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Cuentos para un albañil (sexta parte)

Armonía: se define como la conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras y eso es Patricia, armónica, 1.66, morocha, unos ojos verdes a marrón muy especiales, pelo negro largo de ondas grandes, siempre brilloso, su piel blanca y suave, sus manos, sus uñas, todo muy cuidado, su cara un tanto angulosa, todo tiene en la medida que se corresponde, desde la cejas a los labios, nada se destaca y se destaca todo a la vez, su cuerpo es igual, lindas tetas pero no grandes, su cintura, su estomago casi marcado, su cola paradita se nota y vaya que se nota pero no resalta y sus piernas un poco rellenas, pero yo que la he tocado y son músculos, su voz es gentil, agradable… es armónica y si bien es cierto que se muestra pedante, superada, superior, es como un escudo que se ha hecho y como todo escudo que los humanos nos ponemos, es para ocultar algo o para protegerse de algo.
Recostada en mi pecho, sintiendo el calor de nuestros cuerpos, con besitos esporádicos, hablamos, solo hablamos, me pregunto del trabajo y le dije que la peleábamos pero que si salía algo que estábamos cocinando seria un año de vacas apenas gorditas y que ya eso era bueno, pues veníamos de vacas en cuero, cuernos y huesos y me regalo la sonrisa de mi chiste de cuarta, ella me conto que en su trabajo venia también peleada la cosa, obras sociales atrasadas, insumos en dólares, prestamos por pagar… después cuando ves lo temas que hablaste, te preguntas ¿yo hable con interés de eso?, te suena raro o mínimo te hace ruido, pasa el tiempo y no te das cuenta, quizás te das cuenta cuando de pronto la charla se acalla y ella te mira, busca un beso, se te sube, con las piernas apenas abiertas, sin embargo en la pija semimuerta podes sentir esa sensación que no se puede describir, esa que sentís, cuando una mujer te acerca la conchita a la cabeza de la pija, es distinta la concha recién culiada y con la leche adentro, que a la primera vez, es distinta… y te mira con esa expresión y te besa nuevamente, con el pelo que viene hacia tu cara como tapando a los dos y ella con su mano lo acomoda detrás de la oreja y te vuelve a mirar, tenes el perfume en tu boca y en tu nariz y también tenes el olor del sexo… tenes que acusar el recibo, la pija de semimuerta, pasa a durita casi de forma natural y ella la siente, volver a besarla con deseos, seguramente tu manos recorren la espalda, la cola o las caricias al costados de los pechos y esos nuevos besos encienden lo que apenas perdió calor.
Me besaba Patricia comiéndome la boca, ya sentía en su concha mi pija dura, su piernas no estaban abiertas, sentía sus rodillas cerca de las mías, mis caricias en su espalda y ella con ambos brazos encima de mis hombros, solo besándome, me besaba mordiéndome, me besaba chupándome, en la caricias a su espalda bajé mi mano derecha por la colita, le abrí los cachetes y le pase mi dedo áspero por el agujerito, lo recorrí de arriba a abajo y en círculos, una pequeña presión en el medio como midiendo la reacción de Patricia, ella se estremeció y me siguió besando de esa forma, comiéndome la boca, con los ojos cerrados, casi salivándome hecha apenas audibles gemidos, baje un poco mas con mi mano y por atrás llegue a los labios de la conchita, ella abrió un poquito más las piernas, dándome lugar y levanto la colita, cuando le toque con los dedos los labios, recorriéndolos suavemente, sentí la humedad que tenia… abundante y con cada caricia en su conchita, sus besos me comían, le indicaba que levante el torso y me la agarraba con sus pechos, esos pechos rosaditos, de los pezones en punta para arriba, trataba de no chuparlos con fuerza, atolondrado de lo que ya era una calentura mortal y regresaba Patricia a comerme la boca, esa forma de besarme, que he intentado definir y que solo he podido encontrar algo que se le parezca cuando digo, me besaba con devoción, devota para besarme, Sonia después de largo entrenamiento, devotamente me hace unos petes que me ponen en igual estado, Marcela cuando me daba la colita devotamente en la posición del perrito y se movía mirándome, Patricia me llevaba al mismo punto, esa calentura difícil de definir, pero devotamente besándome…
-quiero que hagas algo (le pedí casi en secreto y me miro sin responder, pero en su mirada me decía, pedí quiero hacerlo), quiero que me acaricies cada parte de mi cuerpo, en donde se pueda con tu conchita.
