You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Cuentos para un albañil (cuarta parte)

Un día como cualquiera, suena mi teléfono un número no agendado, atiendo pues tengo avisos de mi empresa en diarios y revistas, era mi cuñada Patricia, a la que fácilmente no veía hace como 6 meses, saludos de rigor y preguntas de manual, me pide si podemos juntarnos que quiere consultarme respecto de una obra que necesitaba hacer, sin dramas, venite a casa una de estas noches, avísale a tu hermana y trae pizzas a la piedra.
Y así paso a las dos noches siguientes, salvo que vino con una colega odontóloga, amiga y socia habían adquirido ambas una importante propiedad en el macro centro de la ciudad y querían como proyecto final un centro odontológico integral, un proyecto muy ambicioso y caro sobre todo, cuando me conto le sugerí que contrate un arquitecto que le haga el diseño de la obra y que cuando tenga en claro y terminado el proyecto, evalúe presupuestos y que si quería incluir a mi empresa, estaría bueno.
Le pareció buena la idea y me pidió que si me podía consultar, algunas dudas que le surgieran cuando trate con el arquitecto, le dije que no hay problemas si abonaba los honorarios correspondientes, su risa nerviosa y su incredulidad, ante mis palabras, era algo sublime,
-Mario ¿me lo decís en serio, de cobrarme por preguntarte algunas cosas?
-Patricia, cuando mis hijos o yo, vamos a tu consultorio, llevamos la correspondiente orden y te pagamos religiosamente el arancel diferenciado en las prestaciones odontológicas, porque te parece que bromeo, cuando te cobro mis honorarios profesionales, de albañil (como broma), pero profesionales.
-Entiendo, no pudiendo disimular su fastidio, la cara de mi mujer era para cuadro, en fin.
Bueno yo te aviso, cuando tenga el arquitecto y me decís los precios.
-bueno dale y me levante sin darle la oportunidad que me diga otra cosa, que ya se iba o no, algo y la deje en compañía de mi señora, su hermana, como quieran verlo.
Después mi señora, prudentemente como lo mencione anteriormente, me pregunto si era tan necesario aclararle a Patricia, los temas económicos en esos términos, le digo que siempre hay que separar la familia de lo económico, para evitar peleas y en el caso de Patricia en particular, por cada cosa que nos hizo, se lo pagamos, porque cree que la misma regla, cuando es ella, no es aplicable… un silencio.
Patricia busco una arquitecta joven, le preparo el proyecto y cuando lo tuvo casi terminado, la misma arquitecta, le sugirió, que como el proyecto tenía dos partes en la construcción, una parte que era toda nueva y otra, reformar lo existente, debía ver antes con un ingeniero o un maestro mayor de obras, la factibilidad de la obra.
Una noche cae Patricia y su socia, con una serie de bosquejos, dibujos de las vistas y demás papeles, de un muy bonito proyecto, buscando mi opinión, antes de eso, pregunto el precio del servicio, a lo que conteste que por ese asesoramiento, le salía una x cantidad, me pago, le emití un recibo y entonces mirar el proyecto.
Típico proyecto de un arquitecto, que solo le importa que se vea arquitectónicamente bonito, como si los presupuestos de construcción fueran ilimitados y las normas de edificación urbana no existieran, dejando de lado criterios de seguridad que tienen ese tipo de lugares cuando hay atención al público y varias cosas más, que de movida sin ahondar en la parte constructiva hice a manera de critica visceral y pidiéndole que debíamos juntarnos con la arquitecta para que ella esté presente en las objeciones, contrariamente a lo que esperé, mi cuñada y su socia, tomaron mi crítica como altamente razonable; Cuando le dijeron a la arquitecta, no quiso asistir ni a la reunión y que siempre los ingenieros ponemos reparos a la hora de llevar a cabo sus ideas y bla bla bla, en típica y conocida pelea histórica, desde los tiempos las pirámides de Egipto, entre los que construyen y los que divagan que construir.
