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La hija del casero torta?. III

Gracias por los comentarios y puntos recibidos en el post anterior.

Antes de continuar con el relato de los encuentros con Hilda, les tengo que explicar el porqué ella era así de hosca y evitaba el contacto con la gente. Aunque es larga esta parte.

Convencido de que lo único intimo que conocía de ella era su cuerpo, aproveché la tormenta para preguntarle de todo. Así me enteré que había tenido un novio que era compañero de la secundaria y que resultó un hijo de puta.

Habían salido poco tiempo sin sexo y los agarró el viaje de egresados. Viajaron a Bariloche como hacemos todos y allá en una confitería el tipo le puso algo en la bebida y después se la cogió, casi forzada. La trató de puta mal cogida que se hacía la interesante para tenerlo conquitado. El pelotudo tenía tan poca experiencia, que ni se dio cuenta que ella era virgen.

Después de eso fue que cambió totalmente, escapándose de la gente y mostrándose como una amarga y refugiándose con sus padres.
Su papá Bruno, si bien era bastante religioso, los años al lado de Erika lo habían transformado bastante y no se metía en la vida de su hija y dejaba bastante en libertad a su mujer.

De hecho, Hilda me dijo que una vez siguió a su mamá al fondo de la isla, porque le parecía raro verla ir para ahí, cerca de donde cogimos nosotros y la vió chuparle la pija al Administrador. Se fue antes de que cogieran, pero supo que lo estaban haciendo porque escuchaba los gemidos de ella cuando se iba.

Después de eso le ofrecieron trabajo a Hilda, "así podría estar más tiempo con ellos".

Le pregunté por qué no hacía otra cosa, porque sus estudios le permitían ubicarse mejor y me contestó que no porque por bastante tiempo evitó a la gente.

También pregunté por mi, qué se le había dado por elegirme y qué había hecho yo para cambiar todo lo que me contó.

La respuesta fue "que querés que te diga, me enamoré, más cuando a pesar de la confianza que nos teníamos, me trataste con respeto y hasta me evitabas guacho" y ahí me encajó un pellizcón en el brazo, cuyo moretón me duró 20 dias.

También quise saber qué le dijo antes su mamá en alemán y me contestó "dijo algo así que por como la miraste parecía que te la querías coger a ella también" y si querés saber que le respondí, le dije que podría ser, porque siempre tenés la pija dura". Además me advirtió "mi mamá es bastante liberal, si querés seguir conmigo, que yo no me entere que te la culeaste, hasta soy capaz de castrarte".

Me dijo que con la beca estudiaría medicina y que quería ser cirujana angioplastista. Me llenó de orgullo y me hizo ver que el amor se puede presentar solo en cualquier lado y aún sin que lo busques.

Hasta acá la aclaración para que comprendan bien el cuadro de situación.

Ahora la continuación.

La tormenta pasó pero la sudestada no. Llegué a encontrar serpientes yayará en los escalones de subida a la casa. Por ese motivo decidí volver a la Capital unos días y a la vez ir al Instituto Malbrán a ver si conseguía algunas dosis de suero antiofídico para yarará, porque sabía que habían venido para quedarse un tiempo largo.

Volví entrada la semana y ya había secado bastante una parte de la isla. Cuando le dí a Bruno el suero y las jeringas me dijo que venían muy bien porque al vecino ya lo picó una y la Prefectura lo tuvo que evacuar de urgencia.

Cuando le pregunté por Hilda, me dijo que se fue al médico porque no se sentía bien.

Me fui a la casa y de lejos ví a Erika colgando ropa bajo el fuerte sol. La saludé con la mano, me contestó y me hizo también un ademán con la mano de costado para arriba y abajo, como cuando era chico y mi mamá me decía "ya vas a ver".

Interpreté la seña y decidí cambiarme y rajar al arroyo que divide el fondo de la isla a pescar anguilas, que ahí había muchas. Me puse un par de botas de cuero bien altas que había traído, una dosis de suero en un termito por las dudas y salí raudamente.

Aunque no sabía por que me hizo el ademán la alemana, no quería ningún lío que arruinara mi estadía.

