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Parodia: "casados con hijos III"

Les dejo la primera y segunda parte de esta saga para los que no la leyeron:

http://www.poringa.net/posts/relatos/2358931/Parodia-Casados-con-hijos.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/2359096/Parodia-casados-con-hijos-II.html

Acá la última parte de esta historia:

Luego de la noche de acción de los Argento. Coky no dejaba de pensar en su hermana, y mucho más en su madre. La interacción de Paola le generó un incremento en el deseo incestuoso a Coky. No dejaba de pajearse todo el día. Cualquier momento era ideal para sacudirse el ganso. Cuando encontraba momento para estar junto a Paola, él solo le acercaba el bulto a su mano, o a su culo. Paola se dejaba apoyar, solo lo miraba con expresión picaresca. Cuando la pija de su hermano estaba en su mano, solo la toqueteaba un poco y se iba, dejándolo al palo.

-Paola! –Se quejaba Coky, reprochándole el bulto en su pantalón. –Por favor, hermanita! Hacete cargo de esto!
-Nada, nada, Cokito! Anda y pedile a mamá que te toque y te chupe la pija! –Le respondía ella.
-Dale, Paola! La chupas un poquito, y listo!- Intentaba convencerla.
-Ay, no sé. – Mientras que Paola se agachaba, acercaba su rostro a la bragueta de su hermano. Pasaba su mano por el miembro resaltado sobre el pantalón. –Mmmm… No! Creo que mejor no! –Levantándose y yéndose del living.
-Paola, no me podes dejar así!
-Sí, que puedo! Si vos queres que te la chupe siempre, primero tenes que cogerte a mamá! –estirando su mano esperando que Coky acepte el trato.
-Uhh, Paola! … Bueno, acepto!- Estrechando la mano de Paola.

Paola se retiró de la casa, riéndose y haciéndole el gesto de la paja con su mano, a modo de despedida. Desde ese momento, Coky intentó aprovechar todas sus chances para acercarse a Moni de modo sexual.
Cada vez que Moni cocinaba, Coky la abrazaba por detrás demostrándole su cariño. Él se quedaba abrazándola esperando que se le parara la pija, apoyándola sobre las dos grandes nalgas vestidas en calzas apretadas de su madre. Moni se asustaba y se alejaba. Ella se distanciaba del abrazo empalagoso de su hijo. En ese momento, Coky desistía, y se iba al baño a masturbarse.

-Que le pasará a este chico?- Se preguntaba Moni. –La paja le está haciendo mal! –Se autocontestaba.

En otra ocasión, Moni miraba muy concentrada el programa de chimentos. Por lo que Coky aprovechó para abrazarla desde atrás, agarrándole las tetas a su madre.

-Ay, Coky! Me asustaste!- Moni quería creer que el roce de Coky fue sin intensión.
-Uy, mamucha! Disculpa. Creí que te iba a gustar un abrazo. – Contestaba Coky, haciéndole pucherito.
-Claro que sí, bebe! Pero no tenes que asustar a mami!- Mientras que ingenuamente, Moni llevaba la cabeza de su hijo a su pecho. Coky aprovechó para hundir su cara entre las tetas de su madre.
-Bueno, basta!- Sacándose de encima a su hijo. –Ya no sos un nene, Cokito! Portate bien!

Tras dicho esto, Moni salió hacia la cocina, desesperada. Coky se quedó en el sillón, agarrándose el ganso y mordiéndose los labios. A veces, él se sentía cada vez más cerca de su objetivo, pero también un poco más lejos.

Horas más tardes, sonó el timbre de la casa de los Argentos.

-Si sos María Elena, pasa!- Gritó Moni desde la cocina.
-Hola Moni!- María Elena se acercó hasta ella, saludándola, y sentándose en la mesa de la cocina. –Que pasa Moni? Por qué esa cara?
-Ay, María Elena, no sé cómo contártelo!
-Y Podrías empezar por servirme algo de tomar!- Contestó rápidamente María Elena, levantando una ceja.
Mónica se levantó y llevó el termo y el mate hacía la mesa.
-Es sobre Coky.
-Y que hizo ahora ese pajero?
-Eso mismo, María Elena. Coky está más tarado, por la paja, y se insinúa a todo el mundo. Incluso a mí!
-Ay, Moni, pero tu hijo vive al palo. Que le vas a hacer?
-No, María Elena. Coky es algo pajero, pero nunca me había apoyado su pija, ni manoseado las tetas!... Y bueno, yo sé que este cuerpito es irresistible, pero es solo de Pepe!- Comentaba Moni, llevando sus manos desde su pecho hacia su cola.
-Bueno, Moni, no creo que sea para tanto!
-No sé qué hacer, María Elena!- Moni estaba al borde del llanto, mientras María Elena pasaba su brazo por sus hombros abrazándola.
-Creo que tengo una idea!- Comentó María Elena. –Mandame al pajero de tu hijo a mi casa. Yo le voy a enseñar como respetar a las mujeres!- Acotaba, mientras reía cruelmente.

