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Por ir de shopping ( 2da. parte)

Mentiría si dijera que pude quitarme de la cabeza lo que había visto y vivido ese día en el negocio de ropa.
De noche tenía miedo de hablar en sueños y que mi mujer se enterara. Tantos años de casados sin ninguna infidelidad, hacía que me resultara muy difícil disimular. Sentía que Norma me miraba y se daba cuenta de lo que había pasado. Pero en realidad, era evidente que nada sabía, y que de mi parte nunca iba a saberlo.
Al comienzo traté de no encontrarme con Marcela. Por algún motivo, siempre evitaba estar en casa cuando sabía que ella vendría. Y así pasó un largo mes.
Pero un día, mientras hacía un trámite bancario, allí en la cola de la caja, me la encuentro, tan bella y sensual como siempre. Nos saludamos como amigos que éramos, cambiamos unas palabras, y me sentí en la obligación de tomar un café con ella y aclarar lo que había pasado. Le propuse ir a un bar y aceptó con total tranquilidad.
Una vez que pedimos los cafés, nos quedamos callados y yo decidí romper el hielo.
Le conté lo mucho que siempre me había excitado, como había escuchado la conversación de los vendedores y que esto me había descontrolado totalmente. Que cuando la ví ir de nuevo a la tienda, me imaginé a que iba y no pude evitar seguirla. Le conté lo que había visto y le pedí disculpas por la forma en que me había aprovechado de ella, sin su consentimiento.
Mientras yo hablaba, ella revolvía su café, y me miraba con una expresión entre triste y enojada, mirada que no supe como interpretar.
Cuando terminé me quedé callado y tomé un sorbo de mi café.
- Dime Arturo, ¿ Qué tal es tu vida matrimonial con Norma? Preguntó luego de tomar un trago de café.
- ¿ En que sentido? Sabes que la quiero, contesté.
- Si, lo sé, pero, disculpa que sea muy franca, ¿ Cada cuanto te acuestas con ella?
Me quedé cortado por un minuto, antes de reconocer que, en realidad, nuestras relaciones eran muy esporádicas y nada satisfactorias.
- O sea que, es muy probable, tu interés por mi persona sea el resultado de tu falta de sexo, dijo tomando otro sorbo de café, y sin dejar de mirarme.
La miré, y pensé en lo que decía. Apuré mi café, dejé la taza en la mesa, y volví a mirarla.
- No se, Marce, no puedo pensar en hipótesis que no ocurren. No se si teniendo una vida sexualmente perfecta, igual no me gustarías.
- ¿ Y no hablaste con Norma de esta cuestión?
- Si Marce, lo hablamos varias veces, pero me dice que no pasa nada, que está muy cansada, que a su edad ya no tiene tanto apetito sexual, y que me ama por otras razones además de las físicas, dije, volviendo a notar esa extraña mirada en Marcela.
- Mira Arturo, dijo después de unos segundos, lo que pasó fue un accidente del cual nadie tiene que sentirse responsable. Distinto será lo que resolvamos hacer con esto de aquí en adelante. Particularmente debo reconocer que siempre me resultaste atractivo, y escuchar a mi amiga elogiar tu cuerpo, despertó mi curiosidad, y en verdad no fui defraudada, dijo sonriendo.
- Yo no puedo pensar en como seguir con esto, sin que terminemos en un escándalo.
- Las cosas no son como tú piensas, Arturo. Pero debo saber una cosa, ¿ Arriesgarías a que Norma se enoje, a cambio de mantener una relación puramente física conmigo, por un tiempo?
Me quedé mudo. ¿ Era una oferta o una pregunta para probar mi moral? ¿ Qué contestar? Ante la duda , lo mejor era la verdad.
- Por tenerte en una cama, solo para mí, aunque sea una vez, estoy dispuesto a enfrentar todo lo que pueda ocurrir, pero ¿ Tú engañarías a tu amiga?, retruqué.
- No pasa por el engaño, Arturo. Eso no tiene importancia. Pasa por la crueldad de la verdad de los sentimientos y los deseos de las personas.
No entendí su análisis filosófico, y realmente no tenía ganas de pensar en ello.
- En verdad, Arturo, no podemos salir juntos y meternos en un hotel. No puedes venir solo a mi casa a cualquier hora, y esto nos deja una sola posibilidad de probar si lo que sentimos vale la pena.
La miré, y esperé que concluyera su pensamiento en voz alta.
- El jueves, estaré en tu casa a las 4 de la tarde. Norma no estará por un par de horas. Si estás para abrirme la puerta, entenderé que estás dispuesto a jugar en las grandes ligas. Si no me abres, seguiré con mi vida y no ha pasado nada. No comentes nada con Norma. No le preguntes que va a hacer ese día. Y ahora me voy antes que se haga más tarde. Se levantó, me besó en la mejilla y se alejo meneando ese hermoso culo que me traía de la cabeza.
El jueves por la tarde. Ella se encargaría de sacar a Norma de la casa para que estuviéramos solos. Por un momento pensé que era una trampa, pero luego lo descarté. Para que funcionara tendría que contarle a Norma lo que había pasado en ese probador.

