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La rivalidad es mala consejera ( 2da parte y final?)

Ahí va el cierre de la historia. Creo. Vamos a ver que dice Carmen.

Una buena cena, buen vino que todos bebimos porque total íbamos a acostarnos y se hizo la medianoche. Despacio, cada grupo fue a los dormitorios. Quedamos solo Raquel y yo.
- Bueno Carmen, espero que no te enojes, empezó.
- Ni lo sueñes, Raquel, dije cortante.
- ¿ Qué cosa? Si todavía no dije nada, replicó.
- No pienso quedarme levantada para dejarte la habitación, dije.
- Pero eres tonta. Lo que iba a decir es que tendrás que dormir sola, porque yo voy a salir
- ¿ Con el rubio? Pregunté como para cumplir.
- Si, descubrí que tenemos mucho en común.
- Me imagino Raquel, me imagino. Sinceramente espero que te diviertas.
- ¿ Y a ti como te fue con tu admirador? Preguntó con picardía.
- ¿ Qué admirador? , dije inocente
- El moreno que te comía con la mirada, vamos que lo has visto. No digas que no estaba especial.
- Si Raquel, era muy atractivo, pero soy una mujer casada con hijos, un buen esposo. Creo que cuando tu esposo estaba vivo, seguramente tu hubieras actuado igual.
- Me gustaría estar tan segura. Como sea, me demoré porque al final del espectáculo me abordó, me preguntó por tí, de donde eras, en que hotel estábamos, etc. etc. Le di la información, pero le dije que no se hiciera ilusiones. Que tu no estabas de cacería. Se rió, me dio un beso en la mejilla y se marchó.
Me sobresalté. Había preguntado por mí.
- ¿ Cómo te atreves a dar información sobre mí?, dije enojada.
- Tranquila, si total a tí no te interesa y le dejé bien claro que perdía el tiempo. Lástima que tenía mi noche ya arreglada, sino de rebote creo que hubiera aprovechado la situación, y ahora te dejo. Que descanses. No me esperes despierta, mamá, dijo riendo. Seguramente volveré para el desayuno. Y sin más se marchó.
Me quedé un rato allí, repasando todo lo ocurrido. Sentirse deseada era algo muy lindo. Tantos años de casada me habían hecho olvidar lo que significaba tener loco a un hombre. Y mas a uno tan atractivo. Comprendí que mi excitación era lógica por las circunstancias y que seguramente me hubiera pasado con cualquiera. Mi orgasmo tenía que ver con la situación tan morbosa y extraña, pero no significaba nada. Todo había sido una experiencia que se transformaría en un buen recuerdo para las noches de invierno. Apuré lo que quedaba en mi copa de vino, y subí a mi habitación.
Una vez allí me desnudé y mirándome al espejo, me sentí reconfortada de lo que veía. Mis 40 años no me habían restado atractivo. Podía todavía conseguir a cualquier hombre con solo proponérmelo. Me puse la remera larga que uso habitualmente para dormir sin nada debajo, arreglé mi ropa y me dispuse a acostarme. Eran pasadas la medianoche. Pensé en Raquel en los brazos de su amante, y luego me obligué a pensar en mi esposo y en mis hijos, solo en casa esperándome.
Un suave golpe en la puerta me sacó del ensueño. Pensé que Raquel había olvidado algo, y abrí, dispuesta a burlarme de su apuro.
Allí, parado del otro lado de la puerta, estaba él. Quedé sorprendida. Me miró y no dijo una palabra. No hizo falta. Lentamente me corrí para dejarle el paso libre. Con la misma lentitud, él entró a mi habitación. Cerré la puerta detrás suyo, y me di vuelta para preguntarle que estaba haciendo allí. No pude. Con toda la frialdad de quien sabe que la suerte está echada, se quitó su chaqueta, arrojándola sobre la cama de mi compañera. Luego desabrochó su camisa, sin dejar de mirarme. Mis ojos viajaban entre sus ojos que me hipnotizaban y ese cuerpo fibroso que empezaba a aparecer por retazos. Quise hablar y uno de sus dedos , cruzó mis labios en un claro gesto de silencio. Se quitó la camisa que siguió el mismo rumbo que su chaqueta. Salió se sus zapatos, se quito las medias y como en cámara lenta se acercó a mí. A medida que se acercaba yo me sentía mas pequeña. Por un momento pensé que era mi dueño. Que siempre lo había sido. Que había nacido para ser su sierva. Y comencé a temblar, suave, imperceptiblemente, pero también de manera inevitable. Tomo mi cuello con sus manos y volvió a besarme. El mismo beso del camerino. El mismo ímpetu, salvaje. La misma depredación del cazador seguro de tener a su presa en la trampa. Cerré los ojos y perdí la conciencia y el control. No se en que momento me quitó mi remera de dormir, pero allí estaba yo totalmente desnuda parada en medio de las dos camas, y su boca repasaba por enésima vez mis pechos jugueteando con mis pezones. Un volcán dentro mío, estaba a punto de hacer erupción. Pero lo más morboso, lo mas excitante era el silencio absoluto, sólo interrumpido por el ruido del chupeteo de su boca. De una boca anónima, sin nombre, sin origen, sin pasado y sin futuro. Todo presente, pero un presente del cual no pensaba apartarme. Lo único que existía era esa boca que me recorría sin pausa.