Al rato, Moni se empezaba a inquietar. No le agradaba mucho la idea de que Coky se estuviera tocando pensando en ella, ni mucho menos las actitudes de acoso que había empezado a tener en la casa.

-Cokito! Cokito, Baja! Que mamita necesita que le hagas un mandado!- Lo llamaba Moni desde la cocina.

Al bajar, Coky se presentó ante su madre con una erección remarcada en sus pantalones. Moni, al ver la protuberancia en la entrepierna de su hijo, desvió la mirada y se llevó su mano derecha hacia la cara en forma de resignación.

-Es un pajero!- Dijo Moni en voz baja, al mejor estilo de su esposo.
-Que pasa mamucha?- Preguntó Coky.
-Nada, mi cielo. Necesito que le lleves este paquete a María Elena. Podes ir ahora?
-Ahora, mamuchis? Ufa!... Bueno, ahí voy!- Aceptaba, Coky, algo resignado.

Luego de escuchar la puerta de la casa cerrarse, Moni llamó a María Elena comentándole que su hijo estaba en camino. Segundos más tarde, Coky estaba golpeando la puerta de la casa de los Fuseneco.

-Hola? María Elena? Soy Cokito!- Se anunciaba.
-Pasa, Coky! Está abierto!- Contestaba desde adentro.

Coky abrió la puerta, la casa estaba algo a oscuras. En el aire, había un raro olor como a velas apagadas y aceites. Se escuchaba la voz de María Elena que invitaba a Coky a sentarse en el sillón de la casa.

-Gracias por venir, Cokito!- Le susurró en el oído, mientras lo abrazaba por la espalda. –Sabes porque viniste?- le preguntaba.
-No!- Negando reiteradamente con la cabeza, algo nervioso.
-Bueno, mira, tu mamá me dijo que estabas muy pajero!

Cuando Coky quiso responder, María Elena le tapó la boca con un dedo e iluminó un poco la casa con una vela. La luz amarillenta dejaba ver a María Elena vestida en un traje de látex negro ajustado, con botas largas y guantes. Coky estaba asombrado por la figura que tenía delante. Solo atinó a abrir su boca asombrado.

-Mira, pajerito. Yo te voy a sacar esas manías que se te pegaron!- Lo amenazaba. –Sabes qué? Vos me necesitas y yo te necesito! Hace rato que Dardo no me coge!!! Y vos tenes una pija importante, y yo… quiero pija!

Coky estaba anonadado. María Elena se sentó encima de él, y comenzó un baile erótico. Coky no se había percatado de que María Elena le había puesto unas esposas en las manos, atándolo por la espalda. Solo se dejaba llevar. Su verga había tomado forma.

-Veo que te calentaste, pendejo!- Le comentó al oído.
-Uy, si, María Elena!
-Bueno… Entonces, empezamos el juego!- Anunciaba María Elena.

Se levantó y se alejó un paso de Coky. Se llevó sus manos a su entrepierna y dejó visualizar un cierre. Lentamente fue abriendo la cremallera. Al abrirla completamente, Coky podía ver la concha depilada de María Elena, quién ya estaba toda mojada.

-Bueno, pendejo, ahora vas a saber tratar a una mujer! Me vas a chupar toda la concha. Sabes? Y si logras hacerme acabar, quizás… quizás, te dé un poquito de placer a vos!

María Elena se paró sobre el sillón, ubicando su argolla sobre la cabeza de Coky, refregándosela por toda la cara. Coky comenzó a lamer con ansias esos labios vaginales. Podía sentir como su nariz se iba impregnando de los fuertes fluidos de María Elena.

-Uy! Si, pendejo!... Dale, pajerito! Comeme la concha!!!... Usa esa lengua para otra cosa que no sea decir boludeces!!!