Otra noche Patricia, esa vez estaba sola, en casa y como un pedido personal, me pide que me haga cargo del proyecto, que no tienen conocimiento, que tienen la plata, que se está perdiendo tiempo etc. Esa misma noche le consulte a Sonia, que opinaba y casi como sugiriendo que yo era el que tenía mala predisposición y no faltaba a la verdad, nunca quise tratos con Patricia y mucho menos con plata en el medio. A lo cual Sonia me pide que la escuche y con tono discursivo politiquero
-Mario, Patricia, como yo o como Marcela, no tenemos idea de construcción y de muchas cosas de reparaciones, yo jamás me doy cuenta si una canilla pierde o si el techo tiene fugas, pero me da mucha pena y rabia, cuando me cuenta Mamá, la forma que le roban, desde el gasista, el plomero, el jardinero, el mecánico del auto, eso me hace, valorar todo lo que vos en tu presencia y lo que haces, podes y sabes hacer, por eso la entiendo a Patricia, no podes entender que ella no sabe qué hacer, a que dirección ir, no tiene la más remota idea, no puede decidir con criterio que es bueno para ella y que más o menos sea lo que desea; Ésta discusión entre el arquitecto o vos, cada uno con sus razones, por un lado le gusta lo que ve en los dibujos, pero por otro con lo que vos decís, no sabe si va a poder hacerlo, si le va a alcanzar la plata, por eso te pido que la ayudes, se que ella es arrogante y pedante, pero es trabajadora, estudiosa, dedicada y honesta, todo lo que tengas que cobrar por tu trabajo te lo va a pagar y callada te lo aseguro, pero lo que ella necesita es poder confiar en la dirección del camino a tomar y esa confianza solo se la podes brindar vos.
Después de escucharla a mi mujer, en mis pensamientos me reía por lo bajo y que formas distintas que tenemos los seres humanos de ver a cada persona.
Me hice cargo del proyecto, tengo un arquitecto asociado y juntos trabajamos en los arquitectónico y lo constructivo, tratando de bajar los costos y optimizando lo mejor posible, eso trajo aparejado que el trato con Patricia fuera casi diario, al principio solo era del proyecto, pero poco a poco, comenzamos a hablar temas distintos y de pronto descubrir que esa mujer armoniosa, muy bella y profesional, que chocaba por lo pedante y arrogante, era una mujer con sus inseguridades, deseos como Susanita, aunque no lo pareciera, muy generosa, rasgo que no le conocía y cuando digo generosa, no por dar lo que le sobra, sino a dar lo que no tiene o le hace falta, virtud que ocultaba por alguna extraña y muy fuerte razón.
Terminé el proyecto, se lo presente como corresponde, una maqueta a escala, carpeta, planos, fundamentos, costos, regulaciones inherentes, las dos socias lo miraron muy conformes y de pronto preguntan, casi con sorna
-todo muy lindo, impecable presentación, pero… cuanto sale (en ese tono descriptivo de “salame”)
- a ver, (explique en tono académico), esta carpeta la tenes que fotocopiar y convocar a empresas constructoras y cotejar presupuestos y…
-nosotros no vamos a hacer eso Mario, interrumpió Antonella, la socia, queremos que vos lo hagas, así que por favor, con esto entendemos que podes calcular y darnos un presupuesto, con un número final, para que quede así, como lo estoy viendo en la maqueta.
-ok, dame una semana.
Se lo arme con números gorditos, era una obra de casi un año, así que era muy bueno para mi empresa, que últimamente lo más grande que teníamos era una vereda, andábamos casi puchereando, cuando se los presente, medio como que no esperaban el número y quedamos en reunirnos dentro de una días para definir, cuando nos reunimos paso algo sorprendente, Patricia de un bolso grande, saca el fardo de plata, diciéndome que habían juntado el 80 % del total, pero que con unos prestamos que tramitarían, en menos de un mes me completaban el pago total, que por favor empiece nomas la obra, pidiéndome de favor con el 80 % en mano, casi me desmayo,… yo que justo, para cobrar una pared medianera casi tengo que llegar a la corte suprema, era una bendición.
