Hola!!!! Para empezar debo decir que no me gusta eso de "hola poringueros y poringueras", me suena, no se... a Tinelli... a la presidenta... ayyyy, cruz diablo!!!!!! Bue'... vamos a lo nuestro y dejemos las humoradas para otro momento (y otra página...).
Esto que les voy a contar lo vine maquinando hace bastante tiempo. Cuando lo descubrí a mi marido en Poringa! haciendo sus relatos tuve una sensación extraña.
¿Qué hace un tipo en una página porno sin hacerse la paja y a cambio de eso escibiendo historias? Aquel día, lejos de enojarme, me puse a leer sus relatos y casi sin darme cuenta mi conchita se mojaba. Seguía leyendo y me acariciaba, invadida por una enorme calentura.
Confieso haber visto alguna peli hace muchos años, con mis compañeras de la facu mientras nos fumábamos algún porrito; pero desconocía la existencia de esta página. Y a medida que iba viendo videos, imágenes, y relatos mi cabeza se empezó a llenar de ideas que hasta hace poco tiempo me resultaban absurdas.
Mi marido fantasea verme cojiendo con un negro bien cargado y la verdad la idea no me disgusta, pero con franqueza, mi verdadera fantasía es pajearme mientras mi marido se coje una buena hembra.
Pensé en contratar una prostituta, pero estoy en contra de la trata de personas y no me parece correcto fomentar el negocio. Ya saben, sin clientes no hay trata!!!!!!
Fue así que estaba en una verdadera encrucijada. ¿Cómo cumplir con esta fantasía? Una cosa es aceptar que mi marido se acueste con otra, pero el tema es con quien....
Por esos días me encontré con una amiga que hacía muchísimo tiempo que noveía.
- Hola Silvina!!! Tanto tiempo!!!! -la saludé efusivamente.
- Hola Roxy -me contestó con tristeza -Mi marido me dejó hace un par de meses por una pendeja -agregó entre lágrimas.
No quiero caer en detalles que no viene al caso pero su historia me había conmovido, y como lloraba desconsoladamente preferí acordar una reunión en casa. Fue así que un sábado, aprovechando que ni mi marido ni los chicos estaban, nos juntamos en casa y nos pusimos al día con los chismes. El tiempo pasó y las cosas se fueron acomodando, Silvina fue calmando sus penas y aproveché para amigarla con mi marido (fueron compañeros de trabajo y no se llevaron bien) y compartir alguna reunión en nuestras casas. En una de esas reuniones, pasados un poco de alcohol, empezamos a jugar al poker; pero, para hacerlo más divertido, en lugar de apostar dinero, hicimos prenda o castigo... Pero el castigo tenía que ser una fuerte confesión de índole sexual, algún relato o alguna fantasía, etc. Ustedes me entienden...
En la primera mano la suertuda de Silvina ligó una buena mano, así que, como buena ganadora reclamó prenda para mi y castigo para mi marido. Lo mío fue fácil, me quité una blusa; lo de mi marido fue más complicado, tenía que contestar si conocía alguna infidelidad mía. Su respuesta fue un balbuceante "si.. bah, eso creo..." Las dos nos morimos de la risa...
En las siguientes tres manos mi marido ligó buenas cartas y nos dejó a las dos semidesnudas. Silvina colgaba una cadenita de oro finita con un dije de una nena; y además tenía un juego de lencería de encajes muy sexy color borravino, las copas de su brassier parecían pequeños para los pechos de mi amiga y sobre ellos asomaban las aureolas. Yo, bastante borrachita, solo tenía una tanga blanca y mis pezones parecía apuntarles a ellos.
En la mano posterior mi suerte no podía ser mejor, gané la mano y le pedí una prenda que tenían que cumplir mi marido y mi amiga; cumplir mi fantasía.
-¡¿Qué decís Roxy?! ¿Estás loca? -preguntó extrañada Silvina ante la propuesta.
-Para nada -le contesté. -¿Me vas a decir que mi marido no te gusta? -agregué.
Su respuesta evidenciaban algo de incomodidad mezclado con la sinceridad que sale cuando alguien está bebida.
-Bue'... si...emmm...si, me gusta. ¿Pero, me estás pidiendo que me acueste con él? Pero... nada... ¡¡¡¡Siempre me calentó tu marido!!!! -agregó de golpe venciendo sus prejuicios.
Más allá que al final terminó cediendo me gustó que mi amiga me cuestionara hasta el final pero, por sobre todo, me calentó hasta el hartazgo. Mi conchita se humedecía a cada segundo, mi respiración se entrecortaba y ver la linda pija de mi marido me hacía acabar casi sin tocarme.
Mi amiga aún estaba petrificada por las dudas pero mi marido rompió el hielo. Se acercó a ella y le comió la boca de un apasionado beso de lengua mientras sus traviesas manos desprendían el broche del brassier y dejaban al desnudo sus prominentes pechos. Con tan poco, en el preludio del acto sexual, mis dedos jugaban con mi clítoris en suaves caricias. Una electricidad recorría mi cuerpo como respuestas a los primeros orgasmos. Gritaba como una loca, caliente de ver a mi gordito como gozaba con mi amiga.