Lo primero que tenía a mano, sentándose en mi pija y rozándomela fuerte, le pedí que no quería que apreté, que me roce solamente y le indique con mi labios como quería haciéndolo en su pecho, en ese pezón rosadito paradito hacia arriba, rozarlo apenas con mi labios y si alguien me hubiera dicho que si apostaba a que Patricia fuera gauchita, apostaba que no lo era y perdía, gauchita es poco, es indescriptible lo que sentí, su predisposición para hacerlo cuando arranco desde mi tobillo derecho, apoyándose apenas en el empeine mi pie, ella sentada, arqueándose de ser necesario, me rozaba con los labios de la conchita, subió por mi entrepierna, ella me miraba por ratos y por ratos miraba su conchita rozar mi muslo, el pelo que le tapaba por ratos la cara, su cachetes rojos y sus ojos cerrados, sintiendo ese momento… cuando me rozo el estomago, al tener que abrir las piernas por ser más ancho, el rozarme ya no fue tan finito como en las piernas, más bien se apoyo y cuando se corrió para otra parte, pude ver en mi piel, su humedad, su liquido… no hay palabras para decir lo que sentí, la calentura… subió por mi pecho, se sentó en mi cuello como si me ahorcara, me miraba Patricia, me miraba Patricia… me miraba Patricia, creo que paso por mi brazos, creo…
Me pidió que me ponga de espalda, ella manejaba la situación, los dos éramos silencio, yo solo estaba concentrado en sentir en mi piel los labios de su conchita y ella en rozarme finito, como le había pedido, era un juego maravilloso, describir lo que sentí cuando me rozo la espalda, ofendería el momento, debía arquearme levantando la cola, para que no me apretara la pija, de tan parada incomoda abajo, cuando paso por mis nalgas y se movía como si ella me culiara, cuando bajo en cada una de mis piernas….
Me di vuelta y le pedí que se me siente en la boca y eso hizo, en silencio, con enorme maestría y como si supiera lo que yo ya quería, la puso a la distancia correcta, cerré los ojos y puedo sentir todavía el sabor, cuando le pase la pala, me quedo en la lengua un poco de su liquido vaginal, que trague desesperado, la pala recorriéndole la conchita de punta a punta, por el medio, por el labio derecho, por el izquierdo, apoyarle los dientes en el monte de Venus y que ella magistralmente haga presión hacia abajo, justo, preciso, sincrónico, abrir los ojos y poder ver su cuerpo armonioso hacia arriba, su estomago casi marcado, chato, su boca entreabierta, su pelo revuelto, su pezones duros salidos para arriba, sus pechos colorados de mi chupadas, su cachetes colorados en su calentura, sus ojos cerrados, sus manos apretando fuerte las mías… ¿cuánto me quede allí? parte de mí ser, sigue allí todavía…
-Yo también quiero dijo
Y se dio la vuelta, como para completar con un 69, tenía su conchita y su culito en mi vista, esa conchita chiquita mojada, los labios apenas más abiertos y como hinchados y el culito, un agujerito rosado, chiquito, ni una sola arruga y mientras trataba de disfrutar de eso, sentía que Patricia, con la devoción con la que me había besado, me succionaba la pija, no era fuerte, ni mucho menos una experta, pero tenía devoción… sinceramente ahora que lo escribo, no entiendo que no me hizo acabar o si acabé no me di cuenta, no lo sé, por eso se que parte de mi, sigue en ese momento.