Imagínense, una obra en esos términos y con esos recursos disponibles, vas al proveedor de materiales a comprar ese volumen, de una sola vez, con efectivo, pucha, mínimo un 20% de descuento y el pete de la secretaria va de regalo, lo mismo el de los áridos, herrería y así, terminamos los pucheritos de obras, que teníamos dando vuelta y de lleno a ésta obra, que tomo un ritmo espectacular, para que yo esté muy tranquilo y mis clientas súper contentas.
Todo viento en popa, como a los cinco meses, Patricia me llama y me dice que ya tenía el 20 % de la plata para completarme el pago, era casi mediodía, le digo que se me complicaba ir a verla y le pido que me lo lleve a la noche a casa y me dice que no la haga andar con la plata, que su socia estaba de viaje por un curso y que si yo podía pasar por su casa, me agradecería, le digo que bueno pero tipo 20.30 aproximadamente, que mis horarios no eran muy exactos, me dice que ella tiene el ultimo paciente a la 19 hrs, así que no me haga drama que me espera.
Tipo 18 hrs, suena mi teléfono era Sonia,
-Hola amor, a qué hora pensar que podes llegar
-Hola, mira tengo un rato largo acá, después voy por lo de tu hermana y calculo que a más tardar tipo 21.30 estoy
-por eso te llamaba, hable con Patricia y me pidió que lleve a mama, a la fisioterapia a un tratamiento que por lo menos hasta las 23 no se va desocupar
-porque no me aviso que tenia eso tu mama, el tema conmigo lo podíamos dejar para otro día, todo lo hace de vida o muerte… (Renegando)
-no quiere tener esa plata encima, además quiere preguntarte varias cosas y como siempre te ve en la obra de pasada, vos andas con un montón de cosas, no encuentra el espacio, tenle paciencia por favor, lo que para vos es obvio, para nosotras es un misterio, te lo pido por favor, los chicos se quedan con la empleada, así que no te muestres apurado ni nada, deja que ella te pregunte con tranquilidad, por favor ¿sí?, todo esto la tiene histérica, encima tiene que explicarle a su socia y no sabe cómo, vos sabes cómo es, por favor Mario, te lo pido por favor.
-bueno está bien, me haces sentir un ogro che,
-gracias corazón, te veo a la noche tarde.
-dale, chau besos.
Muy extraño todo, en fin… tengo mucho laburo, no lo pensé más al asunto.
Casi 21 hrs, llego a la casa de mi suegra, donde vive Patricia, me bajo sacudiéndome la tierra, antes que toque timbre, me abre la puerta Patricia, me estaba esperando y me da un beso, un milésimo más largo, esos besos yo los conozco, tenia puesto un vestido blanco con flores azules, de botones al frente, de tela muy finita, muy de verano, como el de las pendejas, tan largo que apenas bajaba de la cola, insinuando esa curva que tanto miramos, no era una minifalda, pero lo que era suelto daba la impresión de ser corto, muy sexy el vestido, me impacto la verdad, el pelo oscuro de ondas grandes suelto, una sandalias de cuero chatitas muy cómodas, claramente se notaba en la transparencia sugerida del vestido, la tanga de dos triángulos finita de color claro y no llevaba corpiño, con el agregado que los tres o cuatro botones estaban desprendidos… por dios y por el diablo, que trataba de no mirar a mi cuñada, pero irradiaba sensualidad.
Entramos, yo llevaba mi bolso maleta, donde pongo todo, desde un plano, hasta un alicate, maleta de obra, da pena, pero sin el muero, cuando voy acomodarme para sentarme el comedor
-Te sirvo algo?
-un vaso enorme de agua si podes y si es con hielo, doy mi reino
- jajaja ¿tu reino? bueno pero vení a la cocina, ¿te hablo Sonia?
-sí, culpa tuya soy un ogro
-¿por qué sonriendo?
Les juro que trataba de no mirarla, ese vestido me comía la cabeza, se notaba que no tenia corpiño y apenas se le notaban los pezones, me calentaba pensar en unos pechos de pezones rosaditos en esa piel blanca, las piernas blancas bien depiladas, un poquito rellenitas dignas de recorrerlas con la lengua, cm a cm., pero les juro que evitaba mirarle el cuerpo, el vestido, solo le miraba la cara y los ojos.
