Tenia 18 años cuando llego una nueva vecina a la casa donde vivía, se llamaba Carmen, tendría treinta años, no era guapa de cara, pero si tenía un tipo muy apetitoso, era verano y llevaba ropas bastantes provocativas, minifaldas, escotes, muy morena, le gustaba tomar el sol, viéndola me ponía cachondo.
Cada vez que me cruzaba con ella, mis ojos se iban tras su cuerpo, y no podía evitar que mi polla se empezará a endurecer bajo mis pantalones, los primero días me daba un poco corte que pudiera verme empalmado, luego deseaba que me viera, me encantaría ver una señal para lanzarme sobre ella, y hacerle todo lo que pasa por mi cabeza a las noches, cuando en mi cama me estoy pajeando a tope.
Un día coincidi en el ascensor, llevaba un vestido playero fino, blanco, muy escotado, se le trasparentaba todo, veía su tanga y que no llevaba sostén, no pude evitar que mis ojos se fueran a su escote, allí ví sus tetas bien morenas, redondas, parecía que decían “comeme”, los ojos se iban detrás de ellas, vi uno de sus pezones, marron oscuro, puntiagudo, mi polla parecía querer reventar mi pantalón. Entonces levante mi vista hacia su cara, me estaba mirando con una pequeña sonrisa, a la que respondía torpemente.
Cuando paro el ascensor salimos, vivíamos enfrente uno del otro, sin darme tiempo a meter la llave, me dijo “ven quiero enseñarte algo Jon”, su cuerpo me tenía cautivado así que la segui al interior de su piso, me agarro de la mano, yo solo me fijaba en sus nalgas, así que no me dí cuenta, hasta estar dentro, que estaba en su cuarto, tiro con fuerza de mi, tumbándome sobre la cama, se sento encima de mí, se abalanzo sobre mi cara y comenzó a besarme con una loca, su boca sobre la mia, metiéndome la lengua en la mia, tras la primera sorpresa mis manos empezaron a acariciar su cuerpo.
Mi polla se había puesto tiesa, me había comenzado a desnudar, me bajo el pantalón, consegui quitarle el vestido, ante mis ojos tenía sus hermosos pechos, no tenía ninguna marca de bañador, ni bikini, toma el sol en topless, agarre sus pechos con mis manos y ella hizo lo propio agarrándome la polla totalmente tiesa.
- Cabronazo de niñato, desde que llegue me has puesto muy cachonda, todas las noches deseaba tenerte.
- Si, yo también quiero tenerte, me vuelves loco cada vez que te veo.
- Ya lo sé, te crees que no me he dado cuenta como me miras, como me deseas, tu mirada me desnudaba, y ahora ya me tienes desnuda, puedes verme todo lo que quieras, puedes follarme.
La tenía para mi solo, era una suerte que su marido fuera viajante y este toda la semana fuera de casa, durante toda la semana iba a poder follarla, la di la vuelta, quedándome yo encima de ella, apretando mi polla tiesa contra su cuerpo, apretando fuertemente sus pechos con mis manos, mordiendo sus pezones duros, como mi polla.
Me dí la vuelta, colocando mi cabeza entre sus piernas, y mis piernas a los lados de su cabeza, me agarro los huevos, dirigiendo mi polla a su boca, comenzó a chupármela, al tiempo que yo comía su coño, metía mis dedos en su interior, y los lamia para saborear todos sus sabores, la perra comenzó a gemir, apreté mi polla contra su cara, la tenía en su boca y entro hasta tocar sus labios mis huevos.
La perra estaba caliente, y yo más, de dí la vuelta, cara contra cara, me agarre la polla para podérsela meter mejor, de un golpe seco se la metí entera, hasta los huevos, agarré sus tetas, la comía su boca, y me movia sin para para metérsela bien adentro, estaba lanzado no pare hasta que me corri en su interior llenándola el coño con mi leche calentita.
Creo que a partir de ahora, voy a poder follarmela mas a menudo.
Cada vez que me cruzaba con ella, mis ojos se iban tras su cuerpo, y no podía evitar que mi polla se empezará a endurecer bajo mis pantalones, los primero días me daba un poco corte que pudiera verme empalmado, luego deseaba que me viera, me encantaría ver una señal para lanzarme sobre ella, y hacerle todo lo que pasa por mi cabeza a las noches, cuando en mi cama me estoy pajeando a tope.
Un día coincidi en el ascensor, llevaba un vestido playero fino, blanco, muy escotado, se le trasparentaba todo, veía su tanga y que no llevaba sostén, no pude evitar que mis ojos se fueran a su escote, allí ví sus tetas bien morenas, redondas, parecía que decían “comeme”, los ojos se iban detrás de ellas, vi uno de sus pezones, marron oscuro, puntiagudo, mi polla parecía querer reventar mi pantalón. Entonces levante mi vista hacia su cara, me estaba mirando con una pequeña sonrisa, a la que respondía torpemente.
Cuando paro el ascensor salimos, vivíamos enfrente uno del otro, sin darme tiempo a meter la llave, me dijo “ven quiero enseñarte algo Jon”, su cuerpo me tenía cautivado así que la segui al interior de su piso, me agarro de la mano, yo solo me fijaba en sus nalgas, así que no me dí cuenta, hasta estar dentro, que estaba en su cuarto, tiro con fuerza de mi, tumbándome sobre la cama, se sento encima de mí, se abalanzo sobre mi cara y comenzó a besarme con una loca, su boca sobre la mia, metiéndome la lengua en la mia, tras la primera sorpresa mis manos empezaron a acariciar su cuerpo.
Mi polla se había puesto tiesa, me había comenzado a desnudar, me bajo el pantalón, consegui quitarle el vestido, ante mis ojos tenía sus hermosos pechos, no tenía ninguna marca de bañador, ni bikini, toma el sol en topless, agarre sus pechos con mis manos y ella hizo lo propio agarrándome la polla totalmente tiesa.
- Cabronazo de niñato, desde que llegue me has puesto muy cachonda, todas las noches deseaba tenerte.
- Si, yo también quiero tenerte, me vuelves loco cada vez que te veo.
- Ya lo sé, te crees que no me he dado cuenta como me miras, como me deseas, tu mirada me desnudaba, y ahora ya me tienes desnuda, puedes verme todo lo que quieras, puedes follarme.
La tenía para mi solo, era una suerte que su marido fuera viajante y este toda la semana fuera de casa, durante toda la semana iba a poder follarla, la di la vuelta, quedándome yo encima de ella, apretando mi polla tiesa contra su cuerpo, apretando fuertemente sus pechos con mis manos, mordiendo sus pezones duros, como mi polla.
Me dí la vuelta, colocando mi cabeza entre sus piernas, y mis piernas a los lados de su cabeza, me agarro los huevos, dirigiendo mi polla a su boca, comenzó a chupármela, al tiempo que yo comía su coño, metía mis dedos en su interior, y los lamia para saborear todos sus sabores, la perra comenzó a gemir, apreté mi polla contra su cara, la tenía en su boca y entro hasta tocar sus labios mis huevos.
La perra estaba caliente, y yo más, de dí la vuelta, cara contra cara, me agarre la polla para podérsela meter mejor, de un golpe seco se la metí entera, hasta los huevos, agarré sus tetas, la comía su boca, y me movia sin para para metérsela bien adentro, estaba lanzado no pare hasta que me corri en su interior llenándola el coño con mi leche calentita.
Creo que a partir de ahora, voy a poder follarmela mas a menudo.
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