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La hija del casero torta?.

Estimados Poringueros y Poringueras, este es mi segundo post y lo voy a aprovechar para contar uno de mis primeros contactos sexuales "eventuales y sorpresivos", es decir esos que no esperabas.
Soy un amante de la caza y la pesca, al igual que mi padre. Por esa razón casi todos los fines de semana nos íbamos al Delta, a una isla de una asociación a la que pertenecía mi papá.
Esa isla tenía como caseros a un viejo italiano y a su esposa alemana, que habían venido a la argentina huyendo de la guerra. Estos tenían una hija dos años mayor que yo, hermosa y con un cuerpo espectacular, pero criada a lo isleño, lo que la hacia poco femenina, a tal punto que todos los que concurrían creían que era tortillera.
Había conseguido trabajo en el lugar haciendo el aseo junto a su madre, lo que la ayudó a comprarse ropa mejor de la ordinaria que usaba habitualmente y en escasas ocasiones se la veía bien vestida, y con solo mirarla era capaz de hacerle parar la pija a un muerto.
La relación entre ella y yo era muy cordial y hasta parecía que fuera entre dos muchachos. Siempre evité tocar cualquier cuestión íntima para evitar quilombos con mis viejos y los de ella, pero eso no evitaba que cuando estaba cerca mio la tuviera mas dura que rulo de estatua.
Poco antes de unas vacaciones me había peleado con mi novia y decidí irme a pasarlas a la isla, y de paso gastaba mucho menos de lo habitual. Había unas lindas habitaciones, muy limpias y la pesca estaba como nunca y resultó que era el único huesped hasta el fin de semana.
Al segundo día, al venir del muelle a buscar los cigarrillos que me había olvidado, encontré a Hilda, tal era su nombre, en cuatro patas en el baño limpiando la base de inodoro. El batón que tenía puesto se le había levantado dejando la mitad de su maravilloso culo al descubierto y con la bombachita que usaba, porque entonces no existían las tangas de ahora, metida en ambas rayas.
Al quedarme duro en todo sentido mirando esa escena, ella se dio vuelta y me preguntó si nunca había visto un culo, a lo que, con una honestidad brutal, le contesté que un culo como ese nunca y menos en una posición como esa. Después me dijo que si encontré lo que buscaba me fuera, para que ella terminara de limpiar.
Cuando volvía al muelle pensaba en cual sería la mujer que disfrutaría de ese par de hermosos agujeros que había mirado y también en que lástima que era torta, porque estaba para darle con todo.
La isla tenía a 200 metros de frente por 1500 de fondo, con un espeso monte después de los primeros 500 y a la tarde agarré mi rifle de aire comprimido para ir a cazar algo por el fondo.
Cuando empecé a caminar se acercó Hilda y me dijo que el padre me mandaba a decir que tuviera cuidado porque en el monte me podía encontrar con un panal abejas africanas, lo cual agradecí y seguí camino.
Ya en el fondo, estaba quieto esperando que viniera alguna presa, cuando escuché ruido entre la maleza y pensé que podría ser un jabalí o un carpincho, a los cuales igual no le haría nada con mi riflecito.
Para sorpresa mía era Hilda y me dijo que venía a acompañarme para que no corriera peligro y a ver si la picaban a ella. No entendiendo nada, le pregunté el por qué buscaba que la picaran y que era peligroso, a lo que me contestó con estas palabras "busco que me piques porque quiero conocer tu aguijón y sin más se arrodilló, me sacó la pija y comenzó a chuparla como una desaforada. No lo hacía muy bien, pero la presión y velocidad que ponía, sumado a la leche que junté desde que no veía a mi novia, me hizo acabar en minutos.
Después me tocó el turno a mi, comencé a lamércela y noté que de mojaba toda, sus flujos eran deliciosos como ella y alcanzó el orgasmo enseguida. Quise parar para ponérsela pero ne pidió que siguiera, que teníamos tiempo. Después que acabó por tercera vez, ya mi pija estaba de vuelta parada y preparadísima para sumergirse en ese agujerito rosadísimo que recién había lamido hasta el hartazgo.
Comencé a ponérsela despacito, pero la calentura de los dos era tal que un segundo después estaba hasta el fondo y con unos movimientos convulsivos que parecíamos enfermos.
Cuando acababa nuevamente, empezó a gritar y retumbar en el monte de forma tal que tuve que taparle la boca para que boca se escuchara adelante. Quedamos los dos extenuados y empapados tanto pir la transpiración como por los fluidos sexuales. Nos limpiamos como pudimos y nos separamos.
Mas tarde me contó que su padre le preguntó por sus gritos y ella le dijo que se había asustado con un bicho, a lo que la madre respondió textualmente "siiii, encontró una serpiente" y sin que el viejo la viera le guiñó el ojo, la vieja (que no era tan vieja y estaba tan buena como la hija) se había dado cuenta!!!!.
Esa noche se levantó una tormenta muy fuerte y el río inundó la isla por la sudestada.
Yo no sabía que por eso los viejos la mandaron a Hilda a dormir a la casa grande por si yo tenía algún problema. Como a la 1 siento que golpean mi puerta y al abrir la encuentro a ella con un ridículo camisón, que viéndola así no se me paraba ni con viagra.
Cogimos salvajemente casi toda la noche, sacándonos los dos toda la calentura acumulada.

Bueno, hasta aquí el final de la primera parte de este relato, el cual tiene un desenlace que en ese entonces yo no lo hubiera pensado.
Si gustó el relato y los comentarios lo demuestran, continuará...

4 comentarios - La hija del casero torta?.

luquitasrreloko
me gusto me gusto, quiero saber como sigue la historia... y si hay alguna fotito de hilda un golazo
Chiripiorka
Linda la historia che. Gauchita la paisana parece. y x lo visto le venia de familia, no?
apuesto un puntin a q la vieja se prende
PatricioBlanchet
Gracias por comentar y por el puntito. Muy gauchita y con la educación y hosquedad mezcla de italiano y alemán. Hay en el relato alguna sorpresa. Pero hay que esperar.