Le abrí los cachetes de la cola y le mande pala al agujerito, le deje un poco de saliva y baje a la conchita, mientras tanto con mi dedo, primero con círculos y pequeñas presiones en el centro, empecé a entrar en ese agujerito… Patricia detuvo su mamada
-Mariooooo
Me incline para encontrar su mirada y le dije
-mío tu corazón (y con la expresión de la cara dale seguí la frase)
-Tuyo mi cuerpo, me contestó
Y volvimos al 69, que se yo cuanto estuvimos, logre meterle dos dedos en el culo, por ahí se arqueaba en el dolor, pero seguíamos en ese juego… hasta que se dio la vuelta y se acomodo encima mío, pero a la manera de sentada en la silla o de la forma que hacen la pis, como para ilustrar mejor y de una, esa vagina que me recorrió entero, que le pase la pala, se trago mi pija, en un gemido mutuo, intenso y Patricia empezó a moverse y yo la miraba, ayudándola con mis manos apoyada en los cachetes de su cola, verla recorrerme la pija de punta a punta, con esos labios de esa conchita, que encontremos el ritmo adecuado los dos, verme donde empieza la pija el liquido blanquecino que me dejaba Patricia y a pesar de ser dos, nos hicimos uno, el mismo movimiento, su gemido era intenso, sus ojos cerrados, su transpiración, su manos en mi pecho, las mías en su cola ayudándola a bajar y subir… de pronto acelero un poco, tres o cuatro bombazos y se detuvo buscando estar penetrada profundamente, sentí sus uñas en mi pecho… bajo las piernas para abajo, se tiro encima de mí, a pesar de su estado, jamás se le salió la pija, se recostó en mi pecho, exhausta, saciada, alcanzo a darme un beso, con saliva.
Paso un rato, hasta que se recupero, cuando me dio un beso, le saque la pija y la puse en la posición de cucharita, se percato que mi intensión era romperle la colita, parte de ella quería resistirse, pero la mayor parte sabía que era inevitable, le puse la punta en la entrada y me quede quieto, no empuje y le acariciaba suavemente la pancita, los pechos, ella entendió que debía ser ella la que debía manejar la penetración, de estar tensa por lo que venía se fue soltando, yo estaba quietito, jamás hice nada por empujar o apurar el tramite y ella un poco cada vez, empujaba hacia mí, haciendo que la penetre, esa mezcla de dolor y placer que ellas tienen, ese deseo de ser dominadas, ese deseo de ser poseídas, hacia que empuje, hacia que la penetre un poco cada vez más, baje mi mano hasta la conchita, justo en el clítoris y con un dedo con suavidad, trataba de tocarlo, no hacía mucho que se había acabado y tenía todo sensible, se estremecía cuando la tocaba y mas empujaba buscando ser penetrada, mezcla de dolor y placer, hasta que en un gritito contenido de dolor, logro que toda mi pija entre y se quedo quietita respirando, despacito sin mucho recorrido, empecé a moverme, un poco cada vez más, hasta casi completar el recorrido, esa estrechez me excitaba hasta la locura y entraba y salía de Patricia, de su colita, de ese agujerito chiquito que ahora abierto, se tragaba mi pija venosa, dura a punto de estallar … y la puse de espalda, sin sacarle la pija, ella sintió el peso de mi cuerpo y me levanto un poco la cola, agarro una almohada y la puso debajo de su cara y yo empecé a bombear, Patricia mordía la almohada cuando le tocaba el fondo, la empujaba, desesperado, dominante, nada de dulzura, entraba y salía, el gemido de dolor de Patricia me enloquecía y mas fuerte mi bombeo… hasta que empuje hasta el fondo, en casi un grito me salió la leche, Patricia solo levanto la colita y con una de las manos trato de agárrame la cola, atrayéndome hacia ella más fuerte, otro bombeo un chorro mas, otro, otro… me quede casi muerto encima de Patricia…
Creo que todavía parte de mi ser, sigue allí todavía.

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