El jueves yo trabajaba hasta tarde, pero mi excepcional asistencia, hacía que me resultara fácil dejar mi trabajo con cualquier excusa, sin que a nadie le llamara la atención.
A las 3 estaba en la esquina de mi casa, esperando que Norma saliera, y efectivamente a las 3 y media, bien arreglada, salió de casa, subió a su auto y se perdió por las calles. Esperé unos minutos por las dudas de que no se hubiera olvidado algo y decidiera volver, y cuando me aseguré que ya no regresaría, dejé mi auto estacionado a la vuelta y caminando entre a mi casa.
3,45, 3.50, 4.
4,05, el timbre. De inmediato abrí la puerta y allí estaba Norma. Blusa verde agua, pantalón negro ancho, zapatos de taco, impecablemente peinada y pintada. Una verdadera muñeca. Entró y apenas cerré la puerta me abalancé sobre ella y me adueñé de su boca. Mi deseo era superado por el de ella, que me abrazó y me entregó su boca.
Mientras nos besamos, encontramos el tiempo para ir quitándonos la ropa uno al otro, y movernos lentamente hacia el dormitorio. Cuando llegamos a la habitación, solo nos quedaba la ropa interior, que desapareció antes de caer en el lecho.
Su mano que se había apoderado de mi verga, se negaba a soltarla, y disfrutaba de su tamaño y dureza. Debo reconocer que hacía tiempo que no la tenía tan dura.
Me hizo girar y ubicándose sobre mí, fue su boca la que buscó mi sexo, para iniciar una fellatio como hacía mucho que no gozaba. Me dejé llevar por esa sensación y con los ojos cerrados me limité a disfrutar plenamente. En un momento dado giró y su sexo se ubicó frente a mi boca. Era claro lo que quería, y yo estaba desesperado por dárselo. El 69 fue glorioso. Su dulce sexo se derritió en mi boca, e hizo que mi verga se estirara y endureciera más si eso era posible.
Cuando al rato desmontó de mi cuerpo y se acostó boca arriba en la cama, separando sus piernas, los dos sabíamos lo que seguía, y luego de unos minutos de adaptación, toda mi verga invadió su cuerpo, haciéndola gemir de placer.
- Despacio Arturo, que hoy no estoy usada como la otra vez, dijo sonriendo, y recordando lo ocurrido en el probador, sabiendo que esto me calentaba. Escuchar eso y clavarla hasta el fondo fue todo uno. Gritó al sentirse totalmente empalada, pero ni por asomo intentó escapar. Lo estaba deseando. Cuando alcanzó el primer orgasmo, la dí vuelta y poniéndola en cuatro patas volví a clavarla hasta el fondo, y así como una yegua la monté desesperadamente, y en unos cuantos minutos me vacié dentro de ella, haciendo que se corriera al sentir esa catarata de licor hirviente que la quemaba. Caí sobre ella, y allí me quedé. Luego de unos minutos, desmonté y me acosté a su lado, volviendo a besarla, esta vez con toda la ternura que pude. Ella respondió agradeciendo este gesto que excedía la relación física que ella había propuesto. Miré el reloj. Casi las 5. Una hora de sexo sin límites, y sin embargo me sentía mas necesitado que antes. No me había alcanzado.
- Necesito mas de esto, dije entre beso y beso.
- Yo también, y creo que nos lo merecemos, contestó. Pero tendrá que ser como hoy, aquí en tu casa.
- El tema es conseguir que Norma se vaya.
- Ese no es el problema
- ¿ Y cual es?
- La verdad, dijo enigmática.
Ya mas tranquilo, decidí enterarme un poco más.
- ¿ Cómo conseguiste que Norma saliera?
- Yo sabía que ella hoy iba a salir.
- Claro, pero estabas segura del tiempo que iba a demorar.
- Mira Arturo. Es todo muy simple. Pregúntale esta noche que hizo hoy, pero asegúrate de no poner cara de sorprendido. Mañana te llamo al trabajo y conversamos sobre el tema. Pero ahora, la verdad me gustaría un poco mas de tu cuerpo.
- No se si tenemos tiempo.
- Tenemos hasta las 6 sin problemas, dijo mientras comenzaba a masturbarme lentamente.
Fue increíble que en 10 minutos mi verga estuviera nuevamente preparada. Hacía años que no me pasaba. Cuando me coloqué detrás de ella, levanté una de sus piernas y la ubiqué sobre las mías, descendí buscando su sexo y cuando ubiqué mi herramienta entre sus labios vaginales empujé dejándome ir hasta el fondo. Un suspiro de placer me indicó que era lo que ella quería.
Tiramos así un largo rato. Acaricié sus tetas, besé su cuello y mientras ella por entre sus piernas jugueteaba con mis pelotas y tanteaba como mi vara entraba y salía de su cuerpo.
Mis arremetidas se hicieron cada vez más rápidas y profundas y Marcela comenzó a pedirme que acabara, que no aguantaba mas ese tratamiento, y por fin me dejé ir dentro de su cuerpo.
Esa noche, al volver a casa, me sentía muy culpable. Nunca había engañado a mi esposa y parar colmo en nuestra propia casa y nuestra propia cama. Cuando entré estaba en la cocina, así que la saludé desde la entrada y comencé a buscar papeles en la biblioteca para tener una excusa de no mirarla. Ella contestó alegre y cariñosa.
Luego de un rato recordé lo que había hablado con Marcela.
- Querida, ¿ qué hiciste hoy?, pregunté
- Estuve toda la tarde de Marcela, dijo desde la cocina.
Por suerte no estábamos frente a frente porqué no hubiera podido evitar mi cara de asombro. ¿ De Marcela? Si Marcela había estado tirando conmigo buena parte de la tarde.
- ¿ A que hora fuiste? Volví a preguntar.
- 3 y media mas o menos. Nos quedamos mirando televisión y charlando y cuando me descuidé se habían hecho las siete, dijo con toda inocencia.
Algo olía muy mal. Ahora las frases de Marcela comenzaban a tomar otro sentido. ¿ Qué estaba pasando ? No veía la hora de que fuera mañaaa y pudiera hablar con Marcela para que me explicara.