-Y según tu hermana, no podes hablar conmigo, que siempre ando apurado, que soy poco paciente, que soy desconsiderado, mal educado, medio bobo, me falta los dientes, olor a albañil ¿sigo?
-jajajaja tanto así, jajajaja que malo jajajaja, olor a albañil? Jajajajaja, como será el olor de un abañil, jajaja que tonto mira lo que decis
Increíble ver como se reía mí cuñada…
-La verdad que deseaba hablar con vos y es verdad que en la obra no se puede y te entiendo, quería decirte que estamos muy conformes con el avance de obra y como se desarrolla la obra y esto no lo digo solo en mi nombre, sino que mi socia y su marido que también estuvo mirando la obra y están muy pero muy conformes, no me quiero imaginar y agradezco la bendición que Dios me dio, cuando pienso que si hubiéramos ido a otra constructora y nos hubieran hecho cualquier cosa y para nosotros seguro iba a estar bien, porque no tenemos ni idea y que para cuando nos demos cuenta, no había vuelta y eso así vos me cobres tus servicios, son aportes que no se pueden pagar.
-cuñada estoy muerto, no quiero ser odioso, te agradezco lo que decís, pero cuando terminemos la obra y estés instalada facturando en carretilla, poneme un implante acá atrás donde me falta la única muela y estamos hecho ¿queres?
-ves que sos un odioso, como disfrutas contestándome de esa forma ¿no?, ya vengo, voy a traerte la plata, así no pierdes el tiempo.
Y encaro a la puerta con la mirada baja, cuando pasó la tome del brazo y note que sus ojos verdes brillaban
-Patricia, perdona, soy un torpe
Dejó que con mis dedos le seque las lágrimas, que mi respuesta desubicada había provocado, igual se fue, me saco la mano, trajo la plata y la dejo arriba de la mesa
-dale contá el dinero y haceme el recibo, su tono era el que yo conocía.
-Hasta que no te evacues las dudas y todo lo que me decís que debías preguntarme, déjalo ahí, no se va a escapar.
-que te voy a preguntar algo, si me contestas de esa forma, como que te estoy rompiendo las… sabes, yo también estoy cansada, desde las 6 de la mañana que ando, con la guardia, el consultorio y demás, pero no por eso te contesto sarcásticamente, que lo arreglamos con un implante.
Hice un absoluto silencio, he aprendido que cuando te mandas esos mocos con las minas, es lo que único que puede salvarte y siguió su reclamo, enojada y al borde las lagrimas
-no sé, quería preguntarte cuando vamos a ver los cerámicos de los pisos, los artefactos de los baños, la grifería, la mesada para la cocina y del laboratorio del mecánico dental, de todo eso que tenemos que elegir y porque te agradezco tu trabajo, me tomas el pelo.
Silencio de mi parte.
-He tratado de no molestarte para nada, nos hemos hecho añicos para conseguirte la plata, tengo los nervios de punta, rogando que salga todo bien y vos tarado (ese tarado otra cosa que me sonaba), me salís con que por canje, te complete las muelas, agradece que no te las saco a todas (que calentura la de mi cuñada gesticulando con las manos y sus ojos casi llorando, yo apenas podía no mirarla con ese vestido, estaba para matarla a pijasos)
Silencio de mi parte.
-decime algo dale, no te quedes callado que mas me desespera.
Le tome las manos que las había puesto juntas en sus rodillas.
-Mírame Patricia por favor
-¿qué queres?
-Dale mírame por favor
Y me miro con esos ojos maravillosos, el pelo que rebeldemente quería ponerse en su cara, la boquita casi haciendo pucheros en su enojo
-me podes perdonar mi estúpida respuesta, de un más estúpido hombre, que te pide sinceras disculpas.
-no, sos un tarado, estas igual que ese día que me dijiste que porque me traías la orden y pagabas la diferencia… yo debía pagar tus servicios, como si yo hubiera dicho de no pagarlos, ni que fuera una busca que quiero que trabajes gratis y delante de mi colega para colmo, a ningún hombre jamás le he permitido que me trate así (rompió en llanto, parándose).