Mi marido y mi amiga se entrelazaron en el sillón con un 69 donde sus cuerpos parecían ser solo uno. Sil no gritaba, tenía un gemido muy particular, como si estubiera ronca. Se escuchaba un hilo de voz, pero su cuerpo se retorcía espasmódicamente ante cada orgasmo. Al cabo de un rato mi marido le llenó de leche la boca a Sil, algo que con gusto recibió.
Parecieron hacer una pausa, mi marido se recuperaba rapidamente mientras Sil acariciaba con el filo de sus largas uñas sus testículos. Ella me vio de reojo muy excitada y con una leve sonrisa maliciosa le pidió a mi marido que le haga la cola.
-¡¡¡Dale grandote!!! ¡¡¡ Rompeme la cola y que nos vea la cornuda de tu mujer!!!
Aquellas palabras, lejos de herirme, no hizo más que calentarme mucho más.
Sobreexcitada y alentando a mi marido agrego -¡¡¡Dale mi amor!!! ¡¡¡ Dejame unos lindos cuernos!!! ¡¡¡Rompele la cola a esa putita!!! -agregué.
Mi marido acomodó a Sil de modo tal que quedara cara a cara conmigo y con sus dedos empezó a dilatar el ano de ella para poder recibir una generosa porción de carne.
Los dedos de mi marido son gruesos y a medida que iba agregando uno por uno ella gritaba de dolor al principio, pero luego se amacaba para que fueran bien al fondo de su culo. De pronto veo en la cara de Sil que abrió bruscamente los ojos, pegó un grito casi desesperante y casi lagrimeando empezó a ser penetrada por su cola. El movimiento fue lento, con el pene de mi marido podía lastimar seriamente a mi amiga y no era mi deseo. Luego de unos minutos Sil se relajó y empezó a recibir todo el empuje y la fuerza de los 20 X 6 del pene de mi marido. Ella se movía lentamente para adelante y para atrás, y sus pechos con la cadenita acompañaban en un movimiento pendular. Mi amiga apoyaba las manos en la mesita donde hacía escasos minutos jugábamos poker, y gritaba enloquecida. Yo me levanto y la beso en la boca apasionadamente. Minutos después mi marido cargaba el culo de mi amiga con abundante esperma que después corría entre sus piernas.
Con un fuerte beso agradecí a mi marido por tan lindos cuernos que me puso.
Esto que les voy a contar lo vine maquinando hace bastante tiempo. Cuando lo descubrí a mi marido en Poringa! haciendo sus relatos tuve una sensación extraña.
¿Qué hace un tipo en una página porno sin hacerse la paja y a cambio de eso escibiendo historias? Aquel día, lejos de enojarme, me puse a leer sus relatos y casi sin darme cuenta mi conchita se mojaba. Seguía leyendo y me acariciaba, invadida por una enorme calentura.
Confieso haber visto alguna peli hace muchos años, con mis compañeras de la facu mientras nos fumábamos algún porrito; pero desconocía la existencia de esta página. Y a medida que iba viendo videos, imágenes, y relatos mi cabeza se empezó a llenar de ideas que hasta hace poco tiempo me resultaban absurdas.
Mi marido fantasea verme cojiendo con un negro bien cargado y la verdad la idea no me disgusta, pero con franqueza, mi verdadera fantasía es pajearme mientras mi marido se coje una buena hembra.
Pensé en contratar una prostituta, pero estoy en contra de la trata de personas y no me parece correcto fomentar el negocio. Ya saben, sin clientes no hay trata!!!!!!
Fue así que estaba en una verdadera encrucijada. ¿Cómo cumplir con esta fantasía? Una cosa es aceptar que mi marido se acueste con otra, pero el tema es con quien....
Por esos días me encontré con una amiga que hacía muchísimo tiempo que noveía.
- Hola Silvina!!! Tanto tiempo!!!! -la saludé efusivamente.
- Hola Roxy -me contestó con tristeza -Mi marido me dejó hace un par de meses por una pendeja -agregó entre lágrimas.
No quiero caer en detalles que no viene al caso pero su historia me había conmovido, y como lloraba desconsoladamente preferí acordar una reunión en casa. Fue así que un sábado, aprovechando que ni mi marido ni los chicos estaban, nos juntamos en casa y nos pusimos al día con los chismes. El tiempo pasó y las cosas se fueron acomodando, Silvina fue calmando sus penas y aproveché para amigarla con mi marido (fueron compañeros de trabajo y no se llevaron bien) y compartir alguna reunión en nuestras casas. En una de esas reuniones, pasados un poco de alcohol, empezamos a jugar al poker; pero, para hacerlo más divertido, en lugar de apostar dinero, hicimos prenda o castigo... Pero el castigo tenía que ser una fuerte confesión de índole sexual, algún relato o alguna fantasía, etc. Ustedes me entienden...