En un momento desabrochó su pantalón y lo dejó caer. Su boxer también se deslizó hacia el suelo y el salió ágilmente de la ropa. Su mano tomó la mía y la llevó hasta su sexo. Allí, latiendo caliente, me sorprendió encontrar una vara descomunal. Mi mano apenas podía abarcar su tallo, y parte de él y su cabeza sobresalían por encima de mi mano. Comencé a masturbarlo lentamente cuando su mano tomó posesión de mi sexo, y luego de jugar un rato con él, sus dedos comenzaron a penetrarlo suavemente. Mis piernas se separaron instintivamente .
Tomándome de los hombros me hizo girar hasta acostarme en la cama y con su boca comenzó a darle a mi sexo el mismo tratamiento que le había dado a mi boca. Jamás había tenido sexo oral. Mi esposo no era muy afecto y yo lo consideré siempre como algo impuro. Cerré los ojos, tapé mi cara con la almohada y aferrándome de ella con uñas y dientes, bramaba de placer. Traté de controlar lo que iba a ocurrir pero no pude. El volcán que tenía adentro estalló, haciéndome volar en mil pedazos. El orgasmo llegó con tal fuerza que quede semiinconsciente. Mis gritos se ahogaron por suerte en la almohada, porque no hubiera podido explicar como se habían producido. Dos orgasmos en un par de horas, era algo que jamás había experimentado. A veces tenía algunos con mi esposo, pero no todas las veces que habíamos el amor. De vez en cuando. Lo de hoy no había pasado jamás.
El macho me dejó terminar mi orgasmo, y suavemente se acostó sobre mí, retirando la almohada de mi rostro. Vio mis lágrimas de placer, porque hasta había llorado en el clímax. Me besó en los ojos, en las mejillas, en toda la cara, y lentamente fue ubicándose entre mis piernas. Con horror imaginé lo que pasaría. Iba a ser infiel. Me iba a poseer otro hombre. Tenía que evitarlo, tenía que evitarlo. Abrí los ojos y lo mire suplicando, pero esos ojos verdes turbios de lujuria no me dieron ninguna posibilidad.
La punta de su verga se apoyó entre mis labios vaginales. Cuando empujó apenas, mis labios se abrieron para dejar pasar al invasor, lo que no era fácil dado su grosor, y gemí, no se si de dolor o de placer, o solo como la última manera de oponerme a lo que sabía que era inevitable.
Su boca de inmediato se apoderó de la mía, para que me quedara en silencio, y tomándome del cuello, mientras me besaba, se movió hacia arriba y sentí algo caliente y enorme que me poseía. Traté de gritar, pero afortunadamente su boca no me lo permitió, y despacio siguió empujando, retirándose y al volver entrando un poco más. En cuestión de minutos me sentí totalmente llena. Estaba adentro mío hasta las cachas. Sentía sus pelotas grandes y duras golpear contra mis nalgas cuando arremetía hasta el fondo.
Cuando me adapté a su verga, dejó mi boca y se dedicó a mirarme mientras tiraba. Su rostro se suavizó. Su gesto de lujuria se transformó en placer y como una máquina bien aceitada entraba y salía de mi cuerpo. Jamás había recibido este tratamiento. En un par de minutos volví a morder la almohada cuando un nuevo orgasmo me barrió, pero como el pistoneo seguía, este no se terminó, sino que siguió, y siguió, y siguió por largos minutos. Por un momento pensé que iba a volar. Luego pensé que me iba a morir. Lloré de placer y con voz queda empecé a pedirle más.
- Por favor, dame todo, dame todo, susurraba a su oído cuando su rostro se acercaba a chupar mis tetas.
- Partime en dos, partime en dos, supliqué desesperada tratando de que esta posesión salvaje terminara.