Cada vez más, María Elena apretaba su entrepierna contra la cara de Coky. Su lengua se movía de un lado para el otro; de arriba abajo; hundiéndose en esa concha carnosa; alimentándose de sus fluidos. Él ya empezaba a ahogarse. Segundos después, María Elena cerró fuertemente sus piernas y con un espasmo se dejó llevar en un orgasmo.

-Oh! Oh! Oh! Dios y la re calcada concha de tu hermana!- Pronunciaba María Elena en su orgasmo.

María Elena se despegó de la boca de Coky. Un hilo de saliva, mezclada con jugos vaginales, tomaba un brillo especial a la luz de la vela.

-Uy, creo que ahora me toca a mí!- Se emocionaba Coky.
-Jajaja! Te portaste bien, Cokito! Creo que mereces una recompensa… Pero, depende como sigas comportándote!

Ella se paró nuevamente frente a él. Comenzaba a sacarse el vestido. Al liberar sus tetas, se las llevó a la cara a Coky.

-Te gustan?- Le preguntaba, sacudiéndole las tetas frente a sus ojos.
-Uy! Si!

Prosiguió con su striptease. Al llegar a su cintura, se dio vuelta mostrándole la cola. Comenzó a bajarse el vestido, dejando ver una delgada tanga negra incrustada entre sus nalgas.

-Ay, la puta madre, María Elena!- Le recriminaba Coky.

El culo de María Elena quedó al aire. Ella se sentó sobre Coky, para sentir la verga dura de su vecinito. Se acomodó de tal manera que sentía toda la pija entre sus nalgas. Ella giró, a medias, para verlo cara a cara, y le pellizcó un pezón. Coky gritó más de dolor que de placer. María Elena siguió bajando hasta toparse con la joven verga de dieciocho centímetros de Coky. Violentamente, ella le bajó los pantalones y el calzón. Con su mano derecha agarró el miembro de Coky; y con fuertes movimientos, hacia gozar a su vecino, arriba y abajo.

-Ahora me vas a ir diciendo lo que quiero escuchar!- Le advirtió María Elena.

Coky asintió con la cabeza. Él solo quería que se la chupara y cogérsela. Ya no le importaba nada.

-A ver Cokito… Decime, vos estas acosando a tu mamá?
-No, no!- Contestaba Coky.

María Elena se enfureció, retorciéndole la verga a Coky.

-Ah! Ah! Ah!... Bueno, puede ser!- Admitía Coky, por el dolor.
-Ajam! Ahora nos entendemos mejor!

La confesión de Coky hizo que María Elena cambiara de postura, y prosiguiera con una dulce paja lenta.

-Y decime… Porque se te dio por esto? Vos no eras así!- Amenazándolo, presionando sus dedos sobre la verga.
-Eh… Eh… Bueno, es... Es por Paola!- Confesaba Coky.
-Paola? Que hizo Paolita?- Apretandole aún más la pija.
-Ella me dijo que si yo quería coger con ella, tenía que moverme a mamá!
-Asqueroso! Pajero incestuoso! Pervertido! Todo para cogerte a tu hermana!- María Elena le soltó la verga y se alejó dos pasos de Coky. -Pobre de tu hermana y de tu madre!
-Pobres? Paola vive calentando a todos! Ya se la cogió mi papucho! Y tu marido se la mueve una vez por semana!- Coky los ojos sabiendo que había metido la pata.
-Qué? Qué mi marido hace qué?... Esa perra inmunda de mierda se lo está cogiendo?... Con razón, Dardo viene tarde del trabajo y no me coge con ganas! La puta que los parió! Los voy a matar a todos! Hijos de putas!!!
-No, María Elena! Yo no hice nada!
-Vos!... Vos sos un pajero de mierda!- Le gritó María Elena, abofeteándolo.

María Elena se retiró del living hacia su dormitorio. Se cambió. Bajó al living con una petaca de whisky en la mano. Miró su reloj, y le quitó las esposas a Coky.

-Veni, pervertido! Vamos a tu casa a cagar a trompadas a tu hermana!- Arrastraba a Coky hacia la puerta.
La puerta de los Argento fue golpeada con furia por María Elena.
-Si? Quién es?- preguntaba Moni
-María Elena, Mónica! Abrime la puerta, si no la derribo a golpes!
-Que pasa, María Elena? Por qué tanto alboroto?- Preguntaba Moni, algo tensa, luego de abrir la puerta.

María Elena entró a la casa arrastrando a Coky; y enfurecida visualizó a Dardo en el sillón.