La verdad que Patricia, me enrostraba mi estupidez, mi arrogancia y mi mala educación, solo atiné agarrar mi maletín e intentar irme, como para que la vergüenza que sentía en ese momento me diera un poco de respiro y cuando me paré, ella también lo hizo mirándome fijamente, llorando y poniéndose delante mío.
-no te olvides la plata
Intento con rabia, meter los fajos de billetes en mi maletín
-Por favor Patricia basta, basta por favor
Me salió abrazarla y hacer silencio, ella solo atino a poner sus manos juntas en su pecho y apoyarse en el mí, en silencio acariciarle la espalda, pidiéndole que se tranquilice… fue un instante largo, entre mis caricias y mis pedidos de disculpas, dejo de llorar, se tranquilizo, la separe y trate de secarle las lagrimas y casi en un acto reflejo, le bese los cachetes secándole las lagrimas, acomodándole el pelo y le pedí que me perdone suavemente y le di un beso en los labios, la besé en los ojos, en los cachetes y de nuevo en los labios y ella solo me miraba
-me vas a perdonar y le bese los labios con más pasión
-no, por tarado
-¿estás segura? Y antes de que conteste, otro beso apasionado
-Mario no por favor, no lo hagas, casi rogando, el beso la había conmovido.
-no puedo dejar de besarte, no quiero hacerlo, comiéndole la boca, llevándome su aire
-Y algo la encendió, su beso apasionado se llevo mi aliento, el contacto de los cuerpos que estremece y excita, ese vestido finito, suave, que le quedaba tan bello y era tan sugerente alimentaba mi calentura, recorría con mis manos el cuerpo armonioso de Patricia con los ojos cerrados dibujando en mi cabeza su maravillosa figura, su piel tenía un perfume que embobaba mis sentidos y sus besos húmedos, sus mordisquitos en mi barbilla, sus uñas raspando mi barba crecida de dos días, sus caricias eran apasionadas, con mucha dulzura, le puse las dos manos en las axilas levantándola, para sentarla en la mesa, haciendo que los fajos de billetes y mi maleta terminaran en el piso, me abrió las piernas y me llevo hacia ella, donde encontré nuevos besos y mas caricias, esos gemidos de placer, mis manos en sus piernas, recorriendo torpes, esa piel blanca, suave, depilada, el hermoso vestido amontado en la parte superior de su falda, ya no podía tapar esa bombacha de color crema, la del triangulo que tapaba, eso que tienen ellas, eso que es la razón de porque, los hombres vivimos.
Me fue abriendo los botones de mi camisa acariciándome el pecho con esas manos chiquitas, suaves en extremo, con esas uñas tan cuidadas, me estremecían sus besos suaves y dulces en mi cuello y luego sus caricias en mi espalda, al mismo tiempo, abrí los botones de su sensual vestido descubriendo esa piel blanca de niña, la recosté en la mesa, sin dejarla de mirarla era maravillosa, era perfecta, su vestido tan sex, abierto, la tanga crema, los pechos sueltos, no grandes, no chicos, de pezones rosaditos terminando en punta con el pezón apenas apuntando hacia arriba, bese cada espacio, la piel suave de su pecho en mi boca, llegar a las tetas, metérmelas en la boca casi con desesperación, para chuparlas fuertes, lo que terminaban en punta y un poco hacia arriba me desesperaba, me excita hasta lo indecible, las recorría por costado, les pasaba la lengua y volvía al pezón, chuparlo hasta dejarlo colorado… Patricia emitía pequeños e imperceptibles gemidos, sus ojos cerrados, ambos brazos hacia arriba, en su cabeza, con ambas manos tome las tiritas de la tanga desde los costado y de un solo tirón se rompieron, apenas me levanto sus caderas para terminar de sacarla y baje por su pancita buscando esa conchita, depilada tanto que no tenía ni vellos, mas blanca que el resto de su cuerpo, al llegar al monte de Venus, le pegue un chupón fuerte, me lo quería comer y ver esa conchita chiquita, rosada, de labios finitos como una pendeja, le metí la lengua en el medio y casi no tenia olor su sexo, sus jugos no eran abundantes, pero estaba mojada, Patricia abrió las piernas para que yo este mas cómodo y solo le pase la palita, enloquecido, que concha hermosa, chiquita, estrecha, el perfume imperceptible, perdí la noción del tiempo, me perdí en la concha, en las piernas, le mordía suavemente abajo el cachete de la cola y la pasaba la pala al agujerito de la cola, rosadito, sin arrugas, cerrado… estuve, solo estaba, quisiera hoy seguir estando.