Por fin, me quité la almohada y lo miré, y su rostro me enloqueció. Estaba al borde del orgasmo, no aguantaba más, y efectivamente, sentí que su verga se alargaba, se endurecía, y mientras sus ojos se ponían en blanco, un líquido espeso y caliente golpeó contra mi matriz, quemándome por dentro, e inundándome como nunca. Su orgasmo duró un buen rato y escondió su rostro al costado del mío para ahogar sus gritos de placer. Por fin, se quedó quieto sobre mí.
Respiré aliviada. Todo había terminado. Miré el reloj. La 1,30. Una hora estuvimos tirando. Me sentía totalmente destruida.
Su verga morcillona salió de mi vagina, y detrás de ella un verdadero río de semen. Agradecí usar Diu, porque este animal me podría haber hecho trillizos. Recién en ese momento caí en la cuenta de que no usó protección, pero ya era tarde para reclamar. Me había llenado con su leche hasta el último rincón de mi sexo.
En ese momento, avanzó sobre mi cuerpo y colocando sus piernas a los lados de mi cara me ofreció su verga chorreante. Sabía lo que quería, pero nunca lo había hecho ni siquiera con mi esposo. Me resistí
- No, dije negando con la cabeza.
Tomo su verga y la frotó por toda mi cara, dejando nuestros líquidos como si fueran una máscara facial sobre mi rostro. Me indigne ante esto, pero el volvió a ofrecerme su verga.
- Nunca lo hice, expliqué.
- Esta noche vas a hacer muchas cosas que nunca hiciste. Disfruta. Te aseguro que vale la pena, dijo acariciándome con ternura.
Lo miré a los ojos . Ese macho me había hecho gozar como nadie lo había hecho jamás. Y para colmo nunca lo volvería a ver. ¿ Qué riesgo había?, y lentamente, mi lengua capturó la cabeza de su vara. Al principio me limité a lamerla. Ese sabor almizcleño tan viril, me entraba por las fosas nasales, y debo reconocer que producía un efecto impensado. Mis pezones se endurecieron. El lo notó y comenzó a pellizcarlos suavemente. Luego una de sus manos buscó mi enchastrado sexo y jugueteó con mi clítoris. Mi boca se abrió de placer y el avanzó haciendo que la cabeza de su verga entrara en mi boca.
Luego de un rato la sacó.
- Vamos a hacer números, me dijo, cosa que no entendí, pero cuando se acostó boca arriba y me obligó a darme vuelta comprendí claramente. Su boca comenzó a chupar mi vagina y su vara quedaba a la altura de mi boca a mi entera disposición. Sentir su boca en mi sexo y meterme su verga en la boca hasta el fondo fue todo uno. Tuve arcadas y debí sacarla un poco, pero al rato ya le había tomado el ritmo y puedo asegurar que si bien no la tragaba toda, era bastante lo que albergaba en mi boca, hasta ese momento virgen de toda verga.
Cuando sus manos acompañaron a su boca y comenzaron a juguetear con mi sexo, me pareció volar, y cuando aprovechando la humedad uno de sus dedos penetró mi ano, hubiera aullado de placer si no hubiera tenido la boca totalmente ocupada. Y es que esa verga comenzaba a resucitar. Latía y se levantaba y ya me costaba tenerla en la boca. Por fin se endureció como un poste. Yo estaba totalmente descontrolada, como nunca. El tratamiento que me estaban dando allí abajo me había vuelto totalmente loca. Giré y tomando su verga la ubiqué en posición y me dejé caer sobre ella empalándome hasta el fondo, para luego empezar a saltar sobre ella como una desquiciada.
El macho me miraba con placer y me dejaba hacer. Puso sus manos detrás de su cabeza y me miraba con picardía mientras yo cabalgaba como una amazona, sobre esa vara de carne dura y caliente.
Al rato acabé nuevamente, cayendo sobre él.
- Ahora te voy a cabalgar yo, me dijo, saliendo de debajo mío.
Me tomó de la cintura y me acomodó sobre mis rodillas y mis codos en el borde de la cama y el de pie detrás mio, se acomodó. Di vuelta mi cabeza hacia el costado, y allí en el espejo podía ver en todo su esplendor esa verga que me iba a poseer nuevamente. Vi como fue entrando, al mismo tiempo que la sentía y luego pude ver como el mete y saca me dominaba por completo . Sus manos tomaron mis hombros para empujarse con más comodidad. Luego de un rato una de sus manos dejó mis hombros y , mojándola en mis líquidos comenzó a juguetear con mi ano, hasta conseguir meterme un dedo, lo que me provocó espasmos de placer y dolor. Luego de un rato, ya eran dos los dedos que me violaban sin pausa y yo cerré los ojos para gozar plenamente. De pronto, su verga salió de mi sexo. Me quedé quieta pensando que la había sacado para acabar, pero de pronto algo muy grueso empujó mi esfínter. Al mismo tiempo su mano tapó mi boca.