-Ajam! Así te quería agarrar a vos!- Señalando a Dardo con el dedo.
-Que pasa, amor? Ya iba para la casa!- Se excusaba, Dardo.
-Nada de mentiras! Vos estas, porque viniste a ponerla!

Los ojos de María Elena estaban prendidos fuego. Mónica se había puesto muy nerviosa. Mientras que Dardo no sabía dónde meterse.

-Vos viniste a cogerte a Paola!... Donde esta esa zorra? La voy a matar! Paola! Paola!!!- Gritaba desaforadamente María Elena.
-Nada que ver, amor! Vine a ver a Pepe!- Le aseguraba Dardo a María Elena.
-Callate, mentiroso de cuarta!

En eso, vagamente, Paola se acercó a la baranda de la escalera a ver qué pasaba.

-Que es tanto quilombo?- Paola preguntaba ingenuamente.
-Vos! Zorra!- Le gritó María Elena.
-Eh! Que te pasa, cornuda!- Le contestó Paola.

La furia de María Elena se incrementó, y se quiso abalanzar sobre Paola, pero Dardo y Coky la agarraron en la corrida.

-Ustedes, manga de degenerados, me vienen a hacer cornuda a mí! Los voy a cagar a trompadas!- Le gritaba María Elena a Dardo y Paola, mientras le pegaba golpes al pecho de Dardo.
-Yo? Pero si la que se coge a Dardo es mamucha!- Le confesaba tontamente, Paola a María Elena.
-Ay, Paolita, que cosas decís!- Mónica intentaba disimular.
-Qué??? Mónica!!! Cómo pudiste hacerme esto a mí!- María Elena mostraba signos de dolor sentimental.
-Bueno, María Elena… Es que Pepe nunca me coge… Y bueno, tu marido tiene con que…- Intentaba justificarse.

La furia de María Elena parecía disminuir. En cambio su llanto estaba a punto de estallar. Se llevó sus manos a la cara. Coky intentó abrazarla para consolarla, pero ella le arrojó un empujón que lo hizo tropezar y caerse. Su aspecto empezó a cambiar. Sacó la petaca de whisky que llevaba en el pantalón. Estaba por la mitad. Hizo “fondo blanco”. Abrió su boca para liberar ese calor interno que libera el alcohol, y su cara se tornó diabólica.

-Ahora, si!- Enunciaba María Elena, con un tono autoritario y demoniaco. –Vamos a ver… Coky, vos querías cogerte a Moni, para así cogerte a Paola, no?

Coky asentó, y María Elena lo hizo sentarse en el sillón a la fuerza.

-Vos, Paolita, pedazo de zorra, te querías mover a tu hermano? A Dardo?- Le preguntó agarrándola del hombro.
-Yo? A mí, cualquier verga me viene bien!- Le contesto, orgullosa.

María Elena la sentó de los pelos en el sillón. Ahora se dirigía a Dardo, acariciándole el rostro a su marido.

-Amor, cómo pudiste? Acaso yo no te doy amor? No te doy sexo?- le preguntaba María Elena.
-Bueno, amor, soy de carne y hueso también.- Se excusaba Dardo.

María Elena le propinó un rodillazo en los testículos, y luego lo sentó en otro de los sillones. Solo quedaban Ella y Moni de pie. Moni comenzaba a retirarse hacia la cocina disimuladamente.

-Y vos, a donde crees que vas?- María Elena miró furiosa a Moni.
-Cafecito???
-Vos no vas a ningún lado! Vos, que querías mi ayuda… Qué decías ser mi amiga… Las amigas no se hacen eso! No, no!

María Elena, tomó de los pelos a Moni, y la llevó hasta donde estaba sentado Coky. Obligó a Mónica a arrodillarse frente a su hijo.

-Ahora, por ser tan puta, vas a complacer a tu propio hijo!- Amenazó a Moni y luego se dirigió a los demás. -Y ustedes van a mirar!

Coky, sin más demora, bajó sus pantalones; dejando a la vista su verga algo muerta. María Elena arrastró la cara de Moni hasta la pija de Coky, y la obligó a chupársela.

-Eso es, Moni! Vos no querías, pero es la única solución que encontré! Vas a tener que coger a este pelotudo!

María Elena dibujaba una tortuosa sonrisa en su rostro, mientras empujaba la cabeza de Moni para que la verga de su hijo le llegue hasta la garganta. Cada tanto, María Elena la liberaba de la mamada, solo para que tomara aire. Dardo y Paola miraban con atención toda la escena. Dardo comenzaba a calentarse. Mientras que Paola parecía alentar a su madre, quien parecía empezar a disfrutar la verga de su hijo.

