Quise un día ver cuál era el comportamiento de las mujeres ante un bulto impresionante que porta un hombre. Estrategia a seguir, un jean de popelín, no usar slip, y acomodar el ganso en toda su longitud para que el calce se perciba. Es obvio que no hablare por mí, de mí, pero por cierto, el comentario es que a mi juventud soy bien parecido y alto. Con buenos tubos y nalgas que más de una mina me las toca. El tamaño de mi pene es importante, pero tampoco es para andar haciendo competencias porque no es de los más grandes. Pero flaco y sin slip, el bulto parece un tamaño descomunal.
Lugar en donde captar las miradas. Luego de intentos en el colectivo y el tren llegue a la conclusión que el subte en horarios no pico era lo acertado.
Así fue que tomaba los mismos, me sentaba algo desgarbado y usaba mi teléfono para tomar las caras de las mujeres para ver si podían soportar la cosa con verdadera indiferencia.
El rango de las mujeres variaba de los 20 a los 50. Ninguna pudo dejar de mirar, y lo tengo filmado en mi celular ya que hacia como que escribía y solo estaba grabando.
El video es realmente impactante, ya que había algunas que no podía sacar sus ojos de ahí. Pero más allá de mi comportamiento peculiar quiero contar una situación más que extraña que se me produjera y que pintaba el biotipo de la muchacha.
Me miraba al bulto y a los ojos, y luego saco su celular y haciendo como yo que escribía, filmaba esa perturbación momentánea que sentía.
Se paró y apoyo su espalda en el barral frente mío, cruzamos la mirada y vi su lengua haciendo pequeños llamaditos.
Me hice el que no entendía nada seguía con lo mío.
Su insinuación era imperativa y al levantarse en Malabia una señora, se sentó a mi lado y empezó a acariciar mi pierna con su pantorrilla. Más que rara la situación, salía a cazar comportamientos femeninos y ahora la presa era yo.
Lo peor, la mina estaba fantástica, era una belleza, un busto enorme, caderas marcadas, una delgadez que acompañaba su conjunto, unos ojos color caramelo y un pelo largo y lacio que superaba sus hombros.
No supe que hacer, solo sé que había salido a buscar los instintos femeninos y me encontraba en sus manos.
Mucho más cuando noto que sus caricias con la pantorrilla conseguían el fin deseado de ver crecer el bulto que trate, disimuladamente, de ocultar.
Logrado el ocultamiento su mano se dirigió directamente a él y comenzó a sobarlo con su cara al frente y frenética indiferencia para el que pudiera ver desde fuera.
Apoyo su cabeza en mi hombro y delicadamente me susurro al oigo:
-que bulto tenes pendejo, te lo quiero comer….
La mire fijamente y le dije:
-¿Dónde?
-bajemos en la próxima es Dorrego.
Me levante sin pensar que era ahora su presa, y seguí su paso. Un perfume entrañable expelía su cuerpo cuando caminaba.
Las ultimas luces de la tarde caían sobre el parque los Andes que no tenían mucha gente, así seguimos hasta entrar y sentarnos bajo un viejo y frondoso eucalipto.
Me comió la boca a besos y con sus manos desenfrenadas buscaba mi cierre relámpago para liberar la pija.
Cuando logro su objetivo me sedujo mortalmente cuando me dijo:
-Agh bebe, que pedazo hermoso que tenes, que dura se ve.
Ahí se la trago, su boca era una maravilla y lograba hacerme mirada calidoscópica. No soy eyaculador precoz, pero su dedo subía y bajaba de mi ano por el medio de la entrepierna con una suavidad cercana a un encantamiento mágico.
Me dijo:
-dame la lechita….
Fue oírla y correrme, saco unos carilina luego de tragarse todo el semen y se limpió un poco la boca, me limpio la cabeza de choto, me empaqueto, me invito unas Halls y me dijo,
-.espero que tengas encuentros varios como este. Para mí fue un placer. Voy para el Urquiza, no me sigas porque me espera mi novio. Fue todo un placer recordame como Diana. Chau.