- Shhh, querida. Sin gritar. En unos minutos la tendrás adentro y sabrás lo que es pertenecer a un macho, dijo con voz gruesa y pastosa por el deseo.
Con la boca tapada no podía gritar, pero sabía que tampoco podía hacerlo porque mis compañeros me escucharían desde las otras habitaciones, solo pude aguantar las arremetidas. Cuando la cabeza cruzó mi esfínter creí que me partiría, pero luego de un rato las sensaciones comenzaron a ser más placenteras. A los 5 minutos ya me tiraba hacia atrás para que me la metiera toda. El orgasmo que alcancé fue fabuloso y caí sobre la cama al aflojarse mis rodillas. El macho vino conmigo y mientras caímos se vació en mi tripa. Quedamos allí los dos destruidos. Su verga fue saliendo lentamente y sin querer nos quedamos dormidos.
Al rato me desperté sobresaltada. Miré el reloj. Las 5 de la mañana, y a mi lado el macho dormía como un lirón. Me aterroricé. Si volvía Raquel lo encontraría acá, así que lo desperté.
Abrió los ojos y me miró. Sin más volvió a besarme.
- Basta, dije, tienes que irte, ya conseguiste lo que querías.
- No todavía. Ven y chupa, me ordenó.
Miré su verga que estaba recuperándose y girando la metí en mi boca. El se acostó y se quedó con los ojos cerrados. Chupé y chupé, jugando con sus pelotas, hasta que se puso totalmente dura.
- Ahora voy a regar con mi semen el último agujero que me queda para que seas totalmente mía.
Me asusté y quise soltar su verga, pero retuvo mi cabeza y un líquido grumoso y caliente golpeó mi garganta y llenó mi boca.
- Traga, vamos, traga. Hoy te recibirás de hembra, me dijo en los estertores de su orgasmo. Y fue lo que hice, tragué, limpié, chupé y lo dejé totalmente satisfecho. Por suerte ya tenía poco para darme. Con su primer orgasmo seguramente me hubiera ahogado en leche.
Sin decir nada se levantó, se vistió sin prisa, me besó y se dirigió a la puerta.
- Ha sido una noche especial Carmen, dijo demostrando que sabía mi nombre. Cuando ande cerca de tu pueblo me comunicaré contigo, dijo sonriendo y se fue cerrando al puerta suavemente.
Quedé allí destruida. Despacio me organicé. Me duché y volví a ponerme mi remerón de dormir. Las sabanas estaban hechas un desastre de lamparones de semen y líquidos, así que las cambié con la cama de mi amiga que no vendría a dormir. Con mi perfume tapé el olor a macho que había y abrí la ventana para que el aire se renovara. Luego me dormí hasta el desayuno.
Luego de desayunar preparamos todo para la actuación de esa mañana y ya nada ocurrió fuera de lo normal. Luego de la actuación partimos de regreso y a la tarde estábamos en nuestro pueblo.
Mi familia me estaba esperando. La excusa del cansancio me sirvió para recuperarme antes de tener sexo con mi esposo. Ese sexo pleno de amor.... Y de rutina. Pensé que, en realidad, yo estaba para otra cosa.

13 comentarios - La rivalidad es mala consejera ( 2da parte y final?)

Vasco1963
Excelente!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
jeanpierre3
espectacular, excelente relato!!!
megamotomel2
Muy bueno!!! A la carmen le empezo a gustar la pija!!!
vergacorti
excelente historia! mis puntos para vos hermosa
sr-DAVIDZ18
EXECELENTISICIMO post . Pulga53 , pero la ultima Frase que escribiste ( Pensé que, en realidad, yo estaba para otra cosa. ) me quedo retumbando & dando vueltas en mi cabeza. nose si no la entendi pero ; me podrias decir ha que te refieres con ella?
pulga53
La idea es que descubre que con la fidelidad no alcanza. En la variedad está el gusto.
viciosomdq
Buenísimo master!!!
Soy sincero: Guardo para leer mas tarde, pero ya lo que ví me gustó. Un capo. 👏 👏 👏
garrote2373
Valió la pena leer la primera parte para disfrutar de toda la historia.