tentadoras frambuesas se ofrecían en sensual convite.
Probó una con timidez y el fruto rojo se le brindó dulce y ácido,
embriagante...con avidez comenzó a devorar una tras otra, un frenesí
de jugos rojos cayendo de su boca y siguiendo las sinuosas líneas
descendentes de su cuerpo.
Escuchó un sonido que la sacó de aquel trance, miró alrededor sin
lograr ver el origen y notó en sus manos los arañazos que las
espinas le habían dejado como tributo a su desenfreno, un hilillo de
sangre caía de su palma.
Aún ebria por el banquete, se estremeció cuando al levantar la vista
un hombre parado frente a ella la observaba.
Recordó que las mujeres
de la villa le habían advertido acerca de un lobo que moraba esos
bosques, siempre al acecho de las féminas incautas que no creían en
leyendas y que se adentraban en su territorio.
Mirada penetrante, fuerza hipnótica que la inmovilizó, se dejó hacer
mientras el hombre, sin emitir palabra y sin premura lamió la sangre
de sus dedos, se deleitó en su boca, en su cuello, en sus pechos,
saboreando la piel impregnada de aromas y jugos frutales, despertando
la sensualidad de la mujer, que sólo suspiraba embrujada.
El lobo la condujo hacia lo más profundo del bosque, la espesura era
tal que parecía que la noche había caído súbitamente, la hizo
arrodillar sobre un colchón de hojas húmedas, le cerró los ojos y en
un movimiento, cruzó sus brazos por detrás de la espalda, una atadura
invisible, impalpable, sortilegio al que la mujer se entregó.
Se arrodilló frente a ella y con sus dedos dibujó una y otra vez cada
contorno de su cuerpo.
La mujer languidecía ante cada caricia que se demoraba en sus pezones,
duros, anhelantes...erguía sus pechos ofreciéndolos a su cazador, pero
él, ningún apuro tenía y siguió explorando, tanteando y reconociendo a
su presa antes de dar el primer mordisco.
Se detuvo a investigar largamente su pubis, sus labios húmedos, como
buscando hallar entre las piernas de la mujer su propio fruto rojo con
el que embriagarse, perder el control.
Los gemidos de la presa se hicieron intensos, ya era un ruego...el
hombre acometió su sexo con sus dedos, una y otra vez, mientras
devoraba, ahora si, la carne de sus pechos.
Mientras ella aún se estremecía de placer, el lobo se incorporó y sin
permitirle abrir los ojos delineó la boca de la mujer con su vara
húmeda, ella aspiró su aroma y buscaba desesperadamente degustar el
segundo manjar que el día le ofrecía... él alejaba y acercaba su
miembro, una danza ritual con la femenina lengua...finalmente el
hombre accedió a dejarse llevar por esa boca, que lo recibía cálida,
deseosa y en la que perdido, dejó de ser el cazador.
Entonces la presa tomó el control, abrió los ojos, liberó su atadura
mágica y con firme gesto tendió al hombre sobre el suelo, se acomodó a
horcajadas sobre el lobo domesticado y con su mano diestra tomó el
sexo erecto y lo frotó por su fruto rojo, mezclando humedades, olores,
sabores, texturas divinas.
El cazador rendido, se dejó llevar hasta la trampa de la presa,
anhelada penetración, sexos sudorosos, conjunción natural de cuerpos y
almas, animales salvajes, domesticados, salvajes...bosque sagrado,
frutas benditas...éxtasis de gloria de roja pasión.
La mujer despertó cuando un rayo de sol se coló entre la espesura, en
sus manos un manojo de frambuesas, en su piel, el aroma del lobo...
24 comentarios - El bosque encantado
debo puntosss 🙂
adoro su pluma le conté?
Eso sí, decime donde es ese bosque porque entre el olor a eucalipto, el sonido del viento entre los álamos y el sabor de las frambuesas mejor lo evito porque el fauno ese me va a atrapar a mí también y por ahora, y a mí edad, no quisiera probar .... 😬
Vuelvo mañana con puntos que se me acabaron.
Beso!
Fiu .... menos mal !!!!
Dejamos puntines !!
Me encantó !!!
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Lo lei dos veces, para disfrutarlo como se merece
invisible, impalpable, sortilegio al que la mujer se entregó. .. yo estaba super entregada asi k lo k se vino despues no hubiera importado si se hubiera comido a la presa pork antes la lleno de placer
Me encanto!!
Gracias por compartir
deseosa y en la que perdido, dejó de ser el cazador..."
algo mas excitante que pasar de cazador a deseada presa, milady?
bellisimo relato, como su autora
Gracias Bachito 🙂
Me inclino y me reverencio ante éste relato... es toda una DELICIA!!!!!
Cómo disfruto de tus letras...
Realmente me encantó!!!!!
Lindo relato .
"buscando hallar entre las piernas de la mujer su propio fruto rojo con
el que embriagarse, perder el control.".....
Y vaya que lo perdió.....
Pero dicen que esas cosas son solo para locos o para benditos....
Habrá que perderse por una u otra razón... 🤘
Y con el reeesto de los niños, que si no los cuidamos quien lo hará.... 😘
Nada más que gracias ante tanta generosidad poca cosa, pero al menos es algo para no parecer tan ingrato 💐
sus manos un manojo de frambuesas, en su piel, el aroma del lobo..."
Me transportó ☺️ 😘
anhelada penetración, sexos sudorosos, conjunción natural de cuerpos y
almas, animales salvajes, domesticados, salvajes...bosque sagrado,
frutas benditas...éxtasis de gloria de roja pasión.
Hermoso!
Qué bella imaginación reina de mi Corazón....
Debo.
Vuelvo!
Muchas gracias me gusto tu texto.
El cazador fue cazado y la víctima se convirtió en predadora...
Para las lastimaduras de sus manos provocadas por la zarzamora le recomiendo un poco de saliva de lobo. Tiene poderes antisépticos y cicatrizantes... 🌹 😘