La hija del casero torta? Ii.

Bueno Poringueras/os esta es la continuación de mi post anterior, el cual tuvo bastantes visitas, pocos pero buenos comentarios, alguno que otro lo puso como favorito y hasta un buen samaritano que dejó un punto.

Estuvimos cogiendo varias veces, en medio de relámpagos, truenos y una torrencial lluvia que golpeaba sobre el techo de chapa de la habitación, lo que hacía el ambiente perfecto para el sexo y daba la cobertura necesaria para cubrir los gritos de Hilda cuando acababa y mi tranquilidad porque no hacia falta que le estuviera tapando la boca.

Después, algo cansados pero todavía muy exitados (mi pija aún no se bajaba), nos pusimos a charlar amenamente abrazados en la cama.
Le dije que yo, al igual que mucha gente que ibamos a la isla, había llegado a pensar que era tortillera porque la veía poco femenina y no se daba con nade. Puso cara de sorpresa e inmediatamente saltó sobre mi cabeza y puso su concha sobre mi boca, apretándome con sus piernas, a la vez que decía "así que soy tortillera, probá de vuelta esta para ver si tiene gusto a torta". Quedé medio ahogado, entre que su vagina cubría toda mi boca y parte de mi mariz y la acumulación de sus jugos y mi leche mezclados que bajaban en torente, no que quedó otra alternativa que comenzar a tragar. No me disgustó, es más, fue como un elixir afrodisíaco que hizo que mi pija se agrandara y endureciera como nunca.

Comencé a lamer como un desesperado y ella se dio vuelta para ocupar su boca con mi pedazo. Instantes después le estaba chupando su culito, que para ser sincero, en ningún momento había reparado en lo chiquitito y rosadito que era.
Se puso más loca aún. Se alzó y gritaba, "más, más chupalo, chupalo que munca había sentido algo así"; yo como un boludo le pregunté si munca se lo habían hecho. La respuesta fue "te creés tan experto para pensar que sos mejor chupaculos que todos los demás?. Noooo, nunca me lo habían hecho ni eso ni me la metieron por ahí tampoco".
Le respondí que siempre hay una primera vez para todo y comencé a forzar el agujerito con mi lengua, dilatándolo y haciendo que ella comenzara un baile hacia arriba y abajo por la calentura que se agarró.

Estuve un rato así y después la puse en cuatro patas y arrimé la pija a la entrada, haciéndo juego y presionando de a poco para no lastimarla y arruinar el momento. Como esto se demoraba mucho y en su cara se notaba la calentura y el dolor, le dije que lo dejáramos porque no sería fácil, a lo que me contestó noooooo, no me vas a dejar así y reculó de golpe, pegando un grito de dolor, y haciendo que mi pija entrara hasta la mitad.

Asombrado, yo me movía lentamente para que el dolor no fuera tanto, pero a su vez para disfrutar como nunca lo había hecho, porque su culo apretaba mi miembro de forma tal que parecía exprimirlo.

Con dolor y todo, ella se empezó a mover más rápido y convulsionar al acabar. Al sentir eso no tardé ni un minuto en terminar yo.El problema fue al sacarla, porque le quedó como si tuviera emorroides y muy dolorida.

Volvimos a la charla y ahora sí mi pija no se volvería a parar por unas cuantas horas.

Así me enteré que su papá italiano no era tan viejo como aparentaba, sólo estaba avejentado por el clima de las montañas al principio y la dura vida de isleño después, pero que tenía mucho más edad que su mamá.
De su mamá alemana me contó que la había tenido a los 28 años y que provenía de una familia de muy buena posición que había sido exterminada por los nazis por ayudar a perseguidos. Su papá había sido empleado y salvó a su mamá siendo chica, escapando cuando comenzaban las ejecuciones. No había amor, pero sí agradecimiento y el tiempo hizo el resto.

Después nos dormimos.

Me desperté como a las 8 y continuaba la tormenta. De la cocina venía olor a café y allá fuí. Hilda estaba rosagante, su sonrisa era radiante y con muy buen humor. Cuando la tomé desde atrás de la cintura y me arrimé para besarla, me pidió que mo la apoyara fuerte porque le dolía y sangraba. Me dio pena, pero ella no se quejaba.

Durante la charla del desayuno vino su Erika,su madre, a ver como estaba todo. Se apareció toda empapada en la puerta de la cocina y dijo "parece que bo la pasaron nada mal anoche, desde el pasillo se huele a sexo". Hilda hizo una morisqueta del tipo "si supieras" y se reía pícaramente para adentro mientras tomaba el café con leche de su taza. Ahí fue que me dí cuenta de lo hermosa que era de verdad y la belleza de su sonrisa.

La madre me miró frunciendo el seño y moviendo el dedo índice me dijo "espero que no la hayas embarazado", cosa que recién en ese momento me puse a pensar. La calentura y la tormenta me habían convertido en un zombie que lo único que pensaba era coger con esa muñeca.

Puse mi mejor cara de tontito y mirándola a los ojos no supe que contestar.
Cuando se fue a servir una taza de café noté que el batón mojado lo teía pegado al su cuerpo y sin nada abajo. Cuando se sentó a la mesa, su duras tetas quedaban muy marcadas y los pezones sobresalían por el frío del ambiente. No pude dejar de mirarla, era también hermosa y su hija salió a ella.

Al notar mi mirada Erika le dijo en alemán a su hija algo así como "Ich denke, Ihre kleinen Freund will mich zu setzen ", de lo que no entendí nada. El resultado fue una sonora carcajada de Hilda y la respuesta fue "Es kann sein, nie nach unten gehen".Obvio que mi pregunta fue qué pasó, que dijo?. Sin respuesta.

Después la madre le dijo a Hilda que habían llamado por teléfono para avisar que, por ser isleña, le otorgaron la beca para la universidad. Asombrado por esa novedad, oregunté por sus estudios y ahí me enteré que únicamente un tiempo ella estaba permanentemente ahí, que el resto del año iba los fines de semana. Se había recibido de Perito Mercantil, después consiguió trabajo y se quedaba con una tía en la semana.

En ese momento caí en cuenta que me faltaba conocer todo sobre ella. Cual había sido su vida, sus hombres, sus amores, y lo más importante, su futuro.

Eso lo averiguaría más tarde...