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Dos placeres mezclados son mejor que uno - 1era Parte

Dicen que no existe mayor placer que la venganza. Honestamente, yo estaba de acuerdo con esa frase. Pero cuando conocí la historia de Pablo, descubrí que la venganza puede incluir sexo, la verdad que dos placeres mezclados es la gloria máxima.

Todo empezó hace un par de años, cuando a sus 24 años estaba terminando su tesis en la facultad. Había hecho toda la carrera con un amigo, Luis, de esos que tenés de toda la vida, conocido del barrio, que vivía a unas cuadras de distancia y en quien confió siempre.
Hablo en pasado, porque una vez terminada la carrera, Luis traicionó a Pablo, usando su tesis como propia y gracias a eso consiguiendo un buen puesto en una empresa.

De más está decir que Pablo jamás le perdonó esa traición, pero el deseo de vengarse había quedado instalado en su cabeza. A pesar de que pensó durante mucho tiempo cómo podía vengarse de él, finalmente un par de años pasaron sin que pudiera cumplir con eso.

Por fin, saliendo con unos amigos de la facu, que obviamente no incluía a Luis, decidieron ir a Vinicius, un lugar en Ramos Mejía, lleno de strippers masculinos y veteranas calientes, lo cual suponía una buena combinación si te caben las maduras y querés una presa fácil por una noche.

La noche venía como un bodrio, Pablo se estaba comiendo un embole para 10 personas y pensaba tomarse un trago más antes de irse a la mierda cuando se encontró con Gaby.

Gaby era ni más ni menos que la mamá de Luis. ¡Y qué mamá! Con 45 años tenía un cuerpo que parecía de 25. Poco más de 1,60 m, pelo castaño claro, ojos marrones grandes, una boquita que parecía hecha para petear y una sonrisa que cuando te la dedicaba a vos, no te quedaba otra que encerrarte para "dedicarle" una a ella, y más de una también.

Hacía años que no la veía, ya desde un tiempo antes de la traición de su ex amigo. Pablo se había olvidado de la perra que estaba esa veterana, o será que nunca la había visto vestida de esa forma: botas de cuero hasta las rodillas, una falda que no mostraba tanto como otras, pero que le marcaba el orto de una manera tal que tenías que arrodillarte y agradecer a los cielos por haber visto esa maravilla, y una remerita que iba por encima del ombligo. Llevaba el pelo suelto hasta los hombros e iba maquillada como para salir a matar.

De todos modos, lo más sorprendente no era eso: la muy yegua estaba bailando con uno de los strippers, pegándole el culo y manoteando lo que podía. Se ve que estaba medio en pedo, pero también que no andaba sola, porque a un par de metros cerca de donde estaba Gaby, podía verse a un grupo de mujeres de su misma edad, y por los gritos de festejo que hacían, era obvio que eran amigas de ella.

Pablo se fue acercando desde un costado, pensando si esta era su gran oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: vengarse de Luis, y cogerse a semejante veterana, responsable de infinidad de pajas que le había dedicado en su adolescencia.

De repente, en un súbito momento de claridad, Pablo sacó su celular y empezó a filmar la acción con mucho cuidado de que ningún patova se diera cuenta. Era arriesgado, porque sabía que podían sacarlo cagando del lugar, pero la recompensa podía ser muy buena como para no hacerlo.

- Dale putita, bailale!!! - Se oyó decir a una amiga de Gaby.

Ella, demasiado alzada como para negarse, se dio vuelta y se le acercó aún más al stripper. Pablo no perdía un segundo de lo que estaba sucediendo mientras filmaba. Sentía como la pija se le iba parado de la excitación. ¡Qué perra que era Gaby! Sin pensar en la traición de su ex amigo, de todos modos le hubiera encantado cogerse a esa perra en celo.

Tratando de mantener la concentración, Pablo seguía filmando a Gaby sin que nadie lo advirtiera. Y fue entonces cuando ocurrió el milagro (al menos para los planes del Pablo): Gaby se agachó y sacó al aire la pija del stripper, y sin tiempo que perder se la empezó a chupar.
Tan bien parecía que la chupaba que Pablo casi acaba en el momento. Pero a la vez en su cabeza gritaba como si hubiera metido un gol para ganar la copa del mundo. Ya tenía material de sobra para empezar sus planes.

Finalmente se acercó alguien de seguridad y separó a Gaby del stripper. No sabía qué tan bien se la había chupado, pero la cara que puso el tipo cuando obligaron a Gaby a que deje su pija, parecía que la muy turra lo hacía de campeonato. ¡Mirala a Gaby, casada y todo chupando pijas en un boliche de Ramos! Eso sólo fue suficiente para que Pablo finalmente no pusiera ningún reparo en lo que iba a ser una venganza maravillosa.

A eso de las 5 de la mañana, después de mucho esperar, ubicó a Gaby que se iba para el baño y la encaró:

- Epa! Mirá a quién me vengo a encontrar! - Dijo Pablo, fingiendo sorpresa.

- Pablito? - Preguntó Gaby, visiblemente nerviosa.

- Obvio! ¿Cómo andas, tanto tiempo? - Una sonrisa se dibujó en la cara de Pablo, que Gaby interpretó como amable y amistosa, aunque en realidad estaba más bien cargada de malicia.

- B-bien, bien. Qué raro verte por acá. - Respondió, mientras su cabeza iba a toda velocidad sin poder evitar notar que Pablito había crecido bastante: 1,80, jean y camisa sencilla, morocho alto de ojos marrones y para rematar, un perfume bastante rico. Ya de por sí venía bastante caliente con el stripper y ahora en su cabeza se formaban imágenes que la calentaban aún más: ¿y si calmaba su calentura con Pablo? No sabía por qué, pero le daba la impresión de que el pendejo la iba a dejar de cama, y eso hacía que de repente notara que su conchita se había empezado a humedecer de nuevo.

- Y bueno, pasa que unos amigos insistieron, y como no dejar de romper hasta que vamos todos para un lado, terminamos acá. - Explicó el joven.

- ¡Qué lindo encontrarte! - Exclamó la veterana, todavía un poco nerviosa, o quizás algo excitada.

- Sí, ¿no? - Pablo se acercó al oído de Gaby para que ella pudiera escuchar claramente. - Pero más lindo fue verte chupándole la pija al stripper, putita.

Los ojos de Gaby se abrieron de la sorpresa. La venganza había empezado.
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Honestamente, hace tiempo que venía con ganas de empezar a escribir algo así, así que espero que les haya gustado esta primera parte.

Si tienen sugerencias o comentarios, serán bievenidos.

Saludos!

2 comentarios - Dos placeres mezclados son mejor que uno - 1era Parte

guilleec
me gusto. puntines seguiiiiiiiiiiiiiiii!
elexbahiense
Hasta aca viene bien, espero la otra, gracias por compartir