En la primera mano la suertuda de Silvina ligó una buena mano, así que, como buena ganadora reclamó prenda para mi y castigo para mi marido. Lo mío fue fácil, me quité una blusa; lo de mi marido fue más complicado, tenía que contestar si conocía alguna infidelidad mía. Su respuesta fue un balbuceante "si.. bah, eso creo..." Las dos nos morimos de la risa...
En las siguientes tres manos mi marido ligó buenas cartas y nos dejó a las dos semidesnudas. Silvina colgaba una cadenita de oro finita con un dije de una nena; y además tenía un juego de lencería de encajes muy sexy color borravino, las copas de su brassier parecían pequeños para los pechos de mi amiga y sobre ellos asomaban las aureolas. Yo, bastante borrachita, solo tenía una tanga blanca y mis pezones parecía apuntarles a ellos.
En la mano posterior mi suerte no podía ser mejor, gané la mano y le pedí una prenda que tenían que cumplir mi marido y mi amiga; cumplir mi fantasía.
-¡¿Qué decís Roxy?! ¿Estás loca? -preguntó extrañada Silvina ante la propuesta.
-Para nada -le contesté. -¿Me vas a decir que mi marido no te gusta? -agregué.
Su respuesta evidenciaban algo de incomodidad mezclado con la sinceridad que sale cuando alguien está bebida.
-Bue'... si...emmm...si, me gusta. ¿Pero, me estás pidiendo que me acueste con él? Pero... nada... ¡¡¡¡Siempre me calentó tu marido!!!! -agregó de golpe venciendo sus prejuicios.
Más allá que al final terminó cediendo me gustó que mi amiga me cuestionara hasta el final pero, por sobre todo, me calentó hasta el hartazgo. Mi conchita se humedecía a cada segundo, mi respiración se entrecortaba y ver la linda pija de mi marido me hacía acabar casi sin tocarme.
Mi amiga aún estaba petrificada por las dudas pero mi marido rompió el hielo. Se acercó a ella y le comió la boca de un apasionado beso de lengua mientras sus traviesas manos desprendían el broche del brassier y dejaban al desnudo sus prominentes pechos. Con tan poco, en el preludio del acto sexual, mis dedos jugaban con mi clítoris en suaves caricias. Una electricidad recorría mi cuerpo como respuestas a los primeros orgasmos. Gritaba como una loca, caliente de ver a mi gordito como gozaba con mi amiga.
Mi marido y mi amiga se entrelazaron en el sillón con un 69 donde sus cuerpos parecían ser solo uno. Sil no gritaba, tenía un gemido muy particular, como si estubiera ronca. Se escuchaba un hilo de voz, pero su cuerpo se retorcía espasmódicamente ante cada orgasmo. Al cabo de un rato mi marido le llenó de leche la boca a Sil, algo que con gusto recibió.
Parecieron hacer una pausa, mi marido se recuperaba rapidamente mientras Sil acariciaba con el filo de sus largas uñas sus testículos. Ella me vio de reojo muy excitada y con una leve sonrisa maliciosa le pidió a mi marido que le haga la cola.
-¡¡¡Dale grandote!!! ¡¡¡ Rompeme la cola y que nos vea la cornuda de tu mujer!!!
Aquellas palabras, lejos de herirme, no hizo más que calentarme mucho más.
Sobreexcitada y alentando a mi marido agrego -¡¡¡Dale mi amor!!! ¡¡¡ Dejame unos lindos cuernos!!! ¡¡¡Rompele la cola a esa putita!!! -agregué.
Mi marido acomodó a Sil de modo tal que quedara cara a cara conmigo y con sus dedos empezó a dilatar el ano de ella para poder recibir una generosa porción de carne.
Los dedos de mi marido son gruesos y a medida que iba agregando uno por uno ella gritaba de dolor al principio, pero luego se amacaba para que fueran bien al fondo de su culo. De pronto veo en la cara de Sil que abrió bruscamente los ojos, pegó un grito casi desesperante y casi lagrimeando empezó a ser penetrada por su cola. El movimiento fue lento, con el pene de mi marido podía lastimar seriamente a mi amiga y no era mi deseo. Luego de unos minutos Sil se relajó y empezó a recibir todo el empuje y la fuerza de los 20 X 6 del pene de mi marido. Ella se movía lentamente para adelante y para atrás, y sus pechos con la cadenita acompañaban en un movimiento pendular. Mi amiga apoyaba las manos en la mesita donde hacía escasos minutos jugábamos poker, y gritaba enloquecida. Yo me levanto y la beso en la boca apasionadamente. Minutos después mi marido cargaba el culo de mi amiga con abundante esperma que después corría entre sus piernas.
Con un fuerte beso agradecí a mi marido por tan lindos cuernos que me puso.
14 comentarios - Que lindo ver a mi marido cojer (me salió con versito)
pasaste por mis aportes a la comunidad?
comentar es el mejor agradecimiento.
asi que asi te digo GRACIAS.
Muy caliente!
Gracias por compartir