Al irme me encontré con Bruno y le dije donde iba a estar, por las dudas. Me recomendó mil veces cuidado con las vívoras.

Como a la hora y media de estar en el fondo, y ya con casi una docena de anguilas en la bolsa, escuché un ruido entre la vegetación. Saqué mi cuchillo de monte y me moví despacio para ver que animal andaba por ahí. Se habían visto yacarés en algunos lados.

Mirando por ahí, ví a Erika agachada orinando que parecía una catarata, aparce producía un ruidito como silvido. Me fui sin hacer ruido y preguntándome que carajo hacia ella meando ahí, tan lejos de la casa.

No tardé mucho en saberlo porque apareció donde yo pescaba. "Bueno, te encontré, me dijo". Me hice el sorprendido como si no supiera que estaba cerca y le pregunté que pasaba y para qué habida ido hasta el fondo si podía esperarme adelante.

No, me dijo, vine acá para saber qué carajo tenés que le rompiste el culo así a mi hija y sangra desde la tormenta. Por eso se fue al médico. Dicho esto me manoteó el ganso, que el pobrecito estaba más caído que la economía argentina.

Puso cara de sorpresa y dijo, "con esto?".

Le dije: señora no hay que tocar la mercadería que no va a llevar, porque después no sé como voy a poder bajarla, y aparte si se entera su hija me castra. Al terminar de decir esto ya se me había parado, aunque no del todo.

Me abrió la bragueta del pantalón de monte y diciendo "no tiene por qué enterarse" se agachó y comenzó a chuparla. Entre el cagazo de las serpientes, el que viniera Bruno y la amenaza de Hilda, tardó bastante en endurecerse totalmente, pero cuando eso pasó, me apoyó contra un álamo que estaba al lado mío, se paró y se la metió toda, moviéndose que parecía que estuviera poseída.

No pude decir otra cosa que "ya sé a quien salió la hija". Cuando me respondía si yo tenía vergüenza o era tímido, ya tenía su primer orgasmo.Le surgía tanto flujo que me bajé el pantalón para que no se mojara y quedara manchado. Aparte Hilda podría llegar a oler el flujo y adiós bolas.

Después de que tuviera su segunda acabada, a mí no me faltaba mucho, me hice a un lado, la dí vuelta y le dije "quiero sentir si tu nena sacó el culito de su mamá o no" y se la puse, despacio pero con todas las ganas.

Al enterrarle la totalidad de la pija, me dijo que era un maldito hijo de puta aprovechador de mujeres. Mi pregunta fue si acaso no le gustaba?. Me dijo, "siiiiiiii que me gusta, pero me va a terminar quedadando el culo como a ella" y acabó de nuevo. Ahí también terminé yo como un litro. Me había hecho calentar tanto como la hija, pero disfruté más por la experiencia. Dentro de mi chaleco tenía papeles de rollo de cocina, de los cuales le dí varios para que se limpiara la gran cantidad de leche que le chorreaba.

Tenía el culito igual que du hija, pero apretaba menos.

Después se acercó, me besó suave pero apasionadamente y me dijo "te recomiendo dos cosas, la primera que no defraudes a mi hija porque ya fue lastimada una vez y quedó muy mal mucho tiempo, vos la pusiste bien, no falles."

Y la otra?, dije. La otra es que si se entera que te cogí, te mato". La eduqué liberal, pero sacó los celos de la sangre italiana, a pesar de que mi marido no lo es. Si querés tenerla a ella, calláte la boca.

"Podría haber otra vez entre nosotros", preguntó y le dije que si tenía que cuidar a la hija, va a ser muy difícil. Se dio vuelta y se fue.

Me quedé largo tiempo más en el lugar pensando en el quilombito que quise evitar y me fue peor. En que buena que estaba Erika y en lo bien que garchaba. Como se movía!!!!.

A todo esto, por los pensamientos ya se me estaba parando de vuelta, por lo puse en blanco mi mente, levanté mis cosas y me fui para la casa a ver si ya estaba Hilda, mi nuevo amor.

Continuará...

7 comentarios - La hija del casero torta?. III

pasto183
Muy buen relatos los 3 episodios. Gracias por compartir
entrajevas
Gracias por compartir suerte Amigo