22 comentarios - Por ir de shopping ( 2da. parte)

elchapela +1
Muy bueno, me imagino que habra una tercera parte....
xxxdios
🔥 🔥 🔥 🔥 🔥
loncha31
buenisimo el relato te felicito ahora quiero saver que paso jajajajaaja espero la continuacion y gracias por compartir
betocdvictoria
MUY BUEN RELATO ESPERAMOS LA 3ERA PARTE GRACIAS POR COMPARTIR
elexbahiense
muy muy bueno el cazador cazado.............espero la proxima
fbarrantes
Urgente la tercera parte!!!!!!!! Excelente relato
Pelajr
la 3 queremoosssss
fito555
Excelente.... para cuando la tercera parte..?
h_ccapo
Muuuy bueno... Lástima que se ve venir esa 3 parte y el desenlace jajaj!

Gracias por compartir!
walterion
jaja se vienen los cuernos, muy bueno
regule1978
no nos dejes con esta espina clavada el pueblo merece saber
morochadel84
Buenísima historia. Espero ansiosa la 3ra.
tesarto
Muy buena la historia y como todos sperando la continuacion jajajaja
oshion
jajaja esta muy buena, pero se ve venir que pasara
Lucaspast22
Excelente historia, espero la 3ra parte, ya nos imaginamos como será, pero en una de esas nos llevamos una sorpresa!
nicolasgmm
Espero una 3era parte!!!
MUY buena!!!
SopranoTony
Esperamos ansiosos la 3ra parte !!!
roman200511
Felicidades, estamos todos en la bolsa, tranqui. Que buena mina Marcela.