Me aparte casi parándome, para soltarme el cinto y bajarme el pantalón y Patricia con agilidad se bajo de la mesa, se arrodillo, desprendió el botón y bajo el cierre del pantalón, bajo el pantalón que me quedo en los tobillos y me beso la pija arriba del bóxer, me gusta tu olor a hombre me dijo y me beso la panza y en ese momento me bajo el bóxer, me miro la pija no se cómo explicarlo y dijo, mañana me va a doler todo, y le dio un beso a la cabeza, con esa mano chiquita y suave, empezó a pajearme y darme chuponcitos y besitos, pero no se la metía en la boca, no era el pete de siempre, la dejé, esa forma era muy agradable, no estuvo mucho tiempo y me pidió que me siente en la silla, yo con mis pantalones en los tobillos, tenía una movilidad reducida, me senté y vino Patricia, abriendo las piernas, con su conchita depilada y con mucha suavidad acomodo con su mano mi pija en la entrada de su concha
-No lo hagas rápido Mario, soy estrecha y si lo haces rapido, no solo que no voy a lubricar sino que me va a doler, no pensé que tuvieras… lo que tenes. Correcta para hablar hasta cuando coge.
-Me quedo quietito, te dejo a vos todo, le conteste.
Y me beso, bajo un poco y sentí la presión en mi pija, era cierto que era estrecha, vi un gesto de dolor en su cara y que se levanto casi al instante
-Tranquila, no te apures, no pienses que te va a doler, sentí la pija en tu entrada
-no seas grosero… en un reclamo como gemido
-sentí como los labios de esa conchita se abren, me llaman, estas mojada, bien mojada
-Mario, por favor no digas más… en su tono más de pasión y respiración agitada
-baja porque te parto corazón, tengo que estar dentro tuyo
-ya basta por favor…
-baja corazón, me late la pija pidiendo entrar
Con cada palabra, ella empujaba más adentro, realmente estrecha, pero el hablarle la excitaba y se enterró entera la pija y embistió más fuerte, recorría bombeando subiendo y bajando, no lo hacía con experiencia, casi con torpeza
-te gusta que te hable
-si (dicho gimiendo)
-me gusta lo estrecha de tu conchita y cuando vas al fondo, mas todavía y ella hacia ese movimiento
-me gusta abrirte los cachetes de la colita con mis manos y que vos empujes fuerte hacia mí, para que entre más profundo, patricia respondía
-pienso cuando te estuve besando la conchita, lo rosadita que se te puso, toda mojadita
-Mario no sigas y su movimiento era más rápido, mas como debía ser, entrando y saliendo, recorriendo mi pija
-me gusta cuando me apretas con esta parte (con el dedo en el monte de Venus) y te moves rozandome… asi corazón, un poquito más rápido, mas, ahora despacio hasta afuera
-quiero chuparte las tetas, damelas y me las ponía en la boca, con sus brazos en mi cabeza
Cada frase, cada orden, Patricia lo hacía, no la dejaba que piense otra cosa, que me coja y de pronto, su conchita mojada era perfecta para mi pija y para ella que no sentía más que placer, el dialogo que yo le hacia la excitaba
Y de pronto, su movimiento fue rítmico, rozando su clítoris, entrando y saliendo tan mojada que apenas se sentía su estreches y yo que le pedía que se mueva y en un instante ella empujo bien adentro, pego un gritito de placer y sentí como se relajaba y mas humedad en esa conchita… puso su cara en mi cuello como queriendo esconderse y se quedo quietita.