Deje de investigar el comportamiento sociológico de la mujer ante un bulto grande de un hombre, creo que me había robado el alma con esa tremenda chupada de pija.
Lugar en donde captar las miradas. Luego de intentos en el colectivo y el tren llegue a la conclusión que el subte en horarios no pico era lo acertado.
Así fue que tomaba los mismos, me sentaba algo desgarbado y usaba mi teléfono para tomar las caras de las mujeres para ver si podían soportar la cosa con verdadera indiferencia.
El rango de las mujeres variaba de los 20 a los 50. Ninguna pudo dejar de mirar, y lo tengo filmado en mi celular ya que hacia como que escribía y solo estaba grabando.
El video es realmente impactante, ya que había algunas que no podía sacar sus ojos de ahí. Pero más allá de mi comportamiento peculiar quiero contar una situación más que extraña que se me produjera y que pintaba el biotipo de la muchacha.
Me miraba al bulto y a los ojos, y luego saco su celular y haciendo como yo que escribía, filmaba esa perturbación momentánea que sentía.
Se paró y apoyo su espalda en el barral frente mío, cruzamos la mirada y vi su lengua haciendo pequeños llamaditos.
Me hice el que no entendía nada seguía con lo mío.
Su insinuación era imperativa y al levantarse en Malabia una señora, se sentó a mi lado y empezó a acariciar mi pierna con su pantorrilla. Más que rara la situación, salía a cazar comportamientos femeninos y ahora la presa era yo.
Lo peor, la mina estaba fantástica, era una belleza, un busto enorme, caderas marcadas, una delgadez que acompañaba su conjunto, unos ojos color caramelo y un pelo largo y lacio que superaba sus hombros.
No supe que hacer, solo sé que había salido a buscar los instintos femeninos y me encontraba en sus manos.
Mucho más cuando noto que sus caricias con la pantorrilla conseguían el fin deseado de ver crecer el bulto que trate, disimuladamente, de ocultar.
Logrado el ocultamiento su mano se dirigió directamente a él y comenzó a sobarlo con su cara al frente y frenética indiferencia para el que pudiera ver desde fuera.
Apoyo su cabeza en mi hombro y delicadamente me susurro al oigo:
-que bulto tenes pendejo, te lo quiero comer….
La mire fijamente y le dije:
-¿Dónde?
-bajemos en la próxima es Dorrego.
Me levante sin pensar que era ahora su presa, y seguí su paso. Un perfume entrañable expelía su cuerpo cuando caminaba.
Las ultimas luces de la tarde caían sobre el parque los Andes que no tenían mucha gente, así seguimos hasta entrar y sentarnos bajo un viejo y frondoso eucalipto.
Me comió la boca a besos y con sus manos desenfrenadas buscaba mi cierre relámpago para liberar la pija.
Cuando logro su objetivo me sedujo mortalmente cuando me dijo:
-Agh bebe, que pedazo hermoso que tenes, que dura se ve.
Ahí se la trago, su boca era una maravilla y lograba hacerme mirada calidoscópica. No soy eyaculador precoz, pero su dedo subía y bajaba de mi ano por el medio de la entrepierna con una suavidad cercana a un encantamiento mágico.
Me dijo:
-dame la lechita….
Fue oírla y correrme, saco unos carilina luego de tragarse todo el semen y se limpió un poco la boca, me limpio la cabeza de choto, me empaqueto, me invito unas Halls y me dijo,
-.espero que tengas encuentros varios como este. Para mí fue un placer. Voy para el Urquiza, no me sigas porque me espera mi novio. Fue todo un placer recordame como Diana. Chau.
Deje de investigar el comportamiento sociológico de la mujer ante un bulto grande de un hombre, creo que me había robado el alma con esa tremenda chupada de pija.
5 comentarios - Sociología del Subte, Mi fracaso.
No confundas presa con cazador.
Crei que te habia robado otra cosa.