-Ay! Mamucha, se me va a escapar la leche!- Decía Coky es un estado espasmódico.
-Eso es! Te la vas a tragar toda la leche de tu hijo, Mónica!- Advirtió María Elena.
-Eso no, eh! Yo no trago!- Moni intentó resistirse.

Mónica forzó la mano de María Elena, liberándose del pete a su hijo; aunque ya era demasiado tarde. Coky largo tres fuertes lechazos sobre la cara de su madre. María Elena festejaba la eyaculación de Coky. Levantó del suelo a Mónica, y agarrándola de la cara, lamió los lechazos de Coky. Dardo, Paola y Coky abrieron sus ojos de par en par. María Elena recogió toda la leche de la cara de Moni; y forzando a abrir la boca, en un beso, dejo caer toda la esperma de Coky dentro de la boca de Mónica.

-Te gustó, Móni, la leche de tu hijo?- Preguntó María Elena.
-En el fondo, María Elena… no fue tan desagradable.- Acotó Moni.
-Ves! Sos una perra conchuda, incestuosa! Una puta barata!
-No, María Elena! Decime lo que quieras; pero barata, no!- Se defendía Mónica.
-Son todas putas acá!- Replicaba María Elena. –Bien. Ahora, por eso, te toca a vos, pendeja malcriada!- Se dirigió a Paola.

María Elena agarró de los pelos a Paola para forzarla a arrodillarse. La inclinó haciendo que Paola levantara la cadera. Coky miraba con ansias el culo de su hermana.

-Veni, Cokito! Sacale el pantaloncito a tu hermana.- Le ordenaba María Elena.

Coky bajó el blanco short que envolvía el culo de Paola. Luego, prosiguió a bajarle la tanga rosadita que tenía. María Elena alentaba a Coky. Cuando ya se estaba posicionando, María Elena comenzó un pete furioso para que rápidamente se recomponga. Coky chicoteó las nalgas de su hermana, y haciendo presión, hundió su miembro dentro de la concha de Paola.

-Ves, Paola! Esto te pasa por ser tan puta!- Le gritaba al oído, María Elena.
-Mis chiquitos!- Admiraba Mónica.

Paola se intentaba relajar. Coky se emocionaba con cada embestida a su hermana. María Elena, al ver que Paola se dejaba coger, se colocó detrás de Coky para guiarlo en la cogida. Incluso, le insertó un dedo en el ano a Coky. En cuanto a Dardo, su calentura era notoria. Tomó a Mónica quien no quitaba los ojos de la escena, y comenzó a sobarle las tetas, dejándoselas al aire.

-Dale, Dardo! Cogete a Mónica! Total, somos unos cornudos más en este mundo de conchudos!- Le sugirió María Elena.

Mónica no perdió el tiempo y liberó el pene de Dardo de su encierro. Agarró el miembro y llevándoselo a la boca, degusto el pedazo de su vecino.

-Sabes qué, Coky? Tu hermana necesita dilatarse un poco!- Recomendaba María Elena, tomando la petaca vacía con sus manos.

Coky hundió su dedo índice en el culito de su hermana. Paola se ahogó en un gemido de dolor. En seguida, María Elena estaba lubricándole el ano con su saliva. Que posteriormente fue penetrando con su petaca de whisky.
Dardo colocó en cuatro a Moni, y empezó a garcharla. Ahora, madre e hija estaban cara a cara.

-Uy, mamita, besame!- Le ordenó Paola a Mónica.

Moni se fundía en un beso húmedo y erótico con su hija, cuando la puerta de la casa de abrió.

-Hola familia! Ya lleg…- Saludaba Pepe, antes de quedar anonadado con lo que pasaba en el living de su casa. –Qué carajo pasa acá? Moni! Que haces? Coky y Paola? María Elenaaaa!- La bronca de Pepe se incrementaba con cada segundo.
-Hola Pepe!- Lo recibía María Elena. –Te gusta lo que ves? Esta es tu verdadera familia! Son todos unos incestuosos y cornudos, hijos de puta!... Tenes dos opciones, Pepito… O te unís, o te vas!- Le proponía María Elena.
-No lo puedo creer! Mis hijos, mi esposa, mi mejor amigo!- Lloriqueaba Pepe.
-Bueno, Pepe! No es tan malo. Somos todos amigos, tenemos que tener buena relación!- Intentaba desligarse de responsabilidades Dardo.
-Y bueno, Pepe… vos no me coges…- Aprovechó Mónica a criticar.
-Dale, papucho! Unite a la fiesta! No te hagas que no te gusta!- Invitaba Coky.