-siento como que me agoté totalmente (dijo entre cortado)
Se paro, yo tenía la pija dura latiendo, me pare y la hice que se acueste en la mesa, posición del perrito, le abrí los cachetes de la cola, se la puse en la entrada y nada de dulzura, empuje a lo bestia, ella es como que quiso levantarse diciendo que le dolía un poco de esa forma, le puse la mano el cuello y con fuerza la empuje contra la mesa,
-ahora quédate quieta y la daba embestidas que le hacían sonar los cachetes de la cola
-Mario despacio…
Y con las dos manos agarre las caderas con fuerza, le daba como martillo neumático, un bombeo frenético y violento, como una violación
-agárrate con las dos manos de la mesa, le ordene
Y en esa posición, con las piernitas abiertas, el vestido amontonado en la espalda, la cogi a lo perrito, de parado, la bombeaba con fuerza y a veces despacio para mirarle la conchita roja de los labios chiquitos abiertos, abrazándome la pija y supe que se venía la leche, levanto un poquito la colita como en punta de pie, para que yo le entre mas y mas cómodo y entre y salí nuevamente y baje el ritmo, me concentraba mirando mi pija entrando en Patricia en esa conchita chiquita, estrecha, dos o tres movimientos y bien al fondo le largue el primer chorro, Patricia se estremeció y se quedo quietita, otro chorro mas, otro más, mis piernas se debilitaban, sentía como que se me salían los huevos, que cantidad de leche por favor.
Me desplome en la espalda de Patricia un rato largo.
- Mario se me está saliendo, soltame que tengo que ir al baño y me senté a tientas en la silla, Patricia tapándose con el vestido, se fue para el baño, caminado con las piernas abiertas derramando lechita de la conchita…
Al rato volvió, con una toalla húmeda para que me limpie la pija, me pido que recoja las cosas y que me vaya por favor, son cerca de las 23 y en cualquier momento viene Mama.
Me limpie, me acomode como pude, guarde las cosas en la maleta incluso la plata. Me dio un beso normal en la mejilla y apurada cerró la puerta.
Mientras manejaba de regreso a casa, en esa sensación de saciedad y placer, quería pellizcarme para saber si no era un sueño y si lo era, no me despierten por favor, recordar cada instante desde que llegue y la vi con ese vestido, me calentaba lo indecible… en casa no podía hacer que mi cabeza deje de pensar en Patricia, en el polvo para cuadro que me había echado, recordaba con morbo irse caminando al baño con la leche bajándole por las piernas, me fui a bañar con la pija al palo, cuando llego Sonia, entro al baño a contarme de la fisioterapia de su mamá y preguntarme como me había ido con Patricia, le dije que bien, que le conteste todas las preguntas que pude, espero hayas sido paciente me dijo y metió la cabeza en la ducha, menos mal que con la charla previa se me había bajado un poco la pija, pero no estaba relajada, cuando la vio mi mujer, me la agarro con la mano diciendo, me parece que alguien me extraña haciéndose la perra, después de la situación de unos meses atrás, andaba más dispuesta, esa noche me eche otro polvo de aquellos, pero no me cogía a Sonia, mi cabeza, la de arriba, se cogía a Patricia.

continuará...

1 comentarios - Cuentos para un albañil (cuarta parte)

profezonasur
Un buen relato que recorre una temática variada. Desde el punto de vista gramatical, debo reconocer que se me hace difícil seguirlo. Un abrazo.
Pta.: Algunos profesionales se quedan con los conceptos de cuando estudiaban y los docentes te decían: "...Usá los ladrillos para proyectar, que acá te los regalan..."
Mertus
Gracias por los elogios Profesor, siempre es delicado mantener en un relato de éste tipo, los límites del orden gramatical, pues son en sí mismos, un objeto pragmático, una valoración unitaria y personal de una situación o de un suceso y en rigor de causa efectos el nivel léxico-semántico pierde precisión.
Debo abandonar la discusión lingüística Profesor, tengo que estudiar en detalle un post de Angie, pues anhelo obtener una ipsación, que lleve al más alto nivel que se pueda, mis