Pepe se sentó en el sillón, observando a todos, ya desnudos. Paola se acercó a su padre, y bajándole el pantalón, comenzó a chuparle la pija. Pepe, lentamente, comenzaba a tener una erección. Paola le chupaba la pija con las ganas de quien no lo hace en mucho tiempo. Pepe gozaba con los labios y la lengua de su hija. María Elena se acercó a Dardo y lo acomodó frente al culo de Paola.

-Ahora es tu turno, mi amor!- Le dijo María Elena a Dardo.

Ella agarró el pene de su esposo, y lo llevó a la entrada del ano de Paola. Los ojos de Paola se abrieron de par en par, recibiendo el trozo de carne en su ojete. Paola gemía como podía, con una verga en el culo y otra en la boca. Coky se arrimó a Mónica, refregándole su pija en el culo.

-Cokito, que haces?- Preguntó sorprendida, Moni.
-Dejalo, Móni! No ves que está alzado!- Comentó Pepe, permitiéndole a su hijo cogerse a su madre.

Coky era feliz. Tenía a centímetros de sus ojos el culo de su madre, al cual penetró con su lengua, lubricándolo. Se recompuso, y ensartó de una a su madre, analmente.

-Ay, Si, Cokito! Cogeme el culo! Hijito, si! Rompeme toda!- Gritaba Moni.

María Elena se paró frente a Pepe. Los dos se miraron fijamente a los ojos. Ambos sabían que iba a pasar. María Elena se acomodó encima de Pepe. La verga de su vecino se frotaba sobre su ano. María Elena se escupió en la mano, y luego se lubricó el orto. Prosiguió a colocarse la verga de Pepe en el culo.

-Dale, Pepe! Cogeme! Cogeme bien, cerdo asqueroso!
-Te voy a partir en cuatro, cara de tejo!- Amenazaba Pepe.

Mientras María Elena y Pepe se insultaban mientras se cogían, Coky le advertía a su madre que estaba por acabar.

-Mamucha, ya terminó!
-Uy, Cokito, bueno… acabame adentro!

Dicho y hecho, Coky se aferró al cuerpo de su madre y en movimientos espásticos, largo toda su leche en el culo de su madre. Moni sentía como su orto se llenaba de leche caliente. Se quedaron aferrados unos segundos hasta que Coky retiró el flácido pene del culo de su madre; el cual comenzó a liberar lentamente la leche en su interior. Moni abrazó fuerte a su hijo, demostrándole su amor de madre. Coky también la abrazó, pero a su vez jugaba con los pechos de su madre.

-Ay, Paolita, ya termino!- Le aseguraba Dardo.
-No! Nada de acabarle adentro. Llenale la cara de leche! Por conchuda histérica!- Le ordenó María Elena a su marido.

Dardo sacó su miembro del ano de su vecina, y se lo llevó hasta su cara. Paola recibió lechazo tras lechazo, toda la descarga de Dardo. María Elena sonreía macabramente.

-Dale, papucho! Te falta acabar a vos!- Alentaba Coky.

Pepe acomodó a María Elena en cuatro, sobre el sillón. El ritmo frenético de la cogida anal que estaba recibiendo María Elena, la hacía delirar de placer.

-Dale, bolas tristes! Más fuerte! Dame más!- Le exigía María Elena.

Pepe transpiraba a más no poder. Se notaba en su cara que estaba por acabar. Repentinamente, Pepe sacó su pija del orto de su vecina, y se la metió de una en la argolla.

-No! Que haces, estúpido? Por ahí no!- Gritaba asustada, María Elena.
-Ahí acabo! Adentroooo!- Anunció Pepe, mientras liberaba toda su esperma en la concha de María Elena.

Pepe reía a más no poder. María Elena preocupada, intentaba sacarse de adentro, la mayor cantidad de leche.

-Bueno, María Elena, mira si en nueve meses sale con bigote… Es de Pepe!- Bromeó Moni.
-Noooo!- Gritó María Elena, saliendo desnuda de la casa de los Argento.



FIN



Espero que les haya gustado! Agradezco a todos los que les gustó la saga. Hasta un proximo relato!

1 comentarios - Parodia: "casados con hijos III"

AleInLove +1
jajaja muy bueno , a fav y luego lo leo